WhatsApp-Facebook: la unión hace la fuerza a costa del usuario
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Pocas empresas son capaces de invertir (o gastar) 15.000 millones de euros en una aplicación para dispositivos móviles. Pocas, por no decir ninguna, verían negocio en tal operación financiera. Facebook sí lo hizo. En 2014, cuando decidió adquirir WhatsApp. Y porque tenía un objetivo claro desde el principio: hacerse con los datos de millones y millones de usuarios, personas con nombres y apellidos, para potenciar su estrategia publicitaria y conocerlos aún más. Y tiene ante sí una verdadera mina de oro: información personal de numerosas personas que, inocentemente, ceden gratuitamente su vida digital al mejor postor. Y, todo, para mejorar el servicio, dice la compañía norteamericana. «Mejorar», un eufemismo de garantizarse el futuro como negocio publicitario, que en último trimestre le han ayudado a ganar la friolera suma de 3.200 millones de euros. Ahí es nada. Los gigantes de internet, a menudo, por no decir siempre, acuden a una narrativa y un estilo jurídico ambiguo para la presentación de las condiciones de uso de sus servicios, muchos de ellos, plataformas que forman parte de la vida diaria de muchas personas. Tras cuatro años de silencio estamos ante la primera actualización de WhatsApp en este sentido, provocada precisamente por esta fusión con Facebook. «El problema e sque hay un vicio importante de base ya en inicio, que es cómo consientes tú la cesión de tus datos», asegura a este diario Sergio Carrasco, abogado especializado en derecho tecnológico en Fase Consulting. La narrativa europea en protección de datos -recuerda este experto- está tratando de reforzar la idea de «consentimiento expreso» para este tipo de casos en los que se cambian los protocolos de uso de estos servicios que, efectivamente, y como se da por sentado, casi nadie suele leerlos exhaustivamente. La estrategia de WhatsApp (y, por ende, Facebook) ha sido la de presentar un formulario cuya casilla aparece activada por defecto, algo ilegal según los expertos consultados, y que además no se encuentra en la primera capa para dar esta autorización. Es en la letra pequeña, en los matices, donde se encuentra el negocio. «El consentimiento tiene que ser expreso y no se debe marcar por defecto, eso está totalmente prohibido». El caso es que el usuario «no tiene conocimiento» del alcance de los datos que está permitiendo. «Uno de los términos que se comparten son los propios que identifican tu dispositivo, por lo que a través de internet el sistema puede saber dónde está tu dispositivo y crear un perfil mejor, así como la agenda de contactos para crear una enorme red de contactos enorme», explica este experto. La situación va incluso a más, puesto que, a partir de ahora, Facebook tendrá en su poder mil millones de números de teléfono procedentes de los usuarios de WhatsApp y, a su vez, a otros tantos ya que la aplicación tiene acceso a la agenda de contactos de los dispositivos. «Legalmente no está tan sencillo obtener estos datos, por eso esconden la autorización, para otorgarlos por defecto», insiste. Si bien es cierto, aceptar los términos de uso es opcional, puesto que posteriormente, el usuario puede dirigirse a Ajustes/Cuenta de la aplicación y revocar el acceso, pero esta operación solo estará disponible durante los treinta primeros días de haber recibido el formulario. Una de las primeras críticas al respecto es el miedo a que Facebook, un gigante cada vez más grande, es que ahora tendrá el número de teléfono. Aunque sea algo nimio y banal, a muchos usuarios les preocupa el hecho de que pueda compartirlo con sus anunciantes. «Pero esto no es una novedad. En la gran mayoría de casos, Facebook ya tiene tu teléfono móvil, desde hace más de un año. La novedad es que ahora Facebook tendrá algunos datos de cómo y con quién usas tu Whatsapp. Por eso, el cambio va a influir más en la primera que en la segunda», considera Bruno Vázquez-Dodero, director de AulaCM, escuela de Comunicación y Marketing Digital. En su opinión, la única novedad en el uso de esta aplicación de mensajería es que quizás podamos recibir algún mensaje privado sobre algo de nuestro interés. «La propia compañía ha puesto un ejemplo confuso sobre un posible retraso de un vuelo y de cómo sería interesante para todos que nos informaran por WhatsApp. Y digo que este caso es confuso porque está todavía por ver cómo va a saber Facebook que nosotros teníamos ese vuelo. En cualquier caso, esto realmente ya estaba sucediendo en algunos casos cuando nosotros le dábamos el teléfono móvil a la compañía de vuelo», sostiene. «A Facebook le interesa ser menos intrusiva y ser más relevante e interesante para sus usuarios», añade, al tiempo que considera que con estas novedades la compañía consigue dos cosas: por un lado, sugerir mejores contactos a los usuarios según su agenda de WhatsApp y, por otro, mostrar anuncios más interesantes a los usuarios de Facebook. ¿Qué sucederá ahora entonces? «Creo que no debería afectar mucho. A priori lo que va a suceder es que Facebook te recomendará algunos amigos y te mostrará las publicaciones de aquellos con quienes hables más por Whatsapp. Siempre tienes la posibilidad de no agregar esos amigos y ocultar las publicaciones de alguien a quien no quieras ver en Facebook». Por lo pronto, y de cara a tranquilizar a los usuarios menos benevolentes con este tipo de movimientos propios del sector, la Agencia Española de Protección de Datos ha indicado que vigilará atentamente los nuevos términos de uso de esta popular aplicación. «Como se hace habitualmente cuando surgen inquietudes con respecto al impacto sobre la privacidad y la protección de datos de los ciudadanos, estamos estudiando los cambios introducidos por la compañía de mensajería en sus términos de uso y política de privacidad», adelantan fuentes del regulador nacional.
