Motorola One, análisis: el salto a Android One de la línea media de Motorola empieza con muy buen pie
Poco a poco, distintos fabricantes han ido sumándose a la apuesta de Google por su software puro, sin aditivos. Con un inicio algo lento, Android One ha ido ganando adeptos y Motorola ha sido uno de los últimos gigantes en incorporarse. La gama de móviles internacionales de Lenovo ha puesto en el mercado varias apuestas sin personalización, algo que prácticamente ya hacía antes, pero ahora llevan el sello de Android One. El Motorola One ha sido uno de ellos.
El Motorola One entró en el catálogo de Motorola como una línea media, para competir de tú a tú con otros modelos ya existentes en el mercado y portadores de Android One, como el Xiaomi Mi A1 el pasado año o el A2 Lite de éste. Un teléfono discreto en especificaciones pero interesante tanto por rendimiento como por estética, y que pasa por nuestra mesa de análisis para mostrarnos de lo que es capaz. ¿Nos acompañas durante el análisis?
Motorola One, las especificaciones técnicas
Motorola One |
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Pantalla |
LTPS LCD de 5,9 pulgadas |
Procesador |
Snapdragon 625 |
RAM |
4GB |
Almacenamiento |
64GB más microSD |
Cámaras traseras |
13 megapíxeles f/2.0 |
Cámara frontal |
8 megapíxeles f/2.2 |
Batería |
3.000 mAh |
Sistema |
Android 8.1 One |
Conectividad |
WiFi 4 |
Dimensiones y peso |
150 x 72 x 7,97 milímetros |
Precio |
Cristal por todas partes, salvo en el marco
Poco se diferencian los teléfonos en cuando a diseño en los últimos tiempos, y eso se va trasladando también al apartado de los materiales de construcción. Con el plástico casi extinguido, y el metal recibiendo toques de atención al respecto, el cristal invade el mercado, y en el Motorola One lo encontramos por todas partes salvo por el marco del teléfono, como no podía ser de otra forma.
Bien en peso, bien en ergonomía para este Motorola One que llega con un cuerpo mayoritariamente de cristal
Con la llegada de los móviles sin marcos, más aún si les sumamos el ‘notch’ que invade el mercado como si de un virus se tratase, nos estamos encontrando con teléfonos que aumentan su pantalla pero ese cambio no repercute demasiado en el tamaño. Las 5,9 pulgadas de este Motorola One resultan bastante cómodas tanto en anchura, con 72 milímetros, como en peso, pese a que estemos hablando de un modelo que roza los 200 gramos. El teléfono está bastante equilibrado y no llega a ser molesto en ningún momento, aunque tendremos que ayudarnos de ambas manos para manejarlo. Recordemos, nos movemos en la frontera de las 6 pulgadas.
En cuanto a disposición, el Motorola One es bastante clásico. Tenemos la parte lateral derecha reservada para los botones de volumen y de encendido, en la disposición habitual con el sonido por encima de la energía, y el marco derecho queda únicamente para la bandeja de la microSD y las SIMs, pues estamos ante una bandeja triple para poder activar hasta dos líneas telefónicas. En la parte superior tenemos el jack para auriculares, molesto o adecuado en función de gustos, y la carga se sitúa en la parte inferior, con un USB tipo C junto al altavoz principal del teléfono.
Hablamos de un teléfono con ‘notch’ y, por tanto, de unos marcos bastante ajustados. La cámara frontal se sitúa sobre esta ceja que recorta la pantalla en la parte superior, y junto a ella tenemos el flash LED que acompaña al equipo fotográfico. El resto del frontal es todo pantalla, salvo por la pequeña barbilla inferior que contiene el nombre de la marca. La trasera, también limpia salvo la cámara dual, junto a su flash, y el lector de huellas dactilares centrado. Estamos ante un Android One, así que tendremos la marca de Google en la parte baja del teléfono.
Cristal más color oscuro es igual a huellas. Y la capa oleófuga de este Motorola One es mejorable.
