Zepp Z, análisis: lo premium se siente y se paga
Zepp es una nueva marca de Huami, compañía matriz de marcas como Amazfit. Llegó al mercado hace relativamente poco con el Zepp E, que ya hemos tenido ocasión de analizar en Xataka, y hace algunas semanas lanzó el Zepp Z, un reloj hecho de titanio y con un diseño y acabado propio de los smartwatches más premium. Este Zepp Z lleva ya un tiempo en nuestra muñeca y he aquí su análisis.
Se trata de un reloj que no es precisamente barato. Su precio es de 349,90 euros, una cifra mucho más elevada que los relojes de Amazfit o la de sus hermanos Zepp E (tanto el modelo circular como cuadrado cuestan 249,99 euros). También se queda por encima del Apple Watch SE y a la altura del Huawei Watch GT 2 Pro. ¿Cómo se comporta en el día a día? ¿Vale lo que cuesta el nuevo smartwatch de Zepp? Vamos a salir de dudas.
Ficha técnica del Zepp Z
Zepp Z |
|
---|---|
Dimensiones y peso |
46,3 x 46,3 x 10,75 mm |
Pantalla |
AMOLED de 1,39 pulgadas |
Material |
Aleación de titanio, polvo de poliamida y correa de cuero |
Conectividad |
Bluetooth 5.0 BLE |
Sensores |
GPS |
Resistencia |
5 ATM |
Batería |
340 mAh |
Memoria |
16 + 256 MB |
Otros |
Tres botones |
Precio |
Diseño: exquisito
Comenzamos con el que podría ser tranquilamente uno de los principales puntos del Zepp Z: su diseño. Es, en una sola palabra, exquisito. El dispositivo es elegante, bonito y no precisamente disimulado, para bien. Es un reloj que da gusto llevar en la muñeca, que luce premium, porque lo es, y que aparenta costar lo que cuesta. Y no hablamos solo de apariencia, sino también de materiales.
La caja, que es completamente circular y tiene un diámetro de 46 milímetros, está hecha de titanio y es espectacular. Es muy bonita y se nota premium. La parte superior tiene un minutero grabado (puedes notarlo si pasas el dedo por encima) y la estética es sobresaliente, similar a la que podemos encontrar en relojes analógicos mucho más caros. Zepp busca diferenciar sus productos diseño mediante y en este reloj lo ha conseguido.
En la parte inferior tenemos el sistema de carga inalámbrica (lo detallaremos más adelante), el sensor de ritmo cardíaco con sus dos LEDs verdes y el sensor SpO2 con su respectivo LED rojo. También veremos aquí un micrófono, pero no un altavoz. ¿Por qué? Porque teóricamente el Zepp Z es compatible con Alexa, pero no en el momento en que se escriben estas líneas. También tiene un asistente de voz propio que funciona offline, pero solo funciona en inglés. Lo de no tener altavoz tiene explicación: no permite responder llamadas desde la muñeca. De todo esto hablaremos en su correspondiente apartado.
En el lateral izquierdo no tenemos nada y en el lateral derecho tenemos tres dos botones y una decisión un poco absurda. En el centro tenemos el botón principal y la corona, que nos servirá para abrir el menú principal y movernos por este. Tiene, además, un sistema de vibración muy agradable y sutil que hace que el reloj vibre cuando movemos la corona. El botón inferior sirve para, por defecto, iniciar la app de deportes, aunque se puede configurar para que mida la frecuencia cardíaca, el SpO2 o el nivel de estrés, y el botón superior no hace nada.
Literalmente, el botón superior está ahí de adorno. Es un poco absurdo. Entendemos que se ha puesto para completar el diseño y dar esa sensación de reloj analógico premium, pero ya que se pone, mejor poner un botón de verdad y no un botón de mentira. Se me ocurren varios casos de uso, como lanzar rápidamente una aplicación a elección del usuario o, cuando llegue Alexa, usar ese botón para invocarla rápidamente. Una lástima.
