Por qué Rennes ha prohibido las estufas de gas en las terrazas y qué peligro supone para la crisis climática
La crisis climática, más conocida por el término cambio climático, se cimenta a veces en pequeños gestos cotidianos que desconocemos. Algo tan simple como encender una estufa de terraza, por ejemplo.
Al menos así lo afirma la consultora francesa Carbone 4, cuyo cálculo estima que cada estufa exterior emite en una jornada unos 14 Kg de CO2 (como recorrer casi 90 Km con un coche de emisión media de 150 gCO2/Km). Si tomamos estas estimaciones como válidas y las aplicamos a una ciudad como Rennes, que será la primera en prohibir su uso desde ya, hablamos de unos 10.000 Kg de CO2 por jornada, en el mejor de los casos.
Rennes será la primera ciudad en prohibir las estufas de exterior
Desde que en 2006 se prohibiera fumar en los bares, esta podría ser la medida más controvertida que afecte a este tipo de establecimientos, aunque por el momento solo se ha adoptado en Rennes. La ciudad francesa comienza este mismo mes con una prohibición municipal de utilizar estufas de gas de exterior. Según Marc Hervé, teniente de alcalde de Rennes, esta medida tiene como objetivo ser un ejemplo de concienciación ecológica en espacios públicos.
No obstante, y aunque se ha aprobado en esta ciudad, la iniciativa no es nueva. Hace ya diez años se trató de aplicar la misma medida en un distrito de París aunque el Tribunal de Justicia francés deshizo la medida ante la apelación de los restauradores. De nuevo, Francia vuelve a la carga, una década después y tras la debacle en torno a una crisis climática cada vez más acuciante.
Esta ley municipal supone desterrar de la terraza, incluyendo acristalados y cubiertos, todas las estufas de gas de exterior, lo que afecta a unos 500 comercios en la ciudad. La decisión, confirmaba la prensa francesa, ha sido vista con una seria división de opiniones que van de una resignación parecida a la de la ley antitabaco al temor de las pérdidas de clientela.
¿Tanto contaminan las estufas de exterior?
Como decíamos al principio, según la estimación de la consultora Carbone 4, una terraza con cuatro estufas funcionando todo el día contamina tanto como un coche medio haciendo 350 Km. Con 14 Kg de CO2 por día, de media, su valor no es pequeño, aunque no llega a ser tan importante como el producido por la industria pesada o el transporte aéreo, por citar algunos ejemplo.
Sin embargo, los expertos opinan que cada esfuerzo cuenta, y reducir el impacto ambiental producido por nuestras acciones cotidianas, como puede ser ir al bar a tomar una cerveza en la terraza, es una prioridad. Sin embargo, ante esta cuestión surge la duda natural: ¿existen otras opciones? No solo se disponen de estufas de gas, sino que también se puede optar por radiadores o reducir la emisión con estufas de pellets. ¿Son mejores opciones?
Las estufas de exterior están diseñadas para emitir calor desde la "seta" superior, una lámpara radiante que distribuye el calor a su alrededor en forma de paraguas y para esto gastan gas por resultar más económico y fácil. ¿Podría hacerse lo mismo con una estufa de pellets, por ejemplo? Este tipo de tecnología emite menos gases de efecto invernadero debido a una recirculación del aire que permite mejorar la combustión para que sea más eficiente. El impacto medio de una estufa de pellets es de 0,08 Kg de CO2 por hora, lo que supone medio kilo de CO2 por día, una medida bastante más asequible.
¿Y qué hay de los radiadores? Esta tecnología es técnicamente bastante ineficiente, ya que se basa en la radiación de calor mediante una resistencia, un modelo energético poco eficaz. ¿Pero es igual de contaminante? Puesto que un radiador de 2000 W (de exterior) consume unos 16 KwH, podemos estimar que el impacto en una jornada, en el peor de los casos, es de 6,56 Kg de CO2, esto sin tener en cuenta que la producción eléctrica está transicionando a un mix cada vez más limpio. Esto supone una reducción, como poco, de la mitad de la huella de carbono y con una perspectiva mucho mejor.
Del tabaco a las estufas: historia de una adaptación
Como vemos, con unos pocos cálculos rápidos hemos comprobado que existen opciones más asequibles ecológicamente para adoptar en una terraza. Por supuesto, no estamos teniendo en cuenta el desembolso económico que esto supone para el dueño del local. Por otro lado, siempre queda la opción de no poner nada. En este caso, el establecimiento sí que se podría enfrentar a una pérdida de clientela. ¿O no?
Lo mismo pensaban en 2006 los restaurantes y bares quienes veían en esta medida de salud un serio problema para sus negocios. Sin embargo, la gente se ha adaptado consecuentemente velando por entornos más seguros para nuestra salud general. ¿No podría ser este el ejemplo adecuado para hablar de la transición energética?
Independientemente de lo politizado que esté el asunto, la gran mayoría de los expertos, apoyados por el IPCC, están de acuerdo en que estamos viviendo un cambio climático excesivamente rápido, con consecuencias imprevistas. En el afán por reducir la velocidad de dicho cambio, intentando evitar las consecuencias de la crisis climática, se están llevando a cabo medidas de todo tipo para reducir la emisión.
¿Hay que adoptar todo tipo de medidas a nuestra disposición? ¿Justifica el impacto ambiental que puede ayudar a reducir una medida así el impacto económico que supondrá? ¿Y qué hay de utilizar otro tipo de calentadores de terraza? Si volvemos la vista al tabaco, parece claro que el factor más importante podría ser el tiempo. Un tiempo que nos permita a adaptarnos a medidas más acordes con un mundo que queremos mejorar.
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La noticia Por qué Rennes ha prohibido las estufas de gas en las terrazas y qué peligro supone para la crisis climática fue publicada originalmente en Xataka por Santiago Campillo .
Fuente: Xataka
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