España está perdiendo el tren de la fabricación de baterías: a pesar de la fuerza en coches la UE nos deja fuera del programa
La electrificación de la economía es el camino más corto a hacia la descarbonización. Sustituir combustibles fósiles por electricidad equivale casi siempre a un ahorro de emisiones. Y gracias a la irrupción de las energías renovables, ese ahorro es cada vez más pronunciado. Sin embargo, las energías renovables son intermitentes por naturaleza, lo que complica la tarea de utilizarlas como sustitutas del petróleo, el gas natural o el carbón.
Almacenar electricidad no es fácil ni barato, pero nos dirigimos a un futuro donde el protagonismo de las energías renovables en nuestra matriz energética es cada vez mayor. Por lo tanto, vamos a necesitar la energía en un tiempo y/o ubicación diferentes al tiempo y lugar en los que se genera. Y las baterías son un elemento esencial, casi impresdindible, para hacer eso posible. El sector de las baterías va a ser clave en las próximas décadas y va a mover miles de millones de euros. Y en esta carrera industrial, España está perdiendo el tren.
Baterías de litio, un negocio que no para de crecer
Es cierto que las baterías electroquímicas no son la única forma de almacenar energía. Existen otras como las centrales hidroeléctricas de bombeo, el almacenamiento en forma de calor e incluso, de cara a futuro, el hidrógeno. No obstante, ninguna puede ofrecer actualmente las características de sencillez, precio y escalabilidad que ofrecen las baterías. Una batería correctamente dimensionada es capaz de alimentar desde un pequeño dispositivo móvil, pasando por un coche, hasta cientos de viviendas.
Si nos centramos en la automoción, las baterías son hoy en día (con permiso del hidrógeno que tendrá su sitio a medio-largo plazo), la única alternativa real de bajas emisiones a los combustibles fósiles.
Por todos estos motivos, las previsiones de Bloomberg apuntan que el mercado de las baterías aumentará desde los 25.000 millones de dólares actuales a 120.000 en el año 2030, empujado por el crecimiento del coche eléctrico. Y la carrera internacional por quedarse con la mayor parte posible de ese pastel ya ha comenzado. Una carrera, por cierto, en la que los países asiáticos llevan mucha ventaja.
Para conocer la realidad de la industria de las baterías en nuestro país, hemos hablado con diferentes agentes del sector a través de AEPIBAL (Asociación Empresarial de Pilas, Baterías y Almacenamiento Energético) para qué nos cuenten de primera mano cómo ven el presente y futuro de las baterías en España.
España, un liderazgo en automoción que corre peligro
La industria de la automoción es uno de los motores de la economía nacional. Agrupa el 8,6% del Producto Interior Bruto (PIB) y emplea a nada menos que el 9% de la población activa, según datos de Anfac. En territorio español hay un total de 17 fábricas (16 si descontamos a Nissan Barcelona) que produjeron 2.819.565 millones de vehículos en 2018, y que colocan a España como noveno fabricante mundial y segundo a nivel europeo. Además, es un sector clave en la balanza comercial, siendo responsable del 18% de las exportaciones totales de España.
El sector de la automoción se enfrenta en estos momentos al que es probablemente el mayor reto de su historia: la electrificación. Con la excepción de los camiones, que dadas las limitaciones de la tecnología actual llevan un ritmo más lento, la tendencia del mercado es de electrificar todos los vehículos en mayor o menor medida, empujados por las normativas europeas de emisiones. Y lo que tienen en común los coches electrificados, sean híbridos, híbridos enchufables o 100% eléctricos, es que todos equipan baterías.
Las baterías son, de hecho, uno de los componentes clave y más costosos de estos coches, sobre todo en el caso de los híbridos echufables y 100% eléctricos, pudiendo llegar hasta el 40% del valor en el caso de los últimos.
Al contrario que con el resto de piezas y componentes, donde España es una potencia mundial, no hay grandes empresas nacionales fabricantes de baterías. Un problema, por cierto, compartido con el resto del viejo continente. Según datos de la Asociación Española de Proveedores de Automoción (Sernauto) solo el 3% de las baterías se producen actualmente en países europeos.
Por el momento, Asia lleva la delantera: China (con el 80 % de la producción), Corea y Japón abarcan la mayoría de la capacidad mundial de fabricación. Y que el componente más caro y con más valor añadido se fabrique fuera de España, y de Europa, no es una buena noticia.
Aun con todo, España sigue siendo un líder en fabricación de coches, por lo que muchos fabricantes están apostando por nuestro país para fabricar sus turismos electrificados. Es el caso del Peugeot e-2008 en Vigo y el Opel Corsa-e en Figueruelas (ambos 100% eléctricos), o del Renault Captur PHEV en Palencia, el SEAT León PHEV en Martorell y el Ford Kuga PHEV en Almussafes, entre otros. En cuanto a comerciales, la Citroën Berlingo y Peugeot Partner eléctricas se fabrican en Vigo, la Mercedes eVito en Vitoria y, al menos hasta antes del anuncio del cierre de la fábrica, la Nissan e-NV200 en Barcelona.
