Google Pixel 3 XL, análisis tras un mes de uso: da una lección en fotografía, la necesita en diseño
Tras un Pixel 2 que por una parte quedó de los más alabados en fotografía del 2017 y por otra su expediente quedaba marcado por un fallo en las pantallas, había bastantes ganas de ver qué había preparado Google en cuanto a sus propios móviles este año. La cita de nuevo fue en la segunda mitad del año y ya pudimos probarlo en profundidad en su primer análisis, pero ahora toca contar qué tal ha sido un mes de uso del Pixel 3 XL.
Lo de XL lo dejó patente Google con una iteración de gran volumen teniendo en cuenta otras propuestas de la competencia, con un diseño continuísta y rompedor a la vez con respecto al Google Pixel 2 XL y manteniéndose en sus trece en cuanto a fotografía. Así, en la parte delantera de los Pixel de 2018 hay** un gran notch y en la parte trasera una sola cámara**, y esto es lo que nos ha parecido tras pasar unas semanas con él.
El caballo grande de Google y su controvertido diseño
De los smartphones de 6,3 o más pulgadas de diagonal en lo que llevamos de gamas altas este año el Pixel 3 XL no es el campeón a más grande. Ese título se lo arrebata el OPPO Find X, algo más voluminoso que el Samsung Galaxy Note 9 y el Huawei Mate 20 Pro que también quedan por encima, aunque en el caso de Samsung hablamos de 0,1 pulgadas más y en ambos de una batería bastante mayor que el de Google.
Altura (mm) | Anchura (mm) | Grosor (mm) | Peso (gramos) | Pantalla (pulgadas) | Batería (mAh) | Volumen (cc) | |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Pixel 3 XL | 158 | 76,7 | 7,9 | 184 | 6,3 | 3.430 | 95,74 |
Samsung Galaxy Note 9 | 161,9 | 76,4 | 8,8 | 201 | 6,4 | 4000 | 108,848608 |
One Plus 6T | 157,5 | 74,8 | 8,2 | 185 | 6,41 | 3.700 | 96,60 |
LG V40 ThinQ | 158,8 | 75,7 | 7,6 | 169 | 6,4 | 3300 | 91,360816 |
OPPO Find X | 156,7 | 74,2 | 9,6 | 186 | 6,4 | 3.400 | 111,62 |
iPhone XS Max | 157,5 | 77,4 | 7,7 | 208 | 6,5 | 3.174 | 93,87 |
Huawei Mate 20 Pro | 157,8 | 72,5 | 8,8 | 190 | 6,3 | 4.200 | 100,68 |
Es por eso que la sensación de teléfono grande se ha mantenido, sin tampoco ser algo exagerado o molesto y yendo a menos si no usamos la funda, pero en todo caso es un terminal cómodo y con un peso dentro de lo esperado que tampoco cansa. Eso sí, lo que no resulta nada es la posición de los botones, probablemente porque al contrario que la mayoría de smartphones que ubican los de volumen junto al de encendido/bloqueo en un mismo lado, Google ha decidido colocar el de bloqueo arriba.
Con esto lo que ocurre es que tardaremos más a acostumbrarnos según de qué teléfonos vengamos y que puede que estemos unos días pulsando el botón de bajar volumen cuando queremos desbloquear o activar pantalla, aunque quizás lo que tenga menos sentido es que (al menos para un usuario diestro) este botón sea menos accesible cuando probablemente se use más que los de volumen. Por lo demás, la disposición de los elementos no tiene ninguna salvedad, estando el lector de huellas en la parte trasera y bien ubicado.
Hilando con el lector de huellas quizás podamos abordar dos asuntos llamativos en cuanto a interacción: los métodos de desbloqueo y la interacción con el Pixel y Android 9. En cuanto al primero, hemos echado bastante en falta que el que es el buque insignia de Google de 2018 no cuente con desbloqueo facial, cuando es una de las tendencias de los últimos años y ya son muchos de sus rivales los que integran un sistema que además es avanzado, como Face ID en los iPhone o el homólogo en los Xiaomi (que probamos recientemente en el Xiaomi Mi 8 Pro e iba francamente bien).
