Las cámaras del Xperia PRO-I de Sony, explicadas: por su hardware fotográfico este smartphone es casi una cámara de fotos disfrazada de móvil
En cierto modo este es un teléfono móvil difícil de clasificar. Por sus especificaciones y la ambición de su hardware fotográfico se erige sin miramientos como el actual modelo insignia de Sony, pero muchas otras marcas también tienen smartphones punteros con unas características a las que cuesta resistirse. La razón por la que este Xperia PRO-I es diferente, en toda la extensión de este adjetivo, es que incorpora varios componentes derivados directamente de las cámaras de fotos de esta compañía.
El más llamativo de todos ellos es el sensor de su cámara principal, un captador Exmor RS CMOS de 1 pulgada muy similar, aunque no idéntico, al que podemos encontrar en el interior de la cámara compacta RX100 VII de Sony. Eso sí, como veremos más adelante, este sensor tiene letra pequeña. En cualquier caso, este no es en absoluto el único componente de este teléfono móvil que procede de las cámaras fotográficas de esta marca japonesa. Para muestra, un botón: este PRO-I es el primer Xperia que incorpora un procesador de imagen BIONZ X, que es el mismo chip que podemos encontrar en algunas cámaras de fotos de Sony.
Es evidente que este smartphone tiene una vocación fotográfica muy marcada. Marcadísima. De hecho, la presencia en su interior de componentes y tecnologías derivados directamente de las cámaras de fotos es el único recurso que tiene esta marca para intentar justificar los 1800 euros que nos pide por él. Más allá de su precio no cabe duda de que este terminal tiene mucha tela que cortar, por lo que merece la pena que echemos un vistazo con cierta profundidad a su hardware fotográfico para saciar nuestra curiosidad hasta que se presente la oportunidad de analizarlo a fondo.
Sony Xperia PRO-I: especificaciones técnicas
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características |
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pantalla |
OLED de 6,5 pulgadas con resolución 4K UHD (3840 x 1644 puntos), relación de aspecto 21:9, HDR BT.2020, refresco máximo de 120 Hz y protección Gorilla Glass Victus |
procesador |
Qualcomm Snapdragon 888 5G con fotolitografía de 5 nm |
memoria principal |
12 GB |
almacenamiento secundario |
512 GB UFS 3.1 |
cámara frontal |
Sensor de 1/4 de pulgada y 8 megapíxeles, fotodiodos de 1,12 µm y óptica con valor de apertura f/2.0 |
cámaras traseras |
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grabación de vídeo |
Hasta 4K a 120 FPS |
procesador de imagen |
BIONZ X |
sistema operativo |
Android 11 |
sensores |
Lector de huellas dactilares, acelerómetro, giroscopio, sensor de proximidad, barómetro, brújula digital y espectro de color |
conectividad |
USB-C 3.2 |
conectividad inalámbrica |
Wi-Fi 6 (802.11ax) Bluetooth 5.2 NFC 5G |
ranuras |
MicroSD, microSDHC y microSDXC (hasta 1 TB) |
sonido |
Estéreo Jack de 3,5 mm incluido |
batería |
4500 mAh |
carga |
Rápida de 30 vatios |
color |
Negro |
dimensiones |
166 x 72 x 8,9 mm |
peso |
211 g |
precio |
1799 euros |
Un hardware fotográfico en el que el sensor de 1 pulgada reclama el protagonismo
Este teléfono móvil nos propone una única cámara frontal equipada con un sensor de 1/4 de pulgada y 8 megapíxeles que trabaja en tándem con una óptica con valor de apertura f/2.0. Nada especialmente reseñable hasta aquí. Lo realmente interesante nos lo encontramos si miramos el panel trasero de este smartphone, en el que reside un módulo con tres cámaras y un sensor iToF 3D ideado para ayudar a resolver con la mayor precisión posible el enfoque automático de las tres cámaras con las que convive (principal o angular, teleobjetivo y ultra gran angular).
La más jugosa de todas es la cámara principal de este teléfono móvil debido a que es la unidad que se apoya en el sensor Exmor RS CMOS de 1 pulgada y 20 megapíxeles que he mencionado unos párrafos más arriba. Este captador incorpora unos fotodiodos con un tamaño muy respetable (2,4 µm) y trabaja en tándem con una óptica ZEISS con doble valor de apertura: f/2.0 y f/4.0. Esta doble apertura pone en nuestras manos la posibilidad de actuar sobre la profundidad de campo y el desenfoque de fondo (bokeh) de manera óptica, y, por tanto, limitando el alcance que tiene habitualmente el procesado digital cuando utilizamos estas opciones creativas en un teléfono móvil.
