BlackBerry KEYone, análisis: el reto de ser el único móvil con teclado físico QWERTY en la era de las pantallas infinitas
En los últimos años estamos viviendo la vuelta de dos grandes del móvil (cuando era sólo eso), Nokia y BlackBerry, aunque en ambos casos de la mano del sistema operativo de Google. Y de éste último lo que más destacó fue ese back to basics que se marcaron con el factor forma en su modelo estrella, y nosotros nos quedamos en ganas desde el MWC de vivir a fondo la experiencia con la BlackBerry KEYone y su teclado físico.
Sabíamos que el "renovarse o morir" de BlackBerry no iba a significar que se iban a esfumar señas de identidad tan míticas como este teclado cuando ya la PRIV fue un golpe en la mesa, tanto por eso como por su diseño. Y aunque las DTEK han supuesto la aceptación del factor forma que impera desde hace ya más de una década, este año la marca volvía a imponer el "clic" en vez del "tap" en este terminal que ya pudimos probar y os contamos en las primeras impresiones de la BlackBerry KEYone.
La propuesta no dejó de ser curiosa: una pantalla táctil con un teclado físico, ambos con interacción, un software que fusiona aspectos de distintos desarrolladores y un chasis macizo con un diseño que dista mucho de las tendencias y el resto de propuestas. ¿Aporta pues la de BlackBerry una mejor experiencia por este plus mecánico y sus capacidades táctiles?
BlackBerry KEYone, especificaciones técnicas
BlackBerry KEYone | |
---|---|
Dimensiones físicas | 149,3 x 72,5 x 9,4 milímetros Peso: 180 gramos |
Pantalla | 4,5 pulgadas con aspect ratio 3:2 |
Resolución | 1.620 x 1.080 píxeles (433 píxeles por pulgada) |
Procesador | Snapdragon 625 |
Núcleos | Octacore 2,0 GHz |
Tarjeta gráfica | Adreno 506 |
RAM | 3 GB |
Memoria | 32 GB + microSD (hasta 256 GB) |
Software | Android 7.1 Nougat |
Conectividad | Bluetooth 4.2, Wi-Fi, LTE GPS, A-GPS, GLONASS, NFC |
Puertos | USB 3.1 tipo-C, conector para auriculares de 3,5 mm |
Cámara trasera | 12 megapíxeles, PDAF, f/2.0, flash dual LED, EIS Vídeo a 4K@30 fps |
Cámara frontal | 8 megapíxeles f/2.2, gran angular, EIS, vídeo a 1080p@30fps |
Batería | 3.500 mAh con Quick Charge 3.0 |
Otros | Teclado físico (incluye lector de huellas), tecla personalizable |
Precio | 499 euros en Amazon |
Diseño: no es romper moldes, es reciclar el de siempre
En la toma de contacto con el terminal ya vimos que la KEYone no podía meterse en ese saco de móviles "con diseño aburrido", y que como la BlackBerry Passport también presume de un teclado físico que no esconde a conveniencia como la BlackBerry PRIV. La BlackBerry KEYone posterga esta característica, siendo una especie de híbrido entre la BlackBerry Q10 (de 2013) y la DTEK60 en su parte frontal, y marcando la linea de diseño de la trasera para la Motion.
Llamativa por tamaño y por la combinación de materiales, la pantalla presenta unas ligeras curvas a los lados en perfecta armonía con el borde metálico y el teclado (cuya utilidad veremos más adelante). Es un móvil robusto, grande y con chasis metálico en cuya trasera impera el policarbonato en negro (con un patrón de pequeños puntos hacia dentro) con un gran logo por bandera.
Durante las primeras impresiones no nos pareció pesado pese a esos 180 gramos, pero la cosa cambia cuando se pasan tan sólo unos días con el terminal; los bordes proporcionan comodidad en el agarre, así como esa trasera antideslizante, pero acaba resultando pesado (sobre todo si estamos acostumbrados a móviles más ligeros). Ocurre independientemente de qué agarre hagamos, aunque hablaremos en detalle sobre este aspecto al hablar del teclado y del manejo.
Así, la estética es sobria, en negro y plata y sin opción a dorados u otros colores (sí a una KEYone aún más sobria enteramente negra). Cosa que no es de extrañar cuando desde la empresa (que intentó reflotar de la mano del fabricante TLC) declaró que su nuevo mercado eran los servicios para empresas y usuarios.
