Samsung Galaxy Note 9, análisis: la evolución sin revolución de un candidato a mejor móvil del año
Cada vez es más difícil no ser más de lo mismo en la industria del móvil, con respecto a los rivales y al propio árbol genealógico. Cada vez, además, se paga más caro por parte de un público tan fan como exigente, que no duda en ver lo "familiar" de un smartphone con respecto a otro ya desde su presentación, y los Note lo tienen especialmente difícil al venir a mitad de año tras los Galaxy S, por eso en este análisis del Samsung Galaxy Note 9 vemos si el terminal del S Pen es diferencial más allá del característico puntero.
Un S Pen que cual caballo de Troya lleva gran parte de las novedades de este Note con respecto al anterior, y que por ello es aún una parte más importante de la esencia de esta estirpe de Samsung. Esto y el resto de añadidos luchan con un fuerte componente conservador a nivel de diseño y de componentes, con el objetivo de que en conjunto sea el terminal ideal para un usuario que exija tanto a nivel de versatilidad como de rendimiento. Veamos si el Note 9, el Note del gaming, cumple expectativas.
Samsung Galaxy Note 9, especificaciones técnicas
Samsung | Samsung Galaxy Note 9 |
---|---|
Dimensiones físicas | 161,9 x 76,4 x 8,8 milímetros, peso 201 gramos |
Pantalla | Super AMOLED 6,4 pulgadas aspecto 18.5:9 |
Resolución | QHD+ (2.960 x 1.440 px), 516 ppp |
Procesador | Exynos 9810 10 nm octa core (2,7 + 1,7 Ghz) |
RAM | 6 / 8 GB |
Memoria | 128 / 256 (microSD hasta 512 GB) |
Versión software | Android 8.1 con Samsung Experience |
Conectividad | LTE Cat. 18 (1,2 Gbps), WiFi AC, Bluetooth 5.0, NFC, GPS, ANT+, USB-C, minijack auriculares |
Cámaras traseras | Dos sensores de 12 megapíxeles: Dual Pixel, apertura variable f/1.5-2.4, OIS + telefoto f/2.4, AF, OIS |
Cámara frontal | 8 megapíxeles, AF, f/1.7 |
Batería | 4.000 mAh |
Otros | Intelligent Scan (facial + iris), lector de huellas, resistencia IP68, S Pen |
Precio | 1008,99 euros (6 GB/128 GB) 1.259,01 euros (8 GB / 512 GB) |
Samsung Galaxy Note 9, review en vídeo
Diseño: que la moda sea el estilo propio
La convergencia de las dos líneas de buques insignia de Samsung parece incrementarse inevitablemente cada vez más en cada iteración, de manera que el terminal del S Pen ha adoptado el estilo de los Galaxy S manteniendo siempre una diagonal mayor de pantalla, las dimensiones necesarias para albergar la pantalla y el puntero y un chasis menos redondeado. En este caso tenemos un Note 9 con una estética muy similar a la del Samsung Galaxy Note 8, con esquinas más angulosas que los Galaxy S9 pero con un frontal que es una de las señas de identidad de la casa desde los Galaxy S8.
Un frontal mejor aprovechado por parte de la pantalla que en el anterior Note, acercándose al 84,2% del Samsung Galaxy S9+, y que como nos ha "malacostumbrado" la marca en sus topes de gama da una sensación de pantalla infinita. El borde inferior es bastante fino, y por cierto no mantiene la simetría con el superior aunque lo parezca a simple vista (son 7,26 milímetros el superior frente a 6,55 el inferior, el ligerísimo peaje a pagar por integrar la cámara, el auricular y los sensores que no tiene el inferior, despejado de botones).
Todo acabado con curvas laterales que quedan recogidas por el marco metálico cincelado a láser que, como dijimos en las primeras impresiones, da la sensación engañosa de mayor delgadez (cuando es 2 milímetros más grueso que su antecesor). Algo que no es en sí un reproche, dado que la sensación de teléfono grande es inevitable en dispositivos de estos volúmenes y peso, y en este caso estas "curvas de la felicidad" encierran una batería con más capacidad y no hay una sensación de teléfono grueso más allá de la esperada.
En la comparativa del Note 9 con respecto a sus rivales, ya vimos que el nuevo vástago de Samsung se sube al pódium de los más pesados y voluminosos de la gama alta de este año (hasta la fecha), sosteniendo el bronce tras un HTC U12+ y un Sony Xperia XZ2 Premium que lo ponen difícil en cuestión de centímetros cúbicos y gramos.
Más ancho, menos alto y ligeramente más grueso que el Note 8, es el Note que mayor pantalla ha integrado de todos y es un smartphone grande. Pero hay un buen trabajo en compactación teniendo en cuenta que tiene una superficie similar al iPhone 8 Plus con una pantalla de casi una pulgada más (el iPhone es más delgado y menos voluminoso, pero también tiene una batería menor).
Pantalla (pulgadas) | Altura | Anchura | Grosor | Peso | Batería | Superficie | Volumen | |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Samsung Galaxy Note 9 | 6,4” | 161,9 | 76,4 | 8,8 | 201 | 4.000 | 123,69 | 108,9 |
Samsung Galaxy Note 8 | 6,3” | 162 | 74,8 | 8,6 | 195 | 3.300 | 121,55 | 104,53 |
Samsung Galaxy S9+ | 6,2” | 158 | 73,8 | 8,5 | 189 | 3.500 | 116,6 | 99,11 |
Huawei P20 Pro | 6,1” | 155 | 78 | 8,2 | 190 | 4.000 | 114,55 | 89,34 |
Sony Xperia XZ2 Premium | 5,8” | 158 | 80 | 11,9 | 236 | 3.540 | 126,4 | 150,42 |
Pixel 2 XL | 6” | 157 | 76 | 7,9 | 175 | 3.520 | 121,1 | 95,68 |
OnePlus 6 | 6,28” | 155,7 | 75,4 | 7,75 | 177 | 3.300 | 117,4 | 90,98 |
Huawei Mate 10 | 5,9” | 150,5 | 77,8 | 8,2 | 186 | 4.000 | 117,09 | 96,01 |
HTC U12+ | 6” | 156,6 | 73,9 | 8,7 | 188 | 3.420 | 115,72 | 112,26 |
OPPO Find X | 6,42” | 156,7 | 74,2 | 8,4 | 186 | 3.730 | 116,2 | 97,67 |
Xiaomi Mi 8 | 6,21” | 154,9 | 74,8 | 7,6 | 172 | 3.300 | 115,87 | 88,06 |
LG G7 ThinQ | 6,1” | 153,2 | 71,9 | 7,9 | 162 | 3.000 | 110,15 | 87,01 |
iPhone 8 Plus | 5,5” | 158,4 | 78,1 | 7,5 | 202 | 2.691 | 123,71 | 92,78 |
El Samsung Galaxy Note 9 sube al pódium de los más voluminosos y pesados de la alta gama de 2018, sin ganar al que parece el indiscutible campeón, el Sony Xperia XZ2 Premium. El Huawei P20 Pro tiene un menor volumen y peso con una batería de la misma capacidad, pero también integra una pantalla algo menor, así que sin hablar de ningún récord o milagro se trata de un buen trabajo de compactación, sobre todo si lo vemos al lado del XZ2 Premium (con mayor volumen, peso y batería y menor pantalla).
