China montó su propia "OPEP de los paneles solares" para evitar una guerra de precios interna. Ha salido regular
Si actualmente hay una potencia en renovables, esa es China. El país instala el 60% de la capacidad renovable del mundo y tiene en marcha proyectos enormes como su ‘Gran Muralla solar’, el aerogenerador más grande del mundo y ambiciosos planes de energía offshore tanto eólica como fotovoltaica. En el segmento de la energía solar hay tantas empresas compitiendo por el mismo trozo del pastel que hasta las más grandes se están ahogando.
Y con problemas por todos lados, la industria quiso emular al sector del petróleo con un gran pacto de autocontrol. El primer intento ha salido mal.
Saturación. La tormenta comenzó en 2021. Fue el año en el que China presentó su plan de cero emisiones netas para 2060 con una meta muy ambiciosa: al menos 1.200 GW de capacidad solar y eólica instalado en 2030. Las empresas energéticas se pusieron manos a la masa, pero también hubo compañías no endémicas del sector energético que se subieron al carro de lo que apuntaba ser un negocio muy lucrativo.
El problema es que se realizó sin un aparente control, cada uno luchando la guerra por su cuenta. ¿El resultado? Grandes proyectos por todo el país y una producción de paneles solares tan bestial que ha ahogado a las compañías de fuera de China, pero también una capacidad de producción anual de alrededor de 1.200 GW de paneles.
Así no cabemos todos. Esto podría parecer bueno, pero no lo es: supone el doble de la demanda mundial en 2024 y es más de lo previsto para 2030. La situación empujó a que muchas empresas dedujeran precios, a veces por debajo de los costos, creando una especie de ‘Edad de Hielo’ del sector fotovoltaico con empresas como GLC Tecnology -la segunda empresa solar de China y una de las más grandes del sector energético- pidiendo ayuda al estado.
El motivo es que los precios de toda la cadena de producción (desde el silicio hasta los módulos fotovoltaicos) habían caído por debajo de los costes y las empresas estaban perdiendo dinero con cada venta. Como leemos en South China Morning Post, la Asociación de la Industria Fotovoltaica de China, o CPIA, calcula que los precios en cada segmento de la cadena de suministro de paneles cayó entre un 60% y un 80% en 2024 desde su punto máximo en 2023.
Siguiendo los pasos de la OPEP. El problema es que la demanda tampoco siguió la tendencia. Según el centro de estudios energéticos Ember, las instalaciones solares mundiales crecieron un 29% en 2024 frente al 87% de 2023. Sólo en China, el crecimiento esperado en 2024 fue del 28%, lejos del 55% del año anterior. Además, 39 de los 121 productores de fotovoltaicas que cotizan en bolsa, reportaron pérdidas en China, y gigantes como Longo Green Energy tuvieron que despedir al 5% de su plantilla.
Había que tomar el control de esta producción sin límites, y es algo que se intentó atajar en la reunión de la CPIA de diciembre del año pasado. En el la, 33 de los principales fabricantes firmaron un compromiso de autocontrol basado, según SCMP, en los acuerdos de la OPEP -Organización de Países Exportadores de Petróleo-. La idea era acordar cuotas de producción basadas en su capacidad, respetar el precio mínimo recomendado establecido por la Asociación y, con esto, esperad que el mercado se regulara.
Primeros problemas. Es curioso que, tan sólo dos semanas después de la firma de ese pacto de autocontrol, la CPIA emitiera una carta abierta criticando un proyecto solar en Xinjiang que estaba violando el acuerdo. ¿El problema? La empresa, subsidiaria del grupo China Energy Investment Group, fijó un precio “significativamente inferior” al de 0,68 yuanes -unos 0,09 euros- por vatio estipulado por la CPIA.
Es algo que ha debilitado la moral de una industria que consideraba un pacto al estilo de la OPEP como uno de los últimos recursos realistas para salvar empresas y puestos de trabajo relacionados con la energía solar en el país antes de emprender acciones que terminen con cierres y despidos.
El Gobierno mete mano. Esto es algo que preocupa a las instituciones gubernamentales y a las propias empresas debido a que un clima negativo en el que las empresas estén operando a pérdidas o sin conseguir objetivos financieros puede tener una consecuencia nefasta: comprometer la calidad de los paneles y de la industria, impedir que se innove y, por tanto, hacer que China emborrone lo conseguido estos últimos años, esfumando la ventaja competitiva y provocando la pérdida de talento.
Y la CPIA no es la única que ha intentado controlar la situación. El gobierno central también impuso algunas medidas para frenar la expansión, como aumentar del 20% al 30% los requisitos de capital mínimo para nuevos proyectos de fabricación de paneles, reembolsos fiscales por exportación más bajos y límites más estrictos para el consumo de agua y energía. Por ejemplo, se redujo el consumo de electricidad permitido para los fabricantes existentes de 80 kWh/kg a 60 kWh/kg.
Es complicado. El problema es que la industria es, en este punto, demasiado grande. Con las nuevas medidas gubernamentales en uso de energía, se estima que la capacidad de producción será de entre un 20% a un 30%. Pero el problema es, como apunta Jessica Jin -analista de S&P Global- que el principal escollo será controlar todas las fábricas del país para asegurarse de que cumplen con las medidas.
Al final, lo que está ocurriendo en China es algo que se viene cocinando desde hace meses: lideran el mercado de los paneles solares (por mucho), pero han crecido sin control y ese acelerado auge se está regulando actualmente en función de la demanda tanto interna como externa.
Imágenes | Korea Aerospace Research Institute
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La noticia China montó su propia "OPEP de los paneles solares" para evitar una guerra de precios interna. Ha salido regular fue publicada originalmente en Xataka por Alejandro Alcolea .
Fuente: Xataka
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