Así empezaron los mayores éxitos empresariales de la historia: con un programador que sabía lo que quería
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La revolución tecnológica nos ha cambiado la vida. Es así. El viaje por el que nos ha llevado de la mano en los últimos años ha supuesto una auténtica alteración de nuestra cotidianidad, desde la forma en que establecemos y mantenemos relaciones con el resto de individuos —redes sociales— hasta la manera en la que hacemos ejercicio —wearables deportivos— o aprendemos —con plataformas como ISDI—.
Este contexto es el resultado directo de la osadía de algunos pioneros que, en su momento, se lanzaron a la piscina de la creatividad tecnológica sin prever que su éxito empresarial iba a hacer mella de forma permanente en la sociedad, no sólo en sus vidas. Pero, ¿cuál es la clave de su popularidad? ¿Cómo empezaron? ¿Qué tienen en común? La respuesta es sencilla: un programador que sabía lo que quería.
Para empezar, nos quedamos con los de Mountain View, que empezaron su trayectoria en 1997 de la mano de Sergey Brin y Larry Page, dos estudiantes de Ciencias de la Computación de la Universidad de Standford que empezaron a trabajar en un motor de búsqueda llamado BackRub. Posteriormente le cambiaron el nombre usando una alteración de “googol”, un término de las matemáticas que representa al número uno, seguido por cien ceros.
Fue un año después y tras recibir un cheque de Andy Bechtolsheim de 100.000 dólares cuando se consolidaron como empresa. Lo hicieron en un sitio que hoy se ha convertido en lugar de peregrinación geek: el garaje de Susan Wojciki, en el 232 de Santa Margarita, en Menlo Park. El siguiente paso fue traducir el sistema a otros diez idiomas y firmar una alianza con Yahoo para convertirse en su motor predeterminado. Y más tarde lanzaron Google Toolbar.
Sin embargo, fue a partir del 2000 cuando su éxito se disparó. En 2001 ya estaba disponible en 26 lenguas, creó su búsqueda de imágenes y abrió su oficina de Tokio. Los años que les sucedieron fueron, por este orden, para Google Product Search, Google Print, Google Desktop Search y Google Local, que más tarde se combinaría con Google Maps (2005). A éste le siguieron Analytics, Earth, Translate, Health y otros muchos que han acabado formando un entramado empresarial de dimensiones extraordinarias.
Lo más curioso de todo es que su revolución no fue la de construir el vigésimo buscador del mundo en un momento en que los anteriores no habían sido vistos con demasiados buenos ojos, sino liberarle de toda la publicidad y de los elementos de “distracción” con los que el resto contaba.
No podíamos dejar de lado tampoco el caso de Facebook y Mark Zuckerberg, que a los 24 años se convirtió en uno de los multimillonarios más jóvenes del momento. Su idea, no obstante, no era ni remotamente tan ambiciosa. En 2004 creó esta comunidad, tal y como ha comentado él mismo en numerosas ocasiones, “para cumplir una misión social: hacer el mundo más abierto y conectado”. El negocio vino en paralelo. Por supuesto, la evolución y los cambios de la plataforma fueron clave para seguir creciendo.
Originalmente Facebook nació como un sitio para que los estudiantes de la universidad de Zuckerberg, Harvard, pudieran comunicarse y compartir contenido de forma más sencilla. A mediados de 2007 lanzó sus versiones en francés, alemán y español y, desde entonces, ha sufrido varios rediseños, se ha visto inmersa en no pocas polémicas y hasta ha tenido su propia película.
Apple
Aunque de carácter polémico, el caso de Steve Jobs no debe pasarse por alto. De hecho, este ingeniero tiene hasta 313 patentes a su nombre. A los 20 años decidió vender su coche para establecerse en un pequeño taller —ese ya mítico garaje— junto a Steve Wozniak. Este segundo tenía entonces solo 16 años en 1971 y, cuatro años después, ambos alumbrarían la que se ha convertido en una de las empresas más destacables del sector.
Comenzaron con el Apple I, que presentaron ante su club informático Homebrew Computer Club, e inmediatamente vieron la oportunidad de negocio. Poco después comenzaron a recibir pequeños encargos, máquinas que ellos mismos componían a mano. Fue con la inversión de Mike Markkula cuando la empresa despegó. Le siguieron los éxitos del Apple II, de Lisa y Macintosh; y revolucionaron el mercado con sus iPod y sus teléfonos inteligentes, pioneros en este ámbito.
YouTube
Aunque actualmente es propiedad de Google, la plataforma de vídeos fue cosa de Jawed Karim, otro programador avanzado a su tiempo que, junto a otros dos ex empleados de PayPal, Steve Chen y Chad Hurley, lanzó este sitio de contenidos audiovisuales en febrero de 2005. En diciembre sus páginas recibían más de 50 millones de visitas al día y, en octubre de 2006 ya se la había vendido a Google por 1.650 millones de dólares y actualmente opera como una de sus filiales. La idea nació tras una fiesta, al observar las dificultades que tenían para compartir sus vídeos.
