2020 es el año de jugar en 4K a 60 FPS, pero si nos paramos a pensarlo hasta hace no tanto la pantalla de la Game Boy era lo más
¿Os acordáis de PacMan? No del muñeco, no, de la placa de arcade, la que se usaba en salones recreativos. ¿Sabéis qué resolución tenía esa máquina? 256 x 224 píxeles, ahí es nada. Mucho ha llovido desde entonces y 2020 promete ser el año de la democratización del 4K, los 60 FPS y el trazado de rayos gracias a las consolas de nueva generación y las nuevas tarjetas gráficas NVIDIA (y a ver qué hace AMD).
Y es que, poco a poco, nos hemos vuelto un poquito más exigentes en lo que a calidad gráfica se refiere. Raro es el triple A que no nos permite verle hasta los puntos negros de la nariz a los personajes, edificios ultra definidos, infinidad de partículas en el aire, explosiones dignas de Hollywood, detalles finísimos a distancias antes inimaginables... Y es curioso, ¿verdad? Yo, al menos, me he acostumbrado con relativa rapidez a este nivel de detalle, pero hasta hace no tanto jugar en una resolución escasa, infrahumana, arcaica, era lo normal y estaba, simplemente, bien.
De los 160 x 144 píxeles al 4K a 60 FPS
No me voy a tirar el rollo diciendo que jugué en una ZX Spectrum porque yo, por aquellos entonces, no había nacido. Mi primera consola fue, creo recordar, una PlayStation 1. De hecho, me la regalaron por sorpresa. Mi primer juego fue el 'Colin McRae Rally', que lo alquilé en un videoclub (ay, los videoclubs...). La resolución de la consola de Sony era de entre 256 x 240 y 640 x 240 píxeles, según el juego, y fíjate, nadie se quejaba de que los modelos de los coches eran cuatro polígonos mal puestos.
Vamos a pararnos un momento en este tema. Seguramente hayáis visto alguna vez el meme de la cara de Hagrid. Ese meme corresponde al videojuego 'Harry Potter y la Piedra Filosofal' de PlayStation 1, que fue lanzado en 2001. Como habrán cambiado las cosas para que en cuestión de 20 años, que es un parpadeo en lo que a la historia de la humanidad se refiere, hayamos pasado de la cara de Hagrid al bello y detallado rostro de Arthur Morgan en 'Red Dead Redemption 2'. Creo que la captura inferior habla por sí sola.
'Pong', uno de los primeros videojuegos de Atari, es todavía más arcaico. La "raqueta" tenía 28 píxeles de largo y se movía de cuatro en cuatro píxeles. La bola, por su parte, se movía entre -7 y +7 píxeles en los ejes X e Y cada 1/30 segundos. Ahora lo "normal" en un equipo para jugar es tener un monitor gamer con 144 Hz de tasa de refresco, o lo que es lo mismo, un fotograma cada 0,006 segundos. Las consolas de nueva generación, de hecho, prometen jugar hasta a 120 FPS.
Siguiendo con la nostalgia, podemos hablar de la ZX Spectrum, que tenía una resolución de 256 x 192 píxeles y reproducía siete colores con dos niveles de brillo cada uno, o de la mítica Commodore 64 , con sus 320 x 200 píxeles y sus 16 colores. Yo, como decía antes, no he llegado a eso, pero sí he jugado en una Game Boy Color cuya pantalla tenía una fabulosa resolución de 160 x 144 píxeles y era capaz de reproducir hasta 56 colores de forma simultánea. 56 colores, ojo.
Pero mi consola predilecta fue la Game Boy Advance. No sé cuántas horas de vida me ha robado la consola de Nintendo, pero una parte importante de mi infancia seguro. La Advance tenía una pantalla de 240 × 160 píxeles, pero reproducía 512 colores de forma simultánea. Allí jugué el 'Pokémon Zafiro' y lo recuerdo con bastante cariño, pero hoy en día dudo de mi capacidad para aguantar semejante cantidad de píxeles. La Nintendo Switch tiene 1280 x 720 píxeles de resolución, que tampoco es que sea 4K, pero oye, es un salto.
Como podemos ver, ha llovido mucho en los últimos años. Lejos quedan aquellas máquinas recreativas con entre 262 y 315 líneas verticales, las Atari 2600 con 160 x 190 píxeles y cuatro colores por línea o la Nintendo 64, ya más reciente, con entre 256 x 224 y 640 x 480 píxeles. Las consolas actuales nos prometen una resolución mucho más alta, con una densidad de píxeles que roza lo absurdo y una tasa de refresco que hasta hace no tantos años casi ni se barajaba.
Y sin embargo, con independencia de la resolución, la calidad, los bits, los colores y el tamaño, los que hemos sido aficionados a los videojuegos nos hemos divertido con lo que había. Cada cual con su edad, por supuesto, pero en mi caso no me importaba cuando jugaba en mi PlayStation 2 en una tele de tubo al 'Ratchet y Clank', como tampoco jugar al 'Pokémon Amarillo' en una Game Boy. Era divertido, era lo que había, y estaba bien. La tecnología, simplemente, avanza para que sea mejor (al menos en calidad gráfica), y seguramente 2020 sea el año del fotorrealismo. La pregunta que cabe hacerse es ¿qué vendrá después?
Espero que un 'Pokémon' de mundo abierto.
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Fuente: Xataka
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