El tamaño se convierte en un relativo reto si venimos de terminales más pequeños, pero no si nuestro anterior teléfono era ya un Note o alguno de los citados en dicho pódium o de tamaño similar. Lo que han logrado es que la construcción y el diseño sean ergonómicos, así como que el agarre sea cómodo también cuando lo cogemos con una sola mano para usar el S Pen.
El puntero, por cierto, se esconde como hemos visto anteriormente (en la base del teléfono y en la esquina derecha), sin sorpresas a la hora de sacarlo o insertarlo. Y por cierto, importante puntualizar que el móvil no resbala, dado que con sus dimensiones esto sería una pega importante.
Teniendo en cuenta que contamos con un botón más (el de Bixby, Samsung no se rinde), con el minijack de 3,5 milímetros y con la cubierta superior del S Pen asomando al lado del altavoz inferior, la apariencia del terminal es sobria y todo logra encajarse con discreción, sin salientes o irrupciones bruscas en los bordes. Éstos además, a diferencia de los S9, se mimetizan en color con la trasera del terminal en cuanto a color (no en cuanto a acabado, siendo algo más mate), con lo que se logra un todo en cuestión estética y que sea un smartphone sobrio y elegante (al menos en su versión azul).
La nota discordante la pone el S Pen, lo cual tampoco es un reproche y que ya dependerá de los gustos del usuario. El stylus en el modelo azul es amarillo mate, con el habitual reborde con el logotipo de la casa en dorado y brillo, pero en cuanto a la apariencia no hay apenas variación con los anteriores (posteriormente hablaremos de las funciones y características, que sí experimentan una evolución a destacar).
La trasera se renueva parcialmente, para desplazar el lector de huellas a la parte inferior de las cámaras. Esto nos provoca un déjà vu que no es para bien, pero no tanto por la posición, sino por las dimensiones: el error cometido en los Galaxy S8 no se ha repetido, pero el tamaño del sensor es tan reducido que nos exige recolocar el dedo varias veces, y al final la lectura (que no funciona mal per se) no es lo eficiente y rápida que podría y debería, recordándonos más al Samsung Galaxy A6+ que al Galaxy S9+ en esto.
La protuberancia de las cámaras se mantiene discreta y no se percibe al apoyar el terminal, lo justo como para que la detectemos al tacto y evitemos ensuciar las lentes al colocar el dedo para su lectura o en el agarre normal. Pero eso sí, pantalla y trasera con su Gorilla Glass 5 son un imán de huellas importante, lo cual por suerte no ocurre en el cristal que protege las cámaras traseras.
Pantalla: mejorando lo que ya era un buen recuerdo
Acomodado en las seis pulgadas desde hace ya unas ediciones, para este nuevo Note cabía esperar al menos un panel de 6,3 pulgadas como el de su antecesor, con una resolución que no bajase el QHD+. Y así ha sido, ya que el S Pen puede serpentear por una pantalla de 6,4 pulgadas super AMOLED con resolución de 2.960 x 1.440 píxeles (516 píxeles por pulgada) y relación de aspecto 18.5:9.
Pantalla alargada y casi infinita que aprovecha mejor el frontal como hemos comentado antes, y que está a la altura a nivel de detalle y contraste. Colores brillantes sin pasarse en cuanto a saturación, los cuales además podemos ajustar gracias a las opciones extra que proporciona Samsung para que la pantalla esté a nuestro gusto en la medida de lo posible.
En cuanto a esto vemos los modos de pantalla que el software ya proporcionaba en el Galaxy S9+, y como en aquella ocasión el perfil que mejor se ha adecuado a nuestras preferencias es el Adaptative, al ser automático según el ambiente y poder ajustar en cierto grado la temperatura y el tono de los blancos.
- Adaptative display: el único modo dinámico, que se ajusta según el contenido y el ambiente a nivel de la saturación, balance de blancos o la gama de color. Es el único que permite personalización de los blancos a nivel de temperatura (de 8.800 a 8.600 Kelvins) y de los tres colores primarios (verde, azul y rojo).
- Cine AMOLED: cubre el 100% del espacio de color DCI-P3. Es más cálido y los colores están menos saturados que con el Adaptative Display (aunque tiene más saturación y contraste que el de foto).
- Foto AMOLED: orientado al público con preferencias relacionadas con la fotografía (con una calibración muy próxima al estándar de RGB de Adobe). Ofrece colores menos saturados que los anteriores y los blancos son algo más fríos.
- Básico: una calibración que se corresponde con el estándar sRGB, con una temperatura similar a la del modo de cine pro algo menos de saturación.
Bien en cuanto a ángulos de visión, con el habitual sombreado que aparece si inclinamos el panel horizontal o verticalmente en ángulos algo exagerados y apareciendo las sombras debidas a la curvatura (pero en posiciones no naturales y nada que ver con lo que veíamos continuamente en el Nokia 8 Sirocco). Y con unos 600 nits de brillo máximo nos da para visualizar bien los contenidos cuando la luz incide más directamente sobre la pantalla, aunque lo que cabe destacar es que el ajuste de brillo automático funciona muy bien, y si sois lectores habituales de nuestros análisis quizás recordéis que no es precisamente algo habitual.
La sensibilidad táctil es correcta, tanto para nuestros dedos como para el S Pen, aunque habría que mejorar la discriminación de toques accidentales en las esquinas. No llega a ser molesto, pero en ocasiones se reconoce la porción de yema del pulgar que toca el panel al sostener el teléfono en horizontal, y hemos de recolocarlo un poco.
Tenemos pantalla ambiente entre los añadidos de la capa (Always On en el lenguaje de Samsung), pero sigue siendo algo escueta en cuanto a posibles funciones y los widgets también tienen margen de mejora (aunque la experiencia con el de reproducción de música es bastante mejor que con el Samsung Galaxy A6+). No estaría nada mal que además de poderse establecer un tiempo de actividad para Always On existiese la posibilidad de activarla al levantar el móvil, de modo que el panel pudiese estar apagado en reposo absoluto sin renunciar a esta función.