Como las anteriores, ha ido adaptándose a los nuevos tiempos. Empezó traduciéndose a varios idiomas en 2007, modificando su interfaz para hacerla más limpia, incluyendo opciones para pausar el vídeo, banners, subtítulos y otros. En 2010, asimismo, añadió un menú desplegable para determinar la calidad del vídeo y nuevos iconos para cambiar el tamaño del reproductor y visualizarlo a pantalla completa.
Sus últimas incursiones han sido la creación de productos como YouTube Red, YouTube Kids, YouTube Gaming y otros canales especializados que tratan de hacerle frente a las opciones lanzadas por la competencia, así como el lanzamiento de los vídeos en 360 grados.
Con WhatsApp sucede algo similar a la anterior, pues actualmente es propiedad de Facebook. No obstante, en sus inicios encontramos a otros programadores destacables, Brian Acton y Jan Koum, con una historia muy distinta a sus espaldas. Este segundo, de hecho, pasó de ser un inmigrante ucraniano pobre a multimillonario. Eso sí, previamente fue director de operaciones en Yahoo, donde conoció a su socio. Ambos acabaron dejando la compañía.
Dos años después, en 2009 (y después de que Acton fuera rechazado por Twitter) crearon WhatsApp. Un nombre que decidieron ponerle en honor al saludo informal que se utiliza en inglés. En diciembre de 2013 ya tenían 400 millones de usuarios; algo que hizo que Zuckerberg se fijara en ella y acabara pagando 10 millones de dólares para adquirirla en 2014.
Amazon
La labor de Jeff Bezos no se queda atrás, otro programador que decidió abrirse camino en 1994 y que desde bien joven mostró un gran interés por la electrónica y la tecnología. Todo comenzó cuando leyó un estudio en el que se aseguraba que el comercio electrónico crecería un 2.300%. Cuenta la leyenda que fue entonces cuando cruzó Estados Unidos y se instaló en Bellevue (Washington) donde, también en un garaje, comenzó la historia de Amazon, que empezó siendo un e-commerce de libros.
Inicialmente, sin embargo, la llamó Cadabra, pero una mala interpretación de su abogado —que en una ocasión se refirió a ella como “cadáver”— le llevó a buscar otro nombre más apropiado. Y lo que hizo fue abrir el diccionario por el principio, escogiendo la palabra que más le gustó. Amazon sonaba a río, a exótico. En julio de 1995 vendió su primer libro y en octubre ya estaba presente en 45 países de todo el mundo. Sus ventas superaban ya en aquel entonces los 20.000 dólares semanales.
Sobre esa capa de negocio hoy se sustenta una enorme compañía, un imperio con cientos de productos de consumo que no ha dejado de reinventarse. El lanzamiento se servicios como Prime Now, televisivos y similares lo evidencian.
El mundo indie
Aunque se trata de las más sonadas, lógicamente no son las únicas entidades cuyo éxito se encuentra directamente relacionado con un programador que sabía lo que hacía, sino que RainforestQA, LaunchDarkly, y CircleCI, apuntan en la misma dirección.
Esta primera se encuentra especializada en la prueba de aplicaciones móviles y web que ya están probando empresas como Oracle, IBM e Intuit; y tras ella se encuentran Rushell Smith y Fred Stevens, que habían sido aceptados en YCombinator pero que decidieron marcarse su propio rumbo.
Por su parte, LaunchDarkly permite agilizar el lanzamiento de nuevas características en aplicaciones, separándolas de la línea de desarrollo. Respecto a CircleID, fue creada en 2002 con la intención de servir de comunidad para que los profesionales del sector compartieran cuestiones técnicas, comerciales, legales y demás.
La importancia de la formación
En definitiva, unas empresas que evidencian la importancia no sólo de la formación y el conocimiento, sino también de la visión empresarial y el concepto de negocio. Unos ámbitos en los que ISDI pone el foco de interés de la mano de su Máster en Mobile Development, cuya primera edición será en Barcelona y que se centra en los planos de la programación en iOS y Android, donde actualmente hay más potencial dentro del mercado empresarial.
Además de las necesidades del entorno móvil, este máster también aborda el mundo de la estrategia de negocio y la elaboración de proyectos de movilidad. Dirigido a programadores con experiencia que deseen adquirir conocimientos sobre los entornos de programación más demandados, pero también a emprendedores, a startups que quieran implementar sus ideas de negocio y a responsables de desarrollos tecnológicos.
Imágenes | iStock: Christian Mueller, AdrianHancu, maislam y wellesenterprises.
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Fuente: Xataka
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