Llevo más de un año con una cerradura inteligente en casa
Laura vuelve a casa cargada de bolsas tras hacer la compra. A tientas busca algo en su bolsillo, pero no las llaves, sino su móvil: hace más de un año que lleva utilizando una cerradura inteligente y su propio teléfono es capaz de abrir y cerrar la puerta sin mayor dificultad que un par de movimientos con el pulgar. Hablamos con ella, y con otros que, como Laura, han decidido adentrarse en el mundo de la tecnología para proteger su hogar.
Las cerraduras inteligentes han ido ganando protagonismo desde hace años, aunque en España aún son minoritarias y no existen estadísticas que muestren el porcentaje real de personas que cuentan con este tipo de sistemas de seguridad en sus viviendas. Sin embargo, cada vez es más habitual ver sistemas de este tipo en el mercado, con sus virtudes y sus defectos.
“Es más segura, pero si te quieren entrar te entran”
Laura Casas, enfermera, optó por colocar una cerradura inteligente en su casa harta de que el anterior sistema de seguridad, de alarmas, fallase de forma habitual y diera muchos problemas. “Los del seguro no te hacían ni caso”, cuenta Casas apuntando que ese fue un momento clave para que al final se decidieron a optar por la tecnología como siguiente paso natural.
A la hora de informarse, Laura decidió mirar por internet antes de decantarse por una en concreto: “Al ser un tema totalmente nuevo para nosotros primero queríamos mirar bien a ver qué tipos había y qué opciones daba cada una de ellas”. Al final, Laura cuenta que todas tenían algunas “ventajas o inconvenientes” y que tras consultar varias páginas web optaron por un modelo de la marca Nuki.
En su barrio los robos no son algo común, pero sí han tenido varios vecinos que han sufrido actos delictivos en sus hogares. “(La cerradura inteligente) Es más segura, pero si te quieren entrar te entran”, comenta la enfermera explicando que si a unos ladrones se les pone entre ceja y ceja irrumpir en un domicilio seguramente conseguirán hacerlo, aunque sea por la fuerza bruta.
En el caso de Laura, sus sistema de cerradura electrónica requiere instalar una aplicación en el móvil que le permite gestionarlo casi todo desde el dispositivo. Aunque nunca ha tenido grandes problemas con ello entiende que podría haber inconvenientes para mucha gente: “No digo ya mis padres, pero para personas mayores puede ser, todavía, un paso que cueste dar porque añade una especie de complicación impuesta que las llaves no tienen”.
Entre las nuevas smart lock hay muchos modelos que ya están combinando varios sistemas a la vez para permitir al usuario una mayor flexibilidad, pero en muchos casos el móvil suele ser una pieza angular en este tipo de sistemas de protección del hogar. "Eso sí, yo no he tenido hasta el momento ningún problema con las cerraduras inteligentes y mi experiencia ha sido muy positiva. En general, estoy satisfecha", aclara Laura.
En Estados Unidos, en cambio, el panorama es muy diferente. Un estudio realizado por Grand View Research, afirma que el mercado en el territorio norteamericano tiene un valor estimado unos 1.200 millones de dólares, en datos de 2019. Además, ese mismo informe, explica que durante el 2019 se vendieron solo en Estados Unidos siete millones de cerraduras inteligentes.
La mayoría de personas siguen apostando por los mecanismos de seguridad tradicionales para proteger sus hogares, pero hay personas que por diferentes motivos se han lanzado a probar este nuevo sistema de protección inteligente para sus viviendas ¿Qué opinan los que se han atrevido a dar el paso? ¿Es más seguro? ¿Les da más tranquilidad por las noches?
“La cerradura inteligente me parece más fiable”
Dentro del mercado de cerraduras inteligentes hay muchos tipos: desde las más modernas, que combinan varias posibilidades de protección mediante huella dactilar, reconocimiento de voz, o apertura gracias al móvil (vía NFC, una aplicación); hasta los sistemas que utilizan un mando con pilas que permite abrir y cerrar automáticamente la casa.
Julen Etxebarria, ingeniero y economista, explica que para él las cerradura inteligentes le proporcionan mayor tranquilidad en su día a día: “Desde mi ignorancia, me parece que su principal ventaja es que es muy seguro, más que una cerradura normal. La cerradura inteligente me parece más fiable”.
Antes de mudarse, en casa de sus padres, decidieron hace algunos años optar por la alternativa de las cerraduras inteligentes para proteger la vivienda. Sin embargo, en la actualidad, Etxebarria se ha visto obligado a volver al sistema tradicional ya que ahora vive de alquiler en una casa que comparte con varios amigos. "En el futuro, cuando tenga mi propia casa, pondría un sistema de este estilo y eso que no me gusta demasiado la tecnología", explica, detallando que sistemas como los altavoces inteligentes no le terminan de convencer por miedo a su privacidad.
