Un día con el Tesla Model 3: es fácil verlo como el coche del futuro, aunque su precio todavía diga lo contrario
Publicado originalmente en Xataka
Desde el primer momento, Tesla concibió el Model 3 como el eléctrico para masas, un arma de conquista de usuarios para atraer clientes (y, mejor que mejor, robárselos al resto de fabricantes). Probablemente todos hayamos escuchado esa promesa de un Tesla por 35.000 dólares, que es como se anunció este Model 3.
En teoría acabará llegando, pero, por ahora, el fabricante de Elon Musk ha dado prioridad a los Model 3 más sofisticados y premium. En concreto, los que empezarán a entregarse en España este mismo mes de febrero son el Model 3 Long Range, con 544 km de autonomía y un precio base de 59.100 euros, y el Model 3 Performance Long Range, con 530 km de autonomía, una aceleración bestial y un precio desde 70.100 euros. Este último es el que hemos sacado a pasear por las carreteras de Madrid.
Un día con el Tesla Model 3 en vídeo
Un exterior que atrae miradas
Siempre ha habido coches que atraen más miradas que otros. No es lo mismo que pare frente a ti un deportivo descapotable que un utilitario cualquiera. Y, como en todo, siempre ha habido fabricantes que han tenido más coches "ligones" que otros. Es fácil pensar en modelos míticos de Mercedes, BMW, Audi o Jaguar que sean imanes de miradas por la calle.
Conduciendo el Tesla Model 3 Performance me sentí un poco abrumado porque era bastante obvio que tanto otros conductores como los peatones se quedaban mirando. Y no sólo sucedió en los momentos en los que estaba utilizando el Autopilot (el "mira, mamá, sin manos" de esta generación), que es bastante comprensible, sino cuando iba conduciendo como cualquier otra persona más, sin ventanillas bajadas y con la música a tope o, en definitiva, sin hacer ninguna barbaridad que provocara a los demás.
Entiendo que el diseño tiene mucho que ver en esto. Es poco habitual ver un coche de estas dimensiones, con casi 5 metros de longitud, tenga un capó tan corto (nunca cabría aquí un motor de combustión), aunque creo que las líneas de diseño son bastante reconocibles y enseguida la gente identifica que es un Tesla, que tiene un poder de marca importante en estos momentos. Esa T en el frontal y en la parte trasera harán que no pases desapercibido.
Sin embargo, cuando lo miras de cerca hay algunas cosas que depurar, especialmente cuando vas a desembolsar 70.000 euros por un coche. Por ejemplo, la alineación de ventanas, puertas y demás componentes no es del todo perfecta, un reflejo de que el ensamblaje no está todavía 100% depurado, al menos en la parte exterior, ya que por dentro es como una especie de tempo al minimalismo en el que no detecté esos fallos.
Conducir sin fricciones
Tengo el carnet desde hace unos once años y, aunque no soy un piloto profesional, he probado bastantes coches por diferentes circunstancias.
Por lo que sea, siempre he pensado que conducir era algo muy rudimentario. Y ojo porque no quiero quedar de burgués con un "oh, tengo que pisar el embrague y mover la mano para cambiar de marcha", o dar a entender que no me gusta conducir.
Supongo que habrá gente que prefiera introducir un comando .exe para iniciar un programa, pero yo soy más de hacer click con el ratón en el icono del programa o, si puedo, utilizar un comando de voz. Lo mismo con los coches. Habrá quien prefiera sentir el control absoluto exprimiendo las marchas y las revoluciones, y otros, como yo, que simplemente utilicen el coche para ir de un sitio a otro sin pensar en nada más.
Como imaginaréis, cuando probé los coches automáticos fue como cuando pasamos de los teclados físicos en los móviles a los táctiles. Al principio es raro, pero enseguida ves que es más fácil y, por tanto, puedes concentrarte más en otras cosas cuando conduces en vez de cambiar de marcha o tener miedo a que se te cale el coche en una cuesta.
