El bebé de Bridget Jones
El chick flick más esperado del año regresa con una Bridget Jones que no avanza tan rápido como el mundo que le rodea. En pijama, borracha y cantando “All by myself…”, exactamente como hace quince años, Bridget Jones nos vuelve a dar la bienvenida a su mundo. En vísperas de su cumpleaños número 43, el Londres de Bridget Jones tiene algunos cambios que no se pueden pasar por alto: la protagonista por fin ha alcanzado su peso ideal, es la exitosa productora de un serio programa de noticias, Jones ha sustituido el diario por una Tablet y el centro de Londres se ha llenado de jóvenes hip.
Pero Jones se encuentra sola otra vez. Daniel Cleaver (Hugh Gant) posiblemente ha muerto y Mark Darcy (Colin Firth) está casado con otra mujer. Mientras el mundo cambia y sus amigos más cercanos se convierten en padres, parece que la vida de Bridget no avanza al mismo ritmo.
Bridget vive en un limbo existencial en el que no es lo suficientemente mayor como para compartir las inquietudes paternales de sus amigos más cercanos, ni lo suficientemente joven como para sobrevivir con saldo blanco de un festival de música millenial.
Es ahí donde conoce a Jack Qwant (Patrick Dempsey) y se enrollan por una noche. Poco después, en su faceta de adulto responsable, Jones se encuentra con Mark Darcy en en el bautizo de su ahijado, donde se acuestan. Flash back necesario: Bridget cuenta los años perdidos entre el “felices para siempre” en el que termina la segunda película y el inicio de esta, donde vemos a un Darcy ausente y ambicioso por su carrera.
El destino le juega una broma muy típica del género al quedar embarazada y no saber si el padre es el defensor de los derechos humanos Darcy o el matemático multimillonario Qwant.
Una prueba genética para determinar la paternidad podría ser la solución más razonable, pero cuando la doctora (Emma Thompson) le advierte de un riesgo de aborto espontáneo, Jones se niega. No podía ser de otra manera, la comedia siempre elige el más largo de los caminos.
Tanto Darcy como Jack asumen la responsabilidad que conlleva la paternidad y por supuesto, la situación da lugar a muchos momentos incómodos, la leña del género de la comedia romántica.Aunque la estructura ya es conocida: dos atractivos hombres luchando por el amor de una imperfecta mujer (la vimos en la película uno y dos), el “detalle” del bebé le da mucho más peso al conflicto entre el insufrible abogado Darcy y el protípico millonario californiano techie Qwant.
Por supuesto, la vida de Jones es absolutamente irreal, con su hermoso departamento en el centro de Londres, un trabajo de envidia y dos hombres perfectos rivalizando por su amor y, sin embargo, la torpeza del personaje y su habilidad para echar todo a perder en un parpadeo hace que cualquiera se identifique y estreche lazos con Jones “tal y como es”.
Aunque el mundo de hoy y el de hace quince años sea distinto y los personajes inevitablemente hayan madurado, en el fondo hay cosas que no cambian: lo que más quiere Bridget es encontrar un lugar para ella y su bebé en un mundo de fotos de gatitos, vídeos virales y algoritmos. 8.5El regreso de Bridget Jones es una cinta bastante disfrutable y divertida si se ve como lo que es: una comedia romántica que no pretende ser un fiel reflejo del mundo real.- La nueva apariencia de Renée Zellweger no es un distractor.
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La empatía con el personaje principal es uno de los logros de la película.
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Actualización de la historia.- El personaje de Jack no está tan desarrollado y aunque funciona como arquetipo, sus motivaciones no son tan claras.
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Por momentos, se sienten forzadas las referencias a la generación millenial.
Fuente: Hipertextual
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