Google Pixel 4 XL, análisis: no sólo de fotografía vive un gama alta
Los Pixel de Google no son móviles superventas, pero en pocas generaciones han conseguido convertirse en toda una referencia en la gama alta, especialmente en el terreno fotográfico. Google lleva varios años deslumbrándonos con unas cámaras sobresalientes, pero la competencia aprieta y los Pixel 4 lo tienen cada vez más difícil.
Este año, Google por fin entra en el terreno de las cámaras dobles, aunque de forma algo tímida (solo tenemos un zoom 1,8x). Pero no todo es cámara, hay otras novedades clave como la pantalla de 90 Hz, el nuevo desbloqueo facial o Motion Sense, el sistema de gestos para controlar el móvil sin tocarlo. El protagonista de este análisis es el hermano mayor, el Pixel 4 XL. Veamos qué tal se porta.
Ficha técnica del Pixel 4 XL
GOOGLE PIXEL 4 XL |
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DIMENSIONES Y PESO |
160,42 x 75,13 x 8,2 mm |
PANTALLA |
OLED de 6,3 pulgadas |
PROCESADOR |
Snapdragon 855 |
MEMORIA RAM |
6 GB LPDDR4X |
ALMACENAMIENTO INTERNO |
64/128 GB |
CÁMARA TRASERA |
16+12,2 MP |
CÁMARA DELANTERA |
8 MP |
SISTEMA OPERATIVO |
Android 10 |
BATERÍA |
3.700 mAh |
CONECTIVIDAD |
LTE Cat.18 |
OTROS |
Motion Sense |
PRECIO |
64 GB: 899 euros |
Diseño: adiós al notch, hola cámara cuadrada
En la era de los diseños 'todo pantalla', no es de extrañar que el notch del Pixel 3 XL fuera bastante criticado. Google ha tomado nota y en esta generación ya no hay notch, en su lugar hay un marco superior bastante ancho. El marco inferior se ha adelgazado casi tanto como los laterales, es un poco más ancho pero no en exceso.
El frontal del Pixel 4 XL es mucho mejor que el de su predecesor, de eso no hay duda, pero tampoco es la perfección. Eso de tener un marco tan ancho arriba crea cierto desequilibrio en el diseño; hablamos de unos 8-9 milímetros, que no es poco. Eso sí, ésta vez tiene excusa, y es que aquí se aloja, no solo la cámara frontal y el altavoz, también está el sensor radar para Motion Sense, una función de la que hablaremos más adelante.
Pero a pesar de decir adiós al notch, a nivel compactación no ha habido apenas mejora. De hecho, el Pixel 4 XL es un poco más alto y ancho que el modelo anterior, por lo que no hemos ganado más porcentaje de frontal (un 82%, según Google). También se ha aumentado el peso, pero aquí hay un motivo y es que la batería sube 270mAh que tampoco es ninguna locura pero ahí están. El resultado es un móvil con un peso aceptable para su tamaño, ni excesivo ni tampoco especialmente ligero.
Con respecto a los materiales, Google apouesta por el clásico 'sandwich' de cristal cubriendo ambas caras, mientras que el marco que rodea el terminal es de metal con un acabado mate. El modelo que hemos analizado es el negro, el más aburrido sobrio de todos. La única nota de color la pone el botón de encendido en blanco.
Igual que me pasó con el iPhone 11, el diseño de la cámara del Pixel 4 XL no es tan terrible como parecía en los renders, aunque eso de que sea todo negro tiene una ventaja y es que así el módulo de la cámara no es tan evidente. Y sí, el módulo sobresale lo justo para que el móvil 'baile' si lo dejamos sobre la mesa, aunque desaparece si le ponemos una funda ya que no es un 'bump' exagerado.
En la trasera no encontramos ningún elemento más, solamente el logotipo de Google en la parte inferior en un tono gris muy discreto. Esta vez no hay trasera en dos acabados ni tampoco lector de huellas. Ahora el desbloqueo se lleva a cabo mediante reconocimiento facial, una decisión un tanto arriesgada de la que hablaremos más adelante.
Pese a no ser un móvil precisamente compacto, el agarre es cómodo y no he tenido problemas para manejarlo, incluso con una sola mano en según qué tareas. Eso sí, es algo resbaladizo y colocarle una de las fundas de tela oficiales de Google no soluciona el problema ya que sigue resbalando bastante. Con todo, yo la he dejado puesta por evitar daños en la trasera (vale, y porque me flipa el diseño).
El Pixel 4 XL ha mejorado bastante el diseño de su predecesor, pero sigue teniendo detalles que no convencen como el marco superior tan ancho o el módulo trasero. Eso sí, ninguno de ellos es tan grave como el notch del año pasado. Algo es algo.
Pantalla: la fluidez por bandera
Google repite con una pantalla OLED de 6,3 pulgadas en diagonal y resolución QHD+, una configuración adecuada para la gama alta en la que compite. Sobre el papel promete y en la práctica no defrauda. El panel ofrece una gran nitidez y el elevado contraste del OLED la potencia todavía más.
También cumple en reproducción del color, con tonos vivos sin llegar a resultar estridentes, y el nivel de brillo es alto, aunque a pleno sol se echa en falta un punto más. Lástima que Google no comparta el dato de los nits. En cualquier caso, la experiencia con la pantalla es excelente.