En defensa de los botones cabe decir que los dos que sí cumplen una función más allá de la puramente estética están bien terminados. No clickean en exceso, tienen buen recorrido y son útiles, lo cual hace todavía más absurdo que el botón superior sea meramente decorativo.
Decisiones de diseño aparte, hablemos de la correa. Si la caja de titanio nos ha gustado, la correa de cuero nos gustado al mismo nivel. Es una correa de 22 milímetros preciosa. Su tacto es agradable y se nota muy bien terminada, pero en el hipotético caso de que queramos cambiarla y poner una correa que tengamos por casa o que compremos, podemos hacerlos sin mayor complicación. El cierre es de hebilla y es robusto, así que no hemos tenido problemas de fijación.
Cabría pensar que teniendo una caja de titanio y una correa de cuero el reloj pesará, pero no, nada más lejos de la realidad. El dispositivo pesa poco más de 40 gramos (correa incluida) y es agradable de llevar en la muñeca, ya sea para hacer deporte o para el día a día. Para dormir quizá no tanto, pero nada que ver con la experiencia que tuvimos, por ejemplo, con el Amazfit T-Rex o el Nubia Watch. En pocas palabras, el Zepp Z es un reloj precioso.
Pantalla: un buen panel AMOLED
Y lo mejor es que la pantalla acompaña, y menos mal, porque estamos pagando 350 euros por el dispositivo. El Zepp Z monta una pantalla AMOLED de 1,39 pulgadas con 454 x 454 píxeles de resolución, lo que se traduce en 326 píxeles por pulgada. Es completamente circular y sobra decir que es a color (y qué color) y táctil.
El Zepp Z no intenta fingir que la pantalla es más grande de lo que realmente es integrándola en el chasis. La pantalla se expande de extremo a extremo, hasta el marco de aluminio, sin ningún tipo de borde negro en el lateral ni nada por el estilo. Con la watchface adecuada (mi recomendación es una watchface analógica, aunque soy más de carátulas digitales) la pantalla puede lucir muy bonita.
La pantalla se ve perfectamente a plena luz del día, algo propio de los paneles AMOLED. Los colores están bien saturados, aunque sin llegar a ser estridentes, y el nivel de brillo es correcto. Hablando del brillo, tiene ajuste automático y funciona bien y rápido, aunque siempre podemos configurar un nivel manual, en cuyo caso lo más recomendable es dejarlo entre el 50% y el 60%.
La respuesta táctil también es correcta, pero nos topamos aquí con el rendimiento. Es un panel que brilla por sí mismo, pero habría estado genial que estuviera acompañado por un pelín más de fluidez en el sistema operativo. Ahora iremos a eso, pero por ahora quedémonos con la idea de que el reloj responde bien a nuestros toques.
Para despertar la pantalla tenemos varias opciones. La más básica es pulsar uno de los dos botones que tenemos en el lateral derecho, pero también podemos hacerlo dando un toque sobre ella o haciendo el gesto de mirar el reloj con la muñeca. Los tres funcionan correctamente, así que a elección del consumidor. Lo más cómodo, evidentemente, es haciendo el gesto, pero haceos un favor y desactivadlo cuando vayáis a dormir.
Por último, hablemos de la personalización. El reloj tiene algunas watchfaces preinstaladas y desde la app para smartphones Zepp, anteriormente conocida como Amazfit, se puede acceder a alrededor de 50. Para gustos, colores, y nunca mejor dicho. Hay un abanico muy amplio (y las complicaciones, es decir, la información que se muestra, se puede personalizar), aunque habríamos preferido tener un abanico más reducido, pero con watchfaces interactivas, de forma que si pulsamos una de las complicaciones accedamos a esa app en concreto, pero desgraciadamente no es así.
Rendimiento: no solo hay que parecerlo, hay que serlo
Y si por fuera el reloj nos ha gustado mucho, por dentro no tanto. Aunque el Zepp Z sea un reloj con acabados premium y materiales nobles, por dentro no dejar de ser un smartwatch con un sistema operativo relativamente básico que no ofrece las posibilidades de Wear OS, Tizen o WatchOS. No podemos esperar el mismo abanico de opciones, aplicaciones y funciones añadidas.
