Soy teleco y me dedico a cosas que no tienen nada que ver con ingeniería
Si uno busca en Linkedin por puestos de trabajo para Ingenieros de telecomunicaciones, puede encontrar cerca de 500 vacantes. El 97,1% de los titulados en esta ingeniería tienen trabajo, según los últimos datos publicados por el INE. Y son uno de los perfiles más demandados, tanto en España como a nivel global.
El salario medio de un ingeniero de telecomunicación era de 52.711 euros brutos al año (casi el doble que la media nacional), según el informe Presente y futuro del ingeniero de telecomunicación, elaborado conjuntamente por el Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicaciones (COIT), la Asociación Española de Ingenieros de Telecomunicación y la consultora IDC.
Sin embargo, hay telecos que deciden cambiar de aires, abandonar esta parte de la ingeniería y dedicarse a cosas que, en ocasiones, nada tienen que ver con sus estudios universitarios: desde la persona que ha llegado a la dirección general hasta el que se dedica a gestionar inversiones pasando por el que se reconvierte en periodista.
Eso sí, trabajen en lo que trabajen todos coinciden en que volverían a estudiar telecomunicaciones.
Lo que ví en la carrera y poco más
Hemos hablado con tres ingenieros que cumplen este perfil: Javier Gancedo, Montse Peidró y David Fernández. El primero es ahora periodista de la liga europea de baloncesto. Ella está al frente de la dirección general de Also Cloud. Fernández tiene una empresa de inversión en startups.
Este último reconoce que su experiencia como ingeniero fue muy breve. “Mi primer trabajo fue en Repsol, pero lo cierto es que buscaban a un ingeniero industrial más que un teleco”, reconoce. Además, ya desde el principio vio que sus labores estaban más centradas en la gestión de proyectos y de equipos que en algo más propio de la ingeniería.
Gancedo sí que tenía un trabajo más relacionado con sus estudios. Trabajaba en una subcontrata de Alcatel. “Tenía que arreglar cosas por el mundo. Me tiraba siete meses en Taiwán y siete en Madrid. Cambié de casa cuatro veces en 18 meses”, recuerda. Y, aunque asegura que no le trataban mal, sí que reconoce que no era la vida que le gustaba vivir. Entre otras cosas porque la que es ahora su mujer y entonces novia residía en Barcelona.
Peidró sí trabajó como ingeniera nada más terminar sus estudios, algo que reconoce no era lo normal, ya que la mayoría de sus compañeros de pupitre acabaron como comerciales o product manager. Tras una beca Erasmus y presentar su proyecto fin de carrera en Frankfurt, esta ingeniera se acogió a un programa de incorporación de estudiantes a empresas. Pudo elegir entre Motorola, IBM, Siemens o HP y lo hizo por esta última, movida, reconoce, por el impacto que para ella fue un accidente que tuvo un hermano suyo, que le retuvo en un hospital donde estaba monitorizado por equipos médicos de HP.
Aunque asegura que la experiencia fue dura, entre otras cosas porque era un entorno muy masculino y con filosofía alemana, estuvo siete años trabajando de ingeniería.
El momento del cambio
Para Peidró, el abandono de esta parte de ingeniería se produjo cuando HP se dividió en dos grandes grupos, vendiendo toda la parte médica a Philips. Empezó a adentrarse más en la parte de negocio, en la preventa técnica, hasta que en el año 2000 su director, de origen francés, le ofreció ser product manager de impresoras de gran formato. Apenas un año más tarde, HP decidió establecer en Barcelona su sede central de este negocio.
“Es un camino de no retorno”, asegura Peidró. “Solo conozco a una persona que, habiendo dejado un trabajo de ingeniero, ha podido volver después de 22 años siendo product manager”.
El cambio para Gancedo llegó de la mano de su gran pasión: el baloncesto. De forma amateur, escribía sobre este deporte, también para la Copa del Rey de la competición español. “Siempre me había gustado el baloncesto. Lo conocía. Buscaban a alguien para escribir y me ofrecieron trabajar para ellos durante la Final Four, con visos a que fuera un puesto permanente”, explica Gancedo, quien también concede que confiaba poco en que esto último fuese a cumplirse.
Pero en cuanto le llamaron no se lo pensó dos veces, entre otras cosas porque esto también le permitía mudarse a Barcelona. “Escribía por hobby y tuve la suerte de que, estando en teleco, tenía acceso a Internet en el año 94, lo que me permitía escribir tanto en inglés como en español”.
Dirigir proyectos de telecomunicaciones
Tras su paso por Repsol, Fernández tuvo otros trabajos que, aunque no eran puramente de ingeniería, sí que le permitían estar cerca de estos estudios, como ser responsable del despliegue de la fibra óptica de lo que hoy es Orange.
