Destiny 2: parcheando para predicar a los conversos
'Destiny 2' viene, y viene con fuerza: en su campaña promocional, que moverá millones, en el hype generado entre sus seguidores y en la animadversión despertada por sus detractores. Porque así ha sido siempre con la ópera-shooter-espacial de Bungie, y así seguirá siendo mientras se dé uso comercial a esta licencia.
Durante estos últimos días las aguas han estado especialmente removidas, y agarraos bien a la silla porque es de prever que la oleada promocional siga yendo a más hasta su estreno en septiembre. Porque, tal y como vimos en su primera parte, así es cómo funcionan estas cosas; con suerte, eso sí, esta vez todo estará mejor cocido cuando llegue el momento de ponerse a jugar.
Estamos ante una propuesta pensada por y para quienes quedaron enganchados de manera terminal al primer juego
Es más, todo lo que parecen querer comunicar Bungie y Activision con cada tráiler, cada nota de prensa, cada declaración y cada artículo en su web es precisamente eso: sabemos dónde pinchamos más duramente en la primera ocasión y vamos a atacar directamente ese frente, manteniendo eso sí las líneas maestras de aquello en lo que creemos (aunque eso disguste con cierta razón a muchos).
La sensación por tanto es que estamos ante una propuesta pensada por y para quienes quedaron enganchados de manera terminal al primer juego, más que ante un intento de abrir puertas, razón por la cual muchos han querido ver en esta secuela una suerte de expansión venida a más. Entrando en detalle, la sensación es de que hay mucha más tela por cortar aquí de lo que esa afirmación sugiere.
Eso que siempre quisiste en Destiny
En la presentación formal de 'Destiny 2' ya se dejaron claras ciertas intenciones de mejora, especialmente en torno al tratamiento de su narrativa, pero solo con aportar algo más de enjundia a las aventuras de los guardianes no daría para justificar una segunda parte y todo lo que esto implica. Lo visto estos últimos días demuestra que se van a afrontar otros muchos puntos flojos de la experiencia.
Quien dedicara horas y horas de su vida a buscar compañeros de aventura en la primera entrega sabrá valorar mejor que nadie la idea bautizada como Guided Games, un matchmaking destinado precisamente a evitar la frustración de necesitar gente para completar una escuadra, o por el contrario, la de no tener escuadra a la que unirte para atacar esa actividad que se te resistía.
En su momento, los jugadores nos vimos forzados a improvisar apaños de todo tipo, desde las ya clásicas webs LFG hasta grupos de WhatsApp en los que convivían cientos de usuarios ávidos de compañía. Que algo tan esencial para disfrutar plenamente la experiencia de un juego tan firmemente establecido en la conexión social esté al fin integrado de serie en el paquete es algo que, por obvio, nos obliga a preguntarnos por qué hemos tenido que esperar tanto.
Esta mayor integración entre la capa social del mundo real y la que se despliega en el juego se verá reflejada también en el papel que tendrán los clanes en el propio título. Una vez más, estamos ante una función que en su momento nos tocó improvisar usando herramientas externas, y que esta vez podremos disfrutar sin tener que ir más allá de la consola si no lo deseamos.
Otro punto que podrá parecer insignificante al menos versado en 'Destiny', pero que los veteranos recibimos como agua de mayo, es el hecho de poder cambiar de actividad sin tener que subir a la órbita. Me atrevería a decir que durante mi mayor pico de enganche al primer capítulo dediqué más tiempo a este tedioso requisito, a que a comer o a cumplir otras funciones humanas básicas.
Todo aquello de lo que no te librarás en Destiny 2
Son muchos los puntos positivos que cabrían destacar de lo visto hasta ahora sobre este proyecto, tantos como para que algunos andemos ya como locos por dar la debida cata a esa beta que aún no goza de fecha de arranque. No obstante, sería irreal decir que estamos ante el cambio radical que convertirá a 'Destiny 2' en el juego que todos quisieron que fuera su primera entrega.
Globalmente, aun con todos los cambios, incluida esa promesa de más cosas para hacer mientras nos movemos por su mundo, la experiencia general apunta a seguir las mismas líneas maestras ya establecidas, le pese a quien le pese. Eso quiere decir que nos seguirá tocando atacar de manera repetida el mismo tipo de misiones, asaltos e incursiones para ir desbloqueando recompensas de manera aleatoria, encomendándonos semana tras semana a la providencia y a RNGesus para poder avanzar.
El otro detalle que seguirá alimentando el fuego argumental de quienes pretenden oponerse por principios a todo lo que huela a 'Destiny' y a Bungie es el hecho de que, una vez más, tras el juego principal ya están programadas un mínimo de dos expansiones, todo ello ya incluido para quien guste en el correspondiente pase de temporada. Aquí las posiciones serán tan opuestas como de costumbre.
