La última esperanza del rinoceronte blanco está en los laboratorios que no quieren decirle 'adiós' (aunque quizás sea el momento)
Siempre hay un momento para decir basta. Y si somos sinceros, lo más probable es que ese momento haya llegado para el rinoceronte blanco del norte. No es el mamífero más amenazado del planeta por casualidad. Durante décadas, hemos destruido sus hábitats, hemos hecho la vista gorda a la contaminación, hemos ignorado el cambio climático y hemos cerrado los ojos frente a la caza furtiva. ¿Casualidad? No, negligencia.
El rinoceronte blanco del norte es un símbolo de todo lo que hemos hecho mal. Tanto es así que traerlo de vuelta no nos asegura volver a verlo corretear por las reservas naturales. Casi al contrario: si no hacemos frente a todos los problemas del párrafo anterior, traerlo de vuelta es gestar una costosísima pieza de museo que pasará sus días en un zoológico (o en una granja china).
Y, pese a todo, nunca hemos estado más cerca de conseguirlo.
Híbridos de rinoceronte
Más allá de las cuestiones éticas y ecológicas, estamos ante un paso muy importante en el intento de 'resucitar' especies. Un grupo de investigadores han creado embriones híbridos de rinoceronte como parte del intento por rescatar al rinoceronte blanco del norte de lo que parecía una inevitable (y ganada a pulso) extinción.
Es uno de los pasos clave en el perfeccionamiento de la fecundación in vitro en esta especie. Los embriones producidos con esta técnica contienen el ADN de rinocerontes blanco del norte, sí; pero usan el de otras subespecies cercanas para estudiar los detalles del proceso sin poner en riesgo el poco material genético que conservamos.
No hay que olvidar que el último macho de esta subespecie murió custodiado por soldados keniatas hace unos meses y, hoy por hoy, solo quedan dos hembras con vida. Y las muestras biológicas (esperma incluído) que tenemos almacenadas. Con la atención que ha recibido esta subespecie, los investigadores saben que es una carrera de fondo no solo por el prestigio, sino también por la financiación.
Un futuro incierto
Así, hay muchos laboratorios detrás de esa resurrección. Pero ha sido el equipo dirigido por Cesare Galli, un veterinario y embriólogo en Avantea (un laboratorio biotecnológico italiano), el que ha hecho el movimiento clave. Ha desarrollado la técnica para extraer ovocitos de las hembras de rinoceronte y fertilizarlos.
Para evitar riesgos innecesarios, en lugar de probar el procedimiento en las hembras de rinoceronte blanco del norte, lo probaron en las hembras de rinoceronte blanco del sur, una subespecie muy emparentada cuyas cifras rondan en unos 20.000 ejemplares.
Esos óvulos fueron inyectados con esperma de un rinoceronte macho del norte ya fallecido y cuatro de ellos (una tercera parte) se convirtieron en embriones tempranos (blastocitos). La idea es que esos híbridos preserven, en la medida de lo posible, la estirpe del rinoceronte blanco del norte.
Es solo un primer paso: la idea es extraer óvulos de las hembras vivas y fecundarlos con el mismo esperma. Si todo va bien, en tres años podríamos tener los primeros bebés de rinoceronte blanco. Y, sin embargo, es solo aplazar el problema: retrasar la extinción.
Sobre todo, porque en esos tres rinocerontes (uno de ellos muerto), no hay diversidad genética como para mantener una especie completa. Hace falta más y, por suerte, tenemos más: Hace unos meses hablábamos de un estudio que señalaba que con lo que teníamos congelado habría suficiente, si sabemos usarlo. La esperanza de la especie está, por tanto, en las células madre. La esperanza, que no el futuro. Ese no sabemos dónde está.
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La noticia La última esperanza del rinoceronte blanco está en los laboratorios que no quieren decirle 'adiós' (aunque quizás sea el momento) fue publicada originalmente en Xataka por Javier Jiménez .
Fuente: Xataka
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