Pero el punto clave de este panel es la tasa de refresco de 90Hz. ¿Se nota tanto en el uso? Se nota un poco si te fijas y comparas, pero en el uso normal no es algo que vaya a marcar la diferencia. Personalmente lo noto más en los textos cuando estoy haciendo scroll; con 90Hz siguen siendo legibles y a 60Hz cuesta más distinguir palabras. Con todo, insisto en que no es un cambio dramático.
La parte mala es que consume más batería, pero el Pixel 4 XL lo soluciona haciendo que sea un ajuste dinámico, es decir, que la pantalla solo subirá a 90Hz cuando sea necesario y bajará a 60Hz el resto del tiempo. La realidad es que el impacto en la batería no fue notable. Más adelante lo vemos en detalle.
Volviendo a la reproducción del color, en ajustes tenemos algunas opciones de configuración. Por defecto, viene en el modo automático que tiende a saturar ligeramente los tonos, pero sin resultar excesivo. Si preferimos unos tonos más naturales también existe esa opción. La otra función para ajustar la calibración de la pantalla se llama Ambient EQ y es una especie de True Tone 'made by Google'.
Dependiendo de la iluminación, Ambient EQ va ajustando la tonalidad del panel, pero no esperes cambios muy drásticos sino que es más bien sutil. Con esta opción desactivada, los blancos son bastante neutros mientras que al activarla, al menos en mi experiencia, tiende a darle un tono más cálido al panel, pero insisto en que es un cambio muy sutil. Yo lo he dejado activado y no me ha molestado.
En ajustes también podemos activar 'Atención a la pantalla', una opción que mantendrá el panel encendido mientras lo estemos mirando. Viene bastante bien para evitarnos estar tocando la pantalla todo el tiempo si por ejemplo estamos leyendo, pero no es infalible. En mis pruebas he comprobado que no es necesario estar mirando a la pantalla, solo con que la cara esté delante del teléfono ya la mantiene encendida, por lo que no detecta la mirada sino la cara. Otro detalle mejorable es que si dejamos de mirar y el panel atenúa el brillo para apagarse, aunque volvamos a mirar no la enciende de nuevo.
Sonido: la potencia del doble altavoz y la ausencia de los auriculares
El Pixel 4 XL cuenta con dos altavoces para ofrecer sonido estéreo, uno en la parte inferior, a la derecha del USB-C, y el otro en el marco superior. A diferencia de otros móviles con sistemas de audio similares, aquí el volumen de ambos altavoces es bastante similar. El del altavoz inferior es más contundente pero no hay tanta diferencia como suele ser habitual.
El sonido es claro y alcanza un volumen alto sin llegar a resultar molesto, aunque para una mayor nitidez es recomendable no pasar del 75-80%. Como suele suceder, falta más pegada en los bajos pero es lo normal en altavoces tan pequeños.
Igual que la generación anterior, tampoco hay conector minijack. Google tampoco incluye auriculares ni adaptador USB-C en la caja. En el Pixel 3 XL había unos auriculares Pixel que además nos permitían hablar con Google Assistant. En esta generación no hay absolutamente nada, así que tocar usar auriculares Bluetooth, tirar de auriculares USB-C o con adaptador (uno tuyo, claro). ¯_(ツ)_/¯
Rendimiento: una configuración solvente y conservadora al mismo tiempo
Como no podía ser de otra forma, el Pixel 4 XL monta el Snapdragon 855, el chip más reciente de Qualcomm con permiso de la versión 'plus' que viene ligeramente overclockeada. Aquí todo bien, es en la RAM donde Google sigue siendo algo conservadora. No son los 4 GB del año pasado, pero viendo el panorama actual en gama alta Android, seguimos teniendo la sensación de que quizá 6 GB de RAM se queden algo cortos en el largo plazo. He sido usuaria del Pixel 3 XL mucho tiempo y he echado en falta algo más de RAM con el paso del tiempo, veremos qué tal responde este Pixel 4.
Ahora lo que nos importa es el ahora, valga la redundancia, y aquí no tengo ninguna queja. El Pixel 4 XL se desenvuelve con total soltura en tareas del día a día y no se queja cuando le apretamos las tuercas con juegos o apps más exigentes. No hay lag y las animaciones se mueven muy rápidas (también gracias a la pantalla). Por ponerle una pega, cuando pasamos largos periodos jugando o usando la cámara se calienta, no es alarmante pero se nota incluso con la funda puesta. A continuación dejamos los resultados de los principales benchmarks.
PIXEL 4 XL |
PIXEL 3 XL |
ONEPLUS 7T PRO |
IPHONE 11 PRO |
HUAWEI P30 PRO |
SAMSUNG GALAXY NOTE 10+ |
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PROCESADOR |
Snapdragon 855 |
Snapdragon 845 |
Snapdragon 855+ |
Apple A13 Bionic |
Kirin 980 |
Exynos 9825 |
RAM |
6 GB |
4 GB |
8 GB |
4 GB |
8 GB |
12 GB |
ANTUTU |
360.601 |
260.440 |
- |
442.828 |
261.115 |
340.698 |
GEEKBENCH 5 |
2.254 / 614 |
- |
2.863 / 781 |
- |
- |
- |
Motion Sense y desbloqueo facial
Como decía al principio, Motion Sense es una de las grandes novedades de esta generación. Es un sistema de gestos sin tocar el móvil que funciona a través del sensor radar que está integrado en el marco superior, justo a la derecha del altavoz. Tal y como explicó Google, el radar crea una especie de cúpula alrededor del móvil que detecta lo que pasa a su alrededor.