Un movimiento que vendría especialmente bien a la hora de usar el reconocimiento de Intelligence Scan, como ocurre en la identificación facial del iPhone X o el Xiaomi Mi 8 que actúan simplemente elevando el móvil y poniéndolo enfrente. Como también se agradecería el doble toque para activar pantalla en toda su extensión y no sólo en el botón virtual de cerrar.
Al final tenemos una pantalla que gusta a todos los niveles, y que por sus características y tamaño resulta especialmente satisfactoria para visualizar contenido multimedia o jugar. Y precisamente hilando con esto último pasamos a hablar de las bondades del terminal en cuestión de rendimiento, porque este Note ha venido carraspeando fuerte al ámbito del gaming.
La potencia suficiente para participar, pero no para ganar
El gaming ha experimentado un auge particular de la mano de los smartphones, con juegos que han llegado a ser populares bien puntualmente o de manera prolongada, tirando de realidad aumentada y aprovechando la potencia que estos dispositivos van adquiriendo. Juegos como 'Fortnite', cuya llega a Android se esperaba como agua de mayo y que se anunció precisamente aprovechando el lanzamiento del teléfono que nos ocupa.
Este fortalecimiento de la industria del gaming, a su vez, ha influido en la hoja de ruta de alguno de los fabricantes, siendo la semilla de la que germinaría un nuevo segmento en la de los smartphones: los móviles gaming. ASUS, Razer y Xiaomi han apostado ya por este formato, caracterizado por una aparentemente obligatoria estética, la máxima potencia y diseños pensados para largas partidas, como el del ASUS ROG Phone y su doble conector en lateral.
También ha influido en la de Samsung, pero de momento no para ver un "Samsung Galaxy Gamer" ni nada por el estilo, sino para condimentar algo más el reclamo de su último Note. El menú: un primer plato de electrónica orientada a evitar lags, con un sistema de refrigeración con agua y carbono de guarnición y un segundo plato con un calibrador de rendimiento basado en inteligencia artificial.
Todo eso rematado con un postre multimedia compuesto por 6,4 pulgadas de panel de alta resolución y un sistema de sonido del que hablaremos más adelante. Así que veamos qué tal sabe esa primera parte del menú.
Como solemos ver en este segundo tope de gama de Samsung, el procesador es parte de ese ADN que mantiene de sus antecesores más inmediatos incorporando de nuevo el procesador de la casa Exynos 9810. Éste puede acompañarse de 6 u 8 GB de RAM, colocándose así a la altura del OnePlus 6, el Xiaomi Mi MIX 2S o el OPPO Find X entre otros (la versión que hemos analizado aquí es la de 6 GB y 128 GB de almacenamiento).
Todos estos números se traducen, por un lado, en una fluidez constante y efectivamente nada de lag. Las transiciones, aperturas y el despliegue de menús contextuales y multitarea se suceden con normalidad, así como la carga y navegación en apps tipo timeline o carrusel de tarjetas.
Fluidez constante y nada de "lag" en el Galaxy Note 9
La precarga de los juegos suele ser exigente, en ocasiones casi como las partidas en sí. Ejemplo de ellos son los pesados y cargados menús de 'PUBG' o el preload del nuevo 'Asphalt 9 Legends', los cuales no suponen un reto para este Note 9 de 6 GB de RAM (con 8 GB la experiencia probablemente sea mejor al suponer menos exigencia).
Aunque lo que sí que notaremos de manera bastante continua es el aumento de temperatura. El cristal trasero suele estar templado cuando no hacemos un uso intensivo (y especialmente si estamos en un ambiente cálido como el que nos brinda este maravilloso mes de agosto), o bien si tenemos alguna tarea relativamente exigente en segundo plano como la reproducción de música o compartir red.
Notaremos que la temperatura aumenta a los pocos minutos de ejecutar un juego. De hecho, el punto más caliente está en el borde izquierdo (mirando el terminal con el frontal de cara), justo al lado de donde Samsung ha ubicado la placa térmica de cobre que compone el sistema de refrigeración que antes citábamos (y que nos mostraban los chicos de Hi Tech Mail Ru).
Resulta complicado disipar el calor de la cubierta y el chasis cuando éstos se componen de materiales conductores, y quizás por ello el borde metálico cercano a la electrónica que más se calienta sea quien pague el pato del calentamiento. Y, aunque no se han registrado ni percibido valores preocupantes, sí es un calentamiento puntual más frecuente que en otros terminales de características similares.
Para quienes tomáis como referencia los benchmarks, os dejamos los resultados del Note 9 a los tests de rendimiento que solemos utilizar, junto con los de rivales con configuración similar.
Samsung Galaxy Note 9 | Xioami Mi 8 | Samsung Galaxy S9+ | LG G7 ThinQ | Huawei P20 Pro | OnePlus 6 | Xioami Mi MIX 2S | iPhone X | |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Procesador | Exynos 9810 | Snapdragon 845 | Exynos 9810 | Snapdragon 845 | Kirin 970 | Snapdragon 845 | Snapdragon 845 | Apple A11 Bionic |
RAM | 6 GB | 6 GB | 6 GB | 4 GB | 6 GB | 8 GB | 8 GB | 3 GB |
Antutu | 237.723 | 268.966 | 253.740 | 231.526 | 213.000 | 261.382 | 258.860 | 214.526 |
Geekbench 4 (single/multi) | 3.767 / 9.032 | 2.413 / 9.075 | 3.781 / 8.942 | 2.366 / 8.581 | 1.609 / 6.816 | 2.465 / 7.744 | 2.445 / 8.405 | 1.921 / 6.729 |
PCMark Work | 5.174 | 7.834 | 5.067 | 8.131 | 7.185 | 8.088 | 8.247 | - |
3DMark (Ice Storm Unlimited) | 42.558 | 57.365 | 36.685 | - | 30.168 | 50.961 | - | 62.297 |
samsung-galaxy-note-9-benchmarks
Software de la casa para curvas, punteros y mantenimiento
Las capas de personalización de software son una de las claves de diferenciación de los fabricantes a nivel estético, pero también funcional, y en los Note Samsung Experience tiene un motivo más para su existencia: incorporar las funciones relativas a la curva y al S Pen (de las cuales hablaremos en el siguiente sub-apartado). La de los surcoreanos es una de las capas más características, cargadas e invasivas que existen, y eso como siempre tiene sus ventajas y sus desventajas.
Android Oreo 8.1 queda completamente maquillado del Samsung style a nivel estético, con tipografía e interfaces distintas a las de la versión desnuda del sistema de Google y que ya vimos en el Galaxy S9+. Los ajustes guardan un orden similar a los de ésta, con algunos añadidos para soportar el hardware específico y aumentar la personalización del general (como las opciones para pantalla y audio).
