Pese a la caída del 80% de su valor, sigo creyendo y apostando por el Bitcoin
Faltan unas pocas semanas para que 2018 llegue a su fin, y con él, el peor año reciente para las criptomonedas en general y Bitcoin en particular: ha perdido el 80% de su valor y no ha conseguido recuperar el interés que despertó en plena burbuja. Ayer, gloria. Hoy, supervivencia. El orgullo, en algunos casos, sigue intacto: *Hodl.
El psiquiatra suizo Carl Jung dijo que cualquier forma de adicción es igualmente peligrosa, sin importar si el narcótico que la provoca es el alcohol, la morfina o el idealismo. Muchos inversores de Bitcoin, sin decantar de la mezcla un porcentaje de esto último, son adictos, sobre todo, a la volatilidad. Y la volatilidad de 2017 dio como resultado no solo beneficios para unos y pérdidas para otros, sino un carrusel de emociones. Otros tienen otros motivos para mantener su inversión pese a las bajadas. ¿Qué es lo que les mueve a no vender sus bitcoins con el panorama de los últimos doces meses?
Horizontes temporales
Remo Domingo, director de iAsesoría y responsable financiero de Menéame, comenzó a minar bitcoins en 2013, vendió algunos temprano para recuperar los costes y mantiene la mayoría de su cartera desde entonces. Pero apenas ha vuelto a vender algunas cantidades desde entonces, únicamente para ir haciendo caja cada cierto tiempo y poder hacer frente a ciertos gastos sin echar mano de ahorros. La causa, que no ve a la criptomoneda como un producto de inversión, sino como un producto especulativo de máximo riesgo.
Por eso no lo tiene en mente como parte de su cartera de inversión, ni se fija precios a los que vender. Únicamente planea dejar su cartera quieta durante bastantes años más, diez, doce, quince. "Si en ese momento valen dinero, las venderé. Y si no, ¿y las risas que nos hemos echado?", dice entre risas. "No me preocupa que hoy valgan 1.000, 4.000 o 10.000 dólares. Ya recuperé la inversión. Solo pienso en un horizonte temporal".
Algo similar a lo que cuenta Eneko Knörr, inversor en criptomonedas y emprendedor en proyectos relacionados con Blockchain. Él también considera que la de Bitcoin es una inversión en la que no tiene sentido intentar adivinar los movimientos del mercado, así que su estrategia es la del muy largo plazo. "Mi idea es no vender de ninguna forma hasta dentro de tres o cinco años", algo que solo adelantaría "si de repente se dispara su valor hasta los 200.000 o los 500.000 dólares".
Confía en Bitcoin porque la ve como un complemento a la moneda fiat, que pese a su gran volatilidad tiene mayor estabilidad que las monedas de países como Argentina, Venezuela o Zimbabwe; también por su potencial para crear otras aplicaciones con la misma o similar tecnología, sobre todo centrada en medios de pago. "Puedes mandar 100 millones de España a Japón en unos minutos y casi gratis, eso nadie te lo da".
Sobre si hubiese actuado de otra forma sabiendo lo que iba a pasar a lo largo de este 2018, dice que no. "Claro que es doloroso ver que antes estaba en 20.000 y ahora en 4.000, pero los que llevamos tiempo no es que estemos perdiendo dinero. Y los que más han ganado son los que tienen monedas desde el principio y se siguen olvidando de ellas; si no siempre hubiesen vendido al llegar a 100, 1.000, 5.000...".
"Este ciclo ya lo hemos visto"
Para Antonio Luis García, Bitcoin también es un viejo conocido: él fue el CEO de Bitcoin Spain, la empresa que trató de hacer negocio colocando cajeros automáticos de Bitcoin por España como el que probaron nuestros compañeros de Genbeta. Aquella apuesta salió mal y el proyecto se canceló, pero su fe en la criptomoneda sigue intacta.
"En 2017-2018 ha pasado lo mismo que en 2010-2011 o en 2013-2014: un ciclo que es la tercera o cuarta vez que ocurre desde 2009. Es por la psicología de la especulación: cuando sube, todo el mundo quiere comprar. El año pasado me ardía el teléfono de gente que me llamaba para preguntarme o pedirme consejo. Este año, que está bajando, no me llama nadie".
