Los lienzos que nos unen
Estamos en Mountain View, California. Aquel edificio que veis al fondo, el que bordea Moffet Boulevard es el Centro de Investigación Ames, de la NASA. Fue fundado el 20 de Diciembre de 1939 y su nombre fue puesto en honor de Joseph Sweetman Ames - un prestigioso físico fundador de la extinguida NACA (Comité Consejero Nacional para la Aeronáutica) - una agencia federal de Estados Unidos que emprendía, fomentaba e institucionalizaba las investigaciones aeronáuticas. Ames pretendía que la NACA potenciase la educación en ingeniería, dándole capital importancia a la aeronáutica. La NACA se disolvió a finales de 1958, pero sus recursos y personal formaron el núcleo de la actual NASA.
Estéticamente, no es un edificio muy bonito. Más bien, por la apariencia de los tensores que cubren sus paredes, da la sensación de que el edificio está sin acabar. Da igual. Dentro de aquel sitio ocurrían maravillas. En la segunda mitad del sigo XX comenzó a estudiarse en túneles de viento la aerodinámica de los aviones, pero más tarde abarcaría también los vuelos espaciales y las tecnologías de la información. Ocho de las misiones espaciales del programa Pioneer de 1965 a 1978 fueron gestionadas desde allí. La gente de aquel lugar construyó artefactos que viajaron por todo el sistema solar, y consiguieron la experiencia y práctica necesaria para que años más tarde las complejas misiones Voyager 1 y Voyager 2 fueran posibles.
Era alrededor de 1965, y una una de las tantas excursiones escolares que se hacían a ese centro de investigación se repartía entre aquella amalgama de tecnología de la época. Aquel día, un niño se maravilló con una máquina que emitía indescifrables sonidos y luces.
Ese niño se llamaba Steven Paul Jobs, y justo en ese instante veía un ordenador por primera vez en su vida.
Años más tarde, hablaba de aquel momento como algo especial, y que quizás marcaría el ADN de cierta empresa más de lo que imaginamos: “Pensé que aunque sólo hubiese un ordenador en cada escuela, alguno de los niños lo encontraría. Y cambiaría su vida”.
Y eso fue exactamente lo que hizo.
Kids can’t wait
El problema era la burocracia del sistema educativo estadounidense. A principios de los ochenta los centros se acercaban tímidamente a la informática, pero para Jobs no era suficiente. Para él, era inaceptable que generaciones enteras de jóvenes pasaran por la escuela sin haber tocado ninguna de esas máquinas en todo su ciclo escolar: e hicieron números. ¿Cuánto costaría a Apple poner un ordenador en cada colegio? Las cifras, evidentemente, se dispararon. Pero como podéis suponer, el reto no desanimó a Jobs.
Estudiaron la ley. Había leyes que facilitaban la compra de libros, y una en particular, permitía cierta desgravación fiscal si se donaban aparatos de instrumentación científica o computadoras a universidades, con el propósito de servir para la investigación científica. Era un paso, pero aquella última parte la hacía imposible de utilizar si querían poner ordenadores incluso en colegios para niños de 8 años. Así que Steve fue a hablar con Pete Stark, el representante del estado de California en el congreso de Estados Unidos.
Steve Jobs consiguió sacar a flote su propuesta de desgravación fiscal, y pudo poner un Apple IIe en los casi 9000 centros educativos de California
Juntos crearon una propuesta que permitía esta desgravación fiscal para las instituciones que donaran ordenadores a centros escolares (incluyendo incluso museos o bibliotecas), especificando que estas máquinas eran para ser utilizadas por los estudiantes y que las contribuciones serían no discriminatorias por area geográfica o estatus económico. La propuesta no salió a flote en todo el país porque se bloqueó en el subcomité de aprobación previo, pero el estado de California si que la adoptó, gracias al gobernador de la época, Jerry Brown. A pesar de que siguió costando millones a la empresa, esta ley permitió cierta rebaja de impuestos que permitió a Apple donar un ordenador a las casi 9000 escuelas e institutos de su estado. La campaña se denominó “Kid’s can’t wait” (“los niños no pueden esperar”) y el ordenador elegido fue un Apple IIe - que lo convirtió en popular para el mercado educativo. Jobs tuvo muy claro que la informática jugaría un papel muy importante en el futuro, y se encargaría en los años siguientes de convertir la idea en parte del ADN de Apple.
