Alemania fue la gran potencia europea del automóvil. Ahora, cada vez más fabricantes tienen claro que es el lugar a evitar
"Alemania es el lugar donde se inventó el coche". Así de claros y contundentes se muestran en la Verbandes der Automobilindustrie (VDA), la asociación alemana de la industria del automóvil. Una organización que estimaba que en 2023 trabajaban en este sector 779.700 empleados en todo el país.
Para hacernos una idea del tamaño de la industria del automóvil en Alemania, en 2023 fabricaron 4,1 millones de vehículos de pasajeros y casi 200.000 vehículos comerciales. En España, el segundo mayor productor de vehículos de Europa, fabricamos medio millón de vehículos comerciales pero nos quedamos en 1,9 millones de automóviles de pasajeros, según datos recogidos por Expansión.
De hecho, Alemania también es el primer país de Europa y el segundo mayor productor del mundo de coches eléctricos. En 2023 fabricaron 1,27 coches movidos por esta tecnología. Sería de esperar, por tanto, que con esta experiencia atrajera más y más interés de nuevas compañías que pretendan asentarse en Europa.
Nada más lejos de la realidad.
Un problema gigantesco
Sin embargo, Alemania enfrenta un enorme problema de restructuración en la industria del automóvil. Sus compañías están en un proceso de reconversión al vehículo eléctrico que apunta a miles de despidos pero, además, las nuevas compañías parecen tener claro que Alemania ya es el lugar donde no montar sus fábricas.
El último en posicionarse ha sido Polestar. Preguntado sobre una posible fábrica de Polestar en el país, Michael Lohscheller, director general de Polestar, respondía al diario Welt que "Alemania no es precisamente el lugar más barato para la producción de automóviles. Todo el mundo sabe cuáles son las condiciones generales en estos momentos".
Con esa última frase, Lohscheller se refería a la pérdida de competitividad alemana en la industria del automóvil. Stefan Bratzel del Center of Automotive Management (CAM) apuntaba a DW este mismo mes de enero que el país sufría con "los altos costes laborales, incluidos los gastos de atención médica y los extensos días de vacaciones" de sus trabajadores.
A ese mismo medio, Dirk Dohse, del Instituto de Kiel para la Economía Mundial (IfW) dejaba claro que los ingenieros alemanes seguían estando entre los mejores del mundo pero que la falta de flexibilidad les impedía atraer nuevos talentos, especialmente de Asia.
El país lleva tiempo en una crisis interna institucional y económica que está siendo más profunda en la industria del automóvil. Esta pérdida de competitividad ha llevado a los fabricantes a avisar de que hay 190.000 empleos en juego si la industria no encuentra una solución.
Una salida que se ve cada vez más complicada si se tiene en cuenta que sus fabricantes están sacando mucho más rendimiento de sus exportaciones a China de coches eléctricos que de vehículos de combustión. Esto es un problema porque a los segundos puede sacar mucho mayor rendimiento por vehículo vendido que a los eléctricos pero, además, tienen una competencia mucho menor que en el mercado del coche eléctrico donde el cliente está girando al producto local.
Con las presiones de las políticas europeas por abrazar al coche eléctrico, la industria ha emprendido una reconversión en sus fábricas. Sin embargo, hasta 2024 la tecnología sigue creciendo a un ritmo comedido en Europa y en China ven al coche europeo como un producto desfasado. Esto último es especialmente importante en un país que alberga una fuerza laboral enorme de Volkswagen, Mercedes o BMW, cuyos volúmenes de ventas mundiales son especialmente sensibles a las compras chinas.
Con malos resultados, Volkswagen ha tratado de despedir a decenas de miles de empleados en Alemania pero, sobre todo, el país ve cómo se llevan la producción de vehículos o baterías a lugares como España, con menores costes laborales y energéticos. Un buen ejemplo es la planta de Volkswagen en Sagunto para nutrir a Ford y Martorell.
Pero, además, Alemania no está consiguiendo atraer nuevas inversiones. El proyecto de Northvolt en Alemania no pasó de la teoría mientras que España ha recibido el espaldarazo de CATL, BYD se ha instalado en Hungría y Leapmotor ya produce coches en Polonia y, se rumorea, que en España. Además, Marruecos y Turquía presionan para mostrarse como países especialmente atractivos para producir coches lo más barato posible.
Foto | Volkswagen
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La noticia Alemania fue la gran potencia europea del automóvil. Ahora, cada vez más fabricantes tienen claro que es el lugar a evitar fue publicada originalmente en Xataka por Alberto de la Torre .
Fuente: Xataka
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