Empezamos por el principio. Para navegar por la pantalla usaremos los gestos, y ya hemos dicho que la pantalla responde correctamente a estos. Los que tenemos disponibles son los siguientes:
- Deslizando hacia abajo: abrimos el panel de ajustes rápidos, donde podemos activar funciones como el modo cine (ideal para usarlo mientras dormimos, ya que desactiva el gesto de levantar para despertar).
- Deslizando hacia arriba: accedemos a las notificaciones.
- Deslizando hacia la izquierda: abrimos el panel de widgets, que se puede configurar y reordenar para añadir más o menos información. Estos widgets sí son interactivos, no como las complicaciones de las watchfaces.
- Deslizando hacia la derecha: accedemos a las diferentes pantallas de aplicaciones, véanse métrica PAI, resumen de actividad, frecuencia cardíaca, el tiempo y el control de música.
En cuanto a aplicaciones, tenemos un catálogo relativamente nutrido, pero como siempre sucede en los relojes de Huami, son las que son y son las que están. No podemos instalar más aplicaciones desde Google Play Store o cualquier tienda, así que hay que conformarse con las que tenemos preinstaladas. Son más que suficientes para el día a día, pero si queremos ampliar las funciones del reloj con aplicaciones nuevas no podremos hacerlo.
Vamos a pararnos a hablar de las principales. El monitor de frecuencia cardíaca funciona en tiempo real y la medición nos parece bastante precisa. No hemos detectado picos extraños y las métricas concuerdan con el contexto en que fueron tomadas. En cualquier caso, siempre podemos hacernos una medición manual y conocer el dato. Sin sorpresas en este aspecto. En la app podemos acceder a un informe bastante completo con una gráfica y el tiempo que hemos pasado en cada zona de frecuencia cardíaca.
La medición del nivel de oxígeno en sangre, sin embargo, no funciona de forma automática salvo cuando estamos dormidos. Es una pena, ya que teniendo el sensor disponible habría estado bien que lo monitorizase en tiempo real. El test se tiene que hacer automáticamente y en la app solo podemos acceder al porcentaje resultante. La medición parece precisa, pero es mejor coger el dato como lo que es: una métrica orientativa.
También se usa el sensor SpO2 durante las sesiones de sueño para analizar la calidad de la respiración. Esta función se encuentra en fase beta y básicamente busca explicarnos si estamos respirando correctamente, así como darnos algunas recomendaciones básicas (véase dormir de lado o hacer más ejercicio). La app puntúa nuestra respiración de cero a cien, siendo lo ideal estar siempre por encima de los 90 puntos.
Y hablando del sueño, si llevamos el reloj puesto mientras dormimos al día siguiente podremos acceder a un completo informe en el que veremos el tiempo que hemos pasado en cada fase, e incluso superponer la frecuencia cardíaca en la gráfica para ver cómo ha variado. Los informes de sueño de la app Amazfit/Zepp siempre han sido muy precisos y en esta ocasión no es una excepción. Además, podemos hacerlo más personal marcando en la app cómo nos sentimos y qué estuvimos haciendo antes de irnos a dormir.
Teóricamente también debe ser capaz de hacer un electrocardiograma, pero esa función no está disponible en el modelo global por ahora. Es más, hay un modelo en China que tiene ECG y NFC, pero por el momento está reservado al mercado natal de Huami. Que el ECG llegue a todo el mundo requiere que consiga ciertas certificaciones, así que tocará esperar para ver si finalmente da el salto. Otra función que se echa en falta es Alexa, como mencionábamos anteriormente.
Por otro lado, el reloj es capaz de medir nuestro nivel de estrés usando "algoritmos y datos como la variabilidad de frecuencia cardíaca". Básicamente, mide cómo varía nuestro ritmo cardíaco y determina si estamos más o menos estresados, dándonos una puntuación de cero a cien. Mi experiencia es que la medición es relativamente precisa, aunque ha habido momentos de mucho estrés en los que, según el reloj, he estado "normal" (con 42 puntos).