También fue uno de los portavoces de AMETIC (cuando era la patronal de las operadoras de telcomunicación) en la gestión de la polémica instalación de redes de telefonía en Valladolid (había muy mala prensa por muchos casos de cáncer infantil en la ciudad, lo que generó mucha alrma social y oposición a la instalación de nuevas torres). “Mi labor era de concienciación, tanto a medios como a técnicos municipales, ya que muchos de ellos no querían aprobar la instalación de una antena por aquella crisis de confianza”, recuerda.
Fernández asegura que solo estuvo cuatro meses programando al finalizar sus estudios, y que ya entonces se dio cuenta de que no quería ser programador toda la vida.
Lo que la carrera me dio
David Fernández cree que los telecos tienen un perfil muy valorado en todos los negocios, especialmente a nivel de gestión (tanto de presupuestos como de proyectos y equipos) por cómo están planteados los estudios. “Es una carrera de fondo. El primer año es una verdadera criba. Te ponen tantas pruebas y en situaciones tan complejas que, o te buscas la vida, o te acabas yendo”, asegura.
En su opinión, una ingeniería “te deconstruye la mente. Luego se empieza a reconstruir, pero tienes que desarrollar una habilidad de adaptación y flexibilidad”.
Para Montse Peidró, estudiar teleco también imprime y forja un tipo de carácter especial. “Pasas muchas horas sola. Tienes que tener mucha decisión para dedicarte a algo que para los demás puede no ser importante, pero para ti sí”. Recuerda cómo en sus años de Universidad muchos fines de semana no podría salir para estudiar. Algo que, a la hora de trabajar, se ha de corregir porque “te sientes muy cómodo estando solo y asilado. Esa parte más social, en procesos te tienes que integrar en un equipo y se tiene que aprender a la española, lo que puede ser complicado y duro”.
Además, asegura que los telecos también tienen que tener humildad. “Te puedes creer el amo del mundo y que nada se te resiste”.
Gancedo no tiene, sin embargo, un buen recuerdo de sus años de estudiante. “No estaba en el sitio adecuado, tardé mucho en sacar la carrera”, asegura, añadiendo que de aquella época no guarda trato con muchos compañeros de estudios.
Pero asegura que su formación le permite sobre todo manejar datos y encontrar cosas de forma rápida. “También te forja a la hora de lidiar con presión extrema. En teleco sabes que haces un examen de 3 horas y que es el último problema el que te da o no el aprobado”, relata, asegurando que esa presión “no la he vuelto a tener en ningún trabajo. Y eso que en Taiwán tenía que decidir qué nodo cortar, lo que suponía que la gente se quedara sin teléfono”, asegura.
Volver a estudiar teleco
Cuando les preguntamos si volverían, pese a todo, a estudiar esta ingeniería en telecomunicaciones, todos contestan afirmativamente. “Si me lleva al mismo sitio en el que estoy ahora, sí estudiaría teleco”, sentencia Gancedo.
Este teleco reconvertido en periodista no volvería a ejercer la profesión para la que estudió. No descarta la posibilidad de que pudiera estar ganando más dinero si lo hiciera, “pero en el fondo estar en la Euroliga supone vivir la vida que quiero. Es mi felicidad y no creo que el dinero compense otras cosas”.
Además, asegura que “si eres bueno en lo que haces y te gusta, lo normal es que acabes ganando dinero” y que todo “depende de tus prioridades en la vida”.
David Fernández también volvería a pasar por los mismos estudios por la formación que le han dado. “Hay que saber muy pocas cosas, pero tenerlas muy claras, procesarlas muy bien y hacer muchas relaciones”, detalla, alegando que esto aplica para todos los aspectos de la vida. Aunque reconoce ser el raro de su grupo de amigos por estar ahora metido en un taller de escritores, también asegura que a veces se tiene un concepto erróneo sobre cómo es realmente un ingeniero.
Montse Peidró, por su parte, también volvería a estudiar teleco, aunque elegiría otra especialización. “Mi entendimiento de los productos que llevamos es mucho mayor que otros compañeros, porque me enseñaron a aprender, a analizar de una manera muy buena. Nada me parece difícil o no analizable. Esa estructura mental no la tendría sin mis estudios, ni tampoco la capacidad de esfuerzo y sacrificio”, asegura, poniendo como ejemplo que priorizaba “el estudio y el conocimiento a salir una noche de San Juan”.
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La noticia Soy teleco y me dedico a cosas que no tienen nada que ver con ingeniería fue publicada originalmente en Xataka por Arantxa Herranz .
Fuente: Xataka
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