BeoLab 50 de Bang & Olufsen: audio "inteligente" y diseño ya no valen 70.000 euros, pero no son para todos los bolsillos
Hace un tiempo hablamos de lo aburrido que parecía el panorama del smartphone en cuanto al diseño, pero eso no pasa en el de los equipos de sonido y menos con compañías que han querido destacar por ello sin temer al coste final. En cuanto a altavoces, hay quien busca un sonido de calidad con la premisa de que éste vaya envuelto con un diseño y construcción muy cuidados, y esto es lo que busca ser el nuevo BeoLab 50 de Bang & Olufsen.
Sucesor natural de BeoLab 5, el nuevo par de altavoces estáticos de la compañía danesa nace tras buscar conservar la esencia de ese precursor pero con las claves de otros, los (inalcanzables) BeoLab 90. El resultado: un dispositivo para sibaritas del audio y el diseño con sonido "inteligente" que además tuvimos oportunidad de conocer y ver su proceso de creación y fabricación.
Beolab 50, especificaciones técnicas
BeoLab 50 | |
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Dimensiones físicas | 45,6 x 108,4 x 44,2 centímetros |
Peso | 61 kilogramos por altavoz |
Amplificadores | 7 ICEpower de 300 vatios |
Transductores del altavoz | Tweeters: 1 x 3⁄4 pulgadas (con tecnología Acoustic Lens Technology), 3 x 4 pulgadas Woofers: 3 x 10 pulgadas (uno en cada cara) |
Procesador digital de la señal | Dispositivo analógico ADSP-21489 - 450 MHz |
Frecuencia de muestreo | 192 kHz |
Rango de frecuencia | 15–43.000 Hz |
Nivel de presión del sonido | 113 dB/50 Hz |
Potencia | 2.100 vatios |
Entradas altavoz master | Analógicas: Power link RCA Digitales: USB Audio (24 bit/192 kHz), S/P-DIF (24 bit/192 kHz), óptica (24 bit/96 kHz) |
Entradas master y esclavo | Digital power link (24 bit/192 kHz) |
Conectividad inalámbrica | Power link inalámbrica (24 bit/48 kHz), WiSA (24 bit/96 kHz) |
Precio | 13.295 euros |
Aluminio sine qua non, pero con compañía
Hablar de productos Bang & Olufsen es hacerlo de la anteposición del diseño y de que éste se cuide al detalle, de ahí que su público diana no sea un audiófilo estándar, sino aquel dispuesto a invertir en la parte más superficial del producto además de en las particularidades de la audición. En este caso se trata de altavoces algo más contenidos y ligeros que los BeoLab 90 en los que el armazón de aluminio cobra protagonismo.
La marca lleva un buen currículum recurriendo a dicho material desde los años 60-70, y este elemento sigue presente en el nuevo altavoz (y seguirá siendo seña de identidad para rato, por lo que parece). En los BeoLab 50 el metal conforma la estructura de esa especie de prisma-pirámide curvo de tres caras, entre las cuales tenemos repartidos tres subwoofers, dos amplificadores y cuatro altavoces.
Éstos permanecen ocultos aunque con cierta sutil presencia bajo cubiertas a elección del cliente, pudiendo optar por una malla cubierta con barras de madera de roble, cuadrados de aluminio o la tela negra más estándar. El aluminio también puede tener un toque de color, algo que se aplica con un proceso exclusivo de la marca (en su fábrica, por vaporizado y no por baño, con mejor resultado y ahorrando).
La base de plástico evita que el altavoz de voltee fácilmente; hablamos de un pilón de considerable tamaño y robusto que empieza (o acaba, según se mire) con un extremo en cáliz o semiesfera. Y en la cúspide encontramos uno de sus atractivos (al menos según el fabricante): el soporte de las lentes acústicas o Acoustic Lens Technology, el cual se mueve según la configuración de sonido (más adelante hablaremos algo más en detalle). Estética y mimo al aluminio aquí también, aunque el LED verde desentona un poco con el estilo.
Micrófonos por oídos y lente por timón: la compensación y la dirección del sonido a nivel del usuario
Una de las herencias más claras es la forma del altavoz, que recuerda bastante a la del BeoLab 5 al menos en esa base semi-esférica y la mitad inferior. Pero más allá de la estética lo que se quería recuperar principalmente (y mejorar) es la Active Room Compensation, incorporada precisamente desde ese BeoLab 5, de ahí que el esquema de altavoces en triángulo se haya mantenido (y la base más ancha, necesaria para los subwoofers).
Más allá de nombres y estrategias comerciales, esta característica resulta interesante a nivel de experiencia de usuario por la calidad extra que da a la misma. Eso sí, un perfil de usuario que recurre a un producto así (que no es barato) para obtener la mejor experiencia y que está dispuesto a hacer algo más que colocar los altavoces y sentarse.
Se basa en el uso de micrófonos (internos y/o externos) para medir el comportamiento acústico de la habitación en distintos puntos. El usuario los elige y la información es recogida por el sistema, el cual hace una comparación entre lo obtenido y lo deseado y selecciona los filtros de compensación para cada punto. Lo que se obtiene así es un mapa específico de aplicación de la compensación del sonido para cada uno de estos puntos, en vez de aplicarse un único nivel de compensación a todo el espacio.