Sobre el control de música, podemos pausar o cambiar de canción, pero siempre y cuando llevemos el reloj conectado al móvil y estemos reproduciendo música en él. No podemos almacenar canciones en local y no tenemos una app de Spotify o cualquier servicio para acceder a ella rápidamente, seleccionar playlists, etc. Funciona bien, pero se queda un poco corta en opciones.
Pasamos así a hablar de las funciones propias de un smartwatch, a saber notificaciones y llamadas. El reloj es un mirror del móvil, por lo que muestra todas las notificaciones que nos llegan (salvo que las desactivemos). No permite contestarlas ni interactuar con ellas, solamente verlas o borrarlas, algo propio de los smartwatches de Huami. Lo mismo con las llamadas: las recibimos en la muñeca, pero solo podemos colgarlas, no responderlas.
Y en cuanto al rendimiento, podemos concluir que hay cierto margen de mejora. No vamos a decir que el reloj vaya mal porque no va mal, en absoluto, pero tenemos que ponerlo en contexto, y su contexto es que vale 350 euros. El sistema operativo se mueve bastante fluido, pero las animaciones son algo toscas y se echa en falta un mayor pulido de las transiciones. No termina de estar al nivel de otros relojes de 350 euros. Insistimos: no es que el reloj vaya mal, sino que por 350 euros se podría esperar un poquito más.
El problema del Zepp Z es que es un reloj muy premium por fuera, pero relativamente básico por dentro. Por ejemplo, el TicWatch Pro 3 GPS es un reloj también muy premium, pero tiene Wear OS y el procesador Snapdragon Wear 4100. Es mucho más completo y vale 50 euros menos. No tiene los mismos materiales ni el mismo acabado, pero como smartwatch es más redondo por una cuestión de sistema operativo.
Hacer deporte con el Zepp Z
Como todo smartwatch que se precio, el Zepp Z no solo sirve para lucir reloj en la muñeca, sino también para hacer deporte. Los modos deportivos que nos ofrece el reloj son correr al aire libre, caminata, ciclismo, cinta de correr, spinning, natación en aguas abiertas, natación en piscina (sobra decir que tiene resistencia al agua, de cinco atmósferas para ser exactos), elíptica, montañismo, carrera de senderos, esquí y entrenamiento libre, el clásico cajón de sastre para todos los deportes que no están incluidos en la app.
Al iniciar la sesión de deporte el reloj nos mostrará la frecuencia cardíaca (e incluso un diagrama en tiempo real), los pasos, la distancia y la duración. Deslizando hacia abajo podremos ver las calorías quemadas, la cadencia, el ritmo y la velocidad media, entre otros datos. Deslizando hacia la izquierda accederemos al control de música (minipunto para Huami) y deslizando hacia la derecha podremos parar la sesión.
El reloj tiene detección automática, por lo que si detecta que estamos andando o corriendo comenzará a registrar la sesión por sí solo. Además, el dispositivo tiene chip GPS integrado, por lo que podemos salir a correr sin llevar el móvil encima y registrar la ruta que hemos seguido sin mayor problema. El GPS es preciso y, aunque tarda un pelín en ubicarnos, la conexión es estable y no hemos tenido problemas de caídas o desconexiones.
A través de la aplicación podremos acceder al informe con las métricas detalladas, la evolución de nuestra frecuencia cardíaca y la ruta que hemos seguido sobre un mapa. No es el informe más completo del mercado, pero sí mucho más que suficiente para un deportista que busque tener más información sobre su rendimiento en carrera, por ejemplo. No tiene nada que ver con los de los relojes de Polar, por ejemplo, pero está bastante bien.
En cuanto a las sensaciones con el reloj, llevarlo para hacer deporte es tan cómodo como llevarlo a lo largo del día. No molesta, apenas se nota que lo llevamos puesto y la experiencia es muy positiva. Otro asunto es cómo de deteriorada pueda quedar la correa del cuero al sudar más de la cuenta o mojarla, pero siempre podemos optar por quitarla y ponerle una de silicona que compremos aparte.
