'Vengadores: Infinity War': un experimento nunca visto que se salda con unos cuantos aciertos y algún descalabro
A 'Vengadores: Infinity War' hay que reconocerle, por encima de todo, que el circo de tres pistas que monta no tiene ningún precedente desde el punto de vista industrial. Ir preparando durante diez años un crossover de esta envergadura (sí, obviamente en las primeras películas de 'Iron Man' estaban lejos de poder preverlo, pero se las han arreglado para que todas las piezas encajen... o casi) es algo que literalmente no se había visto nunca. 'Vengadores: Infinity War', por esa misma razón, funciona más como película-concepto que como auténtico espectáculo superheroico. Quizás en algún momento del futuro, puede que no tengamos que esperar demasiado, Marvel u otro hiperconglomerado de superfortunas audiovisuales descubran la manera de que producciones como ésta parezcan más una película tradicional y menos un aparatoso álbum de cromos para fans. O quizás nunca se descubra y películas como 'Infinity War' encuentren su propio lenguaje. Quizás no tenga