Así, a diferencia de los pasos que parece estar siguiendo ASUS con Zen UI y la duplicidad de apps, Samsung opta por proporcionar apps propias para notas, navegación online y otros servicios que ya tendríamos con las que Google insta a instalar, además de servicios propios como los temas o Samsung Health y las apps de ofimática de Microsoft. Según de qué app se trate podremos desactivarla, desinstalarla o bien simplemente conservarla.
Todas ellas se distribuyen en una pantalla de inicio personalizable a nivel de parrilla, widgets y número de escritorios, así como en un cajón para todas las instaladas y activas. Hay posibilidad de personalizar los toggles de la cortinilla de notificaciones, aunque de todas estas opciones ya se encarga la propia Samsung Experience de informarnos (con unas notificaciones en ajustes generales, de la cortinilla y donde corresponda que en un principio pueden resultar algo abrumadoras, pero que irán reduciéndose en frecuencia).
De las opciones de personalización de pantalla hemos hablado en su correspondiente apartado y de las de sonido lo haremos en el propio, pero hay algunos añadidos interesantes que podemos comentar aquí como la opción de ocultar la barra de navegación. No podremos añadir botones como en LG, pero podremos ordenarlos y añadir un color de fondo. Tampoco tenemos navegación por gestos, al menos de momento, pero ocultar la barra de navegación permite que la interfaz aproveche algunos centímetros más de pantalla.
Dentro de ese particular orden en los ajustes de Samsung Experience encontramos el estado y opciones para la autonomía, la optimización de las memorias y otros aspectos de la gestión del rendimiento en general en el apartado de Mantenimiento. Además de tener una ligera idea de cómo están funcionando estos componentes y el sistema en varios planos, podemos tirar de estas opciones para intentar sacar algo más de jugo a la batería o tratar de optimizar el rendimiento, sin necesidad de dominar esos parámetros y simplemente ajustando aquello que nos interese en los distintos apartados.
Ejemplo de ello es el consumo en segundo plano de las apps. El software va a ser particularmente insistente a la hora de decirnos qué apps se han quedado consumiendo recursos una vez las hemos pasado a segundo plano, lo cual nos ayuda a ir colocando las que nos interese mantener activas en la lista de apps sin supervisión (las que no queremos que se nos notifique su consumo).
Otros apartados propios del sistema y del terminal son los que corresponden a los del S Pen (que ahora comentaremos) o las funciones específicas para aprovechar la curva. Con respecto a éstas últimas encontramos la pantalla Edge, que no presenta cambios con respecto a lo visto en el S9+, y la iluminación de los laterales con ciertas notificaciones, que funciona sólo con ciertas apps (sobre todo propias).
Otra de las pocas novedades que trae el software son los modos de rendimiento. Se trata de configuraciones que buscan proporcionar una configuración acorde al uso para que éste mejore, por ejemplo reduciendo la resolución de pantalla para intentar que los juegos vayan más fluidos.
Estos modos podrían mejorar si permitiesen configurarlos para que se ejecutasen al abrir determinadas apps (por ejemplo, las multimedia o un juego) como sí es posible en el del OnePlus 6, o si pudiesen personalizarse, ya que el modo juego implica un 10% de brillo que nos podríamos ahorrar. En la práctica, el uso del modo juego influirá más o menos en la autonomía según qué tipo de uso hagamos (el FHD+ del modo juego es menos exigente, aunque el brillo lo es más), pero puede que no nos compense la rebaja de definición porque el aumento de fluidez tampoco es tan notable (y puede que lo sea menos en el de 8 GB de RAM).
Bixby... ¿O "pre-Bixby"?
Cuando analizamos el Galaxy S9+ pudimos probar Bixby (el asistente virtual propio de Samsung) ya en español, viendo que quedaba aún algo atrás en funcionen en cuanto a Google Assistant y por tanto esperando alguna actualización que lo completase. Esto tal cual aún no ha llegado con el Note 9, pero sí una versión preliminar a la que se lanzará cuando el Galaxy Note 9 esté disponible para venta, según indica el propio software.
Versión que está disponible en inglés, chino y coreano y que cambia a nivel de interfaz y de supuestas prestaciones (dado que ante ciertas peticiones indica que "la función aún no está disponible". No tenemos ese componente de "gamificación" que nos daba puntos a medida que usábamos Bixby y que permitía a su vez que éste aprendiese de nosotros, pero sí las funciones básicas como asistente virtual.
Es algo exigente en cuanto a comandos, dado que para que nos muestre las indicaciones para llegar a un sitio en un mapa tendremos que decir "muéstrame el mapa para llegar a" y no le valdrá algo como "muéstrame cómo llegar a". También está el hecho de que parece cerrarse (al menos de momento) a apps propias, de manera similar a los "inicios" de Siri, de modo que para mostrar contenido en el navegador (lo cual hará por defecto ante muchas peticiones) nos obliga a (re)instalar el navegador propio de Samsung (que viene con las apps preinstaladas, pero se puede borrar) aunque tengamos otro, como Chrome.
Podemos configurar una alarma, preguntar qué tiempo hace, pedirle bromas, datos curiosos, identificar canciones o pedirle las indicaciones de cómo llegar a un sitio como hemos comentado y alguna otra función más como hemos visto en la imagen anterior. Pero por ejemplo no nos muestra sitios en los alrededores si pedimos algo como "muéstrame farmacias cercanas", y la interacción es bastante más "robótica" que en asistentes como Siri o Google Assistant.
Vale la pena emplear un tiempo en investigar la configuración y sobre todo los comandos a los que atiende si somos de recurrir a estos asistentes y optamos por el de Samsung. Le podremos llamar con pantalla bloqueada si así lo configuramos, también recurriendo al botón físico que los surcoreanos insisten en mantener. No hay opción para desactivarlo, pero no cuesta nada acostumbrarse a que está ahí y, aunque no se recurra al asistente de manera habitual, no hay demasiadas pulsaciones accidentales (está bastante separado de los botones de volumen).
S Pen
El Note es uno de los smartphones más esperados del año, ya lo vimos con aquel fallido Samsung Galaxy Note 7 que pese a todo seguía contando con su cantera de irreductibles fans. Pero uno de sus aspectos característicos no está intrínsecamente en el teléfono, sino que viene dentro de éste cual as en la manga, y de hecho fue una de las partes que más ha evolucionado entre un Note y otro: el S Pen.
El puntero mantiene diseño y estructura, con un botón físico que a lo largo de los años ha variado muy ligeramente diseño y ubicación, pero esta vez tiene algo más de protagonismo al disponer de conectividad Bluetooth y un condensador que le da cierta autonomía y que permiten usarlo como controlador remoto. Lamentablemente no hemos podido probar a fondo la combinación Note 9 + Samsung DeX + S Pen, pero ya vimos algo en la toma de contacto y lo que hemos hecho es exprimir su uso habitual con el teléfono.
