Surface Go, análisis: más pequeño no siempre es mejor
Microsoft inauguró la categoría de tabletas convertibles con unos Surface Pro que desde el primer momento convencieron a muchos usuarios. Ese formato ha ido evolucionado a lo largo de estos años sobre todo en su interior, pero ahora lo hace también en su exterior.
De hecho el Surface Go que hemos tenido la oportunidad de analizar cumple la promesa que uno espera al verlo: es un Surface Pro más pequeño en todo. Si buscas la portabilidad máxima este podría ser tu equipo ideal en el futuro, pero cuidado porque no te saldrá barato.
Especificaciones técnicas del Surface Go
Ya conocíamos las especificaciones de las distintas ediciones de los Surface Go, pero hay que matizar que en nuestras pruebas hemos utilizado el modelo con 8 GB de RAM y 128 GB de capacidad, además del ya célebre "Pentium Gold" que gobierna el equipo.
Microsoft Surface Go |
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Pantalla |
10 pulgadas PixelSense |
Dimensiones |
243,8 x 175,2 x 7,6 milímetros |
Peso |
544 gramos y 771 gramos con Type Cover |
Resolución |
1800 x 1200 píxeles con ratio 3:2 |
RAM |
8 GB |
Procesador |
Intel Pentium Gold 4415Y a 1,6 Ghz |
Almacenamiento |
128 GB SSD |
Conectividad |
Surface Connect, USB Type-C, MicroSDXC, Jack 3,5 mm para audio |
Sistema Operativo |
Windows 10 Home con S Mode y Windows 10 Pro con S Mode |
Fecha de disponibilidad |
2 de agosto de 2018 |
Precio |
La ficha técnica del equipo no hace fácil darse cuenta de que este Surface Go destaca en una cosa (y solo en una, añadiríamos): sus dimensiones y su peso, que son especialmente reducidos y permiten contar con una tableta ideal si uno necesita movilidad sin sacrificar (demasiado) en el apartado del rendimiento.
Ese precisamente es uno de los grandes peros —no el mayor— de un equipo gobernado por un Intel Pentium Gold 4415Y. Ese micro es especialmente modesto y de hecho está por debajo de los Core m3-7Y30 o incluso los Intel Celeron N3450 que encontramos en portátiles de gama de entrada de otros fabricantes.
¿Cuál es el resultado? Como veremos en las pruebas, no podemos pedirle demasiado a una configuración que tiene ese gran cuello de botella si lo que buscamos es garantías a la hora de trabajar con cargas de trabajo intensivas.
Diseño: lo pequeño siempre atrae...
El formato de la Surface Go sorprende desde el primer momento, porque como ocurre en otras ocasiones contar con todo un PC encerrado en un chasis tan compacto demuestra hasta donde llegan los avances en miniaturización.
De hecho estamos ante un dispositivo que es especialmente atractivo por heredar todo lo bueno del diseño de los Surface Pro, pero llevándolo a unas dimensiones más compactas.
Eso se nota por todas partes: la construcción es sólida y refinada, la bisagra que permite desplegar el soporte de la tableta funciona tan bien como siempre y esos bordes característicos de la familia Surface Pro hacen que llevar el Surface Go de un lado a otro sea llevar todo un peso pluma: sus 552 gramos de peso confirman esa sensación.
Sin embargo también hay margen de mejora en ese diseño, que por ejemplo podría haber aprovechado unos marcos de pantalla algo menos pronunciados. Eso hace que las dimensiones del chasis, aun siendo compactas, pudieran haberlo sido todavía más.
La pantalla, por otro lado, es fantástica en su calidad, brillo, contraste y calibración. Hace tiempo que Microsoft "dio en la tecla" con esta parte de sus convertibles, y el Surface Go no decepciona. Con un formato 3:2 y una resolución de 1.800 x 1.200, estamos ante un área de trabajo que no decepciona salvo quizás cuando la situamos en exteriores y con mucha luz, algo normal en pantallas tipo brillo (y no mate) como estas.