Hemos comentado que el Motorola One es un modelo cómodo en mano, pero lo que no resulta es demasiado limpio. Un mal endémico de los móviles acristalados es el de las huellas dactilares, y aquí la capa oleófuga no está demasiado bien resuelta. Si a eso le sumamos que es un modelo en color negro, y que llega a parecer un espejo en función de cómo incida la luz, nos encontramos con un imán para nuestros dedos y también para el polvo y otras manchas. Malas noticias para los usuarios compulsivos y deseosos de tener el teléfono siempre limpio, necesitarán mucha paciencia.
Por lo demás, el One está bastante bien resuelto a nivel de cambios de superficie, con un salto suave entre la pantalla y la trasera con los marcos, pese a un ligero reborde que se agradece para ser conscientes de que no es un teléfono con pantalla curva. Tampoco desliza en mano, aunque en superficies lisas es otro cantar. Menos mal que las cámaras traseras, que sobresalen del cuerpo, nos ayudan a mantener cierto agarre, aunque no colaboren en la estabilidad al no estar centradas. Cómodo en mano y en el bolsillo, estéticamente sobrio y no demasiado limpio durante su uso. Es el resumen que podríamos hacer de este Motorola One de Motorola y Lenovo.
LCD y ‘notch’, tradición y tendencia en un mismo lugar
Las tendencias son las que son, y quienes van en contra de ellas tienen el problema de que suelen imponerse, ya sea de forma temporal o permanente. En este momento, el mercado móvil se está moviendo hacia el OLED, ya sea plástico o Súper, curvo o plano, y al LCD empiezan a lloverle críticas algo injustificadas, sobre todo las relativas a la profundidad de sus negros. Algo que modelos de alta calidad han desmentido. Por otro lado, tenemos las cejas o ‘notches’ que invaden el sector, y que son casi imposibles de esquivar salvo por determinadas marcas. En el Motorola One nos encontramos con todo esto, comprimido en un solo teléfono.
5,9 pulgadas con 'notch', tal vez demasiadas para jugar en la liga del HD+
Aquí hablamos de un panel LTPS LCD que alcanza las 5,9 pulgadas de diagonal pese a estar ante un teléfono que sólo mide 15 centímetros de alto. La magia de los móviles sin marcos consiste en eso, y además el panel se estira aún más gracias a la mencionada ceja. Colocándola sobre la pantalla, el aspecto se estira hasta los 19:9, y la resolución HD+ viaja un poco más allá, pasando de los 1.440 píxeles de alto de los móviles 18:9 a 1.520 píxeles de alto. El centro de la parte superior del panel es, por supuesto, impracticable. Es terreno para la cámara frontal.
Este Motorola One tiene una buena pantalla. No será la mejor en resolución ni en limpieza, ni tampoco la mejor en representación de colores, pero desde luego es una buena pantalla. Estamos ante un teléfono con Android One por lo que los ajustes son los que son, y hay que conformarse con la configuración que el modelo trae de fábrica. Una configuración que ofrece unos colores ligeramente saturados, y que tiene un buen nivel de brillo, pese a que en ocasiones, como sacándolo a la luz del sol, echemos en falta un chute extra que sí vemos en otros modelos superiores, y por supuesto en no pocos OLED.
Aquí lo único que podemos hacer es activar o desactivar el modo de luz nocturna, que puede programarse y que teñirá la pantalla de tonos anaranjados para, en teoría, que nuestra vista descanse, y poco más. Pero tenemos una pantalla que responde bien a nivel táctil, que ofrece una buena experiencia inmersiva en los títulos adaptados a su longitud y que, además, no consume en exceso en comparación con otros aspectos del teléfono.
Si la densidad de píxeles no es capital para nosotros, la pantalla del One vuela alto. Pero si lo es, nos dejará un sabor agridulce.
No obstante, tiene un fallo que conviene recalcar, y es el hecho de que su resolución se queda algo corta, pues nos movemos en unos 285 píxeles por pulgada. Qué menos, hablando de un teléfono con estas características y precio, que haber subido la apuesta al menos al FullHD+, aunque hubiese repercutido sobre la autonomía general del teléfono, y quizá sobre el rendimiento general.
