Un cable submarino, transártico y que conecte Europa y Japón: la misión casi imposible de Alcatel
Cuando de afrontar retos como el tendido de un enorme cable submarino se trata, uno lo suficientemente extenso como para conectar el oeste de Europa con Japón, vía Canadá, los ingenieros no solo tienen que vérselas con complejos cálculos y la selección de materiales adecuados. Sobre su mesa se ponen otros desafíos, igual de complicados y desde luego bastante más tangibles, como la amenaza de enormes icebergs, capas de hielo o incluso osos polares. Bien lo saben en Alcatel Submarine Networks que tendrán que vérselas con ellos para sacar adelante un encargo de calado: el Far North Fiber, un conducto submarino de 14.000 kilómetros.
A grandes infraestructuras, ya se sabe: grandes retos.
14.500 kilómetros submarinos. Entre 14.500 y 17.000 kilómetros, más de cinco veces la distancia que hay entre Madrid y Minsk, en Bielorrusia. Esa es la longitud de Far North Fiber, un sistema de cable submarino entre Europa y Japón a través del Ártico y Paso del Noroeste. Su objetivo: ofrecer una conectividad más rápida y segura aprovechando el potencial de una ruta que —en comparación con el resto de opciones— reduce la distancia, minimizando además la latencia de la señal a un retardo de ida y vuelta de 142 milisegundos, según sus impulsores.
Detrás tiene a la empresa japonesa Arteria Networks Corporation, Far North Digital, con sede en Alaska, y la finlandesa Cinia. El gran proveedor del proyecto es Alcatel Submarine Networks (ASN), que trabajaba para que esté listo en 2026. La compañía asegura que mantiene acuerdos en vigor con socios nipones, islandeses, finlandeses e irlandeses para los permisos y derechos de aterrizaje y backhaul. En cuanto a costes e inversión, a mediados del año pasado The Wall Street Journal deslizaba que el proyecto rondará los mil millones de euros.
¿Quién dijo fácil? Hace poco el diario neoyorquino volvía a hablar de la tarea que tiene por delante ASN, aunque no para centrar el foco en la complejidad de los cálculos, los desafíos administrativos o la selección de los mejores materiales. Si el proyecto resulta especialmente interesante, detalla la reportera Isabelle Bouquette es porque la complejidad de tender cables a través del Ártico obligará a los instaladores a replantearse técnicas usadas desde hace décadas.
¿Qué desafíos se encontrará el equipo de Alcatel? De entrada el calendario. Si quieren trabajar en la región polar los técnicos de ASN tendrán que aprovechar ciertas ventanas temporales, durante los meses de verano, antes de que la capa de hielo invernal represente un problema. "Si no podemos hacerlo todo en un año, entonces tendremos que volver al siguiente en la temporada correcta y así sucesivamente", señala Paul Gabla, vicepresidente de ventas y marketing.
Y más allá del calendario… Efectivamente, los rigores del invierno y las capas de hielo que pueden volver impracticables ciertos tramos de la ruta del Ártico no son los únicos retos con los que tendrán que lidiar los operarios. A ellos se suman los grandes icebergs en movimiento que podrían rozar el fondo del océano, con riesgo de cortar el cableado, o incluso la presencia de osos polares.
No son teorías, ni posibilidades remotas. Hace unos años la compañía Alaska Quintillion ya contrató ASN para instalar un cable en torno a la costa de Alaska, una tarea compleja que obligó a los técnicos a adoptar precauciones para proteger a sus empleados de los osos mientras trabajaban en ciertas zonas costeras. Con el fin de esquivar situaciones peligrosas, tanto para los operarios como los animales, recurrían a guardias y pistolas de bengalas. ASN prevé iniciar este mismo verano un estudio de la ruta para tener una idea más precisa de a qué se enfrentará.
No todo son problemas. Desde luego que no. En cierto modo las duras condiciones del Ártico protegen al cableado de la amenaza que pueden representar el arrastre de los barcos. "No tienes esos problemas cuando hay una capa de hielo", comenta Ethan Berkowitz, cofundador de Far North Digital. Semejante protección no le sale gratis: precisamente las placas de hielo restringen de forma considerable la época del año en que pueden trabajar y cuando se mueven, sobre todo en las aguas menos profundas que rodean Alaska, suponen un riesgo para el cable.
En el proyecto contratado hace años por Alaska Quintillion, por ejemplo, ASN recurrió a un sistema capaz de enterrar el cable a cuatro metros de profundidad, una distancia bastante mayor que la que se suele alcanzar. Los sistemas de cables están diseñados para que aguanten durante cerca de dos décadas y media.
El nuevo escenario del Ártico. El proyecto de Far North Fiber (FNF) se enmarca en un contexto más amplio y del que ya se lleva cierto tiempo hablando: el efecto inesperado del calentamiento global en las comunicaciones. A medida que la capa de hielo en las aguas de Ártico se reduce por el calentamiento global se abre un nuevo escenario para los cables submarinos de fibra óptica, una infraestructura estratégica que canaliza cerca del 95% del tráfico intercontinental de voz y datos. L
La región polar permite trazar el tendido con longitudes menores que las que se necesitarían en otras latitudes situadas más al sur. Y una ventaja más que sensible: The Wall Street Journal precisa que si un banco de Londres quiere enviar datos a otro de Tokio puede hacerlo entre un 3o y 40% más rápido usando una conexión por el Ártico que si tiene que echar mano de otra que cruce Egipto. Semejante posibilidad no le ha pasado inadvertida a los impulsores de Far North Fiber.
Imágenes: Muhammad Nasir (Unsplash) y Far North Digital
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La noticia Un cable submarino, transártico y que conecte Europa y Japón: la misión casi imposible de Alcatel fue publicada originalmente en Xataka por Carlos Prego .
Fuente: Xataka
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