Como a tantos otros, la posibilidad de transmitir valor por Internet sin necesitar la verificación de un tercero como ocurre con los bancos o con PayPal es lo que le maravilló de Bitcoin. "Es revolucionario, por eso tengo fe hasta el final. Bitcoin no está ni al 1% de lo que puede llegar a valer. No estoy diciendo que vaya a valer eso, pero puede pasar". Así, él también mantiene su posición a largo plazo y no se plantea deshacerse de ellos. Confía en que volverá a haber un ciclo alcista.
Cuestión tecnológica
"Ahora hay mucha menos gente en esta industria que viene a ganar dinero rápido", dice Raúl Marcos, ingeniero experto en Blockchain dedicado a la inversión y el asesoramiento a fondos de inversión relacionados con criptomonedas. "Hay menos ruido, los que trabajamos en este sector estamos más tranquilos en ese sentido". Un escenario que le ayuda a creer en un buen futuro, quizás mejor, pese a la bajada de valor de Bitcoin, que el de hace un año, con mucho hype para poca sustancia. Mucho viaje para tan pocas alforjas.
Un paralelismo con Bitcoin a ojos de Raúl está en el avance de Ethereum, que en cuatro años ha tenido un nivel de desarrollo que ya le permite usarse para muchos fines, como pedir una hipoteca o vender un edificio por trozos. Cree que el desarrollo de Bitcoin seguirá avanzando, pese a los problemas que puedan ir surgiendo.
"Que su valor haya subido o bajado no cambia que es una moneda digital, que no es censurable, que para personas de algunos países es clave para no perder dinero al irse de su país, o que es un dinero programable, que se puede programar para manejarlo".
También aprecia su futuro tecnológico Pablo F. Burgueño, socio fundador de Nevtrace y abogado especializado en criptomonedas, quien mantiene el bitcoin que compró hace años por 200 euros.
"Si lo vendiese ahora tendría 3.700 euros, seguiría siendo un buen negocio, pero obviamente el que lo compró en máximos a 16.000 euros sí que estaría mal". Como Remo, Pablo considera que hablamos de un valor especulativo de muy alto riesgo y cree que de la bajada de 2018 se pueden aprender lecciones para el futuro.
Lecciones como que las compras compulsivas seguramente no sean una buena idea, y de eso hubo muchas hace un año, en plena euforia colectiva. Sobre todo cuando se dan con dinero que uno no está dispuesto a perder, o puede necesitar a corto o medio plazo.
"Es posible que eso mucha gente no lo recuerde, quizás veamos otra escalada y su posterior caída cuando los que saben cómo funciona el negocio van a vender y provocar que el valor baje". Y si eso ocurre, los dos caminos: vender asumiendo pérdidas, o esperar a una hipotética próxima escalada.
A un precio similar al de Pablo compró un Bitcoin Óscar Domínguez, 304 euros por un bitcoin en 2014. Él es fundador de Territorio Bitcoin y sigue inmerso en varios proyectos relacionados con Blockchain. Con inversiones derivadas acabó perdiendo aquel primer bitcoin que compró, pero desde entonces ha seguido comprando de forma recurrente en cantidades pequeñas.
E insiste en mantener posiciones: "La única forma de perder dinero es vendiendo por debajo de su precio, hay que mantener la posición. Creo que hay que tener fe, no comprar con avaricia o meter un dinero que se vaya a necesitar".
Valor refugio en tiempos de crisis
Esa fe viene de su confianza en la moneda y en Blockchain, cree que todos los proyectos que están floreciendo a su alrededor en torno a trazabilidad, identidad digital o historiales médicos hacen que esta tecnología siga teniendo un gran futuro. Laura Pinne, entusiasta letona de Bitcoin y Blockchain hasta el punto de haber lanzado un juego que simula el trading, cree que próximamente habrá una nueva recesión económica.
En un contexto de crisis es donde cree que Bitcoin tendrá un papel importante como valor refugio, un uso que también señaló Eneko y que ya vimos en los primeros compases del Brexit. "Si la preocupación por esta crisis llega lejos, más gente comprará Bitcoin como activo, u otras criptomonedas para diversificar. En cierta forma eso es lo que quise mostar en mi juego: la diversificación es la clave del éxito".
El hecho de ser un activo libre de controles de bancos centrales es lo que cree que puede hacerle atractiva a ojos de quien ha perdido la confianza en su moneda nacional, según Laura. No obstante, no cree que veamos una subida tan agresiva como la de 2017: "Su precio se estabilizará, y eso hará más fácil adaptarlo para su uso. Bitcoin tiene un recorrido por delante, necesita mayor adopción y mayor simplicidad para atraer al público general".
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Fuente: Xataka
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