En el amplio mercado de las cerraduras inteligentes hay muchos tipos diferentes y la experiencia de Julen se centra en una de tipo remoto que combinaba con la tradicional. Era un sistema que funcionaba únicamente con mandos y prescindía de aplicaciones en el teléfono, aunque al estar implementada con el sistema tradicional también requería el uso de llaves.
Etxebarria recuerda el hecho de tener que llevar el mando como un complemento, pero para él no era un “engorro” el llevarlo en su día a día. No obstante, lo que sí que remarca es que se trataba de un elemento más del que estar pendiente: “Si antes comprobabas que no te faltase la cartera, el móvil y las llaves, ahora tenías que sumar un pequeño mando. En mi caso, no era algo destacable porque era como parte de un pack de preocupaciones todo en uno”.
Aprovechando tras una oleada de robos
Julio Rementeria es un ingeniero de telecomunicaciones jubilado, de 71 años, que recibió la visita de un vendedor de cerraduras inteligentes tras una oleada de robos en el vecindario. “Estos ladrones utilizaban un plástico duro colocado a la altura de la manilla para levantarte la pestaña y abrir, si solo tienes la pestaña pueden entrar. Varios vecinos del edificio sufrieron robos”, explica.
“El vendedor me cayó bien, eso significa que estuve dispuesto a escucharle. Lo que me contó me convenció y me gustó”, cuenta Julio. De hecho, la experiencia fue tan positiva que se lo recomendó a varios de sus vecinos y recuerda que el comercial consiguió vender “dos o tres más”. La cerradura en cuestión era la conocida Remock Lockey Pro, una de las más conocidas dentro de su categoría.
Después, Julio siguió informándose porque quería colocar una cerradura inteligente también en su segunda vivienda: “Le pregunté por las nuevas cerraduras que tenían, porque entonces ya había estado mirando en internet, y le dije que me tenía que recomprar la vieja. Me compró la vieja y me puso dos nuevas”. Con este modelo, podía abrir con el mismo mando los sistemas de sus dos casas sin necesidad de mayores problemas.
Rementeria optó por las cerraduras inteligentes con mando porque, entre bromas, admite que con las huellas dactilares siempre te pueden cortar un dedo. Además, su pelea con el teléfono móvil se libra casi a diario por lo que utilizarlo como pieza clave en la apertura de su hogar no le convencía demasiado. Por otro lado, el sistema mediante código le parecía muy “destructible” ya que con una pequeña descarga “te cargas el aparato entero”, según él.
No obstante, los mandos también tienen sus riesgos ya que funcionan por pilas, pero tienen unos pequeños indicadores que hacen que se pueda detectar que se están agotando. “El mando hace ruidos (unos pitidos cada minuto) cuando se está quedando sin pilas, y tiene la virtud de que yo no los oigo, pero como todos en esta familia tienen buen oído enseguida me llaman la atención para cambiarlas. Como alternativa, cada seis meses le cambio la pila y en paz”, relata.
El mayor inconveniente que Julio le ve a los sistemas inteligentes para cerrar el hogar es que se puedan quedar lo que él llama “flipados”, es decir que puedan tener un problema que haga que dejen de funcionar. “A mí me han asegurado que si la puerta se queda flipada hay una posibilidad de hacer una última apertura desde fuera, pero no sé cómo”, explica.
En caso de que la cerradura se quedase inutilizada, Julio cuenta que, teóricamente, los encargados de su cerradura inteligente podrían perforar un poco la puerta para presionar a un botón y liberar el sistema: “Pero eso es un fastidio. Mejor ni pensarlo porque si no… si no vas de cráneo”.
No hay un método que te pueda prometer seguridad eterna y perpetua sin fallos: todos tendrán sus problemas, en mayor o menos medida
De la misma forma que una llave puede quedar atravesada en una cerradura tradicional y requiere de un cerrajero, los sistemas inteligente también pueden sufrir percances. No hay un método que te pueda prometer seguridad eterna y perpetua sin fallos: todos tendrán sus problemas, en mayor o menos medida, y habrá casos en los que la mala suerte puede cebarse con ellos, incluso en el propio actuar de unos hipotéticos ladrones.
Televisores, altavoces inteligentes, cerraduras inteligentes... cada vez hay más elementos en la domótica que pueden incorporarse en un hogar para poder hacerlo más tecnológico. Algunos siempre querrán estar en la cresta de la modernización, y otros se quedarán a medio camino o anclados en lo tradicional. No es una imposición, es una elección en donde los usuarios pueden escoger si quieren dar un paso más allá para probar algo diferente y nuevo, aunque no está exento de hipotéticos problemas.
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La noticia Llevo más de un año con una cerradura inteligente en casa fue publicada originalmente en Xataka por Juan Garro .
Fuente: Xataka
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