El megatúnel submarino entre Corea y Japón: un proyecto titánico que quiere redibujar parte de Asia
Entre Busan, al sur de la península de Corea, y Kyushu, en Japón, distan alrededor de doscientos kilómetros, un pequeña franja de mar salpicada por las islas niponas de Tsushima e Iki. Visto en el mapa parece un pequeño paso angosto entre los mares de Japón y China Oriental, un punto remoto del Océano Pacífico sin más importancia que otros tantos estrechos repartidos por Asia. Eso a primera vista, claro. Desde hace más de un siglo colea con altibajos un ambicioso proyecto de infraestructura que permitiría salvar el estrecho y, lo que resulta más importante, crear un nuevo y potente canal de comunicaciones interno en Asia, ampliando las relaciones de Corea del Sur y abriendo a Japón un valioso enlace directo que le permitiría reforzar su influencia en el continente. Los orígenes del proyecto se remontan a 1917, cuando el militar nipón Kuniaki Koiso planteó la conexión de Japón con el resto de Asia mediante un gran túnel submarino. La otra posibilidad de enlace, un enorme puente q