Sería irreal decir que estamos ante el cambio radical que convertirá a Destiny 2 en el juego que todos quisieron
Al jugador que le dedique tanto tiempo al título como para que la relación entre horas invertidas y precio pagado por expansión le salga a cuenta, este detalle le resultará irrelevante; en cambio, al que no esté dispuesto a poner en Bungie la fe necesaria para esperar resultados acordes a tanto pago, esta propuesta de negocio le quitará las ganas de adquirir el juego, cosa que es entendible.
A tenor de lo pobre que resultó el periodo de tiempo en que los creadores de 'Destiny' intentaron virar su modelo de negocio al de las actualizaciones gratuitas con micropagos, la verdad es que prefiero que sigan con las expansiones sustanciosas a la antigua usanza, que con pequeñas migajas en forma de eventos sin sal que daban para el justo entretenimiento.
Por cierto, si estabais esperando que los servidores dedicados hicieran acto de presencia en esta continuación para revitalizar el Crisol, dadlo por descartado. Ni siquiera el hecho de que esta vez vayamos a contar con una versión para PC ha servido de excusa para ello, así que nos tocará seguir confiando en que el viento sople de cara cada vez que decidamos entrar a los duelos PVP.
Movimientos importantes que valorar
Una de las grandes sorpresas de todo lo anunciado es la ya mencionada versión para PC, que funcionará a 4K y sin límite de frames por segundo para mayor alegría de quienes prefieran tirar de teclado y ratón. Curioso que el primer título nunca pisara los compatibles, por mucho que se reclamara, y que en esta ocasión lo vaya a hacer con tanta fuerza.
Aún ha dado más que hablar este movimiento por la exigencia de tener que pasar por el aro de Battle.net para poder jugarlo en PC, una postura bastante atípica y que de paso deja fuera de juego a plataformas de distribución tan recurrentes como Steam. Obviamente, todo queda en casa, pero no es nada común que títulos que van más allá del entorno de Blizzard se ofrezcan de forma tan restrictiva, cuestión más reseñable aún cuando hablamos de un proyecto que aspira a cifras de venta millonarias como poco.
Por cierto, si este movimiento de apertura ha hecho soñar a alguien con una posible versión para Switch, sabed que ha sido descartada de manera tajante por sus creadores, así que nada de nada. Fuera como fuese, el hecho de que en esta ocasión no se dependa de la compatibilidad generaciones pasadas debería permitir que, a lo largo del camino, esta secuela pueda llegar a volar mucho más alto de lo que fue posible el capítulo inicial.
Otro factor significativo que quedará atrás esta vez son las cartas de grimorio, ésas que se convirtieron en la manera más efectiva de ahondar en el universo de 'Destiny' ante las torpezas manifestadas por su narrativa. Si esto es sinónimo de que todo lo que se tenga que contar, se va a hacer de manera más dinámica y atractiva que mediante textos coleccionables, puede que estemos de enhorabuena. Puede.
Quién es, al final, el público objetivo de Destiny 2
Si ya le echaste las cruces a esta saga en su primera entrega, quizás lo más sensato sea que optes por ignorar a la secuela, porque tiene toda la pinta de que no va a ser para ti (salvo que estés dispuesto a mirarla con otros ojos, claro). Obviamente, la idea de resetear todos los progresos alcanzados nada más empezar da a entender que Bungie quiere abrir puertas a base de una dolorosa tábula rasa, pero analizando todo lo antes comentado en este artículo, la sensación es otra.
Las nuevas subclases, que en la práctica son una manera de ahondar en las tres clases ya existentes, los relevantes cambios en la disposición del inventario de armas y los retoques generales a la dinámica de juego, que según quienes ya lo han probado potencian más la fuerza táctica que la pericia, no suenan a excusa suficiente para atraer a un nuevo público hacia este shooter.
Es muy probable que un amplio porcentaje de quienes acaben comprándolo hayan tomado ya su decisión
Ni siquiera el hecho de que se haya metido al ordenador entre las posibles plataformas a optar nos hace pensar que el público objetivo de 'Destiny 2' vaya a ampliar particularmente al que ya tuvo su antecesor; no hay cambios suficientes en su filosofía para pensarlo, y sí mucha respuesta a las demandas del jugador tradicional. Yo, como público objetivo que me considero en este caso, lo veo bastante claro.
Vendrá mucha campaña promocional por delante, mucho por depurar con su fase beta y, conociendo a los padres de la criatura, mucho más que ajustar cuando el título definitivo esté ya en las tiendas, pero aun con todo es muy probable que un amplio porcentaje de quienes acaben comprándolo hayan tomado ya su decisión. Es, de hecho, lo más lógico a esperar de un trabajo tan polarizante como este.
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Fuente: Vidaextra
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