Los sistemas de gestos aéreos no son nuevos, lo hemos visto ya varias veces en terminales de Samsung y más recientemente en el LG G8. Ninguna ha supuesto una revolución en la forma en la que interactuamos con el móvil. ¿Es distinta la propuesta de Google? Veamos.
Entre las cosas que podemos hacer con Motion Sense tenemos la opción de pasar canciones agitando la mano delante de la pantalla. La verdad es que va genial y me detectó a la primera sin tener que hacer nada en especial, pero también es verdad que lo usé una sola vez y después se me olvidó que estaba. Si escucho música con auriculares (que es la mayor parte del tiempo), si quiero pasar de canción lo hago desde el botón del propio auricular. Si estoy en casa me pongo música en el Google Home y en ese caso, para pasar de canción basta que se lo pida con la voz.
Ésta es la función guay de Motion Sense, la que enseñarás para vacilar a tus amigos el día que te compres el móvil, pero tiene otras quizás menos llamativas pero más prácticas. Por ejemplo, con 'Silenciar Interrupciones', cuando recibimos una llamada o nos suena la alarma, al acercar la mano al móvil para cogerlo, baja el volumen bastante y si agitamos la mano delante de la pantalla, cuelga la llamada o pospone la alarma 10 minutos. Si te estás preguntando qué pasa si usas el móvil como despertador, yo lo hago y no he tenido problemas. No te va a cambiar la vida, pero se agradece que el sonido no sea tan estridente, sobre todo a esas horas.
La otra habilidad de Motion Sense es mostrar la pantalla ambiente en función de si estamos cerca o lejos del teléfono. Si lo dejamos en la mesa y nos alejamos, la pantalla ambiente se apaga completamente. Si nos acercamos vuelve a encenderse. No hace falta acercar la mano al dispositivo, con que volvamos a la mesa ya nos detecta y se vuelve a encender. Por supuesto es posible desactivar la pantalla ambiente totalmente desde el menú de pantalla.
Y llegamos al punto del desbloqueo facial, el único método de desbloqueo mediante biometría que tenemos disponible en el Pixel 4 XL. Lo incluyo en este apartado porque depende, no solo de la cámara delantera, sino también del sensor radar (si tapas uno de los dos no te reconoce).
Igual que con Motion Sense, el desbloqueo facial se puede activar en el asistente de configuración que aparece nada más encender el móvil por primera vez. El proceso de registro es bastante rápido y consiste en girar la cabeza hasta completar todo el círculo completo, muy al estilo de FaceID. El asistente nos muestra varias advertencias como que las imágenes del desbloqueo se almacenan en el teléfono (lo de la privacidad se lo toman bastante en serio con el Pixel 4,) o que alguien podría desbloquear el móvil poniéndolo en nuestra cara, incluso con los ojos cerrados.
El desbloqueo funciona bien, muy bien. Basta con levantar el teléfono y colocarlo delante de nuestra cara para que se realice el desbloqueo. Además, por defecto viene configurado para que directamente nos lleve a la pantalla de inicio o la última pantalla abierta, por lo que no hay paso intermedio. No hay que tocar la pantalla ni deslizar, se desbloquea inmediatamente. Además, gracias al sensor radar, el desbloqueo funciona aunque estemos totalmente a oscuras. También nos reconoce sin problemas con luz intensa o contraluces complicados, incluso con gafas de sol.
Google presumió en la presentación de que el suyo es el desbloqueo más rápido y bueno, el sistema es rápido, pero lo de llevarnos a la última pantalla abierta directamente es lo que más potencia la inmediatez. Personalmente, he probado otros sistemas de reconocimiento facial todavía más rápidos como el del Realme X2 Pro, aunque eso no quita que la solución de Google no lo sea, solo que no tanto.
Nada es perfecto y hay momentos en los que el desbloqueo facial da algo de guerra, uno de ellos es cuando el móvil está sobre la mesa. Aunque nos "asomemos" para que la cara quede de frente, la mayoría de veces no nos reconoce. ¿Dónde está el lector de huellas frontal cuando lo necesitamos? Además, es necesario mover el móvil o hacer un doble tap para que se inicie el reconocimiento, no basta con acercar la cara. El otro momento engorroso es cuando desbloqueamos el móvil sin querer, y creedme que pasa bastante. El sistema es tan sensible que a veces llevamos el móvil en la mano y lo acercamos a la cara sin querer y se acciona.
Pero el problema del desbloqueo facial no es su funcionamiento, es la seguridad. Como decía, nos desbloquea aunque tengamos los ojos cerrados y eso es un problema muy grave. Imaginad estar durmiendo, que alguien coja el móvil y solo con acercarlo a vuestra cara ya pueda acceder a todo el contenido. Llama la atención que exista este problema cuando hay sistemas de reconocimiento facial simples (sin sensor radar) que son capaces de detectar si tenemos los ojos abiertos o cerrados. Parece que habrá una actualización que lo solucione, pero esto debería estar implementado desde el principio.