Esa larga lista de modelos invita a ser optimista, pero no debemos echar las campanas al vuelo. El motivo por el cual la mayoría de estos modelos se fabrican en España es que comparten plataforma con sus homólogos de combustión y por lo tanto, son fabricados en las mismas línea de producción. Se trata de una práctica habitual en la industria, ya que optimiza costes evitando tener que invertir en nuevas cadenas de producción específicas. Tampoco nos podemos olvidar de que por el momento hablamos de coches de nicho que no tienen grandes volúmenes de ventas.
La pregunta que debemos hacernos es qué ocurrirá cuando cuando los coches electrificados copen el grueso de las ventas y estén basados en plataformas específicas para albergar motorizaciones eléctricas. Será entonces cuando el suministro de baterías será clave para la industria.
Situación del sector de las baterías en España: fabricación, investigación...
Si queremos continuar siendo una potencia mundial en automoción, lo ideal sería que comenzásemos a prepararnos para ser también proveedores del componente clave de los coches del futuro. Sin embargo, a día de hoy, la situación de nuestro país en fabricación de baterías es testimonial.
Hemos hablado con Cegasa, empresa a la muchos conocereis por la fabricación de pilas (las de toda la vida). Fundada en 1934 y con sede en Vitoria, tiene más de 100 empleados y filiales en Estados Unidos y el Reino Unido. Además, fue una de las empresas pioneras a nivel europeo en la investigación de las baterías de iones litio hace 20 años:
"La posición de España en baterías es realmente débil. No hay demasiadas apuestas reales para la fabricación seriada de estos productos. Si es cierto que existe un numeroso conjunto de start-ups que están diseñando y fabricando, casi artesanalmente baterías, pero teniendo en cuenta que hablamos de un mercado de miles de millones donde los actores son empresas cuya facturación es de mínimo 6 dígitos, la posibilidad de crear un entramado industrial de referencia en el sector en base al modelo de start-up no es, a mi juicio, viable. Las start-up pueden cubrir determinados nichos de mercado de las baterías aportando soluciones que por el bajo tamaño de mercado escapan a las grandes empresas. Esto permitirá tener empresas que sobrevivan, incluso muy dignamente, vendiendo baterías, pero no estaremos creando un sector industrial fuerte y de referencia a nivel de país."
Donde sí destaca España, nos cuentan desde Cegasa, es en las ingenierías que desarrollan diferentes aplicaciones de baterías, que "son respetadas a nivel internacional para el desarrollo en implementación de proyectos" pero que por desgracia, "no tienen demasiadas opciones para comprar productos de origen nacional".
En cuanto a investigación, desde Cegasa nos hablan de la importancia de tener centros punteros en nuestro país, argumentando que "cuanto más al principio de la cadena de valor estemos, mejor posicionamiento tendremos como país". De esta forma, podremos satisfacer nuestra demanda interna, pero también "generar ingresos aportando tecnología y producto a terceros países".
España cuenta con centros de investigación como el CIC energiGUNE, que investiga diferentes tecnologías para la obtención de materias primas alternativas al litio que sean abundantes, sostenibles y que cumplan los requisitos de economía circular. Les hemos preguntado acerca de la investigación en este ámbito:
"El incremento de la capacidad de producción en Europa y en particular en nuestro país pasa en gran medida por garantizar la disponibilidad de materias primas, ya que muchas de las empleadas en la fabricación de las celdas de baterías actuales presentan fluctuaciones de suministro, derivan en problemas medioambientales o de seguridad. Desde CIC energiGUNE se trabaja en la optimización de estas materias primas para su uso en baterías, concretamente en tecnologías alternativas al Li-ion y en la producción a escala piloto de baterías en estado sólido. Las tecnologías de estado sólido serán parte imprescindible del vehículo eléctrico del futuro debido a sus importantes prestaciones de seguridad. Por otro lado, en el ADN de las tecnologías desarrolladas por CIC energiGUNE están los conceptos de reducción de costes, de mayores densidades energéticas, de “diseñado para ser reciclado”, de sostenibilidad y de economía circular."
Al fin y al cabo, la investigación de alto nivel es necesaria para garantizar una cadena de valor de producción de celdas y baterías completa, fuerte y competitiva en Europa.
European Battery Alliance: un proyecto común europeo para el desarrollo de baterías
La Unión Europea es consciente de la importancia de las baterías en la transición energética durante las próximas décadas y de la oportunidad de desarrollo industrial que eso supone.
Por eso, en busca de una oportunidad para Europa y con el objetivo de que los países asiáticos no acaparen todo el mercado, desde Bruselas se está impulsado la creación de proyectos paneuropeos para la fabricación de baterías. Estas iniciativas se consideran Proyecto Importante de Interés Común Europeo (IPCEI, por sus siglas en inglés).