La escritura a mano alzada con el puntero es fluida. Se nota algo de latencia entre nuestro movimiento y el trazo, pero más allá de la percepción no es molesto ni lo calificaríamos como lento. El cursor aparece automáticamente en la pantalla cuando el S Pen está a algo más de un centímetro de ésta, y la pulsación tiene mucha sensibilidad y precisión, por ejemplo a la hora de pintar dibujos con alguna herramienta de punta fina.
Aunque para precisión destacar la del software de reconocimiento de escritura a mano, dado que sin tener precisamente una caligrafía ejemplar éste reconoce muy bien y muy rápido las palabras y los signos de puntuación. De hecho, gran parte de este análisis ha sido escrito "a mano" recurriendo a esta herramienta, cuyo icono aparece al acercar el S Pen al campo de texto de cualquier app (propia o de terceros), con una "T" en un círculo azul, abriéndose muy fácilmente.
Aunque quizás lo verdaderamente llamativo es el uso como controlador remoto. Es algo que agradeceremos sobre todo si hacemos presentaciones usando el móvil o si solemos trabajar con varios dispositivos a la vez, ya que resulta muy cómodo controlar la reproducción de música sin tener que agarrar el móvil. Muy útil también para la cámara, dado que tenemos un autodisparador Bluetooth al uso.
El software propio proporciona de antemano unas acciones predeterminadas según demos una o dos pulsaciones seguidas al botón físico para una serie de apps propias, como la cámara o la galería. Podrán configurarse o no según el caso, y habrá algunas apps de terceros que también soporten esta función (y que podremos añadir), como es el caso de Chrome.
Funciona bastante bien, sin lag aparente y a un máximo de una distancia de 10 metros aproximadamente entre el puntero y el móvil. En cuanto nos salimos de este rango (o si la autonomía del S Pen acaba), se desconectará y habrá que introducirlo en el terminal, para que conecte o cargue (indicándolo en la sección propia de ajustes).
Aguantará más o menos según el uso que le demos. Sin llegar a las 200 pulsaciones puede llegar a los 20-25 minutos de actividad antes de que se consuma su energía.
Además, podemos configurar una alarma para que se nos avise si el S Pen queda fuera del terminal y éste queda inactivo. Pero eso sí: tendremos que tener en cuenta que cuando lo usamos como control remoto, las dos primeras pulsaciones serán para desbloquear el teléfono (lo cual es relativamente lento si comparamos con el patrón, la huella o el reconocimiento facial/iris), y posteriormente ya actuarán sobre la app que sea, quedando el terminal desbloqueado (a tener en cuenta sobre todo si el móvil está a la vista/alcance de más gente).
Biometría
Pocos cambios al respecto del reconocimiento biométrico en este nuevo Note 9, que integra un lector de huellas que cambia de ubicación y el llamado Intelligence Scan, que es el nombre comercial de la combinación de la lectura de rostro y de iris. Ya hace años que Samsung confía en el escaneo ocular para la identificación, y de momento no optan por instalar sistemas como el Face ID y los que estamos viendo en otros fabricantes, centrados en incrementar la sensibilidad y la seguridad del escaneo de la cara, así que veamos cómo se porta este Note.
Como decíamos en el apartado de diseño, la exigencia del lector de huellas es tal que implica que tengamos que ir jugando con la posición de la yema para tener una lectura efectiva (al ser de tamaño reducido y quedar muy cerca de las cámaras). Cuanto más perpendicular esté el dedo con respecto a la trasera mejor, y esto no es lo más cómodo, de ahí que al final la lectura no sea lo eficaz que cabe esperar por una cuestión de diseño.
Sin embargo, en ocasiones esto será incluso más práctico que tirar del Intelligence Scan. En teoría, la clave de esta combinación de escaneos es que la lectura sea efectiva en variedad de escenarios, sobre todo en aquellos donde escasea la luz, si bien se hace bastante de rogar y aunque nos llegue a reconocer de noche y/o dentro del coche tarda lo suyo.
Sabremos que está activo tanto por la pantalla (aparecerán dos iconos de una persona y un ojo alternándose) como por la iluminación del sensor en el frontal (en rojo). Las gafas de sol van a suponer siempre un impedimento, también el pelo en la cara o las gafas de vista (si no hemos hecho el registro de nuestro rostro con ellas), así como intentar que se realice la lectura de espaldas al sol (de modo que la luz da directamente a los sensores).
Si no hay ninguno de estos factores la lectura es correcta, rápida si las condiciones de luz no son exigentes y si tenemos el terminal bien situado frente a nuestro rostro y en vertical. Eso sí, la pantalla tendrá que estar activa, no vale bloqueada ni Always-On, habrá que darle al botón de encendido (sería bastante más práctico si hubiese un "despertar para activar pantalla" o si fuese funcional en Always-On).
Por esto último y por la dificultad que a veces parece tener, queda algo por detrás de sistemas que han funcionado muy bien incluso en situaciones de oscuridad completa, como los del iPhone X o el Xiaomi Mi 8. Así que hay algo de margen de mejora, tanto en la aplicación como en la eficacia de la lectura.
Cámara
Al contrario que su antecesor, el Note 9 no es quien irrumpe en los buques insignia del fabricante para evolucionar en cámaras, sino que repite la combinación que vimos en el Galaxy S9+. Tenemos pues una doble cámara trasera que combina dos sensores de 12 megapíxeles, ambos con estabilización óptica de imagen, siendo un objetivo estándar y un telefoto con apertura variable f/1.5-2.4. Para los selfies, tenemos una cámara frontal de 8 megapíxeles, con autofocus y apertura f/1.7.
Optimización de escenas, OIS, desenfoque selectivo (modo retrato), cámara superlenta y sobre todo apertura variable y zoom óptico 2x. Éstos son los puntos a destacar sobre el papel y ahora veremos si lo hacen en la práctica, pero antes nos damos nuestro habitual paseo por la app.
App de cámara
La personalización por parte de la casa llega también a las sesiones fotográficas a varios niveles, dado que tanto la app de cámara, como la galería, como los editores son obra de Samsung, ajustándolos a las prestaciones añadidas por software y hardware. La app es la que ya conocemos por smartphones anteriores, pero no está de más repasar su interfaz y secciones.
Es intuitiva y sencilla, con los modos básicos (auto, pro, vídeo, etc.) y alguno que añade el fabricante como el de cámara superlenta. Tanto los modos como el orden de éstos podemos ajustarlo en las opciones de la app, pudiéndola personalizar para sobre todo hacerla más cómoda.
Ahí vemos también, de nuevo, el ajuste del HDR. Éste sigue sin contar con un acceso rápido en la interfaz de disparo como sí lo tiene el zoom 2x o Bixby Vision (y como suele encontrarse en la mayoría de apps de cámara), haciendo bastante incómodo el ir activándolo o no y sin habilitarlo para el disparo manual como sí permite Sony (aunque luego veremos que no es tan determinante).