Cuando llevaba unos minutos conduciendo el Tesla Model 3 sentí que así es como se concebía en mi cabeza lo que debía ser la conducción. Lo veía todo natural, lógico. Eso sí, antes de arrancar, decidí, por precaución, cambiar el modo de aceleración a relax en vez de mantener el deportivo. Ese 0 a 100 km/h en 3,7 segundos me daba mucho respeto y preferí coger confianza primero antes de probar la aceleración total.
Una vez que puse el coche en D, pisé el acelerador y a partir de ahí todo fue como la seda. El coche se mueve con suavidad, es cómodo, no hace nada de ruido (y aísla bastante bien del exterior), la tracción no se siente dura, el volante es pequeño y manejable, es versátil (cuando necesitas potencia, la tienes; cuando quieres ir más tranquilo, va sin problemas) y, sin que te des cuenta, está haciendo cosas por ti desde el primer momento. Y ahí es donde entra en juego la única pantalla de 15 pulgadas que se encuentra en el habitáculo y que sirve de centro de operaciones del coche.
Aparte de las luces automáticas, que no es nada sorprendente, el hecho de que el Model 3 mapee a 360º todo lo que hay a tu alrededor te da una visión a la que no se acercan los retrovisores convencionales. No es solo que te indique que tienes objetos o personas a tu alrededor, es que te los ilustra con sus dimensiones. Si es un camión, en la pantalla verás un camión. Si es una moto, verás una moto. Si es otro coche, verás un Model S (que ya puestos a hacer publicidad, que sea un coche de la casa).
Tienes ocho cámaras, doce sensores ultrasónicos y un radar frontal vigilando tu entorno por ti. Recibirás alertas de proximidad y sabrás lo que tienes alrededor en todo momento. Esto parece baladí en un día soleado y despejado como el que tuve yo, pero Tesla asegura que el coche sigue ayudándote a ver incluso cuando hay niebla, lluvia, nieve o, simplemente, de noche. Vas montado en una especie de sónar terrestre que se mueve, y creo que suma muchos puntos a tu seguridad y que, sin duda, puede evitar más de un accidente.
Un cambio que puede tener un impacto en nuestra conducción es que este Model 3 no tiene panel de instrumentos, al menos no como lo conocíamos hasta ahora. Sea con un coche automático o manual, siempre hemos tenido delante de nuestros ojos el panel con el velocímetro, las revoluciones, el estado de gasolina, aceite, etc. Estamos muy acostumbrados a ello y, aun así, Tesla ha decidido trasladar toda esa información a la parte izquierda de la pantalla, es decir, la que más cerca pilla al conductor.
Por tanto, delante del volante no tendrás nada y, si quieres ver a qué velocidad vas, tendrás que mirar levemente a tu derecha. En mi caso, en los primeros minutos, este cambio de posición hizo que no fuera plenamente consciente de a qué velocidad estaba yendo. Por cinética sabía que no iba 200 km/h, pero no sabía distinguir si iba a 110 o a 120 km/h, que es una pequeña diferencia para que salte un radar y recibiese una multa. Espero que no me suceda, de hecho.
No tardé mucho en hacerme con la nueva disposición de la información y aunque al principio era bastante escéptico con esa colocación, no tuve ningún problema. Fue ahí cuando activé el modo deportivo de aceleración y, entonces sí, aluciné con el empuje que tiene el coche. El tope es de 250 km/h, pero lo que más me sorprendió es lo rápido que te pones a más de 100 km/h, ideal para cuando pasas de ciudad a autovía o para incorporaciones y carriles de aceleración.
Pero no todo es conducir cuando vas dentro de un coche. También están esos detalles que contribuyen al confort y al control del propio vehículo. Me refiero a cosas como reclinar los asientos, colocar el volante y los retrovisores a tu gusto o controlar la climatización. Incluso aquí la experiencia que ofrece Tesla en el Model 3 está, en mi opinión, a otro nivel.
Ajustar los retrovisores laterales con la rueda izquierda situada en el volante es muy intuitivo, al igual que con el volante. Así mismo, puedes controlar desde la pantalla táctil y de una manera muy visual hacia dónde quieres proyectar el aire de la climatización o hacer que la música solo suene en el área del conductor o en la parte de atrás. Profundizaremos en estas y otras aplicaciones en el apartado de software.