Batería: una semana y cargador inalámbrico
Llegamos al último apartado y toca hablar de la batería. Zepp prometió cuando lanzó el dispositivo que sus 340 mAh eran capaces de ofrecer hasta 15 días, pero a lo largo de la review nosotros hemos conseguido una autonomía de siete días. Ahora bien, conviene tener en cuenta que la autonomía depende mucho del uso de que haga cada usuario, ya que no es lo mismo llevar todos los sensores activados y usar mucho el GPS que llevar el reloj en la muñeca y no tener nada activado.
Nosotros hemos usado el reloj con todas las opciones al máximo, es decir, detección automática de ritmo cardíaco y de sueño, análisis de la frecuencia cardíaca cada minuto, detección de actividad, control de calidad de respiración al dormir y monitorización de presión todo el día. La propia app nos avisa de que activar estas cosas reducirá la autonomía. A eso hemos de sumarle todas las notificaciones, el uso del GPS y demás funciones propias del día a día.
Vamos, que si queremos explotar el reloj al máximo podemos estar tranquilos, ya que aguantará tranquilamente una semana. No dudamos que sea capaz de llegar a los 15 días desactivando algunas funciones, pero yo, a título personal, prefiero aprovechar el reloj al máximo aunque eso suponga cargarlo más a menudo.
Y hablando de cargar el reloj, el Zepp Z se recarga en dos horas y media a través de una pequeña base de carga inalámbrica incluida en la caja. A diferencia de otros relojes, que suelen valerse de pines y bases de carga un poco más tediosas de usar, el sistema de carga del Zepp Z nos ha parecido muy cómodo. Por ponerle una pega a la base, no habría estado de más que el agarre magnético de esta fuese un poquito más fuerte.
Zepp Z, la opinión de Xataka
El Zepp Z es un reloj que brilla gracias a su diseño y su pantalla. Es un smartwatch muy bonito y que sin lugar a dudas gustará a los usuarios que busquen un reloj inteligente con la estética de un reloj premium analógico. Se siente muy bien en muñeca y la calidad de los acabados es sencillamente sobresaliente. Básicamente, en lo que al exterior respecta no se le pueden poner pegas.
En el interior, sin embargo, sí. Estamos ante un reloj de 350 euros y en estos rangos de precios se compite contra relojes mucho más completos. Por ese precio se podría esperar más del Zepp Z. El sistema operativo sigue siendo demasiado básico (prueba de ello es la gestión de notificaciones, por ejemplo), no tiene NFC y no podemos instalarle aplicaciones adicionales.
Su rendimiento es correcto, aunque tiene algunos puntos de mejora. La batería, sin embargo, sí nos ha dejado con buen sabor de boca. Si con todo activado y explotando el reloj al máximo hemos conseguido una semana de autonomía, seguramente no suponga un problema estirar la batería a dos semanas si le damos menos tralla.
En definitiva, estamos ante un reloj demasiado bonito por fuera para lo que realmente ofrece por dentro. Y eso no es necesariamente malo, ya que depende de para qué quiera el reloj cada usuario, pero lo cierto es que si lo ponemos en contexto, se queda por detrás de otras propuestas. ¿Buscas un reloj que luzca bien en muñeca y sea premium? El Zepp Z es una opción. ¿Buscas un smartwatch que forme parte de un ecosistema más grande y con muchas más funciones? Entonces mejor seguir buscando.
8,3
A favor
- Es exquisito en términos de diseño.
- La pantalla se ve perfectamente.
- La batería, sin ser la más alta del mercado, cumple.
En contra
- El software se queda un poco cojo.
- No tiene NFC.
- Su precio es bastante elevado para lo que realmente ofrece.
El dispositivo ha sido cedido para la prueba por parte de Zepp. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
-
La noticia Zepp Z, análisis: lo premium se siente y se paga fue publicada originalmente en Xataka por Jose García .
Fuente: Xataka
Enlace: Zepp Z, análisis: lo premium se siente y se paga
Comentarios
Publicar un comentario