Pero, ¿se nota todo esto? Se nota, el audio era adecuado en cada rincón y se notaba la diferencia aplicando la compensación adaptada. La preparación no es demasiado compleja y finalmente quien "piensa" y ejecuta es el sistema, pero cabe matizar que no es algo automático y que requiere de nosotros para tener una buena información (colocando los micrófonos estamos colocando sus "oídos").
Además de esta compensación personalizada, existe la posibilidad de adaptar la audición según el flujo de audio que deseemos en función de si somos un único oyente o hay varios en la estancia. Antes hemos mencionado la Acoustic Lens Technology, veamos que encierra esta nomenclatura comercial.
Lo que ejecuta esta tecnología se encuentra en ese saliente que los BeoLab 50 tienen en su paete superior, estando la lente integrada en el saliente que procesa la dispersión del sonido en las frecuencias más altas. La lente es capaz de hacer la distribución del sonido en un ángulo de 180 grados o bien dirigirla de manera más enfocada, según las necesidades de audición y la situación.
Así, la menor amplitud (unos 45 grados) es la más adecuada para dirigir el sonido hacia un punto, concretamente estando de frente a los altavoces. Con ayuda de la personalización del audio que ofrece con la app, los drivers se ajustan para disponer este sonido centrado y una cancelación adecuada al mismo.
Si por el contrario preferimos dirigir el sonido a un área (y por tanto un ángulo) más amplio, pueden elegirse salidas de mayor amplitud (90 grados) de modo que este audio "curado" llegue a una superficie mayor, de unos 180 grados enfrente del altavoz.
Tú a pensar y los dos a ejecutar: los BeoLab 50 a prueba
Cuando hablamos de sistemas de sonido compuestos por varios altavoces suele haber una combinación de masters y de esclavos, de modo que los primeros "piensan" y los segundos se limitan a reproducir el sonido. El Beolab 50 es un conjunto de dos altavoces de los cuales uno es el master, y es el que aplicará toda los cálculos computerizados para la reproducción del sonido.
Como hemos comentado antes, la idea de los BeoLab 50 es que el usuario obtenga el mejor sonido según la ubicación que haya decidido para ellos, sin que éste tenga que tener ciertos conocimientos de sonido, física y/o acústica, y que baste con que elija los puntos para los que quiere mejorar el sonido. Así, la instalación corre a cargo del usuario a nivel físico, pero de la parte virtual de configuración y cálculo de encargan altavoces y app.
A falta de tener unos para probarlos a fondo, lo que hemos experimentado fue la demostración a la que antes hacíamos referencia. En este caso se trataba de una habitación de unos 5 x 5 metros en la que los oyentes nos situamos al medio sentados en fila y los altavoces estaban uno a cada lado justo enfrente de nosotros.
Los Beolab 50 jugaron con el audio y nuestra mente haciendo que ésta situase la fuente de emisión de voz en el centro de la habitación (no en la parte donde estaban los altavoces), sensación que se tenía en el área de audición y que se mantenía en torno a un metro alrededor, pero que se va perdiendo en cuanto nos alejamos. Buen volumen, pero a destacar sobre todo la calidad y el detalle del audio que hace perceptibles sonidos débiles (al tañer instrumentos, etc.).
La principal novedad de hecho, más allá del aspecto final y la pertinente mejora de componentes, es este cálculo computerizado de la acústica y la configuración de la reproducción del sonido, en la línea de lo que ya hicieron con los BeoSound Shape.
Y además de esto está el montaje y la distribución de los altavoces y subwoofers. Lo que nos explicaron los técnicos en la demo es que el esquema en triángulo hace que se elimine el ruido y las frecuencias no deseadas, de modo que el altavoz superior (en el vértice superior del triángulo) emite el sonido hacia el usuario y los de la base se encargan de purificar de alguna manera esa emisión.
En adición a esto, para mejorar esta característica los nuevos altavoces integran procesamiento multicanal, o lo que es lo mismo, que la compensación de artefactos de sonido que hace cada altavoz la realiza tanto a nivel propio como con el otro altavoz.
Beolab 50, precio y disponibilidad
Tras ver y seguir parte del proceso de creación y fabricación de los altavoces quedó claro que en el precio a pagar por ellos se incluye todo el detalle y las consideraciones en el diseño y elaboración, como la inclusión del mencionado aluminio y el hecho de que se optase por el acabado en brillo para añadir un componente de variabilidad gracias al reflejo (algo así como lo que ocurre con una lámpara de araña). También el tratamiento propio que aplican al material o el que tengan en cuenta la aclimatación de la temperatura en los materiales, de hecho los BeoLab 50 incluyen sensores de temperatura.
Así, los BeoLab 50 estarán disponibles en todo el mundo a un precio recomendado de 13.295 euros a lo largo de este mes de agosto. No son los 70.000 euros de los BeoLab 90, pero como ellos mismos afirman se trata de productos para un tipo específico de usuario que además de audiófilo valora el estilismo, el diseño y la calidad de los materiales.
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Fuente: Xataka
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