La app se comporta con normalidad, no hay retrasos en su apertura se haga desde donde se haga (pantalla bloqueada, icono, doble pulsación al botón de inicio o S Pen) y responde igualmente bien a las acciones y transiciones. Tampoco mensajes de error como vimos en el S9+, y la fluidez que experimentamos en el resto del sistema se mantiene.
Cámaras traseras
El rendimiento de las cámaras traseras del Galaxy Note 9 es nos trae recuerdos para bien y para no tan bien, ya que jugamos con cartas muy similares a las que teníamos con el anterior buque insignia de Samsung. En general tenemos buenas tomas sobre todo con luz abundante, con colores cercanos a la realidad, bien expuestas y buen nivel de contraste.
Quizás echemos en falta una ligera dosis de color que el procesado no proporciona (pero que podemos añadir posteriormente con cualquier editor), aunque como hemos dicho no dejan de ser realistas. Sí es cierto que la falta de detalle en segundos planos no tarda en aparecer, cuando aún no son unas condiciones demasiado exigentes en cuanto a luz.
El HDR es un amigo oculto y tímido en estas cámaras. El rango dinámico es bastante acertado y no hará falta que recurramos a él salvo en contraluces muy drásticos y cuando hay algún cielo que salvar. No hay mucha diferencia cuando tiramos de los modos automáticos, pero si recurrimos al manual (que no dispone de HDR) veremos que hay cielos y fondos que se queman.
En las macro Samsung siempre ha podido sacar pecho y el Note 9 lo sigue haciendo, tanto en exteriores como en interiores salvando muy bien el detalle y logrando un desenfoque de fondo acertado y natural, sobre todo al poder tirar de esa apertura f/1.5 a conveniencia. La diferencia entre ésta y f/2.4 se percibe más en cuanto a la exposición que al grado de desenfoque, pero para este tipo de fotografías conviene recurrir al modo Pro, activar la f/1.5 y tirar de enfoque manual aprovechando que podemos apurar la distancia mínima de enfoque y que la app nos marca la zona enfocada.
No obstante, el campo marcado es amplio y es recomendable practicar a jugar con el enfoque manual antes de salir a hacer fotografía, sobre todo si se trata de la nocturna, ya que cuando la escena es oscura es más difícil acertar con precisión el área de enfoque (sobre todo si está alejada). De noche los modos automáticos tienden a sobreexponer ligeramente, pero podemos recurrir al modo Pro para rebajar algo la ISO (y de paso, la dosis de ruido).
La f/2.4 también es una ayuda en estas fotos (sobre todo si queremos mayor profundidad de campo), pero de noche el Note se limita a cumplir, con la pérdida de nitidez en contornos que cabe esperar y sin ningún modo "milagroso" (como LG y su Modo brillo o la AIS de Huawei). Tendremos que tener además especial cuidado al recurrir al HDR cuando hay poca luz, ya que es un disparo más lento y pueden salir fotografías movidas con mayor facilidad.
Buen resultado con el tele y su zoom óptico. El detalle se conserva muy bien cuando la escena tiene una luz media o abundante, siendo muy práctico el botón sobre todo si estamos grabando vídeo.
Lo que no queda tan claro es el efecto de la otra estrella invitada en la fotografía de las cámaras traseras: el optimizador de escenas. Al activarlo (en ajustes, algo que también podría tener su botón directo, por cierto) vemos que en la interfaz nos sale un icono que representa el tipo de escena detecta si ésta corresponde a uno de los 20 modos disponibles (comida, retratos, flores, escenas de interior, animales, paisajes, follaje, árboles, cielo, montañas, playas, amaneceres y atardeceres, riberas, escenas callejeras, escenas noctunas, cascadas, nieve, pájaros, retroiluminación o texto).
La detección es correcta y rápida, pero la diferencia con el mismo disparo sin la acción del optimizador es muy leve. Los parámetros de disparo suelen ser los mismos (ISO, apertura, velocidad de obturación), pero se matizan algo los contornos (similar a lo que a veces queda con el HDR) y en algunos casos se aumenta la saturación. Salvando las distancias, recuerda a la asistencia por parte de la inteligencia artificial en el Huawei P20 Pro, pero sin exagerar tanto la viveza de los colores.
El modo de desenfoque selectivo nos permite aumentar el desenfoque de lente con un añadido por software, el cual podemos regular antes de disparar y editar a posteriori. Esto es bastante útil porque con el desenfoque artificial pasa como con el HDR de Instagram: si te pasas, te lo pierdes. Si abusamos podrán salirnos contornos borrosos o recortes, empeorando el resultado con respecto a un disparo con menor grado de bokeh.
Es un modo que se defiende bien sobre todo con luz favorable. De noche no funciona en todas las ocasiones, si bien puede indicarnos que no lo ha aplicado cuando finalmente sí lo ha hecho, pero en esta situación es muy variable y menos fiable.
Es más tolerante que otros modos similares en cuanto a la luz por esto, ya que en gran parte logramos habilitarlo. Pero el bokeh en ocasiones es bastante artificial (aunque se juegue con el tele) y no es raro encontrar inconsistencias en el mismo, sobre todo en luz media o si el objeto en primer plano tiene zonas finas (ramas, barras, etc.) o hay poco contraste entre éste y el fondo.
Además, en bastantes ocasiones el ruido aparece antes de lo que lo haría en un disparo automático estándar, sobre todo hablando de media-baja luz. Esto probablemente ocurra por el procesado y por tirar de ISO altas (a partir de ISO 1250) cuando tampoco hay necesidad.
Salva bastante bien los contornos cuando lo aplicamos sin abusar, hay buena luz y buen contraste con el primer plano y el fondo. Algo exigente en cuanto a la distancia y, como ya vimos en el S9+, hay una ligera pérdida de detalle en el primer plano (similar a la herramienta de belleza, pero mucho más discreta).
Lo positivo es que nos deja los dos disparos, el estándar y el gran angular (podremos verlo en la galería), y que podemos editar el desenfoque si nos hemos pasado o quedado cortos.
samsung-galaxy-note-9-modo-retrato
Cámara frontal
Las autofotos salen muy bien y muy realistas con los 8 megapíxeles de esta cámara. Salva muy bien el detalle en exteriores e interiores con luz abundante-media, y algo menos si a partir de media-baja o en contraluces, con contornos algo exagerados de los fondos al ampliar sobre todo en HDR.