La resolución efectiva del sensor, la utilizable, es 12,2 megapíxeles aproximadamente en formato 4:3
Otra característica importante de esta cámara en su enfoque automático por detección de fase (PDAF) de nada menos que 315 puntos, un sistema que, sobre el papel, consigue cubrir el 90% del fotograma. Todo lo que hemos visto hasta este momento acerca de la cámara principal pinta muy bien, pero no debemos pasar por alto algo en lo que han reparado en DP Review, y que tiene todo el sentido del mundo: la óptica solo consigue cubrir el área central del sensor, por lo que la resolución efectiva, la utilizable, es de aproximadamente 12,2 megapíxeles en formato 4:3.
Poner a punto una óptica de alta calidad para un teléfono móvil que sea luminosa y consiga minimizar las aberraciones cromáticas y la distorsión geométrica no es nada fácil. Y no lo es, sobre todo, debido al muy limitado espacio disponible en su interior. Los ingenieros de Sony podrían haber dotado a la cámara principal del Xperia PRO-I de una óptica capaz de recoger la luz y proyectarla sobre toda la superficie del sensor de 1 pulgada (es lo que han hecho en la cámara RX100 VII), pero en ese caso este smartphone sería sensiblemente más grueso, más pesado, y quizá también más grande. Y la mayor parte de los usuarios posiblemente rechazaría un mazacote así.
Aun así, a pesar de que no sea posible utilizar los 20 megapíxeles del sensor, el generoso tamaño de los fotodiodos juega a su favor. El problema es que la superficie útil del captador lo coloca en la misma liga en la que compiten otros smartphones de gama alta con ambición fotográfica, como, por ejemplo, los Pixel 6 Pro y Pixel 6 de Google, por lo que con toda seguridad su rendimiento no será tan alto como el que nos habría ofrecido si hubiese sido posible utilizar toda la superficie del sensor de 1 pulgada. Cuando lo probemos será muy interesante analizar qué calidad de imagen global nos entrega el tándem formado por esta cámara y la óptica ZEISS con doble apertura.
Para implementar la cámara ultra gran angular los ingenieros de Sony han recurrido a un sensor Dual-PD Exmor RS de 1/2,5 pulgadas y 12 megapíxeles que incorpora fotodiodos de 1,4 µm. Este captador trabaja codo con codo con una óptica con valor de apertura f/2.2, y este tándem nos entrega un campo de visión de 124º. Es evidente que esta cámara es más convencional que la cámara principal, pero, aun así, cuando la probemos será interesante comprobar si consigue combatir la distorsión geométrica en los márgenes de nuestras capturas con más eficacia que las cámaras similares integradas en otros móviles de gama alta.
Por último, para resolver el teleobjetivo los ingenieros de Sony han optado por un sensor Exmor RS CMOS de 1/2,9 pulgadas y 12 megapíxeles que incorpora fotodiodos de 1,2 µm. La óptica de esta cámara tiene un valor de apertura f/2.4, y, al igual que las otras dos cámaras traseras, su sistema de enfoque automático por detección de fase está asistido por el sensor iToF 3D. Esta unidad nos propone un zoom óptico 2x, y, como cabe esperar, incorpora estabilización óptica. Actualmente podemos encontrar móviles con un zoom óptico más ambicioso, como, por ejemplo, el P50 de Huawei, pero suelen tener ópticas menos luminosas.
Su auténtico corazón es el procesador de imagen BIONZ X
El otro componente de este smartphone que disputa el protagonismo al sensor de 1 pulgada de la cámara principal es el procesador de imagen BIONZ X. Como he mencionado más arriba, el PRO-I es el primer Xperia que incorpora este chip, que originalmente fue diseñado para residir en el interior de las cámaras de fotos de Sony. El rol de este procesador es muy importante debido a que no está implicado solo en el procesado de imagen que sucede a la captura; también está involucrado de forma activa en el proceso de enfoque.
Además, el chip BIONZ X interviene en el reconocimiento y el seguimiento de los objetos que estamos fotografiando, lo que unido a la capacidad de lidiar con el flujo de información que le entregan los sensores nos invita a intuir que debe de ser un procesador razonablemente potente (algo que han comprobado repetidamente nuestros compañeros de Xataka Foto). Para concluir, dos últimos apuntes: las tres cámaras traseras de este teléfono móvil nos entregan imágenes de 12 bits en formato RAW y se apoyan en obturadores electrónicos de baja distorsión que son posibles gracias al mínimo tiempo de lectura que arrojan los sensores.
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La noticia Las cámaras del Xperia PRO-I de Sony, explicadas: por su hardware fotográfico este smartphone es casi una cámara de fotos disfrazada de móvil fue publicada originalmente en Xataka por Juan Carlos López .
Fuente: Xataka
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