Aún así se han permitido jugar un poco con el diseño, alternando en lo que se refiere a los bordes. En la KEYone vemos tanto ángulos rectos (en las esquinas superiores) como curvas (en las inferiores), con un borde en semiesfera que las une a todas excepto en la parte superior, que plana.
Este borde ayuda a "venderle" a nuestra mano esos 9,4 milímetros de grosor (ya que quizás estemos habituados a móviles en torno a los 8 milímetros de grosor). Aunque siendo un móvil ideado para el agarre con dos manos (por el tecleo y el tamaño), no es molesto en este sentido.
Es más molesta la altura, dado que la interacción táctil será imprescindible en ciertas ocasiones y a nuestro pulgar le costará viajar hasta el punto necesario (hablaremos de ello en detalle más adelante), o como hemos ya mencionado el peso. Pero dejando esto a un lado, la construcción es de calidad así como los materiales, sin experimentar aquel defecto de la pantalla del que se habló hace unos meses (al parecer ocurrió en un bajo número de terminales).
¿No hay en esta ocasión un fragmento dedicado al aprovechamiento del frontal? Por supuesto, quien os escribe es un ser de costumbres, pero en esta ocasión está claro que TLC y BlackBerry compiten en otra liga, o mejor dicho directamente pasan de competir cuando se trata de integrar un teclado físico.
Pantalla
Estrictamente hablando, la BlackBerry KEYone tiene una pantalla pequeña, de 4,5 pulgadas de diagonal (aunque sea un móvil grande). Panel IPS con resolución de 1.080 x 1.620 píxeles (unos 423 píxeles por pulgada) y un ratio de 3:2.
Con estos datos se queda fuera de la mayoría de competiciones numéricas (resolución, ratio y tamaño), pero la experiencia es satisfactoria. Los más exigentes (o sensibles al detalle) puede que echen en falta algo más de resolución, pero en general no está nada mal y no se hace necesario más detalle.
Buen nivel de contraste, brillo y viveza de los colores, sin excederse en saturación, y con una temperatura de blancos algo fría. Y al hilo de esto comentar que el launcher de BlackBerry no añade ninguna opción de ajuste a este respecto, tampoco para los colores como sí vemos en capas como la de Sony o TouchWiz de Samsung, limitándose a la pantalla ambiente (que falla bastante) y a algunos extras como la pestaña de productividad o mostrar el estado de la batería en el borde curvo (sólo activo durante la carga).
El optar por IPS salva de tener los tintes de las AMOLED al inclinar o girar el terminal y se porta en cuanto al ángulo de visión, aunque sí se pierde algo de brillo bastante pronto si hacemos una de estas acciones. Nada preocupante ni problemático al ser ángulos poco habituales, pero lo que sí es algo molesto es que el ajuste de brillo automático duda de manera frecuente, tardando un par de segundos en ajustarse si cambia la iluminación.
La sensibilidad táctil es correcta, aunque debido a la fluidez del sistema (hablaremos de ello a continuación) y a que da la sensación de que está "lejos" del dedo (por el grosor del cristal) puede parecer que está por mejorar. Y si usamos el teclado físico para los scrolls, la pantalla responde con bastante rapidez, con un parón mínimo cuando hacemos el cambio de pantalla a teclado.
Rendimiento: un término medio al que le falta tirón
Centrarse en el ámbito empresarial delimita de alguna manera el abanico de perfiles a los que agradar, pero sigue siendo un área muy heterogénea. Está el trabajador cuyo uso será el de comunicación, al que compensará un buen hardware de comunicaciones más que otros aspectos, el que necesita la máxima potencia al tener el móvil como un PC y otras muchas opciones.
Dado este escenario, ¿qué es lo mejor? Quizás eso se preguntasen en TLC a la hora de ver qué combinación de hardware incluían en este terminal, quedando finalmente en una opción intermedia: un Snapdragon 625, una popular opción en la gama media de 2017, custodiado por 3/4 GB de RAM (según modelos, el de este análisis es el de 3 GB).
Sobre el papel, y teniendo en cuenta que la capa no es agresiva en cuanto a personalización, con estos ingredientes nos debería quedar una deliciosa ración de fluidez y rendimiento intermedio a la par que satisfactorio. Pero en la práctica no ha sido así exactamente.
El lag no es algo extraño en el manejo de la KEYone. Lo tenemos al abrir apps, al pulsar y mantener para eliminarla del escritorio, en algunas transiciones y, sobre todo, al cambiar de orientación o al cerrar apps pesadas.