Por resumir, la sensación con la que me quedo es que la experiencia dentro del vehículo es muy intuitiva, no hay fricciones de ningún tipo. Puede que al principio no sepas cómo abrir la guantera, pero una vez que te familiarizas durante unos minutos con el sistema, es todo sencillo e ideado para que no te quiebres la cabeza para hacer algo mientras llevas las manos al volante. Lo que nos lleva al siguiente punto.
Casi sin manos: el autopilot
Una de las características estrella de Tesla siempre ha sido el autopilot. Todos tendremos grabada en la memoria las imágenes de esa simpática abuela que alucinaba viendo cómo el coche estaba conduciendo por ella en plena carretera. Pues bien, y aunque yo mismo he probado tecnologías similares al piloto automático en otros coches, no pude evitar sentirme como esa señora cuando activé el autopilot en plena autovía y a más de 100 km/h.
Este Model 3 Performance viene equipado con lo que Tesla llama Piloto automático mejorado (o Enhanced Autopilot), que no sólo conduce por ti guiándose por el trazado y las líneas de la carretera, si no que además es capaz de cambiar de carril solo. Es un extra que cuesta casi 6.000 euros y aquí Tesla hace hincapié en que no pretende fomentar que la gente lo utilice para que el coche conduzca solo, si no como una asistencia a la conducción.
Para activarlo tendremos que pulsar hacia abajo dos veces la palanca derecha situada detrás del volante. Pero antes tendremos que asegurarnos de que el coche tiene las circunstancias idóneas para ello. Por ejemplo, si las líneas de la calzada están desdibujadas o no se ven, no nos dará la opción de autopilot. Es algo que se ve claramente en la pantalla. Si ves un símbolo de volante en gris, querrá decir que puedes activar el piloto automático. Si no, es que el coche considera que las condiciones no son las adecuadas.
Yo lo activé sin problemas en la autovía y el propio vehículo te indica que estás en el modo autopilot porque la calzada se ilumina en color azul en la pantalla, así como el símbolo de volante que mencionaba antes en gris. Si mantienes el pedal en el acelerador, el sistema te avisará para que lo retires. Una manera de decirle al conductor que de eso ahora se ocupa el coche, siempre cumpliendo las limitaciones de velocidad pertinentes y manteniendo la distancia de seguridad con los vehículos.
Puedes desactivarlo en todo momento si tocas levemente el freno o giras el volante. Reconozco que tuve que hacerlo en varias ocasiones en las que no me fiaba. Después, en un esfuerzo contra mi voluntad, dejé hacer al autopilot e incluso aunque un coche se cruzó de carril de repente y sin intermitente, el Model 3 reaccionó tranquilo reduciendo la velocidad. Su visibilidad es, en teoría, hasta 250 metros a tu alrededor y es con el que más cómodo/seguro me he sentido utilizándolo.
Es importante recalcar que, con el piloto automático activado, el propio sistema te pedirá que coloques las manos en el volante y que ejerzas algo de presión sobre él, que es la manera que ha implementado Tesla para asegurarse de que los conductores estén atentos. Como decíamos, oficialmente no quieren que la gente use el autopilot por defecto para no conducir, sino en circunstancias puntuales y siempre permaneciendo atentos. Si no colocas las manos en el volante, autopilot seguirá funcionando durante unos segundos, pero enseguida saltará un aviso para obligarte a ello.
Lo que denominan como autogiro es una de las funcionalidades más llamativas, aunque se me ocurren pocas aplicaciones prácticas para ello. Básicamente, cuando estás en modo autopilot, si pones el intermitente para un lado u otro, el coche analizará el entorno, y si lo ve claro, cambiará de carril solo.
