Si China quiere esquivar los aranceles de Estados Unidos, Rusia puede enseñarle un atajo: Kirguizistán
En medio del caos que han generado los aranceles de Estados Unidos, una teoría tan absurda como factible empieza a circular. Si en unas semanas empezamos a escuchar que, por ejemplo, la nación de Kirguistán está disparando sus exportaciones de forma repentina e inesperada a Estados Unidos, no debería de extrañarnos tanto. No tiene por qué ser Kirguistán, por supuesto, pero, casualidades de un mundo cada vez más globalizado, la nación se ha convertido en protagonista para Rusia… y China.
Boom. Para entender cómo un sitio como Kirguistán puede ser actor importante en una guerra comercial debemos retroceder al inicio de la guerra en Ucrania. El panorama económico de Kirguistán cambió radicalmente a partir de marzo de 2022. En cuestión de meses, las importaciones del país procedentes de socios comerciales tradicionales comenzaron a crecer, destacando el caso de China, cuyas exportaciones casi se triplicaron.
Sin embargo, el fenómeno más llamativo fue el repentino auge del comercio con países con los que Kirguistán apenas tenía vínculos económicos previos. Desde distintos puntos de la Unión Europea (como Polonia, República Checa y los estados bálticos) empezó a registrarse una oleada de mercancías. En algunos casos, los incrementos fueron tan extraordinarios que resultaba difícil de asimilar. Datos del Institute of International Finance revelaron que, entre marzo de 2022 y octubre de 2023, las exportaciones alemanas de automóviles y piezas hacia Kirguistán aumentaron un 5.500%. ¿Qué demonios había pasado?
La guerra de Ucrania. La fecha, obviamente, no era baladí. A pesar de lo llamativo del crecimiento, el origen y destino de muchas de estas mercancías era difuso. En numerosas ocasiones, los productos se clasifican como procedentes de un país "desconocido" y con destino igualmente "desconocido", lo que generaba una enorme opacidad en las estadísticas comerciales. Sin embargo, para investigadores y analistas no había duda de cuál es el verdadero destino: Rusia.
Lejos de representar un auge genuino de la economía kirguisa, aquel fenómeno se interpretó como prueba de la eficacia del Kremlin para esquivar las sanciones internacionales impuestas tras su invasión a gran escala de Ucrania. Según la investigadora Erica Marat, profesora asociada en la National Defense University de Washington D.C., estos flujos comerciales son parte de un mecanismo que facilita la evasión de sanciones por parte de Moscú, mecanismo que ha sido hábilmente adoptado en toda la región.
Importaciones paralelas. En mayo de 2022, Rusia promulgó una legislación que institucionalizó lo que denominó "importaciones paralelas". Esta normativa permite la entrada de productos sancionados a través de terceros países, sin requerir el permiso de los propietarios de marcas. Bastaba con importar los productos a otro país (como Kirguistán) para luego redirigirlos a territorio ruso.
El sistema fue adoptado con rapidez tanto por empresas rusas como extranjeras. Además de insumos convencionales, también incluía productos de "doble uso": electrodomésticos, componentes electrónicos y otros bienes civiles que pueden ser desensamblados y reutilizados con fines militares. Entre mayo y diciembre de 2022, Rusia admitió haber importado 2.4 millones de toneladas de bienes por un valor de 20 mil millones de dólares mediante este esquema.

Kirguizistán, el epicentro. Qué duda cabe, las exportaciones de la nación hacia Rusia pasaron de 393 millones de dólares en 2021 a más de 1.070 millones en 2022. No solo eso. Las cifras podían estar subestimadas, ya que muchos países (incluido Kirguistán) clasifican grandes volúmenes de comercio como procedentes o con destino "desconocido", utilizando este vacío como resquicio legal para canalizar bienes hacia Rusia sin levantar sospechas formales. Esta práctica, según Marat, no se considera ilegal, y por tanto las autoridades se sienten cómodas ignorándola mientras reciben beneficios económicos.
Plus: Kirguistán no es el único país que facilita la evasión de sanciones, pero posee características particulares que lo convierten en un punto de tránsito ideal. Es miembro de la Unión Económica Euroasiática (EAEU), un bloque fundado en 2015 que incluye también a Armenia, Bielorrusia, Kazajistán y Rusia. Este bloque garantiza la libre circulación de bienes y servicios entre sus miembros, lo que reduce significativamente la carga burocrática para el comercio entre ellos.