Aunque no hay que echarle toda la culpa al hardware en este caso. De hecho, en móviles con configuración equivalente como el Moto G5 Plus no nos encontrábamos esta situación. Y otra prueba es que si modificamos la escala de animación que viene por defecto a 1x por defecto (una opción dentro de las de desarrollador, lo cual se activa pulsando repetidas veces sobre el número de compilación en Ajustes), un valor que suele ser estándar: reduciéndolo a 0,5x, las transiciones se suceden con más fluidez.
Este truco, sin embargo, no cambia que en algunos casos los scrolls sufran pequeños parones (no llegan a ser molestos) o que cueste cargar la preconfiguración de juegos cuando ésta es exigente a nivel gráfico, como ocurre con los juegos Sniper 3D o Asphalt 8. Hilando con lo que decíamos antes del lag, en cuanto la app es pesada (por ejemplo, la de Netflix) notaremos que la apertura o puesta en primer plano se retrasa, e incluso puede llegar a tardar un segundo en minimizarla tras pulsar el botón de cerrar.
La app de cámara también arrastra en algunos casos (aunque ésta si tiene personalización de software), y lo que podremos notar tras unos 10 minutos jugando es que se calienta bastante el borde superior (sobre todo por el lado de la trasera). No llega a ser algo molesto ni quema como ocurría con la realidad aumentada en el ASUS Zenfone AR, pero al ocurrir durante los juegos probablemente tengamos el móvil en modo apaisado y nuestra mano se pose sobre este borde superior.
Para quienes tomáis como referencia los tests de rendimiento, os dejamos a continuación los resultados de los benchmarks más habituales, tanto los resultados en capturas como la comparativa con otros terminales de configuración pareja,
BlackBerry KEYone | Moto G5 Plus | Samsung Galaxy A5 (2017) | Xiaomi Redmi 4 Prime | Huawei Nova Plus | ASUS Zenfone Zoom S | |
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Procesador | Snapdragon 625 | Snapdragon 625 | Exynos 7880 | Snapdragon 625 | Snapdragon 625 | Snapdragon 625 |
RAM | 3 GB | 3 GB | 3 GB | 3 GB | 3 GB | 4 GB |
Antutu | 62.119 | 64.388 | 61.108 | 61.975 | 64.282 | 62.502 |
Geekbench 4 (single/multi) | 852 / 3.670 | 827 / 3.993 | 769 / 4.097 | 817 / 2.922 | 830 / 3.051 | 843 / 4.194 |
PCMark Work | 4.775 | 4.828 | 4.892 | 4.676 | 5.714 | 5.998 |
3DMark (Sling Shot Extreme) | 462 | 463 | 829 | 465 | 463 | - |
blackberry-keynote-benchmarks
Software: no cabe duda de que aquí está el sello de BlackBerry, pero aún podría carraspear un poco más
Si los móviles BlackBerry lo son es aún, en esencia, por el software. Ya nos contaron en Xataka Móvil que el ocaso de BlackBerry OS (el sistema operativo original de la casa canadiense) se consumará a finales del 2019 con el cierre de su tienda, pero aún así la compañía pasaba a centrarse en el software tras dejar la fabricación de terminales y quedar ésta en manos de TLC.
¿Cómo es entonces el software de éstas BlackBerry de Schrödinger? El launcher de BlackBerry es una personalización de Android al más puro estilo BB OS, de hecho es casi más bien una fusión de éstos. Ya casi desde un principio tendremos presentes las reminiscencias del sistema en vías de extinción con las señas de identidad que siempre han querido enfatizar y tener por bandera: seguridad y empresa (podéis leer los detalles sobre la seguridad en este documento).
En la práctica lo que tenemos es un escritorio con cajón de apps, un buen surtido de servicios propios preinstalados y la pestaña de productividad, que podremos personalizar a varios niveles y esconder si no nos interesa. Servicios como DTEK, BBM o Password Keeper se irán presentando por sí mismos en el asistente automático tras el inicio del dispositivo, ofreciendo respectivamente monitorización del nivel de seguridad del dispositivo, mensajería o un servicio de guardado de contraseñas e información relativa a la seguridad.