No tuve problemas para cambiar de carril a la izquierda (para adelantar), pero sentí que la incorporación al carril de la derecha no guarda la distancia necesaria con el resto de coches. En mi caso, tuve que quitar rápidamente autopilot al volver al carril derecho y acelerar yo mismo porque el coche de atrás estaba muy pegado. Puede que fuera psicológico y que el Tesla lo tuviera todo controlado, pero, en todo caso, preferí tomar las riendas. Hay que mencionar que autogiro está en beta y seguramente necesiten refinarse aún.
Sea como sea, no creo que vaya a ser una funcionalidad muy usada ahora: si tienes que poner el intermitente, no veo mucho sentido en que tú mismo no cambies de carril, pero entiendo que Tesla está pensando en un futuro en el que haya coches autónomos o casi autónomos circulando.
La autonomía y el proceso de carga
Aunque oficialmente el Tesla Model 3 Performance ofrece una autonomía de 530 km WLTP, nuestra unidad, con el 100% de la carga, nos anunciaba 498 km. Suponemos que en sus cálculos oficiales Tesla tiene en cuenta el porcentaje de recarga conseguido con la frenada regenerativa, que aprovecha la energía generada al reducir la velocidad para recargar las baterías.
Como no teníamos demasiado tiempo para hacer un consumo grande, decidimos marcarnos el objetivo de descargarlo hasta el 80% y acudir en ese momento a un Supercharger para comprobar cómo funciona. ¿Por qué un 80%? En teoría, del 0 al 80% el coche tarda unos veinte minutos o media hora en cargarse. Sin embargo, el porcentaje restante lleva más tiempo, y eso es lo que queríamos comprobar.
Para bajar hasta casi el 80% tuvimos que recorrer unos 60 kilómetros y poner a tope el climatizador, que es lo que más impacto tiene en el consumo junto con las grandes aceleraciones. Nos desplazamos hasta el Supercargador de Tesla cerca de Getafe para ver cómo es el proceso.
Aquí es importante mencionar que el Model 3 incluye el adaptador nuevo de carga que se está implementando en Europa, por lo que no es compatible con todas las estaciones de carga de los Supercharger. De las diez estaciones que tiene el puesto de Getafe, sólo tres por el momento son compatibles con este modelo. Lo que cambia es la manguera y su conector y, según nos dijo Tesla, está trabajando para adaptar la mayor cantidad de Supercargadores posibles en España.
Hay una regla no escrita cuando vas a un Supercharger: si hay otro coche cargando, colócate lo más lejos de él que puedas. Esto es así porque un coche cargando usará el poder de las dos estaciones adyacentes (la correspondiente a su plaza y la de al lado), por lo que si te colocas cerca, la energía se repartirá y la carga será más lenta para ambos vehículos.
Cuando nosotros llegamos al Supercargador había un Model S enchufado en una estación central, así que nos fuimos al extremo izquierdo buscando el cargador compatible con el Model 3.
El proceso es bastante sencillo: abrimos el puerto de carga (la propia pistola del cargador tiene un botón para ello), conectamos el cargador (hará una especie de click cuando esté bien enchufado) y ya está. Nuestro Tesla estará cargando.
Desde dentro del coche podemos detener la carga, bloquear el enchufe para que nadie pueda desconectarlo y también limitar hasta qué porcentaje queremos cargar (para preservar la salud de la batería) o programar una hora determinada para que empiece la carga.
Aprovechamos para hacer una pausa para comer y en una media hora el coche llegó hasta el 98% de carga, y marcaba quince minutos más para completarla. Desde la propia pantalla del vehículo puedes comprobar cuantos kW has recargado y cuánto te costaría (en nuestro caso, menos de 4 euros).
La política de Tesla es que los clientes de cualquiera de sus vehículos no pagan si usan los cargadores en destino (los cargadores que no son Superchargers) y que suelen estar situados en parkings, hoteles, centros comerciales, etc.
Para los Superchargers sí hay que pagar, aunque hay excepciones. Por ejemplo, algunos dueños de Model S y Model X que se aprovecharon de un programa de referidos no pagan en Supercargadores. Sin embargo, los clientes nuevos de Model S, X o 3 sí tienen que pagar en los Superchargers. Se les cobra por factura cada mes y se puede consultar el consumo desde la cuenta de Tesla. El coste es de 0,29€ kWh y para un Model 3 los 500 km de autonomía saldrían por unos 20 / 23 euros aproximadamente.