También cuenta con unos buenos ángulos de visión, y hay que inclinar el teléfono bastante para apreciar aberraciones de color y pérdidas de contraste, por lo que podremos trabajar con él sobre la mesa sin muchos problemas, incluso teniéndolo algo alejado. En general, buena pantalla pese a tener sus puntos grises, y si la resolución no es un problema capital para nosotros. El problema, como de costumbre, es el nivel al que se mueve la competencia, y puede que aquí nos encontremos con un panel ligeramente inferior de media. En el día a día, desde luego, no lo aparenta.
El omnipresente Snapdragon 625 vuelve a la carga
Los años no pasan en balde, y el Snapdragon 625 ya lleva un tiempo en circulación. Lo suficiente para que Qualcomm lo hubiese reemplazado directamente por un 626 que no ha tenido ni por asomo su tirada, o por modelos de la línea 63X que parecen formar parte de un segundo plano, cuando debería ser al contrario. No obstante, Google sabe a lo que juega, y aunque nos topemos con un Snapdragon 625 en este One, el sistema se encarga de hacerlo fluido en todo momento, tenemos la sensación, navegando por el sistema, que estamos ante un teléfono superior.
Ayuda también el contar con 4GB de RAM, que mantienen no pocas apps abiertas en segundo plano, pese a que haya que afrontar los clásicos cierres inherentes al propio sistema. Usar el teléfono en el día a día es agradable, todo funciona con bastante velocidad, y probablemente también contribuya la baja resolución del equipo. Pero lo cierto es que a nivel de sistema, todo va bien. Desde un manejo normal hasta el uso de la multitarea, e incluso utilizando dos apps a pantalla partida.
Pese a que el sistema funciona de maravilla, los juegos más exigentes sacan los colores a un Snapdragon 625 que ya siente el paso de la edad
Con apps y juegos normales, entendiéndose “normales” como poco exigentes, ocurre también lo mismo. Los títulos abren a buena velocidad, pese a que alguno puede tardar algo más de la cuenta, sobre todo si estamos ante motores gráficos más “tragones” como Unity o Unreal, y una vez abiertos se ejecutan también de forma fluida. Con las aplicaciones, exactamente igual, incluso haciendo scroll en aplicaciones que manejan grandes cantidades de datos. Todo parece ir bien... hasta que tenemos que apretar al sistema, y el sistema nos pone en nuestro sitio.
Hace un año todo era mucho menos exigente a nivel de software. Hace dos años, aún menos. Hoy las cosas han cambiado, como han cambiado siempre, y los títulos más punteros nos piden a gritos que pasemos a un procesador más avanzado. Clash Royale o Hearthstone hacen que el teléfono sufra. El Snapdragon 625 se siente algo envejecido con títulos algo más ‘hardcore’ y aquí no tenemos ayuda de la RAM. La Adreno 506 llega hasta donde llega, y notamos de forma clara que este Motorola One es un teléfono de línea media, e incluso algo menos dados los tiempos que corren. A nivel de benchmarks, como veremos a continuación, las sensaciones son más o menos idénticas.
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Procesador |
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RAM |
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AnTuTu |
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Geekbench (mono/multi) |
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3DMark (Icestorm) |
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PCMark (Work 2.0) |
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Merece la pena detenerse un poco en el lector de huellas dactilares, que Motorola sitúa en la espalda, centrado con respecto al ancho y desplazado hacia arriba. Un lector de huellas que ha evolucionado con respecto a generaciones anteriores, y que responde de forma bastante más veloz y precisa. Sobre todo teniendo en cuenta que lo hemos puesto a prueba con dedos algo húmedos para ver qué es lo que era capaz de ofrecernos.
La posición es bastante natural con respecto al agarre del teléfono, y el desbloqueo del teléfono se produce de forma muy veloz. En menos de medio segundo, el teléfono está libre frente a nuestros ojos. Si a eso le sumamos el chip NFC para autorizar pagos móviles, y que el Motorola One llega con Google Pay preinstalado, tenemos un teléfono bastante competente en materia biométrica, lo que siempre es de agradecer dado el rango de precios en el que se comercializa. Pagos móviles para todos, o para casi todos.
3.000 mAh, ¿son suficientes?