En el software tenemos un escritorio con cajón de apps, un buen surtido de servicios propios preinstalados y la pestaña de productividad
Quizás todo esto pueda resultar algo abrumador en un primer momento si no estamos acostumbrados a atender de esta manera a las cuestiones de seguridad, o por el sumatorio de nuevas opciones si lo unimos a las posibilidades que dan el teclado físico, el botón accesorio o las apps propias, pero en realidad muchas de estas prestaciones hacen que resulte un Android vitaminado interesante. Android que viene en su versión 7.1.1, por cierto.
Vale la pena dedicar unos momentos a familiarizarnos con las opciones, servicios y apps propias para ver si nos interesan
Así, vale la pena dedicar unos momentos a familiarizarnos con estas opciones para ajustar las que nos interesen o descartar las que no. Es posible que algunas de las apps propias no suplan las que ya usamos de manera habitual para el correo o las notas, pero DTEK ofrece un control pasivo interesante en cuanto a la gestión de la seguridad, estableciendo y mostrando una valoración propia desde "pobre" hasta "alta".
La pestaña de productividad puede sernos de utilidad en ese lado corporativo del que la compañía quiere ser representativa, al poder ajustar tanto la ubicación como el tamaño de la misma. Aunque al estar orientada exclusivamente a este perfil (como indica su nombre) no podremos poner las apps que queramos, y BlackBerry no entiende de productividad más allá de sus apps de correo, calendario, tareas y contactos (no hay cabida para hojas de cálculo, procesadores de texto, mensajerías u otras apps habituales en entornos laborales).
El launcher de BlackBerry también nos da una multitarea diferente, dejando a un lado el habitual carrusel que vemos en Android stock (y en la mayoría de capas de software) y optando por un mosaico con baldosas de distinto tamaño. Podemos organizarlas según nos convenga (el sistema lo hace cronológicamente) y se cierran pulsando el botón de la esquina, no deslizando.
No es mala opción tener un tapiz de tareas en vez del carrusel (facilita la doble pantalla), pero en ocasiones la redimensión automática de las baldosas deja algunas tareas muy reducidas y parece bastante aleatorio. En la práctica la diferencia de tamaño aporta poco, no es más cómoda ni facilita más el intercambio de tareas en el primer plano, y quizás fuese mejor que se homogeneizasen y quedasen todas en un tamaño medio.
Hablemos del teclado físico
Pese a no estar habituados a este tipo de teclados, la curva de aprendizaje no es demasiado pronunciada y basta que pase más o menos el primer día de uso para que al menos hayamos situado las teclas básicas. Quizás a lo que más cueste acostumbrarse es a la “necesidad” de recurrir al “alt” para escribir números o algunos símbolos, aunque las comillas vienen porque hay otros modos.
Esto está dicho desde el punto de vista de un usuario hecho a las pantallas táctiles, dado que está claro que quien venga de otra BlackBerry tendrá las prácticas más que hechas. Pero el factor clave de la habituación no es tanto el clic, sino lo distinta que sea la posición del shift y de los símbolos más frecuentes (puntos, comas, etc.) en nuestro teclado habitual (y para comprobar todo esto escribimos casi la totalidad de este análisis con la propia KEYone, palabrita).
De hecho, es mucho más rápido adaptarse a este teclado que a uno como el del LG Wine Smart (aún teniendo un pasado como ávida tecleadora en la época de los SMS con móviles sin smart). Está claro que coger soltura será directamente proporcional a las horas de práctica, pero por el tamaño de las teclas (y algunas de las prestaciones la transición no es ni mucho menos dramática drástica.
La presión que hay que ejercer es considerable; quizás nos parezca algo fuerte al principio, pero en cierto modo es una manera de evitar que accidentalmente pulsemos la de al lado. Las teclas disponen de retroiluminación, que se activa tanto con la presión como al tocarlo simplemente, sin pulsar.
Si hablamos solamente del teclado (sin tener en cuenta la ampliación de funciones y posibilidades que ofrece la pantalla táctil) disponemos de dos opciones por tecla (la letra y el símbolo o número al pulsar “alt”). Los caracteres que activamos con “alt” son los mismos que encontramos en la segunda página del teclado de símbolos, el cual se despliega con la tecla “sym”.
Así, tendremos dos posibilidades de escribir los números y los símbolos del teclado: con la tecla “alt” (la cual podemos mantener bloqueada si pulsamos dos veces seguidas) o bien con doble pulsación la “sym” (que no puede mantenerse, pero ofrece una primera página de símbolos).
