El CES y Apple: la diferencia entre concepto y producto terminado
Con el Consumer Electronics Show de Las Vegas (CES) a punto de cerrar sus puertas, es el momento de ver qué nos ha dejado la feria de electrónica más importante del año. Uno de los aspectos que más ha llamado la atención es la abundancia de conceptos, productos que las compañías colocan como un avance de sus investigaciones. Sin fecha de lanzamiento ni precio, representan más una carta de intenciones que otra cosa. Una manera de recabar atención de la prensa y el público, dando la impresión de que la compañía sigue innovando.
Como es ya habitual, Apple no acude a esta feria electrónica desde hace tiempo. Mucho menos, a enseñar conceptos.
Pantallas plegables y coches del futuro: ideas rompedoras que no llegan al mercado
La feria de electrónica de Las Vegas suele ser como un aperitivo de silicio servido por las compañías tecnológicas. Una manera de adelantarse a las tendencias que se perciben en el ambiente. Como si quisieran desembarcar en una isla recién descubierta en medio del Pacífico y hacerse la foto. Para luego marcharse y poder decir "Yo estuve ahí antes que nadie". Al estar abarrotado de empresas que hacen lo mismo, el lugar se convierte en un espectáculo.
Dieter Bohn escribió hace unos días su crónica del arranque de la feria para The Verge. Aunque dura varios días, las presentaciones más potentes se concentran en el "Day Zero". Bohn describe las dos categorías que han destacado especialmente por sus conceptos: las pantallas plegables y los coches.
Sabíamos que íbamos a ver montones de pantallas plegables este año en el CES, pero lo que no esperábamos es que muy pocas tuvieran una propuesta de fecha de lanzamiento. El Concept Ori de Dell y el Horseshoe Bend de Intel solo son conceptos, demos tecnológicas que prueban que, sí, estas compañías están trabajando en dispositivos como estos. Pero Intel no dejó que nadie plegase su portátil plegable, lo cual parece problemático.
Los dispositivos plegables de Dell son un portátil con dos pantallas y un tablet con pantalla plegable. A juzgar por las imágenes, el producto físico no es más que una forma de materializar lo que alguien ha pensado en un render. Por no mencionar que el software está a años luz de lo que necesitaría un factor de forma como estos. En este sentido, el propio Bohn afirma que a Apple le ha llevado una década tener un sistema operativo y software de terceros a la altura del hardware. ¿Cuánto desarrollo sería necesario para que estos conceptos acaben teniendo sentido?
En cuanto a los concept-cars presentados en el CES 2020, la situación es parecida. Sony mostró al mundo las consecuencias de tener una organización empresarial por divisiones. Así, mientras que la de PlayStation apenas sacó un logo de su futura PS5 y nada de conceptos ni adelantos, otra Sony desveló un coche eléctrico que John Gruber indica que no tienen ninguna intención de fabricar. Un coche que podría ser de cualquier otra marca, a diferencia del Vision AVTR presentado por Mercedes-Benz e inspirado en la película Avatar de 2009.
Todos estos productos tienen en común una cosa: jamás llegarán al mercado.
La diferencia entre crear un concepto y transformarlo en un producto terminado
En consultoría suele decirse que el papel lo aguanta todo. Y un concepto también. Cuando veo este tipo de ensayos tecnológicos no puedo evitar pensar en dos cosas: cómo se va a fabricar y cómo se van a crear las herramientas necesarias para la fabricación. Gruber cuenta en su artículo un episodio de Steve Jobs bastante ilustrativo:
Lo que sucedía era que los diseñadores creaban una idea alucinante. Entonces se la llevaban a los ingenieros, que les decían "Nah, no podemos hacer eso. Es imposible". Y la cosa empeoraba. Después lo llevaban a la gente de fabricación y les decían "¡No podemos hacer eso!" Y la cosa empeoraba aún más.
Jobs se refería precisamente de los concept-cars y de cómo con frecuencia eran productos alucinantes que acababan apestando cuando llegaban al concesionario. Crear un prototipo en el laboratorio y que funcione es relativamente sencillo. Pero para trasladarlo al gran público necesitas las instalaciones, herramientas, personal, logística, distribución y marketing adecuados.
Por qué Apple no presenta conceptos
Apple no presenta conceptos. No acude al CES a decir al público en qué están trabajando o cómo ven los problemas del futuro y sus posibles soluciones (sí que acudió a un panel sobre privacidad pero era un asunto distinto). Volviendo al artículo de Gruber, hace referencia a otro de Counternotions muy revelador:
¿Por qué iba una entidad comercial como Apple presentar un concepto? Con toda probabilidad, Apple está generando más conceptos y visiones que cualquier otra compañía tecnológica para su uso interno. Cuando Apple quería meterse en el negocio minorista, por ejemplo, Jobs hizo que Ron Johnson creara una tienda completamente funcional y a tamaño real para después tirarla abajo en el último momento y construir una nueva. ¿Por qué no lanzó Apple una tienda-concepto a la por aquel entonces altamente escéptica prensa con tal de demostrar un liderazgo visionario? En una situación similar, Microsoft lo hubiera hecho.
Cuando Apple desveló sus tiendas, la prensa tildó la aventura de "locura". No hubiera ganado nada desvelando sus intenciones por adelantado. Los productos que Apple presenta por primera vez, como el iPhone, iPad o Apple Watch, lo hace cuando tiene absolutamente cerrado el proceso que los va a llevar a los bolsillos, mochilas y muñecas de sus futuros propietarios, así como su soporte post-venta. Estos dispositivos tienen la complicación añadida de que no basta con crear un puñado de decenas de miles de ellos. No. Hace falta entregar millones de ellos en un cortísimo espacio de tiempo. Y si no, preguntémoslo a los AirPods, que inicialmente escasearon durante semanas.
Por todo ello, el fallido cargador AirPower es un ejemplo de que cuando presentas algo unos meses antes de su puesta a la venta, estás corriendo un riesgo. La inmensa mayoría de las veces, Apple ha acabado ganando en su arriesgada apuesta. Con AirPower fracasó, a pesar de que era un producto real y que funcionaba, aunque no de la forma esperada.
Lo que sí debemos reconocer a Apple es su negativa a llevar a las tiendas sus esfuerzos en I+D para que los usuarios hagan de cobayas con su propio dinero. Esto lo vemos claramente en Samsung, una compañía que emplea una aproximación donde comercializa tecnologías que no están del todo maduras y dependiendo de si funcionan en el mercado o no, las retira o reenfoca de nuevo. Un ejemplo muy reciente fueron las pantallas plegables el año pasado.
Con todo, Apple puede dar la sensación de que no se mueve. De que no innova. De que sus productos van demasiado a lo seguro. La realidad es diferente. Apple investiga mucho, pero solo unos pocos productos llegan al mercado. Y lo hacen cuando la compañía tiene un plan sin fisuras capaz de llevarlos a las manos de sus consumidores.
-
La noticia El CES y Apple: la diferencia entre concepto y producto terminado fue publicada originalmente en Applesfera por Eduardo Archanco .
Fuente: Applesfera
Enlace: El CES y Apple: la diferencia entre concepto y producto terminado
Comentarios
Publicar un comentario