El retorno de Apple
En realidad, Apple no se ha ido a ningún sitio. Quiero decir, no tiene que volver de ningún lado. La compañía lleva años cumpliendo objetivo tras objetivo, superando un punto de ruptura al que pocas compañías podrían haber sobrevivido: el fallecimiento de su genio Steve Jobs. La última vez que Jobs no estuvo en Apple, el gallinero en el que se convirtió aquella compañía que hoy no reconoceríamos estuvieron a punto de llevarla a la bancarrota. “Apple debería devolver el dinero a los accionistas y cerrar” - se atrevía a declarar Michael Dell en una época en la que todo el pescado parecía estar vendido.
Pero Jobs volvió.
Y quizás lo primero que buscó en la nueva Apple - su nueva Apple - no fue encontrar el revolucionario nuevo dispositivo que fue el iMac, el iPod o más adelante el iPhone: buscaba un equipo con dirección, con corazón - y algún órgano más - y la suficiente confianza y convencimiento en los objetivos que había que cumplir en el corto plazo para ganar el largo plazo. Unos lo llaman “seguir el plan”, otros “el ADN de Apple”. Quizás sólo - nada más y nada menos - necesitaban a aquel Steve del 1 de abril de 1976. Esa clase de locura. Y que ese mensaje fuera más allá de él.
Tim Cook era el lugarteniente perfecto para aquel viaje pero también entendía el plan: buscar implementar en la compañía una cultura de grupo que no podría encontrarse en otro lado. No pretendía ser el sustituto de Jobs - algunos le deseábamos suerte en su primera keynote, porque iba a ser difícil entender eso - pero debía complementar el trabajo y la inercia de Jobs. Cook desde 2011 ha cosechado todos los éxitos a los que Apple podría haber aspirado, incluso llevándola a una capitalización bursátil de más de tres billones de dólares. El iPhone está más fuerte que nunca, el Mac ha ganado relevancia con la jugada de los Apple Sillicon, la división de servicios por si sola es otra compañía de éxito, todo lo que hacen en un trimestre parece mejorar y romper récords contra el anterior. Pero entonces… ¿Qué más queremos de Apple?
Pues todo.
Encontrar la innovación cuando la innovación parece confundirse
A Apple se le exige más que a cualquier otra compañía en el mundo. Pese a quien pese, cada innovación convertida en producto ha dado lugar a un cambio en la sociedad. El Macintosh, con la informática. El iPod, con la música. El iPhone, con las apps y la conectividad. El iPad revitalizó el mundo de los tablets donde hoy no tiene competencia. El Apple Watch, que acabó definiéndose entre miríadas de dispositivos de la competencia y hoy en día es el referente. Incluso Apple TV+ ha cambiado la opinión sobre qué nivel mínimo de calidad tienen que tener las series de streaming.
Pero queremos otro iPhone, por ejemplo. No “otro iPhone” - que también, pero ese llegará en septiembre - sino otra revolución como la que supuso el iPhone. Queremos otro Steve Ballmer diciendo que el iPhone no funcionará. A los de BlackBerry cuestionando que un dispositivo con pantalla de 3,5” tenga una batería capaz de durar más de una hora. A los haters, a que lleguen los iPhone killers, los que preferían los Nokia porque “un teclado en pantalla no iba a ser usable”. Toda aquella locura, el pack completo. Y que luego el Jobs de 1976 encarnado en 2007 se saque del bolsillo el dispositivo que cumplía todo aquello - y mucho más - pero que se lo vuelva a guardar porque “primero os quiero hablar de la competencia”.
Confundir revolución con innovación se ha convertido en algo habitual en tecnología. En el caso de Apple, sólo por mencionar uno de sus proyectos, la creación y transición a Apple Silicon ha sido ejemplar. Quien nos lo iba a decir a todos los que sufrimos la anterior transición de procesadores PowerPC a Intel. Pero buscamos un nuevo producto que rompa con todo. Da igual lo que haga la competencia (ya existían los smartphones en 2006), Apple siempre es quien define. Se le exige que cumpla una expectativas desmedidas, pero porque ya lo ha hecho antes. Queremos que lo vuelva a hacer, de la misma forma. Pero no sabemos exactamente con qué. Sin embargo, parece que Apple sí que tiene un plan.
El próximo “iPhone” empezará en la WWDC22
Ayer Robert Scoble, un mítico evangelista de la tecnología que trabajó en la era dorada de Microsoft y hoy en día analiza las implicaciones de la realidad virtual y ampliada en la sociedad, publicó en su Twitter un interesantísimo hilo sobre el próximo gran producto de Apple. El que puede provocar de nuevo ese vuelco del que hablábamos - que exigíamos - y que puede redefinir no sólo la categoría del dispositivo, sino cambiar cómo entenderemos la compañía en el próximo año.
“Estaría genial poder recuperar a los amigos que tengo y que sé que están trabajando en ese proyecto” - Scoble habla de unos acuerdos de confidencialidad tan estrictos que ni siquiera pueden mencionar que existen acuerdos de confidencialidad. “Uno de ellos me dijo hace un año que esa misma noche desaparecería debido a la compañía que yo sabía y amaba”. La última vez que ocurrió este nivel de seguridad y secretismo en un proyecto, fue en el denominado Project Purple que dio lugar al iPhone original.
Habla de las Apple Glass. De que se presentará en tres eventos, el primero de ellos será la WWDC22, donde aparecerá un nuevo entorno de desarrollo para entornos 3D fotorealistas para escenas, avatars y demás - algo más para añadir a esa sopa primigenia que lleva años cocinando la compañía con el trabajo en AR, LiDAR y sus otras tecnologías. Vaticina que la compañía podría presentar su propia versión del NeRF (“Neural Radiance Fields” desarrollado por Google Brain en Berlin) un método algorítmico por Machine Learning capaz de recrear imágenes 3D a partir de imágenes estáticas “en alguna sorpresa que nadie espera”.
El siguiente evento sería la presentación del propio dispositivo de realidad ampliada. Previsto según sus cuentas para enero de 2023, un producto con tecnología que aún no hemos visto de forma que nos permita ver y interactuar con estas nuevas experiencias 3D. El iPhone se presentó en enero, por lo que si se elige esta fecha, será más que una declaración de intenciones por parte de la compañía. Además, se demostrarán las primeras capacidades de la máquina, pero aún no saldrá a la venta.
El tercer y último evento será la puesta de largo. Alrededor de junio de 2023, donde veremos el diseño definitivo y las experiencias completas desarrolladas para el producto, así como la fecha de compra definitiva. Scoble menciona que las capacidades de los chips Apple Silicon van a ser esenciales para este proyecto - y quizás era parte del plan. Sin olvidar capacidades como el chip de banda ultra ancha, que permitirá música inalámbrica más inmersiva para estos desarrollos.
El resultado de este “retorno de Apple” significa también una nueva era de productos, como pantallas o auriculares, no únicamente las gafas en si mismas. La ventaja de la computación ubicua de la compañía, de la interconexión de su ecosistema y sobre todo, de la confianza de la gente para entrar en un producto de este tipo puede ser clave en los próximos doce meses - que el analista califica que pueden ser los más emocionantes de los últimos años. Y si todo esto os parece imposible, os da risa u os suena a locura, quizás es porque estamos en el momento perfecto para que se haga realidad. A que llegue el próximo “iPhone”, al pack completo.
Porque si es cierto, sólo estamos a poco más de una semana para descubrirlo.
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La noticia El retorno de Apple fue publicada originalmente en Applesfera por Pedro Aznar .
Fuente: Applesfera
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