El plus que añade BlackBerry a sus teclados físicos es que hacen las veces de touchpad. En la escritura tenemos la opción de “lanzar” la palabra que nos interese de las tres que aparecen en el texto predictivo con un swipe de abajo a arriba sobre el teclado, así como las opciones de grabación, teclado de Emojis, cursor y portapapeles que esconde el icono tipo hamburguesa a la izquierda del texto predictivo de la app propia de teclado (BlackBerry Keyboard).
Es por ello que las posibilidades son varias y podemos ir adaptándonos al smartphone según qué patrón de escritura nos guste más. Pero como smartphone que es hacemos con él muchas más cosas además de escribir, y en un mundo de pantallas táctiles ocupando gran parte del frontal no siempre será útil (o agradable) tener este teclado físico de por medio.
El lector de huellas, por cierto, está integrado en la barra espaciadora de este teclado físico. La ubicación es cómoda, sin notar diferencia con otros móviles que optan por la misma (salvo por la obvia protuberancia), pero es muy delgado y por ello algo exigente con la colocación de la huella.
Eso sí, si se nos ocurre establecer una segunda opción de bloqueo de pantalla en el botón personalizable, tendremos que tener en cuenta que para desbloquear no nos permitirá hacerlo desde este sensor. Nos pedirá el método alternativo de desbloqueo que hayamos asociado a las huellas (patrón o PIN).
Escribir con la BlackBerry KEYone
Hay un factor que nos acaba afectando más que las características del teclado o de las facilidades que se añaden vía software para la interacción, y es el tamaño del terminal y posiblemente la altura a la que se sitúa el teclado. Si pasamos un rato tecleando al final la posición es algo molesta, sobre todo si usamos los meñiques como base al sostener el terminal (cuando se no resbala).
Esto ocurre si estamos un rato y no de manera puntual. Lo que es un punto a mejorar es la disposición de los elementos de la interfaz en cuanto a la distancia a los dedos, por ejemplo añadir la posibilidad de activar el despliegue de la cortina de notificaciones o algo similar al modo a una mano/Reachability desde el botón personalizable o el teclado.
Aquí de hecho tocamos algo más que la escritura y nos vamos a la navegación. De tener alguno de estos sistemas que comentamos o si la función de cursor estuviese activa en más apps (por ejemplo, para pasar de pestaña a pestaña), la experiencia se vería menos coartada, de modo que sería todo más cómodo sin ni siquiera cambiar el agarre.
¿Y qué ocurre si instalamos teclados de terceros? Podremos descargarlos, instalarlos y configurarlos sin problemas, pero si los establecemos como teclado principal simplemente no aparecerán. Se sustituirán las paletas de símbolos, pero puede que no aparezcan tampoco o que lo hagan de una manera reducida como en el caso de Swiftkey, así que ahorraos la faena si es que se os pasa por la cabeza probar.
Jugar con la BlackBerry KEYone
La experiencia con los juegos se resume en una frase: "pantalla de 4,5 pulgadas con cosas". Está claro que cuanto más grande sea la pantalla (y sobre todo de más calidad), mejor veremos el contenido, pero esto no implica ni mucho menos que la experiencia sea peor con pantallas pequeñas, la prueba de hecho la tuvimos recientemente con el Sony Xperia XZ1 Compact.
Lo que empobrece la experiencia es que el teclado físico no sirve de nada. Como ocurre con las apps de timeline y pestañas como Twitter o Instagram no lo podemos usar para navegar entre secciones o, en el caso de juegos de acción para disparar, saltar o desplazarnos.
Tampoco es una experiencia traumática; el pulgar derecho ha de desplazarse algo más si tiene alguna función (el nitro en Asphalt 8, por ejemplo) y ya está, sin dramas. Pero es una lástima no poder sacar jugo al teclado físico, por ejemplo para el zoom a la hora de apuntar y disparar en Sniper 3D (las dos acciones caen en el pulgar izquierdo y resulta algo incómodo).
Ver contenido multimedia con la BlackBerry KEYone
No hay ningún problema en este uso, salvo las exigencias (y manías) que podamos tener a la hora de aprovechamiento del frontal por parte de la pantalla, que como hemos dicho aquí se juega en otra liga. Es poco espacio para la visualización en comparación con otras diagonales, si bien en cuanto a resolución cumple y también en relación al resto de parámetros (colores, contraste, etc.).
