Este pastelillo de crema lleva 43 años aguantando el tipo en un instituto de Estados Unidos: los mitos de la comida hiperlongeva
En 1976, un profesor de ciencias de un instituto de Maine metió un pastelillo Twinkie en una caja de cristal como parte de su explicación sobre los conservantes alimenticios. 43 años después, el experimento sigue en marcha: sería absurdo decir que el pastelillo sigue igual, pero lo cierto es que se conserva siniestramente bien.
Los twinkie son unos pastelillos esponjosos y dorados rellenos de una crema de distintos sabores que llevan por medio mundo desde 1930. En España, se conocen como 'Círculo Rojo' y en México, como 'Submarinos'. Quizás por eso, se han hecho habituales de la cultura popular con apariciones estelares en muchas películas como 'Cazafantasmas' o 'Zombieland'. ¿Cómo es posible que esos bizcochitos duren tanto?
Las cucarachas del mundo de los pasteles
Las leyendas urbanas sobre los twinkies en EEUU van mucho más allá de todo lo inimaginable y no faltan personas convencidas de que la compañía que comercializa estos pastelillos lleva más de 20 años sin fabricar ninguno (vendiendo aún los que tenían almacenados desde finales de los 90).
No es verdad, claro. Dependiendo de la formulación exacta, podemos decir que los twinkies tienen una vida útil de entre 26 y 65 días. Puede parecer algo bluff si venimos con la expectativa de encontrar un verdadero alimento para el apocalipsis. Sin embargo, es muchísimo tiempo si lo comparamos con el típico bizcocho casero que podemos hacer en casa.
En 2008, Steve Ettlinger se hizo la misma pregunta y escribió 'Twinkie, Deconstructed', un libro que resumía su investigación de cinco años sobre los ingredientes que se ocultaban, realmente, en los alimentos procesados. Esa, precisamente, fue su primer (y aburrida) conclusión: el pastelillo de marras "es un alimento procesado absolutamente típico". "Quizá es decepcionante para los amantes de la comida, pero hablamos principalmente de harina y azúcar". Y tres docenas de ingredientes más, sí; pero, sobre todo, harina y azúcar.
Entonces, ¿qué pasa con los twinkies?
La segunda conclusión es más interesante. Si hacemos caso a Ettlinger la clave de los twinkies está en la experiencia de usuario: en luchar contra las expectativas. Desde su punto de vista, durante años la contraintuitiva frescura del pastelillo hizo pensar a los norteamericanos que eran capaces de desafiar a todas las leyes de la gastronomía conocidas: no debería estar tan fresco.
Esa sensación sí tiene que ver con lo que no es harina y azúcar, claro. El sabor de la mantequilla se debe al diacetilo (un compuesto alimentario que se usa en las palomitas de maíz para microondas), el huevo se sustituye con polisorbato 60 y la leche se sustituye con numerosos ingredientes perfectamente homologables. Todo eso ayudado por el ácido sórbico que le ayuda a prolongar un poco más su vida útil.
Sin embargo, como insiste Ettlinger, todo esos están en decenas de alimentos procesados. "No existen los alimentos hiperlongevos" (y, lo que se parece, se debe al entorno) Por eso, lo que explica el pastelillo de 43 años parecen ser, más bien, las condiciones de conservación. Ha varios procesos de momificación natural que han podido estar detrás de la extrema longevidad del twinkie de Maine, pero los ingredientes no parecen ser los más importantes.
Imagen | George Stevens Academy
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Fuente: Xataka
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