Comer mucha carne es un problema climático. Alguien cree que la solución es que las vacas pasten de forma inteligente
Nos gusta la carne. Mucho. Los estudios sobre su producción y consumo lo muestran con claridad meridiana. Los datos recogidos por Statista o Our World in Data , por citar solo dos fuentes, reflejan cómo a lo largo de las últimas décadas sus niveles de producción y consumo se han disparado a escala global. Y no solo por el aumento de la propia población mundial. Se ha incrementado también la cantidad de muslos, chuletas, costillas, bistecs o alitas que cada uno de nosotros devora al cabo del año. Semejante "boom" ha dejado una huella igual de innegable y sobre todo preocupante en el medioambiente, pero... ¿Y si pudiéramos paliarla? Hay quien cree que es posible. La clave: una ganadería más inteligente. ¿Qué dicen las cifras? Que cada vez consumimos más carne. Los datos recabados por Our World in Data reflejan por ejemplo que su producción a nivel mundial se ha más que cuadruplicado desde comienzos de la década de 1960: de 70,6 millones de toneladas en 1961 hemos pasado