Otro tema no relacionado con la presencia del teclado es el del rendimiento. La KEYone no es un equipo pensado para ser lo más potente del mercado o de la marca, y bien por hardware o por software tenemos algunos lags y parones, sobre todo si cambiamos la orientación (algo habitual en la visualización de contenido multimedia).
Fotografiar con la BlackBerry KEYone
La cámara de la BlackBerry KEYone es de las partes menos discretas del sobrio terminal, con una lente ligeramente protuberante que es grande con respecto a lo que solemos ver en las traseras. Como veremos en el correspondiente apartado, no es una cámara sobresaliente en su desempeño (sin ser mala ni mucho menos), pero lo que empeora la experiencia no es ni el hardware ni las fotografías, sino el propio uso.
Así, como ocurre en los videojuegos, el teclado físico no nos va a servir demasiado (como mucho para instalar un acceso rápido a la cámara en una de las teclas o para scroll). Vamos a tener ese bloque interponiendo distancia entre nuestro pulgar y el botón de disparo o algunas de las opciones si disparamos en horizontal, y aunque no nos fastidia del todo la experiencia siempre será más incómodo que con la disposición habitual.
No ayudan algunos aspectos de la interfaz, la cual está personalizada, aunque hablaremos en detalle sobre esto y sobre los resultados en el apartado correspondiente al desempeño de la cámara. Quizás podría aprovecharse más el teclado para facilitar la navegación entre las opciones que permite la app propia, pero si esto es posible al menos de momento no se está haciendo más allá del scroll en el ajuste manual.
Cámaras: una modesta sorpresa eclipsada
Sin ser una de las partes más promocionadas del terminal, como decíamos antes la lente trasera destaca por tamaño, con un marco de aluminio que encierra un sensor de 12 megapíxeles y una lente con apertura f/2.0. Por su parte, la frontal está dotada de un sensor de 8 megapíxeles y tiene una apertura máxima de f/2.2.
Como suele ser habitual, antes de comprobar la capacidad de estos componentes nos damos un paseo por la app. Algo que en esta ocasión conviene tanto por las ventajas como por los inconvenientes que tiene la personalización bajo la peculiar batuta de los de BlackBerry.
App de cámara: nubes y claros
La app de cámara de Android stock es bastante básica, por lo que es fácil que las personalizaciones destaquen. En el caso de BlackBerry vemos los elementos habituales en los bordes de la interfaz, con la opción de activar el HDR (automático o manual), la de los modos (panorámico, vídeo, cámara lenta o foto) y otras que no vemos tanto como la elección de la proporción (4:3, 16:9, 1:1 o 3:2) o los filtros.
Es interesante ver que dispone de modo manual, pero a su vez resulta engorroso que no esté en un acceso directo como las anteriores opciones y tengamos que ir a ajustes cada vez a activarlo. Es el primer comando del menú y al menos no hemos de navegar mucho más, pero nos supone invertir unos segundos que, teniendo en cuenta que hablamos de fotografía móvil, muchas veces no tenemos.
Los segundos que invertimos no sólo se deben a la navegación, sino que son consecuencia del peso de la app, que experimenta un lag considerable al abrir y cerrar los ajustes. Por lo demás la app se abre sin problemas, pudiendo asociar su apertura a una tecla del teclado físico (aunque para que esto funcione tendremos que estar en el escritorio, sin nada en primer plano).
Cámara trasera: el discreto artista invitado
En un móvil centrado en la empresa y la seguridad, y hablando de la gama media, no podemos esperar que se haya invertido más en las cámaras que en otro hardware a nivel de prestaciones y componentes. No tenemos modo retrato, doble cámara, flash tri-tono ni aperturas de récord, pero con lo que ha jugado BlackBerry en la KEYnote se obtienen unos resultados correctos y a la altura de las expectativas, con sus más y sus menos.
El punto fuerte de la cámara son las macro, logrando disparos detallados a una distancia focal mínima bastante reducida y un desenfoque decente, sin recurrir a forzar aperturas u otros modos que sí vemos en apps como la de Huawei. Ayuda bastante el modo manual, ya que podemos exprimir al máximo el enfoque.
Modo que también nos soluciona la sub-exposición a la que en general tiende en el disparo automático, aunque para esto también podemos tirar del HDR. El disparo en alto rango dinámico es bastante equilibrado y nos servirá para salvar esos cielos que el disparo único quema, así como para rascar algo más de detalle en las instantáneas nocturnas.