Estas son dos de las grandes novedades que trae el Pixel 4 XL, de ahí que les hayamos dedicado un apartado propio. Motion Sense nos deja dudas sobre su utilidad a largo plazo y todavía está algo verde, pero parece que poco a poco irá aprendiendo más habilidades. Ya he podido jugar al primer juego desarrollado para esta tecnología y, aunque no es nada del otro mundo, abre la puerta a más opciones.
Por su parte, el desbloqueo facial nos deja todavía más dudas. Funciona bien, pero sigue sin ser una solución perfecta por si sola y ahora que los lectores de huella en pantalla están consolidados, no se entiende mucho que Google haya prescindido de integrar uno. En su lugar, nos traen un desbloqueo rápido pero, a día de hoy, demasiado inseguro.
Software: Android impuro
Los primeros Nexus destacaron por ofrecer una versión de Android limpia de aquellas capas tan cargadas de personalización (bueno, por eso y por las actualizaciones). Con la gama Pixel, Google se ha ido alejando de ese Android puro para ir introduciendo sus propias funciones. Funciones exclusivas, claro, que los móviles no se venden solos. Con los Pixel 4 estamos ante el software 'made by Google' con más personalización hasta la fecha.
En la captura sobre estas líneas se ve como estaba el escritorio tras iniciar el teléfono (salvo por el fondo de pantalla). El Pixel Launcher tiene un diseño muy característico de iconos redondos, muy limpio pero a la vez con personalización. Como detalle, en Android 10 la barra de búsqueda de Google se ha colocado abajo del todo en lugar de arriba de los iconos. Al principio es algo raro y la pulsé varias veces sin querer, pero pronto me habitué a la nueva posición.
Hablaba de personalización y la primera la tenemos en el propio sistema. Antes ya era posible cambiar algunos apartados pero en esta versión las opciones se amplian y nos deja crear estilos personalizados. En cada estilo podemos elegir una fuente, un estilo de iconos rápidos, un color de acento y una forma para los iconos de las apps. Por supuesto podemos cambiar el fondo de pantalla y además algunos de ellos son animados y reaccionan si movemos el móvil o pasamos la mano por delante. También se pueden crear estos fondos animados pintando a mano.
Por supuesto no podía faltar el modo oscuro, una función que ya existía en Android y que se hace todavía más oscuro en Android 10. Cuando lo activamos, los fondos de los menús pasan a negro puro y otros como el fondo del cajón de apps se quedan en gris oscuro. También cambia el fondo de pantalla.
El sistema de gestos también ha sido mejorado y ahora todo funciona de una forma mucho más coherente. Con un 'swipe' hacia arriba vamos a inicio, mientras que si hacemos el mismo gesto pero nos detenemos abrimos la multitarea. Un gesto hacia los lados desde la barra de navegación nos ayuda a movernos entre apps y para volver atrás basta con deslizar desde cualquiera de los dos bordes. También se ha cambiado el diseño de la barra inferior y ahora es mucho más discreta.
Hablando de gestos, hay uno nuevo para invocar el asistente, que por cierto también se ha mejorado en esta generación. Podemos abrirlo deslizando en diagonal desde las esquinas inferiores o apretando el móvil gracias a Edge Sense. Entre las novedades de Assistant está poder buscar contenido dentro de una app -por ejemplo podemos decirle "abre la página de Xataka en Twitter"- o pedirle que borre nuestro historial de búsquedas directamente con la voz.
Antes de cerrar vamos a hablar de tres nuevas funciones que se encuentran dentro del menú Accesibilidad. La primera es Transcripción instantánea y su nombre ya lo dice todo. Se activa deslizando con dos dedos desde el borde inferior y transcribe voz a texto de forma inmediata. El funcionamiento sorprende por su precisión, aunque tiene la pega que, de momento, solo está disponible en inglés.
Relacionado con lo anterior tenemos los subtítulos instantáneos. Si activamos esta opción, aparece un nuevo botón en el control de volumen. Basta con activarlo para que aparezcan los subtítulos sobre el vídeo que estemos viendo y además podemos elegir donde colocarlos para que no molesten. Generalmente funcionan bien, pero depende mucho del vídeo; si hay ruido o varias voces suele liarse un poco.
Y por último está Amplificador de sonido y no, no es un amplificador para escuchar música. Se activa igual que la transcripción y solo funciona con auriculares conectados. La idea es que recoge el sonido ambiente y lo amplifica a través de los auriculares, casi como si fuera un audífono. Además, nos deja ajustar parámetros como la cancelación de ruido o la fuente del audio.
Autonomía: la asignatura pendiente
La batería del Pixel 4 XL ha crecido con respecto al modelo del año pasado, pero los miliamperios extra no se notan en el día a día como esperaba. Es cierto que tenemos pantalla de 90Hz y Motion Sense, pero aun así la duración me deja bastante fría.
Durante toda la prueba he mantenido activado el modo oscuro, pero he ido variando otros parámetros. Lo que más me interesaba era comprobar si la pantalla fluida impactaba mucho en el uso. La respuesta, siempre según nuestras pruebas, es no.
