Bill Gates fue durante años un impedernible adicto al buscaminas. Solo una máquina pudo desmotivarle
Hoy conocemos a Bill Gates como un hombre maduro y reflexivo que lanza algunas predicciones sobre el futuro de la inteligencia artificial y dedica su tiempo a intentar dejar un mundo mejor que el que le vio nacer incentivando donaciones multimillonarias.
En 1990 Microsoft era un hervidero preparando el lanzamiento más importante para la compañía hasta la fecha: Windows 3.1. La mejora en el sistema de ventanas de su interfaz iba a suponer una forma diferente de interactuar con los ordenadores. Entre los programas que se incluían en el sistema operativo, la empresa creyó oportuno incluir algunos juegos con el doble objetivo de entretener a los usuarios mientras entrenaban sus habilidades manejando el ratón.
Para ello, Microsoft desarrolló el Buscaminas. Era un sencillo juego perfecto para entrenar a los usuarios que usaban por primera vez una interfaz gráfica en un ordenador en el uso del ratón obligándolo a desplazarse por la pantalla, hacer doble clic a la velocidad adecuada y en un lugar concreto o a usar el clic derecho.
El equipo de desarrollo lo estuvo probando durante un tiempo para pulir su funcionamiento, pero su uso se extendió como la pólvora entre los empleados de Microsoft. De hecho, según cuenta Kyle Orland en su libro ‘Minesweeper’ “Nunca tuvimos que trabajar muy duro para encontrar evaluadores. Era una pieza de software muy bien probada en Microsoft”.
La adicción de Bill Gates que hizo saltar las alarmas
Entre los probadores más entregados del Buscaminas se encontraba el propio Bill Gates, que por aquellos años todavía no era el hombre más rico del mundo. Gates ha dado numerosas muestras de tener un cerebro muy analítico por lo que este sencillo juego, que apunta a lo más básico de la lógica, le resultaba irresistiblemente adictivo.
Al parecer, Bill dedicaba más tiempo del recomendable al juego. Tanto fue así que el magnate, consciente de su problema, lo desinstaló de su ordenador para evitar las tentaciones.
Orland cuenta en su libro que los ingenieros de Microsoft compartían un documento con los récords de puntuación que iban obteniendo en Buscaminas. Bruce Ryan, jefe de desarrollo del Microsoft Entertainment Pack I que se lanzó en 1990, era el encargado de certificar esas puntuaciones. Una noche, Ryan recibió un correo electrónico de Gates en el que se leía: “Creo que acabo de obtener un nuevo récord de puntos. Está en el ordenador del despacho de Mike Hallman”.
Hallman era el presidente de Microsoft, por lo que Bill debió ir a su despacho cuando terminó su jornada a jugar durante horas al Buscaminas que había tenido que desinstalar de su propio ordenador. No parecía un comportamiento muy saludable para alguien que debía de tomar importantes decisiones en la compañía.
Bruce Ryan cuenta que, en una ocasión, recibió el correo de Melinda French, por aquel entonces todavía novia de Bill Gates, pero que años más tarde se convirtió en esposa y socia al 50% de su fundación, alertándole del excesivo tiempo que Bill le estaba dedicando al Buscaminas. Ahí saltaron todas las alarmas y el responsable de desarrollo tomo cartas en el asunto.
Ryan pensó que, si rompía toda posibilidad de Bill de superar una puntuación, tal vez se desmotivaría y controlaría su adicción por el Buscaminas. "Me di cuenta de que, si todas las minas se agrupaban en la esquina inferior derecha, se borraría toda la pantalla en uno o cero segundos. El único inconveniente es que tendrías que jugar como un millón de veces para conseguirlo".
Para automatizar el proceso utilizó un sencillo programa interno de Microsoft que permitía programar macros (que actualmente se integra en Office). Configuró el programa para que hiciera clic en la esquina del tablero y a continuación pulsara el botón para iniciar una nueva partida. Si en alguna de esas acciones todas las minas se concentraban en una esquina, la partida terminaría en menos de 1 segundo consiguiendo un tiempo imbatible y la partida no se reiniciaría.
Bruce puso en marcha la macro y se fue a hacer su trabajo. La macro tardó cuatro horas en conseguir el récord absoluto, lo cual llenó de orgullo a Ryan que había conseguido el récord sin ni siquiera estar presente. Acto seguido hizo una captura de pantalla con el tiempo conseguido y la envió al email de Gates con el mensaje: "Lo siento, tu récord de cinco segundos ha sido eclipsado permanentemente porque no creo que puedas superar un segundo”.
La respuesta al correo fue de lo más filosófica y con el asunto “Presidente desplazado”, el derrotado Bill Gates escribió: “Mis habilidades críticas están siendo desplazadas por una computadora. Esto de la tecnología está yendo demasiado lejos. Cuando las máquinas pueden hacer las cosas más rápido que las personas, ¿cómo podemos conservar nuestra dignidad humana?". Era el epitafio para su adicción al buscaminas.
Imagen | Flickr (Paul Sullivan, OnInnovation)
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La noticia Bill Gates fue durante años un impedernible adicto al buscaminas. Solo una máquina pudo desmotivarle fue publicada originalmente en Xataka por Rubén Andrés .
Fuente: Xataka
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