Aunque como ya es habitual, el disparo en HDR tarda siempre algo más en realizarse que el disparo en automático y en fotos nocturnas o con baja luz será habitual obtener fotos movidas si no usamos trípode en este disparo o en exposición lenta en modo manual. En automático la acuarela es habitual, con esa sub-exposición de la que no se libra.
El balance de blancos automático no ayuda sobre todo en interiores y nocturnas al tener vida propia; con luz abundante no habrá problema, pero en interiores puede ser algo problemático y añadir un matiz de calidez excesivo (resultando en fotos demasiado naranja). La solución es de nuevo recurrir al modo manual, pudiendo ajustar la temperatura de los blancos a conveniencia.
Cámara frontal: bienvenido, modo manual (casi) completo
Nada por aquí tampoco en cuanto a especificaciones estrella o llamativas, pero no por ello el resultado es malo. De hecho, es una cámara muy agradecida con luz abundante, sacando un buen nivel de detalle y colores realistas.
Dispone también de HDR, el cual no es para nada agresivo, pudiéndonos salvar el primer plano en cuanto a la iluminación (en baja luz o días nublados puede subexponer un poco) y los cielos que suelen quemarse en el fondo. Milagros no hay, y el segundo plano siempre mostrará una pérdida de nitidez acusada sea cual sea la iluminación, pero el HDR puede evitar que haya elementos que acaben "quemados".
No tenemos modo belleza pero sí modo manual, aunque como ocurre con Sony tampoco nos dejará ajustar todo lo que nos permite en la trasera. Casi todo, eso sí, porque lo único que queda fuera es el enfoque, que necesariamente tendrá que ser automático.
Os dejamos en esta galería una selección de fotografías realizadas con ambas cámaras en distintas situaciones.
blackberry-keyone-galeria-de-fotos
Vídeo: luces y claros a 4K y estabilización relativa
En la grabación de vídeo tenemos algo que hemos pedido a la app de cámara en distintas ocasiones, sobre todo en las que herramientas como la estabilización dependen de la calidad: un botón directo para elegir en qué resolución queremos grabar. Nos vendrá bien porque justamente ocurre eso: la estabilización sólo se habilitará hasta 1080p, dejando el 4K sin ella (y la cámara frontal directamente no tiene).
Dejando a un lado esto, el resultado es parejo a la fotografía. Con algo retraso en la compensación de la exposición cuando se cambia de iluminación, salva bien la situación con luz abundante, manteniendo el detalle en el primer plano de manera aceptable y experimentando pérdida de nitidez más llamativa en el segundo plano, sobre todo si estamos en media o baja luz.
La estabilización se nota bastante en cuanto se lo ponemos difícil y nos movemos algo más. Y la captura de audio es algo baja a nivel de calidad, si bien en alcance queda bastante bien.
La noche siempre es el punto más exigente y en el vídeo el ruido no se hace de rogar, aunque el resultado es bastante decente. Quizás aquí mejor optar por el 4K para sacar el máximo partido, ya que la estabilización puede resultar algo forzada.
La cámara frontal es capaz de grabar a un máximo de 1080p. El resultado es más que aceptable, incluso si intentamos ponérselo algo más difícil desestabilizando la escena.
Autonomía: otra protagonista en la sombra
Teniendo en cuenta que tenemos un terminal grande (y voluminoso) y una pantalla pequeña, cabría esperar que la experiencia con la autonomía fuese satisfactoria. Una autonomía que depende del uso y también de cómo se porte el software con los 3.505 miliamperios/hora de la batería.
Y en la práctica estas expectativas se han cumplido, aguantando días de uso intensivo sin que la batería se agotase del todo y logrando una autonomía media superior a un día. Cuando el uso no ha sido del todo intensivo (sin ser tampoco ligero), la autonomía ha sido incluso de casi dos días.
No tenemos ninguna app específica de la casa que dé más información que la que da Android acerca del consumo por app o servicio, cosa que casaría bastante con esa monitorización del sistema que realiza DTEK a nivel de seguridad. Pero sí podemos activar que el móvil nos indique el nivel de carga con una barra en el lateral curvado de la pantalla.
En cuanto a la carga, al incorporar Quick Charge 3.0 podremos cargarlo en algo más de 2 horas (de 0 a 100% con el terminal apagado), llegando al 50% de su carga en los primeros 55 minutos.