Pocas empresas son capaces de invertir (o gastar) 15.000 millones de euros en una aplicación para dispositivos móviles. Pocas, por no decir ninguna, verían negocio en tal operación financiera. Facebook sí lo hizo. En 2014, cuando decidió adquirir WhatsApp. Y porque tenía un objetivo claro desde el principio: hacerse con los datos de millones y millones de usuarios, personas con nombres y apellidos, para potenciar su estrategia publicitaria y conocerlos aún más. Y tiene ante sí una verdadera mina de oro: información personal de numerosas personas que, inocentemente, ceden gratuitamente su vida digital al mejor postor. Y, todo, para mejorar el servicio, dice la compañía norteamericana. «Mejorar», un eufemismo de garantizarse el futuro como negocio publicitario, que en último trimestre le han ayudado a ganar la friolera suma de 3.200 millones de euros. Ahí es nada. Los gigantes de internet, a menudo, por no decir siempre, acuden a una narrativa y un estilo jurídico ambiguo para la presentación de las condiciones de uso de sus servicios, muchos de ellos, plataformas que forman parte de la vida diaria de muchas personas. Tras cuatro años de silencio estamos ante la primera actualización de WhatsApp en este sentido, provocada precisamente por esta fusión con Facebook. «El problema e sque hay un vicio importante de base ya en inicio, que es cómo consientes tú la cesión de tus datos», asegura a este diario Sergio Carrasco, abogado especializado en derecho tecnológico en Fase Consulting. La narrativa europea en protección de datos -recuerda este experto- está tratando de reforzar la idea de «consentimiento expreso» para este tipo de casos en los que se cambian los protocolos de uso de estos servicios que, efectivamente, y como se da por sentado, casi nadie suele leerlos exhaustivamente. La estrategia de WhatsApp (y, por ende, Facebook) ha sido la de presentar un formulario cuya casilla aparece activada por defecto, algo ilegal según los expertos consultados, y que además no se encuentra en la primera capa para dar esta autorización. Es en la letra pequeña, en los matices, donde se encuentra el negocio. «El consentimiento tiene que ser expreso y no se debe marcar por defecto, eso está totalmente prohibido». El caso es que el usuario «no tiene conocimiento» del alcance de los datos que está permitiendo. «Uno de los términos que se comparten son los propios que identifican tu dispositivo, por lo que a través de internet el sistema puede saber dónde está tu dispositivo y crear un perfil mejor, así como la agenda de contactos para crear una enorme red de contactos enorme», explica este experto. La situación va incluso a más, puesto que, a partir de ahora, Facebook tendrá en su poder mil millones de números de teléfono procedentes de los usuarios de WhatsApp y, a su vez, a otros tantos ya que la aplicación tiene acceso a la agenda de contactos de los dispositivos. «Legalmente no está tan sencillo obtener estos datos, por eso esconden la autorización, para otorgarlos por defecto», insiste. Si bien es cierto, aceptar los términos de uso es opcional, puesto que posteriormente, el usuario puede dirigirse a Ajustes/Cuenta de la aplicación y revocar el acceso, pero esta operación solo estará disponible durante los treinta primeros días de haber recibido el formulario. Una de las primeras críticas al respecto es el miedo a que Facebook, un gigante cada vez más grande, es que ahora tendrá el número de teléfono. Aunque sea algo nimio y banal, a muchos usuarios les preocupa el hecho de que pueda compartirlo con sus anunciantes. «Pero esto no es una novedad. En la gran mayoría de casos, Facebook ya tiene tu teléfono móvil, desde hace más de un año. La novedad es que ahora Facebook tendrá algunos datos de cómo y con quién usas tu Whatsapp. Por eso, el cambio va a influir más en la primera que en la segunda», considera Bruno Vázquez-Dodero, director de AulaCM, escuela de Comunicación y Marketing Digital. En su opinión, la única novedad en el uso de esta aplicación de mensajería es que quizás podamos recibir algún mensaje privado sobre algo de nuestro interés. «La propia compañía ha puesto un ejemplo confuso sobre un posible retraso de un vuelo y de cómo sería interesante para todos que nos informaran por WhatsApp. Y digo que este caso es confuso porque está todavía por ver cómo va a saber Facebook que nosotros teníamos ese vuelo. En cualquier caso, esto realmente ya estaba sucediendo en algunos casos cuando nosotros le dábamos el teléfono móvil a la compañía de vuelo», sostiene. «A Facebook le interesa ser menos intrusiva y ser más relevante e interesante para sus usuarios», añade, al tiempo que considera que con estas novedades la compañía consigue dos cosas: por un lado, sugerir mejores contactos a los usuarios según su agenda de WhatsApp y, por otro, mostrar anuncios más interesantes a los usuarios de Facebook. ¿Qué sucederá ahora entonces? «Creo que no debería afectar mucho. A priori lo que va a suceder es que Facebook te recomendará algunos amigos y te mostrará las publicaciones de aquellos con quienes hables más por Whatsapp. Siempre tienes la posibilidad de no agregar esos amigos y ocultar las publicaciones de alguien a quien no quieras ver en Facebook». Por lo pronto, y de cara a tranquilizar a los usuarios menos benevolentes con este tipo de movimientos propios del sector, la Agencia Española de Protección de Datos ha indicado que vigilará atentamente los nuevos términos de uso de esta popular aplicación. «Como se hace habitualmente cuando surgen inquietudes con respecto al impacto sobre la privacidad y la protección de datos de los ciudadanos, estamos estudiando los cambios introducidos por la compañía de mensajería en sus términos de uso y política de privacidad», adelantan fuentes del regulador nacional.
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