Los peores ordenadores de la historia
Alvy, coautor -junto con Nacho y Wicho- del popular blog de tecnología 'Microsiervos' galardonado en 2008 con un Premio Bitácoras, nos ha dado la pista para encontrar una singular recopilación publicada en el canal de YouTube «Top Media», con los peores ordenadores de la historia. ¿Te gustaría conocerlos? El tercer puesto de de este deshonroso ranking es para el Commodore 128 (1985). Este dispositivo tuvo la mala suerte de ser lanzado inmediatamente después de un super ventas como fue su hermano mayor, el Commodore 64, considerado uno de los primeros grandes ordenadores orientados a los videojuegos. Con las funcionalidades y características que se incluyeron en el 128, la compañía estadounidense intentaba atraer tanto al cliente empresarial como al usuario doméstico interesado en los videojuegos. Esta excesiva ambición (o falta de especialización, según se mire) fue precisamente su mayor hándicap llevándolo a perder cuota de mercado en ambos segmentos; los amantes de los juegos acabaron decantándose por la videoconsola Amiga, mientras que para el ámbito de los negocios, el usuario prefería las nuevas máquinas de IBM. La medalla de plata es para el Apple III (1980). Posiblemente el mayor fiasco en la historia de la compañía de Cupertino junto con la singular cámara fotográfica QuickTake. El propio CEO de Apple, Mike Markkula, llego a reconocer un año después de su lanzamiento: «Sería deshonesto por mi parte sentarme aquí y decir que es perfecto». Al margen de su cuestionable estética, muy por debajo del nivel al que la compañía de la manzana siempre ha acostumbrado a mantener, el principal problema que presentaba esta tercera gran versión es el sobrecalentamiento. Su carcasa de aluminio estaba tan ajustada que apenas permitía la ventilación. Los críticos no tardaron en aparecer comparando el ordenador con un horno capaz de fundir disquetes. Si a esto le unimos su elevado precio, que rozaba los 4.000 dólares, el cóctel para el fracaso estaba servido. Terminamos con los que, bajo el criterio de los creadores de esta clasificación, son los peores ordenadores de la historia: los comercializados por la compañía holandesa Packard Bell en los años 90. El motivo de esta mala fama está fundamentado en que básicamente cada «nueva» máquina estaba constituida por la misma base tecnológica año tras año, con componentes obsoletos, ensamblados en cajas de diferentes formas y tamaños y con unos diseños tan estrambóticos como poco prácticos. No hay más que verlos en el vídeo.
Fuente: ABC Tecnología
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