Las cámaras integradas cumplen su función: la cámara frontal de 5 Mpíxeles es especialmente útil por su soporte de la tecnología Windows Hello que permite la autenticación mediante reconocimiento facial. En la parte trasera encontramos una cámara de 8 Mpíxeles que en nuestras pruebas se comportó de forma decente: buenas tomas en buenas condiciones de luz, quizás algo saturadas y sobreexpuestas, pero no en niveles preocupantes.
... pero la limitada conectividad no lo hace nunca
En ese apartado de diseño es importante destacar cómo la propuesta en el ámbito de la conectividad es muy escasa. En uno de los laterales nos encontramos con el puerto Surface Connect para cargar la tableta, además de un puerto USB-C (con interfaz USB 3.1 Gen.1) y el conector de auriculares. ¿Qué encontramos en el otro lateral?
Absolutamente nada.
En Microsoft han considerado suficiente integrar un solo puerto USB-C —con soporte para cargar el equipo también a través suyo, aunque necesitaremos un cargador potente— para conectar otros dispositivos. No hay otra opción, y aquí Microsoft comete el mismo error que algunos de sus competidores, que en lugar de sumar, restan.
Es cierto que la orientación del producto no es la de usarlo como equipo de trabajo para todo sino más bien como "tableta de batalla" para esos escenarios en los que no necesitamos un PC al uso, pero incluso en estos casos contar con más opciones de conectividad hubiera sido todo un detalle.
La única buena noticia aquí es la inclusión de una ranura MicroSD debajo del soporte, algo que nos permitirá ampliar la capacidad de almacenamiento del equipo.
Es la segunda vez que Microsoft integra puertos USB-C en sus equipos (ya lo hizo en los Surface Book 2), pero tomar esa decisión no significa renunciar a otras opciones o incluso a integrar un mayor número de estos puertos. Al final volvemos a estar supeditados a los dongles, una solución de compromiso que los fabricantes nos podrían aliviar de esa carga con algún puerto más de serie.
La Surface Go no tiene (casi) sentido por sí sola
Buena parte de las imágenes promocionales del sitio oficial de Microsoft para la Surface Go son engañosas. Y lo son porque Microsoft concibe este equipo como un PC completo, pero lo que uno recibe al comprarlo es un PC incompleto.
De hecho, lo que compras es un tableta sin más. Pagas un precio que parte de 449 euros para la versión con 4 GB y 64 GB de capacidad (eMMC, una tecnología con tasas de lectura y escritura mucho más lentas). Nosotros hemos probado la versión de 8 GB de RAM y 128 GB de capacidad en una unidad SSD, pero una vez más hay que tener en cuenta que los 599 euros que uno paga no incluyen el precio del teclado.
La dicotomía a la que se enfrenta aquí el usuario es que aunque es cierto que tendrá ante sí una tableta más que decente por ese precio, la verdadera orientación del producto queda coja, porque Windows, a pesar de poder usarse en modo tablet, no es un sistema operativo ideal para estos dispositivos.
De hecho ya mencionábamos que Microsoft comercializa este producto como un 2 en 1, una tableta convertible dirigida a la productividad más incluso que al consumo de contenidos. Pero para producir es evidente que nos falta ese teclado Surface Go Type Cover que tienen precios de partida de 99,99 euros y que obviamente hacen que el coste final aumente de forma sensible.
Si contamos con ese gasto extra casi obligatorio, tendremos ante nosotros en efecto ese equipo convertible que realmente permite exprimir casi todo el potencial de esta solución. Para aprovecharlo absolutamente todo, eso sí, necesitaremos además contar con el Lápiz para Surface, que impone otro coste adicional de 109,99 euros. Este accesorio, especialmente útil para artistas, no formó parte de nuestras pruebas.
El tamaño mini también limita las prestaciones del teclado
La Type Cover que nos proporcionó Microsoft para las pruebas era, como en el caso de la tableta en sí, una versión "compacta" de la que ya conocíamos de los Surface Pro: misma textura gracias al tejido Alcántara que la recubre, y unas teclas con un recorrido correcto.
Es evidente que la diagonal de 10 pulgadas obliga a escribir en un espacio más limitado, algo apreciable y que no ayudaba en sesiones largas de escritura, pero que no resultó ser un obstáculo durante nuestras pruebas.