La valentía del eMac
Poner un ordenador en el corazón del sistema de educación no sólo servía para que los niños conocieran la informática. Los profesores también tenían que ponerse al día, y se ofrecieron cursos sobre su manejo y posibilidades antes de que cada centro recibiera su ordenador gratuito. También los vendedores de las tiendas, porque los clientes empezaban a preguntarse para qué servían aquellas máquinas que estaban en el colegio de sus hijos. La chispa fue pequeña, pero prendió muchos cabos que inició una conjunción de dos mundos que en aquella época todos pensaban muy distantes.
El eMac fue lanzado al mercado educativo en plena recuperación económica de Apple a principios de 2002 - fue una apuesta valiente
Hubo otro momento especialmente valiente en la historia de Apple, que deja bien claro el carácter y los ideales que Jobs imprimía a la compañía. En 2002, pocos años después de la recuperación de la compañía por la bancarrota de los noventa gracias al iMac, se embarcaron en el lanzamiento de un ordenador pensado y creado específicamente para el sector educativo, el mítico eMac (education Mac). Como ya sabían lo complicado que sería que algún gobierno firmara una rebaja fiscal para financiar estas máquinas, diseñaron el producto para que tuviera un precio más bajo que el iMac desde el que partía. De esta forma, personalizaba el mercado de la educación con un producto propio y llamaban la atención a quien sistemáticamente contaba con la informática como una asignatura sin más, en lugar de una herramienta creativa y de aprendizaje.
El valiente eMac dejó de fabricarse porque el iMac estaba ganando tanta popularidad que Apple prefirió potenciar la marca. Esta es la época en la que aquellos preciosos ordenadores traslúcidos y cabezones aparecían en muchas series en películas. Eran esos momentos en los que, si veíamos uno de ellos mientras estábamos en el cine, dábamos un ligero codazo a nuestro acompañante “Mira, un Mac”. Ese comentario no sólo estaba ya presente en la cultura popular, también los jóvenes que durante esa generación se educaron con la tecnología y que después pasaron por la universidad y están hoy trabajando.
Podríamos conectar muchos más puntos, como el anuncio de la transición a Intel en verano de 2005: la popularización de los portátiles - ya comenzábamos a alejarnos de los escritorios - hacía que Apple tuviera que avanzar y la arquitectura PowerPC no estaba a la altura del cambio. Intel en los novísimos MacBook Pro hizo que muchos estudiantes también perdieran ese miedo a los Mac y fue el impulso definitivo hasta la popularización de la marca, que como vais tiene fuertes raíces en el corazón mismo de la compañía.
La keynote: una sola persona puede cambiar el mundo
Apple celebró ayer un evento atípico dado el “público” al que iba dirigido. Pero no es raro en la compañía: como hemos visto a lo largo de este artículo, es puro ADN de Apple involucrarse de esta forma en potenciar la educación a través de la informática - como medio, no como fin. Seguro que no era la keynote que muchos esperabais, pero no todos los eventos de Apple son para presentar el último modelo de iPhone. Ayer se conectaron muchos puntos que como veis vienen de muy atrás. Como curiosidad, la última keynote dedicada al mercado de educación fue en Enero de 2012, y fue la primera keynote que se celebró después del fallecimiento de Steve Jobs.
En aquel momentos, se presentaron herramientas como iBooks Author, iTunes U… fueron buenas ideas y sentaron ciertas bases, pero hoy el mundo está mucho más conectado. El propósito de Apple es crear lienzos en los que cualquiera pueda derrochar creatividad, productividad y que sirvan para conectarnos entre nosotros. No hay nada que nos conecte más que lo que somos capaces de crear y que otros perciben como interesante. Son los lienzos que nos unen, en todos los sentidos.
Con el lanzamiento del iPad 2018, Apple se aleja de la idea de los conformistas - un ordenador debe ser un ordenador - que ya nos anticipaba con el fabuloso anuncio “What’s a computer?” en el que nos hablaba sobre el iPad. Son sus resultados, y el espíritu de aquel “ordenador para educación” se ha convertido en “una herramienta para educación”, la definición más básica de lo que es este iPad. Apple además propone utilizarlo con el Pencil, incluso con un producto satélite con el Crayon de Logitech - desarrollado conjuntamente, importante carga de intenciones aquí - todavía más barato que el de la propia marca.