Probablemente el hecho de que tenga una pantalla relativamente pequeña y con una resolución media, hacen que se aprovechen esos 3.505 mAh aún mejor. Siendo ya de todas formas una cifra que últimamente no alcanzan los móviles más potentes del mercado, los cuales en ocasiones cojean justamente de este pie.
Sonido: mejor no perder de vista los auriculares
Como hemos visto de los distintos usos en relación al teclado físico, la KEYone no es el mejor móvil para el uso multimedia. Tenemos una sola salida de audio, situada en el altavoz de la base (a la derecha del USB mirando el móvil de frente) y la posibilidad de conectar auriculares con cable por su jack de 3,5 milímetros, en el borde superior.
La calidad es mediocre, no llega a ser directamente mala pero no está a la altura del usuario medio que recurre a la salida de audio del móvil para la audición. El volumen máximo no está nada mal, llegando a los 109 decibelios, pero la pérdida de calidad se acentúa en cuanto sobrepasamos aproximadamente el 60% del mismo.
No tenemos ningún tipo de ajuste especial de la casa, como ecualizador o modos de audición, pero siempre tendremos mejor resultado optando por auriculares o por altavoz.
BlackBerry KEYone, la opinión de Xataka
El teclado físico aún tiene sus adeptos aunque dada la demanda sea un público minoritario. La esperanza de éstos sigue siendo BlackBerry, que aunque haya dejado de encargarse de la parte material de los smartphones su sello aún se ve en el único terminal con teclado físico QUERTY del momento.
Para el usuario "criado" con el factor forma estándar y con los botones justos el cambio es brutal y relativamente exigente. Ya no sólo por el pequeño entrenamiento que requiere escribir con relativa fluidez en cuanto a la localización de símbolos y cambios a mayúsculas, teclado numérico y demás, sino porque no resulta ergonómico y el cansancio llega pronto.
El usuario acostumbrado, que venga de un modelo previo con un ancho similar, probablemente no requiera demasiada adaptación, controlando además las posibilidades del cursor y los accesos directos. Pero el contacto con la pantalla sigue siendo imprescindible para la navegación por las distintas interfaces, o incluso si queremos colocar un carácter con tilde, y no resulta demasiado cómodo al tratarse de un terminal tan alto (quizás sea más cómodo, eso sí, que una Priv).
La aportación de BlackBerry en cuanto a la seguridad es considerable y tendremos muchas más opciones por defecto de las que encontramos en un terminal Android en general, si bien la personalización podría ir algo más allá en cuanto a ajustes de pantalla o control de la autonomía, donde no vemos ningún extra. Eso sí, precisamente en consumo de batería sale bastante bien parada.
La experiencia se descompensa un poco por el lag con el que no es raro encontrarse al querer cambiar de tarea o usar apps pesadas como la de Netflix o un juego. En ocasiones tardan un segundo aproximadamente en minimizarse desde que pulsamos el botón y se echa en falta la fluidez bastante.
Sorpresa agradable con la cámara, sin tampoco echar cohetes, pero para no ser una de las principales características el comportamiento de una y otra a la luz del día es más que decente. Eso sí, de noche todos los gatos son pardos, y en el caso de la KEYone estos gatos serían de acuarela.
Una solución peculiar para ese público que aún se siente cómodo con las teclas físicas, aunque por el precio de venta quizás hubiese valido la pena incorporar un procesador más potente y más RAM para evitar el lag. Lo que está claro es que es un móvil que atrae miradas (por diseño y tamaño) y que no hay ningún problema en cuanto a manejarse por las interfaces, si bien como hemos visto podría aprovecharse mucho más el teclado.
7.5
A favor
- Construcción y materiales de calidad: robusto y resistente.
- El cursor sobre el teclado es muy cómodo en apps de tipo "timeline".
- La autonomía: muy buena gestión del consumo, llegando a los dos días de autonomía en algunos casos.
En contra
- No es ergonómico y escribir con el teclado físico cansa pronto al tener que acurrucar los dedos y sostener el terminal.
- Es pesado.
- El sonido es mediocre.
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La noticia BlackBerry KEYone, análisis: el reto de ser el único móvil con teclado físico QWERTY en la era de las pantallas infinitas fue publicada originalmente en Xataka por Anna Martí .
Fuente: Xataka
Enlace: BlackBerry KEYone, análisis: el reto de ser el único móvil con teclado físico QWERTY en la era de las pantallas infinitas
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