Equilibrada a nivel de saturación y contraste, captura muy bien el realismo de los colores. Eso sí: peca de lentitud y de un enfoque algo irreverente, por lo que puede que nos toque repetir alguna toma por alguno de estos aspectos. Aquí es donde brillará una de las novedades del software de cámara de este Samsung, el detector de errores, de modo que si la cámara detecta que puede haber salido borrosa nos lo indica con un mensaje.
También tenemos un modo de desenfoque que, como solemos ver en estas cámaras, es algo más tolerante con la distancia y no nos exige estirar el brazo (o palo de selfie). Menos preciso que el modo de desenfoque de la trasera (no hay juego aquí con una segunda lente), logra fotografías bastante acertadas, sin demasiadas inconsistencias en el fondo y actuando incluso en baja luz.
Como ocurre con el de la trasera, también hay una ligera pérdida de nitidez en el primer plano y en este caso veremos que el pelo supone un reto mayor. Eso sí, mención especial tanto en este caso como en el anterior para el S Pen, que puede ser un gran amigo para los amantes de los autorretratos facilitando la pulsación (sobre todo si recurrimos a trípode o se trata de un selfie grupal).
No podemos olvidarnos de los AR Emoji (ya se encarga Samsung de que no lo hagamos), los cuales están disponibles en ambas cámaras pero se tira de la frontal para personalizar el nuestro. El proceso de creación es igual que el que vimos para el S9+, con un escaneo del rostro a partir de una captura con media sonrisa, de modo que podemos personalizar tamaño de los ojos, pelo, tono de piel y ropa. Y el resultado es prácticamente el mismo, pudiendo jugar con ello con la cámara subjetiva, a frontal o los GIFs que se crean automáticamente.
Además de esto hay máscaras y otros efectos con los que poder sacar partido a la cámara (o a nuestro ocio), igual que el tradicional modo de belleza. En el caso de Samsung podemos aplicarlo tirando de preajustes que directamente añaden elementos en nuestra cara, como pestañas o barba.
fotografia-con-el-samsung-galaxy-note-9
Vídeo
No pintan nada mal esos ingredientes fotográficos que citábamos al inicio del apartado de cámara tampoco para el vídeo. Lo que ayuda además a tener una buena experiencia más allá de las lentes y el procesado es que, tal y como hemos dicho al hablar del diseño, se trata de un terminal cómodo y no resbala, aunque sea algo pesado, pero en su conjunto pese al tamaño grabar con él es cómodo.
Tenemos un puntazo: doble estabilización que no discrimina por resolución (salvo si grabamos en 4K a 60 frames por segundo, si bien es un tipo de captura quizás más ocasional). En general esto nos da tomas muy buenas, sobre todo si tiramos de las máximas resoluciones, pudiendo elegir entre UHD (3.840 x 2.160 píxeles) o QHD (2.560 x 1.440 píxeles).
La cámara superlenta a 960 fps tiene un efecto muy llamativo, aunque nos quedamos exactamente igual que cuando el S9+: Sony gana la partida al llegar a FullHD, pero en este caso sí tenemos la posibilidad (más o menos) de grabar manualmente, aunque en la práctica es algo limitado al ser sólo fragmentos de unos segundos.
La calidad se reduce con respecto a las tomas estándar al tratarse de un máximo de 720p, pero también se trata probablemente de un uso más puntual y queda el efecto de que "se para el mundo" (quizás veamos ese FullHD en un futuro, y entonces el mundo se parará con más definición y quizás con menos ruido).
Muy buen trabajo de la estabilización también en interiores y cuando escasea ya algo la luz en exteriores. Aquí, sobre todo en el segundo caso, el ruido hará acto de presencia y se acentuará la pérdida de detalle en resoluciones menores especialmente, pero nada fuera de lo esperado.
De noche es cuando el vídeo más flaquea, el Note 9 no escapa a esta ley de la óptica. Podemos evitarlo tirando de manual y reduciendo la ISO al máximo, dejando el resto de parámetros en automático si nos es más cómodo, aunque lo que no rinde tan bien como esperábamos es la estabilización, precisamente cuanto más se la necesita.
Buenas tomas también con la cámara frontal sobre todo con buena luz. Aquí veremos bastante más temblores y una imagen más deformada si hacemos vídeos en movimientos al no contar con estabilización óptica, y habrá bastante más ruido y pérdida de detalle cuando escasea la luz.
En general las cámaras tienen un buen comportamiento y las grabaciones se realizan sencillamente independientemente del modo, ya sea estándar, cámara rápida o superlenta. Colores realistas, buen nivel de contraste, un zoom 2x que se activa muy fácilmente y da buen resultado y buena captura también del sonido, aunque tendremos que ir con cuidado para no tapar el micrófono (nos ha pasado un par de veces).
Así es como ha de sonar un verdadero gama alta
Decíamos al hablar del rendimiento que el Samsung Galaxy Note 9 es un smartphone centrado en dar una buena experiencia gaming, para lo cual es necesario un buen apoyo acústico además de la potencia y una pantalla a la altura. En este smartphone tenemos una salida estéreo con altavoces y minijack de 3,5 milímetros, con la firma de AKG en los auriculares que incluye y salpimentado con el Dolby Atmos para cualquiera de las dos opciones.
Muy buen trabajo en este apartado, dado que la experiencia ha sido muy buena tanto con altavoces como con auriculares. Música, efectos y voces se oyen con claridad, nitidez y profundidad, con un sonido con matices bien ajustado a nivel de agudos y bajos, incluso quedándonos a volúmenes altos (en torno al 90%).
El máximo que hemos registrado han sido 103 decibelios, que sin ser una cifra por encima del resto es más que suficiente si usamos el smartphone como centro multimedia. La experiencia siempre mejora si tiramos de auriculares por el mínimo aislamiento que proporcionan, y los que se incluyen en este sentido cumplen bastante bien (pese a no ser supraaurales ni tener cancelación de sonido).
Aunque uno de los puntos importantes para mejorar un poco más la experiencia auditiva es el software. Samsung Experience tiene la agradecida costumbre de facilitar que el sonido pueda configurarse a gusto del usuario con las opciones extra en los ajustes que hemos anticipado en el apartado de software, las cuales no son nuevas pero merece la pena comentar.
Por un lado tenemos el Dolby Atmos, que podrá activarse tanto desde los ajustes de sonido como desde el toggle que viene por defecto en la cortinilla de notificaciones. Lo que en la práctica proporciona es un sonido con más profundidad y un punto más de reverberación, que compensa algo el sonido por defecto al ser éste más plano.
El ecualizador también está disponible para auriculares y altavoces, y proporciona una herramienta para personalizar el sonido quizás más enfocada para aquellos que se manejen mejor en este campo, o bien si alguna de las preconfiguraciones según el estilo musical se adapta a nuestro gusto. Podemos ajustarlo manualmente en una versión simplificada (agudos/bajos y voz/instrumental) o bien la avanzada, según sonidos.