En la primera descarga mantuve los 90Hz activados todo el tiempo, también el modo oscuro y la pantalla ambiente. Con esta configuración conseguí poco más de 5 horas de pantalla con un uso total de 16 horas. Le metí bastante caña a la cámara y en general el uso fue intensivo. Si el uso es más moderado podemos estirar la carga un poco más, pero yo al menos no me he librado de pasar por el enchufe a diario.
En el segundo ciclo cambié la configuración de la pantalla y lo dejé en 60Hz, pero mantuve la pantalla ambiente y el modo oscuro. Esperaba que el refresco de la pantalla me diera una autonomía más prolongada y así fue, pero con matices. El uso total fue de 22 horas, 8 horas más que el ciclo anterior, pero el tiempo de pantalla fue menor (4 horas y media). Más que por la pantalla, achaco este cambio a que el uso fue mucho menos intenso que el primer día.
Para el tercer ciclo volví a dejar el modo oscuro, la pantalla en 60Hz y además desactivé la pantalla ambiente. Esta fue la única configuración que me permitió llegar a 6 horas de pantalla, con un uso total de 21 horas. Así que ya sabéis, si queréis estirar la batería un poco más, más que el refresco de la pantalla, desactivad Always On.
Con respecto a la carga, en la caja viene incluido el cargador de 18W con el que es posible cargar la batería completa en 1,5 horas aproximadamente. En media hora nos da un 45%, que no está nada mal. También tenemos carga inalámbrica, pero obviamente mucho más lenta.
Cámaras: el HDR+ sigue sorprendiendo, el zoom no tanto
Decía al principio que, pese a no ser unos superventas, la gama Pixel ocupa un puesto de honor en fotografía móvil. Desde sus inicios, la apuesta de Google cambió las reglas del juego, dejando claro que esto no es sobre megapíxeles o muchas cámaras. Esto va de software.
Pero hasta el rey de la fotografía móvil con una sola cámara se ha rendido ante el hecho de que el zoom ya es una necesidad, y para eso hacen falta más cámaras. Eso sí, Google lo admite casi con la boca pequeña. Tenemos un teleobjetivo, pero solo nos da 1,8 aumentos, muy lejos de lo que podemos encontrar en algunos móviles de la competencia. Ah, y no hay gran angular. Veamos qué tal se porta la cámara doble del Pixel, pero antes nos detenemos en la app de cámara.
App de cámara
La aplicación de cámara mantiene una interfaz muy similar en la vista principal, pero basta con hacer un tap para que aparezcan nuevas herramientas. Sobre el botón disparador tenemos el control de zoom, un control que por cierto me parece muy mejorable. Como decía, la lente teleobjetivo nos da 1,8 aumentos, pero no tenemos forma de ir a ese ajuste de forma inmediata como sucede en el resto de móviles con zoom. Hay que buscar ese 1,8x manualmente en la barra. Si hacemos doble tap nos lleva al 2x, pero no a ese 1,8. Más sobre el zoom un poco más abajo.
A la derecha vemos dos deslizadores más, es lo que Google llama 'Doble exposición'. La barra de arriba nos permite controlar las luces y la barra de abajo las sombras. Viene muy bien si por ejemplo queremos conseguir más detalle en un contraluz o simplemente no nos gusta la medición que hace el HDR+. No es un control manual al uso, pero sí nos da más juego a la hora de ajustar el resultado final.
Una de las diferencias con la anterior interfaz es que ya no tenemos la barra de herramientas en la parte superior, en su lugar hay un pequeño icono de una flecha que despliega un menú con distintos parámetros que podemos ajustar. Algunas opciones de este menú se repiten entre modos, pero otras solo aparecen en modos concretos, como el retoque facial que sólo se ve en el modo retrato o el enfoque, sólo disponible en Visión nocturna.
En los menús desplegables hay un icono de un engranaje que nos lleva al menú ajustes de la cámara donde podemos ajustar parámetros como la cuadrícula, la resolución de foto y vídeo o el estabilizador. En opciones avanzadas también está la opción de disparar en RAW.
Ah y una novedad interesante. En estos ajustes podemos decidir en qué redes sociales o servicios de mensajería compartir la última foto disparada. Ahora, cuando hacemos una foto, aparece una especie de flecha sobre la miniatura que, al deslizar hacia arriba, nos abre un menú con los iconos de esas apps.
Cámaras traseras
El HDR+ sigue siendo el músculo de la cámara del Pixel, tanto que ahora ya no es posible desactivarlo, la herramienta para hacerlo ha desaparecido. También desaparece la distinción entre HDR+ y HDR+ mejorado, ahora viene activado por defecto y además podemos ver el resultado final antes de tirar la foto. Esto viene muy bien, aunque ya que estaban podían haber hecho lo mismo con el modo retrato.
La cámara del Pixel deslumbra en prácticamente cualquier condición, aunque obviamente el detalle es más marcado cuando la luz acompaña. Eso sí, si queremos los mejores resultados, es mejor evitar el zoom. Más adelante vemos qué pasa con el detalle al pasar a esa nueva lente tele.
Pero el HDR+ brilla especialmente cuando hay más contraste. No deja de sorprender el rango dinámico que es capaz de conseguir, conservando mucho detalle desde el cielo hasta la zona oscura en el edificio de la izquierda. Como contrapunto, las imágenes tienden a resultar un tanto artificiales, sobre todo cuanto más se fuerza el HDR. A veces los contornos aparecen como redibujados por ese contraste añadido y en general tiende a saturar un poco los colores.
