Guía a fondo para refrigerar un ordenador portátil: consejos y pasos a seguir para evitar que se caliente
Vamos a darte una serie de consejos para refrigerar el ordenador portátil. Este tipo de PCs son los más propensos a sufrir sobrecalentamientos debido a las limitaciones con las que cuentan sus sistemas de refrigeración. No obstante, siempre podemos seguir algunos pasos para intentar minimizar las temperaturas.
El objetivo de esta guía es ofrecer una visión general, partiendo desde lo más básico hasta algunos consejos relativamente avanzados. Así, podremos conocer lo que se puede hacer para enfriar nuestro portátil e intentar así preservar lo mejor posible sus componentes y mantener el rendimiento.
Midiendo y entendiendo los rangos de temperatura
Si queremos saber exactamente la temperatura máxima que soporta nuestro procesador, debemos consultar en la página del propio fabricante. Cada CPU soporta unas distintas temperaturas de trabajo aunque, por lo general, podemos quedarnos con que acercarnos a los 100 grados es algo que debemos evitar a toda costa. Temperaturas muy altas pueden suponer un alto desgaste de las piezas del portátil e incluso, en el peor de los casos, hacer que algunas de ellas pierdan la soldadura. Por lo general, las temperaturas óptimas de trabajo se encuentran entre 40 y 60 grados, intentando siempre que no sobrepasemos los 70/80 grados, y haciendo todo lo posible por alejarnos de los 100 anteriormente mencionados.
Para medir la temperatura del PC tenemos múltiples herramientas, como ya te contamos en el correspondiente artículo. Podemos decir que HWinfo es la herramienta más utilizada y cómoda para medir la temperatura de nuestro ordenador portátil. Gracias a esta herramienta gratuita podemos conocer la temperatura de cada uno de los cores de nuestra CPU y más elementos del PC.
Es recomendable tenerlo instalado para controlar la temperatura cuando estamos trabajando. Si ves que la temperatura aumenta sin control, conviene proceder para intentar reducir la temperatura al mínimo.
Busca las ranuras de ventilación y déjalas libres
El primer consejo básico, por más simple que parezca, es no tapar las ranuras de ventilación. Los portátiles con refrigeración por aire tienen unas ranuras por las que sale el mismo. Cuanto más libres estén estas ranuras, con mayor facilidad saldrá el aire. En ocasiones podemos poner el portátil encima de superficies que no faciliten esta ventilación (tumbarnos en la cama y ponerlo encima, apoyarlo sobre telas que tapen las ranuras, poner algo delante del portátil que no deje pasar el aire, etc).
Cuantos más obstáculos le pongamos a las ranuras de ventilación (el único mecanismo de refrigeración en muchos portátiles), más sobrecalentamiento tendremos. Buscar algún apoyo que deje libre estas ranuras puede ser de ayuda, por lo que siempre conviene buscar dónde están e intentar que queden libres.
Usa una base refrigeradora
Si no te quieres complicar demasiado y pretendes bajar la temperatura del portátil algunos grados, puedes apostar por una base refrigeradora. Estas son básicamente pequeñas mesas que incorporan ventiladores, lo que aportará refrigeración extra al ordenador. Es importante aquí escoger bien los materiales ya que, por ejemplo, las de aluminio favorecen mejor la disipación del calor frente a las de plástico.
Es importante mirar también el número de ventiladores que integran, así como la capacidad de flujo de aire que tienen, medida en CFM (pies cúbicos por minuto). Cuantos más ventiladores, más grandes y con más potencia, mejor. Estas bases se conectan por USB por lo que podemos conectarlas bien al portátil o a cualquier adaptador que tengamos a mano.
Aunque son bastante "pintonas", son útiles pero no hacen magia. Una base de refrigeración siempre ayudará a que el portátil esté más fresco, pero si el procesador está al máximo y el sistema de refrigeración no funciona bien, seguiremos notando un calor excesivo.
Enfriadores de portátil
Menos conocidos que las bases refrigeradoras, pero bastante útiles, son los enfriadores de portátil. ¿Cómo funciona este invento? Lo que hacen este tipo de aparatos es recoger el propio aire caliente de las rejillas del portátil para disiparlo. Son una especie de ventilador-succionador que se encargan de regular la temperatura del PC. Hay algunos bastante buenos, que funcionan de forma automática según la temperatura que tenga el propio portátil.
Los hay en Amazon desde 25 euros y, aunque son algo aparatosos, son una buena solución. Se anclan al portátil mediante unas abrazaderas, por lo que quedan bien sujetos para que no se muevan aunque el ordenador sí que lo haga.
Comprueba el sistema de ventilación de tu PC
Aunque algunos PCs orientados sobre todo al gaming ya tienen refrigeración líquida, la mayoría de portátiles se refrigeran mediante ventiladores. Con el paso de los años se va a acumulando una buena cantidad de polvo en dichos ventiladores, lo que provoca que el sistema de refrigeración enfríe cada vez menos. Por ello es importante revisar de vez en cuando el sistema de refrigeración.
Puede sonar complicado si eres un usuario inexperto, pero en la mayoría de los casos basta con quitarle la tapa al PC para que los ventiladores sean visibles. Con aire comprimido puedes quitar todo el polvo, y con un pequeño pincel puedes eliminar los restos que hayan quedado. No todo es el ventilador, ya que también deberás mirar las propias rejillas de aire, que suelen captar bastante polvo.
Es hora de hablar de la pasta térmica
Puede que te suene la "pasta térmica" como ese elemento del PC que te han recomendado cambiar, pero que no sabes aún para qué sirve. La pasta térmica es un material de tu PC que, de forma muy resumida, sirve para facilitar la conducción del calor en tu PC.
Si la pasta térmica está muy gastada, no conducirá bien el calor, por lo que el portátil se calentará. Es un material barato, se puede comprar por 7,99 euros en Amazon. Basta con echar una gota de material en elementos clave como la CPU. Si no sabes dónde está, puedes buscar en la página del fabricante o a lo largo de internet, para conocer exactamente dónde debes echarla. Parece un proceso complejo, pero con un poco de paciencia podemos darle una segunda vida a la refrigeración del ordenador.
Almohadillas térmicas
Aparte de los ventiladores, los ordenadores tienen una serie de disipadores que conducen el calor. Estos se valen de una serie de almohadillas térmicas que, al igual que la pasta, se desgastan. Cambiar las almohadillas térmicas no es complicado, cuestan menos de 10 euros en Amazon y permiten que la disipación del calor sea bastante mejor. De nuevo, te recomendamos paciencia y estudiar bien dónde están los disipadores del PC para saber que estás cambiando lo que debes (en este caso, es fácil ver las almohadillas).
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Fuente: Xataka
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