Otra función que conviene dejar activada es el optimizador UHQ, ya que da mayor profundidad y color al sonido, dejándolo en la opción de mejora de bits. Está disponible para altavoz y auriculares a diferencia del Amplificador de tubo PRO y de Auditorio, opciones que aumentan la reverberación y que sólo serán agradables si buscamos un sonido de este tipo.
Lo más interesante quizás es la posibilidad de crear nuestro propio perfil de sonido, gracias a la adaptación de éste tras un test en el que indicamos cuándo oímos un pitido (emitiéndose en distintas frecuencias y a ambos oídos). Hay una serie de perfiles preestablecidos según edades, y haciendo las pruebas el resultado era similar al que se correspondía con la nuestra (entre 30 y 60 años), aunque el perfil obtenido nos daba un sonido con mayor rango dinámico y profundidad.
Podemos guardar varios perfiles, de modo que varios usuarios pueden tener el suyo, y activarlo o no a conveniencia. Al final en nuestro caso nos hemos quedado con esta opción de todas las anteriores, dejando el Dolby Atmos activado.
Autonomía: los 4.000 mAh se notan, aunque podrían brillar algo más
El Samsung Galaxy Note 9 es la materialización de la dicotomía entre pantalla grande y exigente o la autonomía. Samsung ha puesto en la coctelera un panel grande de alta resolución y una batería de 4.000 miliamperios/hora, siendo esto último una evolución notable (y esperada) con respecto a los anteriores Galaxy S y Note.
Como solemos recordar aquí, los números no lo son todo y la capacidad de la pila no determina la autonomía final. El software es un importante factor en este sentido y tenemos una capa que por una parte es incisiva y por otra ofrece herramientas que permiten ahorrar algo de consumo energético, como hemos comentado.
¿El resultado en la práctica? Que sí hay una mejora en las estadísticas de consumo en comparación con el Galaxy S9+ y el Note 8. Con el Note obtenemos autonomías que van desde las 15 horas hasta más de un día, dependiendo de la intensidad del uso.
No llegamos a las 11 horas de pantalla de los 4.000 mAh del Huawei P20 Pro, nos quedamos entre 6 y 8 horas que no está mal. Todo esto se traduce en que salvo en días en los que pasemos horas haciendo fotos, tirando de conectividad de datos y usos exigentes como la navegación GPS y los videojuegos no tendremos que recurrir a un enchufe o un cargador externo.
Algo que cuando sucede tampoco es un problema importante al tener carga rápida. En este caso tenemos una carga completa en 2 horas, un 50% de la carga en 50 minutos y un 32% en media hora (con el terminal apagado y partiendo de 0%) con el cargador que nos viene en el pack.
Podemos prolongar algo más la autonomía si somos cuidadosos con las apps en segundo plano, recurriendo a ese apartado de Mantenimiento que hemos comentado antes o bien optando por los modos de ahorro de batería si nos quedamos por debajo del 15%.
Samsung Galaxy Note 9, la opinión de Xataka
A diferencia de la vida real, ser de alta cuna no garantiza nada cuando se trata de smartphones. Samsung es aún uno de los titanes de ésta y otras industrias pese a que los "nuevos" vienen con fuerza y tras costosos azotes como lo ocurrido con el Note 7, y es lógico que aún no quiera renunciar a una línea tan característica como los Note.
Precisamente éste es el caldo de cultivo del que nace el Samsung Galaxy Note 9: una maquinaria suficiente para crear un producto bueno, un mal recuerdo que subsanar e inevitablemente un S Pen bajo el brazo. Y la cuestión esta vez no sólo es ésa que planteábamos al principio acerca de cumplir expectativas, sino de seguir dando sentido a la gama Note más allá del puntero a medida que los rasgos y las prestaciones se van compartiendo cada vez más con las otras estrellas del escenario, los Galaxy S.
Las pocas diferencias sobre el papel se trasladan en parte a la práctica. El software en clónico salvo la parte del S Pen, los añadidos para fotografía o los modos de rendimiento, el diseño es muy similar, los componentes también y las cámaras se diferencian sólo en espíritu, aunque al final da una experiencia diferente.
¿Es el Note 9 un S9+ con esteroides? Posiblemente sea un resumen aproximado, aunque sería parcial e injusto. El Note 9 sí ha subido a los 8 GB de RAM (aunque no sea el modelo que hemos analizado), integra una batería mayor que da una mejor autonomía y un S Pen vitaminado que amplía sus funciones, tanto en relación a lo anterior como más allá de la pantalla.
El Note 9 es un terminal elegante, bien acabado y potente, que no parpadea ante ninguna tarea y que cumple en lo referido a videojuegos, con la salvedad de que se calienta bastante más que el S9+ cuando los ejecuta (sin que llegue a quemar). Da buenas cifras en autonomía, aunque no brillan tanto como la experiencia con el audio; el S Pen se llega a echar de menos, pero lo que deja más huella es la experiencia multimedia.
Con estos añadidos probablemente satisfaga a ese público más fan del Note, o bien a quien busque un tope de gama actual con una gran pantalla que aproveche bien el frontal. Quizás el rival a tener en cuenta es un Huawei P20 Pro que presume de zoom y que ahora puede encontrarse por 725 euros, casi 300 euros por debajo del precio de salida del Note más "básico".
9.3
A favor
- El audio: de calidad tanto por altavoces como por auriculares, con bastantes opciones de personalización.
- Muy buena experiencia con la pantalla, tanto a nivel de resolución como por las posibilidades que tiene, y por un brillo automático que funciona muy bien.
- No hay lags, ni cierres inesperados ni bugs en el rendimiento y el software.
En contra
- Las cámaras se portan bien y son versátiles, pero no vemos una mejora sustancial frente a lo anterior.
- No es algo grave, pero se calienta bastante de manera puntual.
- Bixby Voice no llega a conquistarnos y se nos olvida: es una versión preliminar, pero a falta de ver la definitiva no parece tener avances notables con respecto a lo anterior y a la competencia.
En la realización del vídeo tenemos a Pedro Santamaría.
El terminal ha sido cedido para la prueba por parte de Samsung. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
También te recomendamos
LG G7 ThinQ tras un mes de uso: el todo terreno más cómodo de la gama alta
Nokia 8 Sirocco, análisis: el desafío a la alta gama con un procesador "antiguo"
Los secretos de la receta tecnológica en un frigorífico de clase energética A+++
-
La noticia Samsung Galaxy Note 9, análisis: la evolución sin revolución de un candidato a mejor móvil del año fue publicada originalmente en Xataka por Anna Martí .
Fuente: Xataka
Enlace: Samsung Galaxy Note 9, análisis: la evolución sin revolución de un candidato a mejor móvil del año
Comentarios
Publicar un comentario