Más difícil todavía. El sol a punto de desaparecer, un cielo muy complejo tanto a nivel de detalle como de color, luces artificiales y muchos elementos en primer plano.. El Pixel vuelve a salir airoso y nos devuelve una imagen de esas que cuando las ves dices 'wow'. ¿Es mejorable? Claro. La luz del primer plano podría salir menos quemada y la nitidez podría ser mayor, pero eso no quita que resuelve muy bien un escenario complejo.
Esta foto fue tomada unos minutos antes que la anterior. Con poca luz el detalle empieza a sufrir, pero ha conseguido conservar una gran nitidez en elementos complejos como los bigotes o las texturas del pelo del gato. Eso sí, regular el balance de blancos con esa dominante rojiza tan marcada. La luz de la puesta de sol era bastante anaranjada, pero no tanto como para manchar toda la foto.
Con luz artificial blanca y un modelo que estaba bastante más quietecito, tanto el detalle como el balance de blancos mejoran muchísimo. Aquí la textura del pelo y los bigotes está todavía mejor resuelta, pero como digo las condiciones fueron más favorables.
Interior noche, local bien iluminado pero con fuentes de luz de distinto color, profundidad y un montón de detalles complejos. El resultado vuelve a ser excelente en el plano general a nivel detalle, colores y balance de blancos. Al ampliar, el primer plano está muy nítido (también porque es un objeto "fácil"), pero hay ruido y pérdida de definición en objetos más alejados. Nada gravísimo, pero ahí está.
Doble exposición
Como decía, una de las novedades del Pixel 4 XL es que nos deja editar la exposición de luces y sombras por separado antes de tirar la foto. Algo así como un HDR+ manual. Veamos qué podemos conseguir tocando estos parámetros.
La doble exposición viene bien sobre todo para recuperar detalle en las sombras en escenas como esta, donde las áreas claras son mucho mayores y las oscuras quedan demasiado apagadas. Aquí subí la exposición de las sombras casi al máximo de lo que me permitía, al tiempo que bajé ligeramente el de las luces. El cambio es brutal, tanto que la imagen de la derecha es algo plana por la falta de contraste entre luz y sombra. Si queremos un resultado menos artificial, lo mejor no optar por un ajuste tan agresivo, pero en este caso quise ponerlo al máximo para ver hasta donde puede llegar.
Aunque el ajuste automático suele acertar, jugar con la doble exposición ayuda en muchos casos, incluso de noche. En mi caso lo uso sobre todo para rescatar las zonas de sombra y contener las luces. Viene muy bien también en contraluces, tanto para recuperar el primer plano como para buscar un efecto silueta.
El Pixel 4 XL sigue sin darnos un modo manual completo, pero esta novedad nos da algo más de margen, que nunca está de más.
Zoom
Como comentaba más arriba, el control de zoom del Pixel 4 XL es muy mejorable. Si tener zoom es el motivo de integrar una segunda cámara, no tiene mucho sentido que la app no nos permita cambiar de una lente a otra de forma rápida. He probado muchos móviles con doble cámara y todos tienen un botón o varios para ir de normal a angular o tele. Todos. Pues bueno, el Pixel no.
En lugar de eso, hay que buscar el zoom que queramos en la barra que aparece sobre el botón disparador. Si vamos moviéndonos despacio, al pasar la frontera del 1,8x se nota el salto de una lente a otra, pero es bastante incómodo tener que ir manualmente a ese punto. Eso sí, es posible ir a un 2x con un doble tap en cualquier zona de la foto.
Google asegura que la cámara es capaz de ir más allá de ese 1,8x óptico sin que haya pérdida de calidad. Lo hace gracias a un sistema que recoge información de las dos cámaras y un algoritmo que minimiza la pérdida que se produce al ampliar digitalmente. ¿Lo consigue? Bueno, hasta cierto punto
Si nos quedamos en un conservador 2x el resultado es bastante bueno y la foto obtenida con la cámara tele queda bien en cuanto a definición como rango dinámico, aunque los colores en esta toma han quedado un poco más lavados.
Si sacamos la lupa, el detalle es muy similar en ambas imágenes. Aquí lo tenía fácil ya que era una escena muy iluminada y la menor apertura de la lente tele (f/2.4) no queda en evidencia.
La cosa cambia cuando la escena es menos amable. El 2x salva bastante bien la toma en el plano general. Se nota un ligero cambio en el balance de blancos al acercarnos, pero es debido a que la zona del cielo tiene más protagonismo. Al ampliar es cuando la pérdida de definición del 2x se nota de forma más evidente.
¿Qué pasa si lo forzamos todavía más? Sobre estas líneas se puede ver la misma toma con niveles de zoom más altos, hasta llegar a los 8 aumentos que nos permite la app de cámara. Hasta 4x las fotos tienen un pase la mayoría de veces, aunque al ampliar se nota que ahí ha pasado algo con la definición. Con seis y ocho aumentos, la pérdida de calidad se aprecia sin tener que ampliar, por lo que no es recomendable subir tanto. Si queremos un buen resultado, es preferible sacar un recorte de una foto menos ampliada. Será más pequeña, pero al menos no se cargará tanto la definición.
