Llevar casco en el coche: una idea que puede resultar tan extraña como eficaz para salvar vidas
¿A quién se le ocurriría llevar casco dentro del coche? Aparte de a los deportistas del automovilismo, claro. Pero, ¿y si gracias a esto pudiéramos salvar una enorme cantidad de vidas? ¿Y si pudiéramos reducir las consecuencias de los accidentes? Hay quien piensa que el secreto para hacerlo está en la protección de la cabeza.
Parece que los datos avalan la propuesta: llevar casco en el coche podría resultar útil para salvar vidas o, incluso, evitar las consecuencias de muchos de los accidentes. En tal caso, ¿no debería ser obligatorio utilizarlos de una manera similar a lo que ocurre con los cinturones de seguridad?
Hay quien lleva décadas investigando cómo morir menos en el coche
Hace poco, al gobernador de Nueva York le lanzaban la pregunta de si cree que los cascos para coches deberían ser obligatorios. Según este estudio llevado a cabo por la Asociación Americana de Neurología Clínica, el número de traumas cerebrales causados en accidente de tráfico alcanza los 235 000 cada año. De estos, entre 80 y 90 000 padecerán secuelas irreversibles. Esto solo en EE.UU. En europa, la media de fallecimientos está entre los 30 y lo 50 000. Son, en ambos casos, cifras bastante grandes.
Incluso si no se pierde la vida, una herida en la cabeza es uno de los peores traumas que puede sufrir una persona. Sus consecuencias pueden ser gravísimas y tener un coste desorbitado para los servicios sanitarios. En otras palabras, no solo es una cuestión de seguridad personal, sino también una cuestión social importante debido a la carga económica impuesta sobre el servicio sanitario.
Este tema es de alto interés para varios investigadores alrededor del mundo. Especialmente en Australia, donde desde la Universidad de Adelaida se lleva trabajando décadas en entender las cifras y diseñar nuevos métodos para reducir las consecuencias de los accidentes. Entre sus trabajos están varios estudios y hasta el diseño de algunos prototipos y productos comerciales. Sus objetivos, como decíamos, son el concienciar a la sociedad de otras opciones de seguridad menos conocidas pero significativamente eficaces.
Por ejemplo, según estudios como este, realizado por la institución, y que son de los pocos pero más extendidos que existen sobre el tema, utilizar un casco dentro del coche sería una de las mejores formas de reducir el número de muertes a la mitad en caso de accidente. Los datos estimados por estos investigadores apuntan a que podría reducirse la cantidad de muertes a la mitad, así como su gravedad, en términos generales.
Para ello haría falta utilizar cascos especialmente diseñados para los automóviles. Es más, esta cuestión no es nueva. Ya en 1997 se discutió si el uso de medidas como el uso de una banda protectora podría mejorar la seguridad en los automóviles. Pero, la cuestión, es que ninguna de las propuestas parece haber calado en la sociedad o en la industria automovilística. ¿Salvar unas cuantas vidas no merece la pena?
Cuando a la sociedad no le gustaba el cinturón de seguridad
A día de hoy sabemos que el cinturón de seguridad es capaz de reducir hasta en un 50% la posibilidad de morir en una colisión, y hasta un 45% la de sufrir una lesión grave. Sin embargo, hubo un tiempo en el que estos datos más que una razón para usarlo se convirtieron en un impedimento para la venta de automóviles.
En 1934, General Motors comenzó a estudiar lo efectivo que resultaba, por primera vez, estrellando sus coches contra un muro en la ya clásica prueba de los dummies o muñecos. En los años cuarenta comenzaron a instalarse de manera sistemática en algunos modelos de coche pero, curiosamente, la seguridad no impulsó la compra de los coches "más seguros". Cuando los cinturones de seguridad eran "un extra más", en 1949, de los 48.000 vendidos solo se utilizaron, según las encuestas, unos 1.000. Y cuando Chevrolet decidió incluir este dispositivo como opción en su modelo de 1956 la acogida del "paquete de seguridad" no fue demasiado halagüeña.
Aun así, esto no desanimó al principio a industrias como Ford, que a mediados de los cincuenta no solo trató de incluir los cinturones, sino también los airbags frontales y otras medidas en sus coches de manera común. La respuesta por parte de la población fue en la misma dirección: las ventas de Ford cayeron en picado. Con la idea general y errónea de "si necesitan más medidas de seguridad es que son más inseguros", la población mostró un fuerte rechazo al modelo de 1957 de Ford. Esto llevó a una reticencia por parte de la industria automovilística a incluir los cinturones de seguridad (y cualquier otra medida) de forma común.
Sin embargo, en 1960 el viento cambió de dirección: la opinión pública, bastante más convencida de la necesidad de mejores medidas de seguridad, comenzó a valorar las opciones existentes en el mercado. La instalación de diversos tipos de cinturones de seguridad, todavía opcionales, bajó drásticamente de precio. De pronto, estos se podían adquirir en las gasolineras y hasta comenzaron las primeras leyes estatales (hablamos de Estados Unidos, por supuesto) que obligaban a usarlo. Comenzó, entonces, el principio de una época mejor para la seguridad en los automóviles, precedida por casi medio siglo de desatención.
Pero, ¿existen los cascos para coche?
Sí, por supuesto. El ejemplo más claro son los cascos de automovilismo usados en competición. Estos, evidentemente, están diseñados de manera profesional para el deporte. Pero, también los hay para conducir "de diario". Aunque actualmente la oferta es más bien escueta, como podemos comprobar tratando de buscar alguno para comprar, estos tienen también una larga historia.
En los años 20 y 30 existían cascos con diseños basados en los de los aviadores, en cuero y materiales flexibles. Estos, más que una función ligeramente protectora, tenían el objeto de proteger contra el sol o mantener las gafas sujetas. Durante todo el proceso de mejora de los coches y de sus medidas de seguridad prácticamente desaparecieron del mapa debido al cierre del chasis.
Como hemos dicho antes, sin embargo, actualmente existen unos pocos modelos interesantes, como este desarrollado por la Universidad de Adelaida, según el estudio que antes referenciábamos, o este otro, más parecido a un clásico casco de construcción y que se supone que es el primero diseñado exclusivamente para salvar vidas en los coches modernos.
Imágenes | Carlot Reid / Flickr, Volvo, Wikimedia
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Fuente: Xataka
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