Sí que puede molestar el hecho de que como ocurre con los Surface Pro el teclado está apoyado en la pantalla con un sistema magnético que hace que su firmeza sea discutible.
Esa es una consecuencia propia de su diseño: no se puede hacer mucho más en los pocos milímetros de grosor que ocupa, pero ciertamente estamos ante un periférico algo endeble que quizás sea incluso más conveniente apoyar directamente en la mesa sin aprovechar ese sistema de sujección imantado.
No tuvimos ningún problema con el touchpad, lógicamente más pequeño que el de los Surface Pro y sus respectivas Type Cover, pero suficientemente amplio para trabajar sin problemas. Aquí debemos destacar el buen trabajo de los ingenieros de Microsoft, que en toda la familia de convertibles Surface han logrado dotar a este componente de un tacto y respuesta envidiables.
Software: el "Modo S" de Windows 10 nos duró un suspiro
Microsoft trató de acercarse a la filosofía de los iPad de Apple en el terreno software con Windows 10 S, pero dicha edición del sistema operativo pronto fue abandonada para relegarla a un modo de funcionamiento especial del sistema operativo.
Precisamente el Surface Go llega con ese modo activado, y el comportamiento es el mismo que ya vimos en el Surface Laptop que analizamos en Xataka. La obligación de usar únicamente Microsoft Edge como navegador o de acceder solo a la tienda Windows de aplicaciones para instalar nuevo software acaba siendo incómodo, sobre todo para quienes siempre han trabajado con ediciones convencionales de Windows.
Eso hace que la propuesta nativa fuera pronto abandonada en nuestras pruebas. Microsoft permite cambiar al modo normal —lo explican aquí— de operación deshabilitando las ventajas (más seguridad, al menos en teoría) e inconvenientes del "Modo S", y eso es lo que hicimos tras comprobar cómo conectarnos a un hangout desde Gmail, por ejemplo, fuera misión casi imposible en Windows 10 con el Surface Go.
Una vez desactivado el "Modo S" la experiencia software fue la que podríamos encontrar en cualquier otro equipo basado en Windows 10. El procesador no se queja especialmente a pesar de no ser ni mucho menos el más potente del mundo, y en nuestras sesiones de trabajo convencionales pudimos comprobar cómo el rendimiento era aceptable.
Un rendimiento discreto pero suficiente para un día a día poco intensivo
Solo en aquellos casos en los que impusimos una carga más elevada empezamos a notar algún que otro parón inesperado en la ejecución de algunas areas. Abrir múltiples pestañas en Firefox, por ejemplo, comenzó a plantear algún que otro problema en los tiempos de respuesta del equipo. Nada especialmente preocupante —podíamos seguir trabajando— pero desde luego sí perceptible.
El propio formato del equipo probablemente no invita a utilizarlo para tareas intensivas, y lo cierto es que para una jornada no demasiado exigente navegando, utilizando aplicaciones ofimáticas y reproduciendo música o vídeos de forma "normal" —difícil aquí cuantificar qué es normal para cada uno— el equipo se comportó bien y sin plantear problemas.
Aún así, como decíamos, las pruebas de rendimiento con benchmarks sintéticos demuestran que si necesitamos más potencia el Surface Go probablemente no sea la mejor opción.
SURFACE GO (Intel Pentium Gold 4415Y, Intel HD Graphics 615) |
Intel Compute Card (Core M3-7Y30, Intel HD Graphics 615) |
Dell XPS 13 (9343) (Core i5-5200U, Intel HD 5500) |
Lenovo Yoga 900 (Core i7-6500U, Intel HD 520) |
|
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PCMARK8 HOME |
1.826 |
2.622 |
2.216 |
2.841 |
PCMARK8 CREATIVE |
1.792 |
3.602 |
3.280 |
3.722 |
3DMARK CLOUD GATE |
402 |
3.737 |
5.180 |
5.472 |
3DMARK ICE STORM |
36.321 |
47.561 |
50.172 |
60.246 |
GEEKBENCH 4 |
2.016 / 3.994 |
3.109 / 5.797 |
2.633 / 5.315 |
3.051 / 6.264 |
Las pruebas de rendimiento demuestran cómo ese procesador limita mucho el margen de maniobra con el que cuenta el equipo. Incluso un miniPC como el Intel Compute Card que analizamos hace unos meses supera a esta tableta gracias sobre todo a su Core m3-7Y30.