El nuevo iPad no sólo es el dispositivo en sí: el ecosistema se adapta para dar lugar al mercado educativo, y se integra en las herramientas que ya conocemos. Que iBooks Author ahora sea parte de Pages me parece la jugada perfecta: atraerá incluso a gente que nunca he tenido la idea de utilizarlo, por ser parte de una app que manejan todos los días - contrapuesta la idea anterior de que a iBooks Author sólo se acercaban quienes tenían ya algo en mente. Es un “despertar de la curiosidad” importante.
Todo ello se enmarca en herramientas que permiten que los profesores y los alumnos interactúan de forma que antes no podían en el iPad: a través de aplicaciones, ejercicios, una auténtica clase virtual sin la desventaja de tener que utilizar un ordenador tradicional (comodidad, versatilidad, peso) - la idea del “libro digital” del futuro, llevada a su máxima expresión. Más allá de todo eso, hay algo que nos rodea: Apple consigue todo esto en un producto con una tecnología increíble a un precio asequible, más barato incluso que muchos Chromebooks u ordenadores similares, y mucho más potente y lleno de posibilidades para profesores y estudiantes. Con apps y el ecosistema necesario que lo complementa y que van más allá del simple dispositivo.
El futuro
Con esta keynote Apple reposiciona de nuevo su gama iPad: ahora este iPad está más cerca de lo que es el Pro ahora mismo, no a nivel de especificaciones (aquí falta el Pro Motion, panel IPS, Smart Connector…) pero si en el plano de la utilidad si damos un uso intensivo al Pencil, que mantiene su latencia y ángulo inteligente de inclinación (y presión, pero solo en el modelo de Apple - el Crayon de Logitech es la única característica que no tiene). Este acercamiento en cuanto a funcionalidad nos puede hacer pensar que Apple podría dar un nuevo impulso al iPad Pro ya el año que viene con un modelo que hereda del iPhone X el diseño sin marcos, más pantalla en menos envergadura, más potencia con el chip A11 Bionic.
¿Como funcionarán las novedades de ayer en el campo educativo? Lo importante es que Apple no depende de ellas. Evoluciona su idea de inmersión en este campo y proporciona las herramientas para conseguir un paso más, algo que evidentemente será más fácil de conseguir en el mercado estadounidense, donde la marca tiene más presencia. ¿Significa eso que en otros países no se utilizarán igual? En mi opinión, lo que hizo ayer Apple fuer sentar ciertas bases para que cualquier estudiante o centro escolar pueda contar con estas herramientas si las necesitas, incluso a título personal: no se necesita un plan de estudios o un grupo para utilizarlas, aunque evidentemente es mejor para utilizarlas al completo.
¿Veremos aulas y bibliotecas con iPad en los próximos años? Hace muchos años me hicieron esa pregunta, sustituyendo iPad por Mac. Nadie lograba imaginar que Apple entrara fuera de su propio país con tanta fuerza, pero si hoy os paseáis por algunos centros educativos el logo de la manzana ya no es uno entre cien. La compañía ha logrado eso siendo parte de la revolución tecnológica gracias al Mac y al iPhone, y casi estaban en la obligación - como cultura de empresa - de hacer algo especial con el iPad. No hablamos del dispositivo, sino de todo lo que cualquier puede hacer con él.
Aquella visita escolar en 1965 hizo que un niño se maravillara con la informática, y ese niño ciertamente cambió el mundo. Esa fascinación y esa ambición. Esa visión y esa esperanza en las herramientas y en la cultura y aprendizaje a través de la tecnología es lo que define - y diferencia - a la Apple que vimos ayer.
Ya sabéis, sólo aquellos que están tan locos como para querer cambiar el mundo, son quienes lo consiguen.
En Applesfera | Todo sobre la keynote “Let’s take a field trip”
También te recomendamos
Apple adquiere LearnSprout, una startup que mide el rendimiento de los alumnos escolares
Apple lanzará nuevos iPads de bajo coste en la próxima keynote, según Gurman
La importancia de la refrigeración en un portátil
-
La noticia Los lienzos que nos unen fue publicada originalmente en Applesfera por Pedro Aznar .
Fuente: Applesfera
Enlace: Los lienzos que nos unen
Comentarios
Publicar un comentario