En general, el zoom del Pixel 4 me deja bastante fría. Recuerdo que al usarlo por primera vez pensé: "para esto que hubieran metido un angular". Spoiler: sigo pensándolo.
Modo retrato
Y llegamos al modo retrato. Durante la presentación, Google habló de un modo retrato mejorado, aunque no entraron en demasiado detalle sobre su funcionamiento. Sabemos que siempre usa la lente principal porque todas las fotos tienen apertura f/1.7, pero también que aplica un recorte al sensor.
Si la luz acompaña, el modo retrato suele dar muy buen resultado. El recorte de las figuras es preciso salvo algún pequeño error donde el desenfoque se come parte de la figura (izquierda) o justo lo contrario, cuando hay zonas que deberían haberse desenfocado y no lo han hecho (derecha). La cantidad de desenfoque que aplica en este caso es correcta, pero en muchos casos tiende a exagerar el desenfoque. Aquí toca tirar de editor para conseguir un efecto más natural.
El pelo, sobre todo si es rizado, supone un reto para el modo retrato, pero el de Google lo resuelve bastante bien en la mayoría de situaciones. Si ampliamos la foto de la izquierda, el recorte no es perfecto, pero en el plano general se salva más que de sobra. En la foto de la derecha el error en el recorte es bastante más errático, pero de nuevo se salva en el plano general al estar más alejado.
El retrato se lleva bastante bien con objetos, aunque si se lo ponemos muy difícil tampoco hace milagros (atención al hilo que sujeta la etiqueta). Esta escena es un ejemplo de un desenfoque excesivo. El efecto final es bastante 'pegote', pero bajando un poco el nivel desde el editor se consigue un resultado más natural.
Tendríamos que hacer una comparativa directa con el Pixel 3 para asegurarlo, pero en principio no parece que haya una mejora notable con respecto a lo que ya teníamos. Lo que no se ha mejorado es poder ver el desenfoque antes de disparar. Eso sí, en todo el análisis no me ha pasado ni una sola vez eso de disparar la foto y que no se haya aplicado el desenfoque.
Visión Nocturna y Astrofotografía
El modo Visión nocturna nos voló la cabeza cuando llegó al Pixel 3 hace un año. Casi conseguía ver en la oscuridad, aunque no tardaron en aparecer propuestas muy avanzadas como la del Huawei P30 Pro y, más recientemente, los iPhone 11. Visión nocturna se estaba quedando rezagado y tocaba una mejora.
Soy partidaria de aplicar este modo en casi cualquier fotografía nocturna, no solo en esas escenas tan oscuras en las que apenas vemos. Eso sí, en estos casos el efecto de Visión nocturna no es tan drástico. En la foto sobre estas líneas hay que fijarse mucho pero en la parte de la derecha hay un poco más de nitidez y el balance de blancos es más acertado.
Si la escena es más complicada, el efecto de Visión nocturna se nota mucho más. Además de subir un poco la iluminación, consigue elevar la definición de toda la escena, recuperando texturas complejas como el césped o las copas de los árboles.
Hay otra novedad en los Pixel 4 relacionada con foto nocturna: el modo astrofotografía. No lo busques en la app de cámara porque no lo vas a encontrar, solo se activa cuando estamos enfocando una escena oscura y el teléfono está totalmente quieto (vale apoyarlo en algún sitio, pero mejor si tienes trípode).
Cuando lo detecta, aparece un mensaje en la pantalla que nos lo indica. Al disparar aparece una cuenta atrás con el tiempo de exposición, que en mi caso no bajó de 2:30 minutos.
La diferencia entre disparar con Visión nocturna o Astrofoto es apenas notable en el plano general, pero al ampliar sí que hay una mejora importante en la definición de la foto de la derecha. Ha conseguido más detalle en la zona del edificio y hasta ha sacado las estrellas en el cielo, y eso que estábamos en plena ciudad y la contaminación lumínica es muy alta.
En esta escena, el trabajo de la larga exposición es mucho más notable, una imagen vale más que mil palabras. Lo malo del modo astrofoto es que tarda mucho. Como digo, estaba en mitad de la ciudad y no eran escenas excesivamente oscuras, pero aun así no bajó de 2:30 minutos. Se pueden conseguir imágenes muy espectaculares y me quedo con ganas de exprimirlo en situaciones más propicias, pero a priori no parece algo que vaya a usar muy a menudo.
Cámara frontal
Como ya hemos visto en anteriores generaciones del Pixel, la cámara frontal no se queda atrás en calidad. El HDR+ también hace su magia aquí y nos devuelve fotos con un amplio rango dinámico y muy definidas. Este año no tenemos cámara doble pero la lente es angular y nos da un encuadre más amplio. Si queremos podemos ampliar hasta cuatro aumentos, la calidad baja pero aguanta sorprendentemente bien.
Igual que la cámara trasera, con el sensor frontal también podemos jugar con la doble exposición para ajustar luces y sombras. Por ejemplo aquí me sirvió para recuperar el primer plano en una escena de contraluz.
El modo retrato funciona en la línea de lo que hemos visto en la cámara trasera. Hay errores de recorte en zonas complicadas como el pelo, pero apenas hay diferencia con los resultados de la cámara principal.