Hubo también un dato llamativo en el ámbito del comportamiento de su unidad SSD. En el modelo de nuestras pruebas, como hemos dicho, contábamos con 128 GB en una unidad SSD.
Concretamente una Toshiba KBG30ZPZ128G que tanto en las pruebas con ATTO como con CrystalDiskMark demostró unas buenas velocidades en lectura (1.106 MB/s de media) pero unas tasas preocupantes en escritura, ya que solo llegábamos a 128,4 MB/s, una velocidad más propio de discos duros tradicionales que de unidades SSD.
Repetimos las pruebas varias veces para verificar el resultado sin cambio alguno, y aunque el dato es realmente bajo para una unidad de este tipo, lo cierto es que durante nuestro periodo de pruebas no nos vimos afectados por esa baja tasa de escritura en la unidad de almacenamiento.
Otro de los aspectos relevantes en cualquier dispositivo portátil es el comportamiento de su autonomía. Microsoft no indica la capacidad y solo promete 9 horas seguidas de reproducción de vídeo. Las reducidas dimensiones del Surface Go no dan para sorpresas en este apartado, y en nuestras pruebas comprobamos cómo una sesión convencional de trabajo permitía disponer de algo más de 5 horas de autonomía, una cifra que es destacable para un convertible con estas dimensiones.
Surface Go, la opinión y nota de Xataka
Microsoft quería cubrir la demanda que pedía un competidor directo de los iPad Pro que siguen ganando terreno en el ámbito de la productividad, y este Surface Go parecía un buen candidato para hacerlo.
El problema aquí llega tanto en su configuración hardware, modesta para competir realmente con ese rival de Apple, pero también en precio, sobre todo cuando el coste total de contar con una tableta convertible completa es elevado, y asciende a 700 euros.
Por ese precio no tendremos ante nosotros un convertible especialmente potente, pero desde luego si el usuario valora tamaño, peso y portabilidad por encima de todo lo demás contaremos con una alternativa decente.
Sin embargo las pruebas de rendimiento han dejado claro que la potencia es muy justa salvo que no queramos salir de sesiones de trabajo convencionales, y que esa limitada conectividad no ayuda a quienes necesitan conectar otros dispositivos y periféricos durante esas sesiones de trabajo en movilidad.
El concepto del Surface Go nos gusta, pero la ejecución y sobre todo el precio del conjunto final no lo hacen. Es cierto que el iPad Pro con teclado sale aún más caro (729 euros de la tableta más otros 179 euros de la funda Smart Keyboard), pero su orientación y potencia lo dirigen a otros escenarios distintos. Hay convertibles basados en Windows 10 que aun sin ser tan compactos son más "redondos" en su configuración y formato.
Parece que la portabilidad máxima impone un alto precio, y aquí tanto Microsoft como Apple están tratando de jugar sus cartas. Serán los usuarios los que decidan, desde luego, pero a priori el Surface Go, sin ser en absoluto mal equipo, tiene margen de mejora en muchos apartados.
7,3
A favor
- Portabilidad máxima para un equipo compacto y ligero
- El diseño y el acabado es excelente
- La pantalla hereda lo mejor de los Surface Pro
- Es posible desactivar el Modo S de Windows 10 gratuitamente
En contra
- El precio es elevado para esta propuesta hardware
- El rendimiento es correcto, pero pobre con respecto a la competencia
- Apenas opciones de conectividad, estamos condenados a los dongles
- No incluir el teclado hace que el sobrecoste sea aún más pronunciado
El ordenador ha sido cedido para la prueba por parte de Microsoft. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas
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La noticia Surface Go, análisis: más pequeño no siempre es mejor fue publicada originalmente en Xataka por Javier Pastor .
Fuente: Xataka
Enlace: Surface Go, análisis: más pequeño no siempre es mejor
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