Una de las grandes dudas a la hora de elegir un teléfono móvil radica en su autonomía, y para ello solemos mirar la capacidad de la batería y, si tenemos algo de experiencia, la comparamos con el tamaño de la pantalla. Lógicamente, el componente que más consumo genera sobre el teléfono móvil. Aunque hay más factores que juegan un importante papel en cuanto a la autonomía, como la optimización del hardware y el software, e incluso la cobertura móvil de la zona en la que nos estemos moviendo.
En el caso del One, nos encontramos con una pila interna de 3.000 mAh, no extraíble como en la mayoría de teléfonos actuales, y que tiene que alimentar un panel de 5,9 pulgadas. Aunque la resolución del mismo echa una mano para reducir el consumo, pese a estar ante un panel LCD y no ante uno de los OLED que ahora se popularizan más allá de un par de fabricantes.
Los 3.000 mAh parecen cortos sobre el papel, pero resisten en el día a día
El Motorola One de Motorola nos ha ofrecido una experiencia grata pese a que, sobre el papel, prometía una autonomía reducida. Con un uso medio, y manteniéndonos la mayor parte de la jornada bajo una red WiFi, nos hemos movido en torno a las seis horas de uso de pantalla. Suficiente tiempo para resistir toda una jornada de trabajo, e incluso dejar batería restante para el día siguiente.
Con un test más agresivo, bien dedicando tiempo a juegos y aplicaciones más exigentes, o pasando parte de la jornada lejos de la WiFi y sometiéndonos a las inclemencias de las redes de datos, la autonomía ha bajado hasta ofrecernos algo menos de 5 horas de pantalla. También para aguantar un día pero aquí sin excesos. En caso de que seamos usuarios más activos, podremos tener problemas a la hora de volver a casa con el teléfono aún encendido.
Por suerte, disponemos de un sistema de carga rápida propio de la compañía, una evolución del Quick Charge 3.0 que nos ofrece el procesador. Con TurboPower de Motorola, podremos devolver la carga completa al teléfono en sólo 1:15 minutos, aunque los primeros serán clave. Con sólo 20 minutos de carga, el teléfono recuperará en torno al 40% de la energía total, permitiéndonos despegarnos del enchufe otras cuantas horas.
El defecto, aunque puede que muchos no lo consideren así, es que estemos ante un teléfono de cristal que, como parece ser costumbre, no se aprovecha de ello para incluir carga inalámbrica. La ausencia de metal debería invitar a colocar este sistema de carga, práctico pese a ser más lento que la carga por cable, pero en el Motorola One no lo encontramos. Algo a valorar por cada usuario, pero para nosotros es un punto gris.
Android One, como le gusta a Google
Google ha ido logrando, con el paso de los años, que más y más fabricantes se vayan sumando a su experiencia pura, al montaje de su sistema operativo sin capas ni aditivos, pero su mayor paso adelante lo ha dado con Android One. Un programa al que Motorola ha sumado dos de sus teléfonos, el One y el One Power, pese a que el fabricante chino ya llevaba tiempo sin maquillar el sistema.
El Motorola One nos llega, por tanto, libre de impurezas, entendiéndose por impurezas todo aquello que contribuya a minimizar la experiencia que Google diseñó para su Android. Eso sí, en la versión 8.1 pues aún no se ha dado el salto a Android Pie, aunque el teléfono lo dará próximamente. De hecho, el One Power ya ha comenzado su propia ronda de actualizaciones.
Pocas cosas sientan mejor a un Android como la versión pura de su sistema. Fluidez sin sobrecargas.
Aún así, nos encontramos con algunos detalles "tocados" por Motorola, como el sistema de gestos incluido en el teléfono, que nos permite agitar el teléfono para encender la linterna, o girar el teléfono rápidamente para hacer una captura. También tenemos otras mejoras, como el sistema de Dolby Audio, configurable desde una aplicación propia del teléfono.
Pero en definitiva, el Motorola One nos ofrece una experiencia completamente limpia de Android, y eso siempre es de agradecer, sobre todo en teléfonos con un hardware como éste que presumiblemente deben sentir más el paso del tiempo que otros más actuales. Sin embargo, a este Motorola One le queda mucha vida sin capas que sobrecarguen su uso. Recordemos que debe llegar al menos hasta Android Q y, ¿tal vez Android R?
Veamos, ¿qué tal se portan estas cámaras?