El selfie nocturno también suele quedar bien dadas las circunstancias. El ruido se aprecia sin necesidad de ampliar, pero hace un buen trabajo con el balance de blancos y resaltando las caras.
Vídeo
En el apartado de vídeo tenemos la opción de grabar en resolución 4K, pero únicamente a 30 fotogramas por segundo. Si queremos subir a 60fps hay que bajar la resolución a FullHD. Con buena luz el resultado es óptimo, la cámara se adapta bien a los cambios de iluminación y la estabilización consigue minimizar bastante los temblores.
La cámara también cumple en la parte de audio y ofrece un sonido claro y nítido. El zoom durante la grabación es más mejorable, va como a trompicones y se nota bastante el cambio de una lente a otra.
Aquí se aprecia mucho mejor lo que pasa al superar el los 1,8 aumentos. Además del salto en la imagen, la pérdida de definición de la lente tele es evidente. Si en foto ya lo notábamos, con el vídeo es bastante más exagerado.
Cuando cae la luz, la calidad del vídeo se va con ella. Hay mucho grano y le cuesta un poco más adaptarse a cambios de luz bruscos.
Como no podía ser de otra forma, tenemos la opción de grabar en cámara lenta en 1/4x o 1/8x. El resultado de día es bueno pero no espectacular y por la noche la calidad se resiente mucho.
Y para cerrar, el vídeo con la cámara frontal. Aquí la estabilización hace un buen trabajo pero en general tenemos resultados bastante más pobres que con la cámara trasera, especialmente de noche cuando el ruido se hace más que evidente.
Pixel 4 XL, la opinión y nota de Xataka
Desde el primer modelo, Google ha dejado claro que la familia Pixel pertenece a la gama alta, empezando por sus precios. Atrás quedaron los tiempos de aquellos Nexus tan rompedores en calidad-precio. Los Pixel apuntan alto y eso tiene un precio. Con esta generación, Google eleva la apuesta con la pantalla de 90Hz, una característica cada vez más extendida, aunque todavía minoritaria, y que potencia la fluidez que caracteriza a los Pixel.
Los Pixel 4 quieren diferenciarse por algo más que sus cámaras y Motion Sense es una prueba de ello. Queda ver si sigue teniendo protagonismo en el largo plazo, pero al menos en el análisis sí me ha sido útil en momentos puntuales. También se ha arriesgado con la biometría, aunque aquí la jugada no ha salido del todo bien, al menos de momento. Igual que hizo Apple con Face ID, los Pixel solo se pueden desbloquear con reconocimiento facial. Funciona bien pero a día de hoy es un sistema altamente inseguro y esto es justamente lo que esperamos de un sistema de desbloqueo: seguridad.
Vengo de probar todas las generaciones anteriores y no hay duda de que el Pixel 4 XL es el mejor Pixel hasta la fecha (faltaría más). Este año no tenemos ningún problema con la pantalla, tampoco hay un notch kilométrico que se lleve toda la atención, pero sigue habiendo sombras. La más importante es la autonomía, una carencia que siguen arrastrando y que no parece una prioridad para Google.
Pero por más sensores radar y pantallas de 90Hz que integren, los Pixel son y seguirán siendo móviles fotográficos. Tras un año en el que hemos visto propuestas muy interesantes en este campo, teníamos muchas ganas de ver lo que iba a hacer Google. Los Pixel 4 son los primeros que apuestan por una configuración de cámara doble en la trasera y había muchas expectativas puestas en ellos.
La realidad es que la doble cámara del Pixel 4 XL bien podría no estar, que tampoco lo íbamos a notar demasiado. Con un zoom de 1,8 aumentos, casi parece que Google haya integrado un segundo sensor por compromiso. Creo que un angular habría dado mucho más juego, eso o tirar la casa por la ventana y regalarnos un zoom mucho más amplio.
Esto no cambia el hecho de que la cámara sigue siendo una de las mejores que podemos encontrar en un móvil actualmente. El trabajo de HDR+ es impresionante y además ahora podemos jugar más con él gracias a la doble exposición, sin duda lo que más me ha gustado de la cámara del Pixel 4 XL. Los retratos son excelentes y el rendimiento con poca luz todavía es mejor que en anteriores generaciones. Si quieres una buena cámara en un móvil, el Pixel 4 XL no te va a decepcionar, pero no es menos cierto que ya no destaca como solía hacerlo, ni en calidad ni, sobre todo, en versatilidad.
9,1
A favor
- La cámara sigue sorprendiendo y novedades como la doble exposición dan más juego para exprimir sus capacidades.
- La experiencia con la pantalla es excelente, tanto a nivel de fluidez como visual.
- Rendimiento muy fluido.
- Funciones exclusivas en el software.
En contra
- El diseño con ese marco superior tan ancho está lejos de ser el ideal.
- Tenemos más batería, pero la autonomía sigue siendo demasiado gris.
- La inseguridad del desbloqueo facial.
- La doble cámara es bienvenida, pero el control del zoom es muy confuso.
- No hay auriculares ni adaptador.
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La noticia Google Pixel 4 XL, análisis: no sólo de fotografía vive un gama alta fue publicada originalmente en Xataka por Amparo Babiloni .
Fuente: Xataka
Enlace: Google Pixel 4 XL, análisis: no sólo de fotografía vive un gama alta
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