En cuanto a lo segundo, lo que también hemos visto este año y el anterior es que varios fabricantes han optado por implementar la navegación por gestos para poder ocultar la tradicional barra de botones y aprovechar algo más la pantalla. Algo que suele resultar cómodo si la sensibilidad y eficacia de los gestos es la correcta, pero que no vemos tal cual en el Pixel 3 XL.
Como ya dijimos en el análisis inicial, Google no da opción, sino que obliga a que la navegación sea por gestos. Pero con los suyos, que no son los que casi han quedado como habituales y que vimos más a partir de ser los de serie en el iPhone X (swipe hacia arriba para minimizar, swipe mantenido para la multitarea, swipe lateral para "atrás" como hace Xiaomi, etc.), y que median con una pequeña barra inferior permanente a modo de tirador.
Y lo que nos sigue ocurriendo es que no vemos nada práctico que un primer tirón de esa barra sea para la multitarea, y que siempre tengamos que pasar por ella para acceder al menú de aplicaciones. No hay tampoco gesto para "atrás" (sino un botón), de modo que tampoco acaba de haber ese aprovechamiento extra de pantalla que vemos en los gestos estándar, si bien es bastante cómodo cambiar a la app anterior con un ligero tirón a la izquierda de la barra flotante.
No acaba de ser por esto cómoda la interacción con el Pixel 3 XL, y sin tampoco ninguna otra opción nos tenemos que acostumbrar a la fuerza a esta navegación. A todo se le coge práctica y tampoco es algo grave, pero es una lástima **que no haya al menos otras opciones****** o algo de personalización.
Esta pantalla sí, ese notch no tanto
El aprovechamiento del frontal por parte de la pantalla es de aproximadamente un 82,4%, aunque nos queda la duda de si este porcentaje podría ser mayor si el altavoz principal estuviese en el borde inferior (como la mayoría de terminales de alta gama) y si el notch fuese algo más fino (y más largo que ancho). Ya comentamos en detalle en el primer análisis las consecuencias de la excesiva profundidad de la muesca y que ocultarlo era casi peor (ya que la barra de estado queda fuera, desaprovechando el espacio sí o sí).
Hay pues bastante mejora en cuanto a lo que las interfaces aprovechan el panel y también en cuanto a diseño, sobre todo cuando vemos frontales con marcos igualados como los iPhones u opciones sin notch como las de los Galaxy, pero en lo referente al panel al menos no hay ningún tipo de problema o degradado. El nivel de brillo máximo es suficiente para su visualización y el ajuste automático para el brillo suele funcionar bien, salvo muy puntualmente al pasar a una situación de menos luz y queda un poco bajo.
Buena sensibilidad táctil y bastante bien calibrada, con blancos quizás con un matiz algo más verdoso si lo dejamos en la configuración automática para los colores y más magenta si optamos por colores naturales o mejorados. Al menos ya hay más de opciones para ajustar la pantalla, aunque aún está lejos de la personalización que nos dan otras capas como EMUI o Samsung Experience.
Además de estas opciones se echa en falta alguna más para la pantalla ambiente, cuya utilidad sigue siendo algo limitada por esto mismo. Pero en todo caso se nota que ha habido una mejora en la calidad del panel y durante estas semanas no hemos apreciado problemas.
Sobresaliente en fluidez, notable en rendimiento y bien alto en autonomía
Google se ha subido al carro del notch, pero con lo demás se muestra algo más conservador. El motor de los Pixel 3 XL no queda atrás con respecto a la competencia si hablamos de procesador, con el último Snapdragon de Qualcomm para la alta gama, pero tenemos 4 GB de RAM, lo cual es más que suficiente para tener fluidez con el sistema casi desnudo de Google y al mismo tiempo lo hace nacer ya "muy 2017".
El móvil ejecuta las apps sin problemas, no hemos experimentado lag o problemas en ningún momento durante estas semanas con él (ni cuando se trata de apps pesadas), pero viendo que la mayoría de sus rivales directos ya integran un mínimo de 6 GB quizás lo suyo, como buque insignia de Google, hubiese sido partir también de esa memoria.