En general, un proceso bastante cómodo y sin mucha complicación.
El software como aliado
Puedes manejar prácticamente todo en el Model 3 a través de software.
Por un lado tienes las 15 pulgadas de la pantalla integrada dentro del vehículo, que usa sistema operativo propio de Tesla y mapas de Google. En este último apartado hay un matiz: cuando pones el GPS para que te lleve a un sitio, y aunque la plataforma sea de Google Maps, las indicaciones para llegar al destino son de Tesla.
En mi experiencia, este es uno de los aspectos más mejorables. Generalmente avisa muy tarde para cambiar de trayectoria o tomar una salida, y acabé dando más vueltas de lo previsto por fiarme de los comandos de voz. Como hay actualizaciones de software a menudo (en nuestro caso nos llegó notificación de una), suponemos que esto irá mejorando con el tiempo.
Puedes controlar todo el Tesla desde la pantalla y su visual interfaz. Incluso puedes moverlo desde tu smartphone
Por otro lado, los menús y la disposición de la interfaz dentro de la pantalla son bastante intuitivos. Puedes configurar el climatizador de una manera muy visual, los modos de conducción (normal, comfort, sport) y el tipo de aceleración (sport, relax), las luces dentro del vehículo, escuchar Spotify (viene con una suscripción premium integrada y tiene una interfaz adaptada desde la que puedes recurrir a ecualizador e incluso a aislar asientos que no queremos que escuchen música), el estado de autonomía, buscar cargadores cercanos, navegar por la web, llamar a alguien de la agenda de contactos de tu teléfono (previa conexión por Bluetooth), abrir la guantera, consultar tu calendario, activar o desactivar la calefacción de los asientos, los limpiaparabrisas... Todo lo que necesites hacer en tu coche lo tienes desde esta pantalla, que funciona muy bien, sin retardos y con un diseño claro y minimalista.
Otro añadido muy interesante está en nuestro smartphone. A través de la aplicación de Tesla, podemos conocer el estado y posición de nuestro vehículo, autonomía, controlar la climatización, abrir o cerrar el coche y, algo que me llamó mucho la atención es la función convocar, que sirve para controlar el Tesla como si fuera un coche teledirigido. Usas el smartphone como mando y tú, desde fuera del coche, haces que se mueva hacia delante o atrás. Es ideal para situaciones en las que no puedes entrar bien por la puerta, por ejemplo. Y una herramienta de trolleo curiosa, claro.
Por supuesto, para poder usar la aplicación debes tener un vehículo asociado a tu cuenta.
Por último, Tesla también ha incluido sus huevos de pascua o easter eggs en este Model 3. Desde poder hacer que suene una pedorreta cada vez que alguien se siente dentro del coche o hacer que en el mapa nuestro vehículo aparezca como el trineo de Papá Noel, son añadidos desenfadados y anedcóticos. Nuestro favorito es el modo romance, con el que la pantalla se pone con una hoguera, la climatización empieza a liberar aire caliente y suena música romántica. Idilio en un Tesla para San Valentín, ojo.
¿Y bien?
Creo que Tesla tiene una gran oportunidad con este Model 3 para convencer de que su propuesta es realista y aporta valor al mercado automovilístico. Es una gozada conducir este coche, tecnológicamente está repleto de funcionalidades (sobre todo en seguridad y asistencia a la conducción, aunque en muchas de ellas ya no sean los únicos) y tiene una autonomía que empieza a ser aceptable si te planteas hacer viajes largos.
Sin embargo, ni los 59.100 ni los 70.100 euros son un precio para un 100% eléctrico de masas. ¿Será la solución ese Model 3 de 35.000 dólares? Puede serlo y, desde luego, el futuro es prometedor. Pero, aunque se vea más cerca, no deja de ser futuro todavía.
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Fuente: Applesfera
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