A día de hoy, es raro el móvil que no ofrece una cámara dual en la parte trasera, y algunos modelos la llevan ya con naturalidad al frontal. El Motorola One no es una excepción, y aquí las lentes en la espalda se duplican, y obtenemos el efecto que cada vez más usuarios buscan en este tipo de sistemas: desenfoque selectivo. Bokeh. Fondos desenfocados.
El Motorola One lleva, en concreto, un sensor de 13 megapíxeles y otro secundario de 2 megapíxeles, encargado únicamente de la lectura de profundidad. Aquí no tenemos zoom óptico ni otras ventajas asociadas a los sensores secundarios, tan sólo una cámara cuyo fin es la lectura del segundo plano para que el software del teléfono pueda operar con la mayor cantidad de información posible. Y lo cierto es que el trabajo es de bastante buena calidad para tratarse de una gama media. Un modelo que, a nivel fotográfico, es realmente competitivo.
Con el Motorola One podemos realizar fotografías muy definidas y de colores vivos cuando hay luz abundante. La captura es rápida, los bordes se muestran nítidos y podemos permitirnos cierto grado de aumento, siempre digital, hasta que aparecen los defectos de forzar un sensor de 13 megapíxeles más allá de sus límites normales. Sacar el móvil del bolsillo y disparar se convierte casi en una costumbre, pues el enfoque es veloz y rara vez obtenemos fotografías movidas o desenfocadas. Motorola ha trabajado bien estos pequeños detalles que mejoran la experiencia de uso de una cámara móvil. Además, el teléfono cuenta con una buena gestión del rango dinámico y resiste bien antes de "quemar" las zonas más oscuras o más claras de una fotografía.
El desenfoque, fácilmente activable desde la interfaz de cámara del Motorola One, también es de buena calidad y permite ajustarlo con una barra de desplazamiento a tres niveles. Salvo en alguna ocasión en la que, por contar con demasiados planos u objetos demasiado pequeños, ha habido confusiones a la hora de desenfocar, el One nos muestra un primer plano bastante bien identificado. No hay bordes serrados ni tampoco un desenfoque demasiado forzado del fondo. Por supuesto, también tenemos el modo panorámico, cuyos resultados se han estandarizado bastante en el mercado, y la posibilidad de establecer ciertos recortes a la fotografía mientras la tomamos, y no a posteriori. Como hacerlas cuadradas.
Cuando cae la luz ocurre algo que ya esperábamos, la calidad decae. Sin la luz, la auténtica sangre de las fotografías, los teléfonos de presupuestos reducidos flaquean, y también algunos de mayor precio. El enfoque se hace algo más errático y no tarda en aparecer el ruido, las fotografías se capturan a menos velocidad y, por tanto, es más fácil que se desenfoquen. También se nota dificultad a la hora de plasmar fuentes de luz, como locales encendidos, farolas o faros de vehículos. Sin embargo, esperábamos que todo fuese peor con las especificaciones en la mano, y el Motorola One ha estado mejor de lo que en teoría de corresponde.
Llegamos a la cámara frontal, a un sensor de 8 megapíxeles que nos deja jugar algo en cuanto a recortes pero que, gracias al software del teléfono, nos ofrece desenfoque selectivo. Sí, en el Motorola One también tenemos bokeh frontal pese a contar con una única cámara, aunque su procesado es algo más errático que el desenfoque trasero, tal vez por la propia IA del teléfono. Es un desenfoque que podemos activar o desactivar a voluntad, simplemente pasando del modo normal al modo Retrato, y que trabaja bien los bordes, pese a que el fondo se fuerza demasiado y da sensación de artificialidad. Motorola no trabaja igual el desenfoque con una que con dos lentes, y aquí se aprecia con claridad.
En cuanto al software del teléfono, Motorola no ofrece una app demasiado destacable en materia fotográfica. Tenemos, como comentábamos, distintos modos de fotografía como el Retrato o el panorámico, y podemos cambiar fácilmente de la cámara trasera a la frontal. Sin zoom óptico, la interfaz de la cámara se hace algo más limpia y todo es bastante intuitivo aunque, como decimos, no hay nada realmente destacable. Una app de cámara correcta, sin más, y con casi todas las opciones accesibles.