Del software hablamos a fondo ya en el análisis inicial y la experiencia sigue siendo buena a nivel de fluidez. Google aún es parco en opciones si tenemos en cuenta lo que ofrecen otras capas de terceros en cuanto a personalización, sobre todo en audio ahora que en pantalla empezamos a tener algo, pero encontramos añadidos interesantes como el de Bienestar digital (el cual probamos aún en beta) o el Está sonando.
¿Y qué ocurre con la autonomía? Que no está mal, pero que en comparación a smartphones que con un volumen aproximado queda algo justa. Podemos pasar el día con una carga si no hacemos un uso excesivo, pero si por ejemplo pasamos más horas en conexión de datos y jugando o haciendo fotos (tareas que impliquen más actividad de los procesadores y más tiempo de pantalla encendida) será complicado que no necesite una carga antes.
De media nos quedan unas 23 horas de autonomía con algo más de 4 horas de pantalla, y son alicientes la disponibilidad de carga rápida y de carga inalámbrica (por comodidad ésta última, no por rapidez precisamente ya que tardará bastante más que la carga con cable). Pero este aspecto tiene margen de mejora, quizás con una batería mayor, dado que Google proporciona herramientas en su software que dan para tener un buen control del consumo en segundo plano de las apps.
En cuanto al audio, Google ha apostado por el altavoz frontal, una ubicación que como hemos comentado no solemos ver ya en la mayoría de diseños y que como ventaja tiene que no suele quedar tapado ni al apoyar el móvil ni al agarrarlo en horizontal. Mejor siempre si nos quedamos en un 80 o 75% del volumen máximo (unos 112 decibelios) para preservar la calidad y nitidez, dando buena experiencia aunque con margen de mejora en cuanto al rango dinámico.
Añadir que se agradece que el fabricante entregue unos auriculares y más si así se facilita una transición que no tenemos por qué haber hecho previamente (del minijack de 3,5 milímetros al USB tipo C o a los inalámbricos). Los Pixel Buds dan una buena experiencia (sobre todo si somos asiduos a usar Google Assistant) y son cómodos, aunque lo que más llama la atención es la posibilidad de adaptarlos a nuestro pabellón auditivo, logrando también algo más de aislamiento.
La cámara única para intentar vencerlos a todos
En otro aspecto en el que los de Mountain View se han mostrado más conservadores (o más tercos, según se mire) es en el aspecto fotográfico al integrar solamente una cámara, si bien en el software sí hemos visto (y seguimos viendo) algunos añadidos. Esto no significa que sea peor; de hecho no hacemos más que compararlos y compararlos y desde el Pixel 2 XL los smartphones de Google vencen o quedan cerca de hacerlo en [los combates fotográficos frente a sus rivales](https://www.xataka.com/moviles/comparativa-camara-samsung-galaxy-s9-vs-pixel-2-xl-vs-iphone-x-vs-lg-v30s-thinq-vs-huawei-mate-10].
Tras semanas con él siendo básicamente nuestra cámara personal no nos queda otra que confirmar lo que dijimos ya en el primer análisis: salir a hacer fotos con el Pixel 3 XL es una delicia, es saber que va a ser una sesión cómoda y eficaz a cualquier hora del día, incluyendo la noche (e incluyéndola mucho, mucho) o los contraluces. Pero nada es perfecto y también echamos en falta ciertos aspectos, claro.
El modo automático tiene un rendimiento más que aceptable, pero casi nos compensaba más quedarnos en HDR+ porque el rango dinámico ampliado se nota bastante, sobre todo en cielos y con la compensación en la exposición que este disparo múltiple suele tener. También de noche, donde el modo automático queda bastante por detrás que el hecho con HDR+ al sacar mucho más ruido y menos definición, aunque el rey ahí es el modo noche (que por fin nos llegó vía actualización).