Este tipo de operación bien podría recordarnos a Airbus: la creación de un gran consorcio europeo con tamaño suficiente para convertirse un líder a nivel mundial. Uno de los proyectos ya está en marcha, pero del segundo por el momento se conocen pocos detalles.
La primera de las iniciativas, liderada por Alemania y Francia e integrada por 17 empresas, movilizará 3.200 millones de dinero público a desembolsar por los seis países que participan en el proyecto (Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Finlandia y Suecia) y otros 5.000 millones más de capital privado.
España se ha quedado fuera de este primer proyecto en el que participan empresas como Basf, Opel, BMW, Solvay o Endurnce. La iniciativa ya se ha puesto en marcha con la construcción de una gran fábrica de baterías en terreno francés y continuará con una fábrica de similares características en Alemania para mediados de la década.
Donde si participará España es en un segundo consorcio, también liderado por Alemania y con representantes de Francia, Polonia, Finlandia, Italia, Bélgica, Suecia y Eslovaquia así como de una treintena de empresas. Sin embargo, los detalles y el nombre de las compañías que participan en este consorcio todavía se desconoce.
Litio: la extración de materias primas también es una oportunidad
Por mucho que conozcamos a estas baterías por el nombre del elemento químico alcalino, la realidad es que el litio no es la materia principal de la que está compuesta una batería. También contienen cobalto, níquel, grafito, manganeso o aluminio, entre otros.
Sin embargo, dada la creciente demanda de litio provocado por el aumento de la fabricación de baterías, algunos ya lo denominan como el nuevo petróleo blanco. Al menos hasta que consigamos baterías con otras químicas que puedan prescindir de él. De todas formas, tal y como nos indican desde Cegasa, "indudablemente el ciclo tecnológico de las baterías electroquímicas pasa por el litio para las próximas décadas, aunque veremos nuevas formulaciones a medio plazo".
En los últimos tiempo hemos visto cómo el precio del litio ha fluctuado de forma importante, hasta tal punto de llegar a preocupar a algunos fabricantes. Uno de los motivos de esta inestabilidad de precios es que por el momento, la minería de litio se concentra en muy pocos países, y cuando la demanda es alta y el suministro es bajo, los precios tienden a aumentar.
En ese sentido, en muchas partes del mundo se está impulsando la exploración de nuevos yacimientos de este "oro blanco" con el objetivo de suministrar a la industria de la baterías. Y en España contamos con algunos yacimientos que nos podrían convertir en uno de los suministradores de la industria europea. De hecho, nuestro país podría tener, junto a Portugal, una de las mayores reservas de litio del viejo continente.
Desde Kerogen Energy, empresa minera dedicada a la investigación y obtención de recursos minerales metálicos de aplicación en las nuevas tecnologías y las energías renovables, nos dan algunos datos para resaltar la importancia de explotar nuestros propios yacimientos:
"El 20% del litio en Europa se consume en baterías, pero el mayor uso es en la fabricación de vidrio y cerámica donde se usa el 59%, seguido de su uso en grasas y lubricantes (15%). En Europa sólo se produce un 5% del litio que se consume (tanto litio metal como compuestos como el carbonato e hidróxido), siendo el principal país suministrador Chile (78%). El principal productor europeo es Portugal, que en 2017 tenía 6 minas en operación que producían 24.000 toneladas de minerales para la industria del vidrio y la cerámica. Portugal quiere ahora potenciar los yacimientos que tiene y buscar inversores privados.
Desde Kerogen Energy también hablan de la oportunidad que supone a nivel local, combatiendo la despoblación de las zonas rurales a través de la activación económica y la generación de empleo.
En los últimos tiempos, se ha hablado de Galicia y Extremadura como ubicaciones con potencial para albergar una mina de litio en España. Recientemente se les ha unido otra iniciativa en Badajoz, el yacimiento Las Navas.
Por el momento solo el proyecto cacereño es el más avanzado en los trámites para hacerse realidad. Se trata del proyecto San José - Valdeflórez en Cáceres, ubicado al lado de la ciudad de Cáceres y promovido por la empresa Infinity Lithium. Se trata además del primer proyecto de litio en conseguir financiación europea a través de European Battery Alliance.
Como suele ser habitual en este tipo de proyectos, la polémica está servida. Por un lado, la mina puede ser una fuente de riqueza y empleo, tanto por los puestos de trabajo generados de forma directa como por los indirectos. Por el otro, se enfrenta al rechazo de parte de población por las hipotéticas consecuencias ambientales. En cualquier caso, no se puede negar que el potencial es enorme: la mina podría producir 15.000 toneladas de hidróxido de litio al año que permitirían abastecer a unos 10 millones de coches eléctricos.
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La noticia España está perdiendo el tren de la fabricación de baterías: a pesar de la fuerza en coches la UE nos deja fuera del programa fue publicada originalmente en Xataka por Sergio Fernández Munguía .
Fuente: Xataka
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