La cámara de este Motorola One, o equipo de cámaras siendo más correctos, no va a pasar a la historia por su calidad, pero demuestra que los teléfonos de gama media pueden rendir a buen nivel sin hacer sacrificios demasiado notables. Y, siendo sinceros, los responsables de este One no han puesto las cosas nada fáciles a sus competidores. Buena cámara y sin alardes, siempre siendo conscientes del nivel de precio y especificaciones en el que nos movemos.
El sonido y el Dolby
Prestamos mucha atención a las pantallas de los teléfonos móviles, y también a las cámaras, pero el apartado de sonido es igualmente importante. Un buen sonido puede subir el nivel de un teléfono cuando vemos vídeo, ya sea propio o series, cine u otros contenidos por streaming. Un mal vídeo puede arruinar la experiencia y hacernos sentir incómodos. En el caso del Motorola One, la experiencia ha sido algo gris.
El sonido Dolby no ayuda a elevar la experiencia del altavoz del teléfono, aunque sí deja a buen nivel la salida de auriculares
Sí, contamos con el sistema de sonido Dolby pero donde más se nota es en la salida de auriculares. El altavoz, aunque suena a buen volumen, tiende a distorsionar cuando acercamos el sonido a su máxima expresión, y eso que las pruebas las hemos realizado con audios de distintas calidades. Sin embargo, como decíamos, la experiencia cambia cuando hablamos de los auriculares.
Aquí sí tenemos un sonido a buen volumen y de buena calidad, algo que se puede apreciar con auriculares de mayor presupuesto aunque, por supuesto, este jack de 3,5 milímetros no hace maravillas. Pese a todo, una buena experiencia con auriculares, también con alternativas en Bluetooth. En resumen, bastante bien con auriculares, normal en el altavoz. Eso es un bien alto, ¿no?
Motorola One, la opinión de Xataka
Llegamos al final de este análisis y toca hacer un repaso por cada una de las secciones y emitir nuestras conclusiones. El Motorola One cuenta con casi todo para triunfar, aunque también tiene algunos grises en todo lo relativo a su funcionamiento. Principalmente, por un procesador que ya nota el paso del tiempo y que, pese a seguir siendo competitivo, ya no es capaz de dar la talla en las situaciones más exigentes.
La construcción es más que correcta, el teléfono es bonito y elegante, y parece bastante resistente, aunque tendremos problemas con la suciedad y las huellas, un problema para los usuarios más quisquillosos. Pero es cómodo en mano y en el bolsillo, y casi no aparenta las 6 pulgadas que luce, en parte gracias a la reducción de marcos y al 'notch'.
Sin ser perfecto, el Motorola One ofrece una buena experiencia, y se convierte en uno de esos teléfonos que uno llega a echar de menos
En cuanto a las cámaras, bien con luz y normal de noche, con un buen desenfoque y también correcto en la gestión de colores. De noche, todos los teléfonos pierden y el Motorola One también, aunque algo menos que buena parte de su competencia. La cámara frontal también juega a buen nivel para tratarse de un teléfono de línea media.
En definitiva, un móvil que nos ha sorprendido para bien y que, pese a sus defectos, pues los tiene, sabe jugar bien sus cartas y destacar sus virtudes. Desde ya, se convierte en uno de los recomendables de su gama pese a su dura competencia. Tal vez el Motorola One no vaya a pasar a la historia por ninguna de sus especificaciones, pero sí es un móvil bastante equilibrado, y a poco que reduzca su precio puede acabar con un buen número de ventas a sus espaldas. Buen trabajo, Motorola.
7.8
A favor
- Android One, sin duda
- La carga rápida Turbo Power
- Buen diseño, pese a las huellas
- NFC y huella, pagos móviles ON
En contra
- El procesador está algo "mayor"
- La cámara es mejorable
- La resolución es corta
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La noticia Motorola One, análisis: el salto a Android One de la línea media de Motorola empieza con muy buen pie fue publicada originalmente en Xataka por Samuel F. .
Fuente: Xataka
Enlace: Motorola One, análisis: el salto a Android One de la línea media de Motorola empieza con muy buen pie
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