El HDR+ mejorado no lo hemos percibido como tal siempre, ya que tiende a variar el balance de blancos en situaciones de luz media (como días nublados) y subexponer ligeramente. Es además un disparo más lento (tampoco exagerado, pero al menos segundo y medio), que puede darnos disparos movidos si no gozamos de estabilidad o si somos algo impacientes.
Los colores son realistas, añadiendo algo más de saturación y calidez en algunas situaciones pero sin desvirtuar el resultado ni que éste quede postizo (si sacamos el RAW veremos que en general lo que hace es corregir exposición y saturación de manera muy acertada). A destacar el detalle, el cual conserva bien en la mayoría de escenarios sin recurrir al resalte de bordes y contornos del que pecan algunos procesados.
El modo noche es magia como la que ya vimos en modos como el de Huawei o LG, que sacan luz de donde no la hay sin tirar de ISO descomunales. En el caso del de Google no limita el uso en cuanto a la iluminación (es decir, lo podemos activar siempre que queramos) y lo que hace es sacar disparos mucho más iluminados sin aumentar demasiado el tiempo de exposición ni la ISO, de modo que suele haber poco ruido (mucho menos que en automático).
El modo retrato no discrimina entre personas y demás seres u objetos (como sí ocurre en el iPhone XR o con la app de Huawei en el Huawei Mate 20 Pro) y está presente tanto en la cámara trasera como en las frontales. El recorte suele ser muy fiel, con algunas excepciones cuando escasea la luz, tendiendo a un desenfoque más "plano" como vimos en la comparativa frente al iPhone XR y el Sony Xperia XZ3 y salvando bien en la mayoría de ocasiones ese pelo que suele ser un enemigo en este campo.
Donde destaca es en las cámaras frontales hablando tanto del retrato como del disparo automático, sobre todo en cuanto a la conservación del nivel de detalle. Sin milagros y con poco progreso aparente con respecto al año pasado (la doble lente es para el gran angular, no para la profundidad de campo), pero da bastante buen resultado incluso en baja luz (donde ya pierde más detalle y recorta peor).
La app de serie además ha dado un pequeño salto, cambiando la interfaz para adoptar la clásica disposición con pestañas, añadiendo una última para "Más" en la que tenemos ese modo noche y algunas novedades como el Fotomatón, Google Lens o algo de realidad aumentada. A falta de modo manual, buenas son opciones como el guardado en RAW (sólo para los HDR) o éstas otras que sacan algo más de jugo a la cámara, funcionando todo con estabilidad y sin tener ninguno de los fallos de los que se han hablado últimamente en algunos medios estadounidenses.
Una actualización correcta que nos deja con ganas de cambio
Así, tras unas cuantas semanas con este terminal concluimos en que la experiencia es muy buena con el Google Pixel 3 XL, sobre todo si estamos cómodos con las dimensiones y volúmenes mayores que estamos viendo en la gama alta de este año y si nuestro principal uso es el fotográfico. Eso sí, el diseño no nos parece el más acertado por cómo ha quedado la pantalla y por la comodidad, así como esa navegación que nos parece menos práctica y cómoda que los gestos más habituales.
Al final ha quedado como una renovación justa y pertinente de los Pixel del año pasado, actualizando ligeramente el aspecto y corrigiendo el problema con los paneles. Sin apostar aún por la doble o triple cámara trasera, en este aspecto sigue rindiendo, aunque tampoco se distancia de manera determinante con otros rivales saliendo por 949 euros (aunque hay un descuento de 100 euros también para el "pequeño" por el Black Friday en la web de Google).
Veremos si para el siguiente modelo Google cambia su planteamiento fotográfico y opta por un notch menos evidente, así como la integración de un reconocimiento facial que también hemos echado de menos. Por lo demás hemos experimentado lo que cabría esperar en el móvil del creador de Android: fluidez, fluidez y fluidez. Sólo queda además salpimentar a nivel de RAM y completar algo más las opciones a nivel de ajustes.
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La noticia Google Pixel 3 XL, análisis tras un mes de uso: da una lección en fotografía, la necesita en diseño fue publicada originalmente en Xataka por Anna Martí .
Fuente: Xataka
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