El segundo intercalar distorsiona gravemente nuestra medición del tiempo. Pero no tenemos alternativas fáciles
Lo del año bisiesto siempre ha sido una pequeña chapuza para alinear nuestro calendario a lo que la Tierra tarda en dar una vuelta al Sol, pero hay otra pequeña chapuza aún más problemática: la del segundo intercalar, que lleva haciéndonos la Pascua varias décadas . La gran mayoría del mundo quiere cargarse ese incómodo lapso de tiempo, pero hacerlo es mucho más difícil que decirlo. Qué es un segundo . Como explican en The New York Times , tradicionalmente el segundo se medía en términos astronómicos: era 1/86.400 del día solar medio (el tiempo que le lleva a la Tierra rotar sobre su eje). En 1967 los metrólogos redefinieron la medición del tiempo con relojes atómicos , y establecieron que un segundo correspondía a 9.192.631.770 vibraciones de un átomo de cesio 133. Y 86.400 de esos segundos conformaban un día. ¿Segundo interqué? El problema es que la rotación terrestre se ralentiza ligeramente de año en año, y el día astronómico ha acabado siendo más largo que el atómico. En 1