La historia del teclado predictivo, ese invento chino que se ha vuelto todo un fenómeno global
Nunca me había planteado cómo escribir en chino con un teclado normal. A diferencia de la mayoría de alfabetos del mundo, la escritura china es logográfica. Es decir, se basa en el uso de miles de caracteres que representan sílabas con un significado concreto y que, al juntarse, forman palabras de uso normal.
Una auténtica locura. Y más aún si pensamos en el tipo de teclado que haría falta para ello: un teclado con miles de teclas que haría enloquecer a cualquiera. Así que no es extraño que el precursor de los 'autocorrectores' y los 'teclados predictivos' fueran inventados por los mecanógrafo chinos en la década de 1950.
Las máquinas de escribir
La máquina de escribir es otro de esos inventos que han sido inventados una y otra vez. Concretamente 52 veces, según el New Yorker. Para mediados del siglo XIX ya había máquinas de escribir bastante decentes y el teclado qwerty, el estándar de facto, se creó en 1874. Pero, claro, con el alfabeto latino era fácil: incluso incluyendo números y signos de puntuación eran muy pocos caracteres.
De hecho, las lenguas alfabéticas son sencillas. El caso más extremo (el jemer camboyano) usa 72 letras y, la verdad, parece un juego de niños comparado con el sistema logográfico chino. Para hacernos una idea, escribir en chino más básico requiere unos dos mil caracteres. Se necesitan unos cuatro mil para una alfabetización razonable y, si tenemos en cuenta todos los caracteres que pueden utilizarse, suman más de ochenta mil.
Por eso, las primeras máquinas de escribir chinas tuvieron que esperar a principios del siglo XX, cuando la mecánica estaba lo suficientemente desarrollada como para poder operar con un número de caracteres tan alto.
La máquina de bandeja
La primera máquina que se desarrolló fue la de bandeja. Se trataba de una máquina que tenía unos dos mil caracteres por bandeja, por lo que los mecanógrafos tenían que usar varias bandejas para poder usar las seis mil palabras que se solían usar en un ambiente administrativo. Más aún si había palabras raras.
Como vemos en la imagen, el escritor situaba el brazo mecánico sobre el tipo (que estaba boca abajo y al revés) y empujaba para sobreimprimir el carácter en el papel. Para ordenar los distintos caracteres, se comenzó a usar el mismo sistema que se usa en los diccionarios, los radicales: 214 trazos básicos con los que se pueden componer todos los caracteres de la escritura china.
El sistema permitía trabajar, pero, incluso en profesionales expertos, era muy lento. Como decía, era como buscar palabras en un diccionario para seleccionarlas. Se calcula que, de media, no podía escribir más de 20 o 30 sílabas al minuto. Es decir, entre 10 y 20 palabras. Un profesional con una máquina alfabética puede escribir 35 ó 40 palabras sin demasiado problema (y el récord mundial está en más de 150).
El fracaso de la máquina constructiva y el comienzo de los "teclados predictivos"
El proceso era tan lento y complejo que, durante toda la primera mitad del siglo XX, los ingenieros trataron de encontrar una forma de simplificar el proceso. En 1946, Lin Yutang patentó un sistema que con unas 72 teclas era capaz de crear más de 7000 caracteres. Su intención era sustituir el sistema tradicional de radicales por un sistema más parecido a los alfabetos tradicionales.
El invento de Lin pudo revolucionar la escritura china, pero nunca se llegó a fabricar. Hay quien cuenta que los problemas técnicos y los fallos de los primeros modelos frenaron los planes de expansión la nueva máquina de escribir.
Así que los mecanógrafos chinos se las tuvieron que apañar de otra forma: cambiando el orden de los caracteres de las bandejas. En definitiva, teniendo siete u ocho mil caracteres de uso relativamente usual en el contexto de un trabajo administrativo, hay caracteres que se usaban más que otros y caracteres que se usaban juntos.
Las bandejas movedizas
Pongamos un ejemplo: 'Mei·li' y 'Mei·di' comienzan por el carácter 'Mei', pero significan dos cosas bastante distintas: 'Mei·li' significa hermosa, mientras que 'Mei·di' significa imperialismo estadounidense. Por lo tanto, 'Mei' se usaba mucho con 'li' y con 'di', pero no tanto con 'ni' (el primer carácter de 'ni·hao', 'hola' en chino).
Este es un ejemplo ilustrativo, los mecanógrafos empezaron a montar las bandejas de tal forma que justo al lado de los caracteres que pulsábamos estaban las opciones más comunes. Más aún, como los caracteres suelen tener significados concretos: se empezaron a ordenar también semánticamente. Sí, las bandejas estaban en cambio casi constante, pero mejor eso que nada. Mirad, cómo cambió el carácter 'mao' en las bandejas con la llegada de los comunistas al poder.
De hecho, en la siguiente imagen podemos ver cómo progresivamente, el carácter 'mao' iría apareciendo cerca de otros caracteres con los que se escribían “comité” ('wei·yuan·hui'), “socialismo” ('she·hui·zhu·yi'), Hegel ('hei·ge') o el acrónimo de "Marxismo Leninismo" ('Ma Lie')
Hay que reconocer que el sistema funcionó bien. Si comparamos el uso de los caracteres en las primeras bandejas (que no estaban ordenadas por criterios de uso) con las bandejas optimizadas, la diferencia es sorprendente.
Escribir en chino hoy
En la actualidad, los hablantes chinos usan un teclado qwerty como el nuestro. De hecho, nosotros mismos podemos empezar a escribir en chino (tradicional o simplificado) de una forma muy sencilla: cambiando la configuración del lenguaje en nuestro ordenador y usando casi cualquier procesador de textos actual. Para ello, usan un 'pidgin' (una transcripción fonética) que permite convertir letras del alfabeto latino en caracteres chinos.
Como se puede apreciar en el vídeo, el sistema es muy parecido a uno de nuestros teclados predictivos: en cuanto se empiezan a escribir la transcripción fonética de cada carácter y el IME (Input Method Editor) nos sugiere las opciones más probables. Comparado con el alfabético, sigue siendo lento y tedioso (al menos al principio), pero, basta con ver a un usuario experto para comprobar que es muy práctico.
Tan práctico que el teclado predictivo es, hoy por hoy, un fenómeno global y hay expertos que sostienen que su uso está cambiando la forma en que nos enfrentamos a las palabras e incluso que está provocando que nos olvidemos escribir. Esto me recuerda a la polémica iniciativa de Finlandia sobre cómo enseñar a escribir (a mano o con teclado) y, como entonces, parece que lejos de perder capacidades. De hecho, si fuera un teclado, predeciría que lo que ocurre es que estamos desarrollando las nuevas habilidades que el nuevo mundo digital empieza a exigir.
Imágenes | Thomas Mullaney
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Fuente: Xataka
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