El ”amigo” chino. ¿Y qué pinta en todo esto China? Como decíamos al inicio, casualidades de un mundo globalizado y en medio de una guerra comercial marcada por los aranceles de Estados Unidos, China también se ha fijado en Kirguistán, aunque desde otra perspectiva. Lo contaba esta semana The Economist: aunque Pekín proclama una relación de cooperación “espalda con espalda, hombro con hombro” con Rusia, en la práctica está tomando distancia en un aspecto crucial: la seguridad de sus rutas de exportación hacia Europa.
Sí, a pesar de su alianza geopolítica con Moscú, China prefiere no depender de Rusia para mantener el flujo de sus bienes al continente europeo, especialmente en un contexto marcado por conflictos y sanciones. ¿Solución? En diciembre inició oficialmente la construcción de un ambicioso proyecto ferroviario que atraviesa Kirguistán y Uzbekistán, con el objetivo de crear una vía directa hacia Europa que evite el territorio ruso. Esta nueva conexión cobra mayor relevancia frente a una posible intensificación de la guerra comercial con Estados Unidos y a la creciente importancia del mercado europeo (China ya exporta más que a América).
El impulso. Aunque el proyecto ferroviario llevaba casi tres décadas en discusión, su materialización solo se concretó tras la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022. Antes del conflicto, las rutas ferroviarias principales hacia Europa pasaban por Rusia, muchas veces vía Kazajistán. La guerra, sin embargo, elevó los riesgos de seguridad, disparó los costes de seguros y debilitó la infraestructura ferroviaria rusa debido a las sanciones, obligando a las empresas de transporte a buscar alternativas.
Como resultado, comenzaron a desviarse hacia la llamada “ruta trans-Caspiana” o “Corredor Medio”, que atraviesa Kazajistán y el mar Caspio. Conectar la red ferroviaria china a través de Kirguistán y Uzbekistán permitirá una ruta aún más corta dentro de este Corredor Medio. Es más, en junio de 2024, China acordó con ambos países los términos para construir una línea de 520 km que consolidará esta opción estratégica.
Resiliencia comercial. No es el fin de ninguna “alianza”, porque como contaba el Economist, China sigue considerando a Rusia como un pilar de su ambicioso proyecto de infraestructura global (la Iniciativa de la Franja y la Ruta, lanzada en 2013 por Xi Jinping), su entusiasmo actual por el Corredor Medio responde más bien a intereses económicos. El crecimiento de China, cada vez más dependiente de las exportaciones, ha perdido impulso, y garantizar vías estables hacia Europa es clave para revitalizarlo.
Además, las rutas rusas siguen siendo esenciales para ciertos bienes, como maquinaria para la industria militar rusa. Tras la invasión de Ucrania, el comercio ferroviario entre China y Europa disminuyó, pero el intercambio con Rusia aumentó significativamente. No obstante, Pekín reconoce que las conexiones alternativas con Europa permiten acceso más rápido a mercados sensibles al tiempo, consolidan su influencia en los países de tránsito y crean redes logísticas más resilientes frente a crisis.
Estado del proyecto. La línea ferroviaria entre China, Kirguistán y Uzbekistán tardará varios años en completarse. Kirguistán ha informado que China le concederá un préstamo de 2.350 millones de dólares para financiar la obra. Paralelamente, China y otros países (excluyendo a Rusia) están trabajando para mejorar otras secciones del Corredor Medio.
También es importante señalar que, aunque la ruta ofrece una conexión más corta con Europa que la vía rusa, su recorrido es más complejo: atraviesa más fronteras y debe cruzar el mar Caspio (y eventualmente el mar Negro) mediante embarques adicionales. Esto implica más trasbordos y mayores costes logísticos. Desde la invasión rusa, China ha intensificado los esfuerzos para modernizar el Corredor.
Amigos de amigos. Movimientos como el de Kirguistán con Rusia en 2022, donde un país intermedio se convierte en vía de elusión comercial, pueden volverse más comunes en el caso de que la escalada arancelaria no cese y China busque colocar sus productos en Estados Unidos.
Además, el modelo kirguiso-ruso demostró que, mientras los productos cambien de país de origen en el papel y se sometan a algún grado de transformación o reempaque, incluso es posible evitar sanciones o aranceles con relativa facilidad, gracias a vacíos legales o a la escasa fiscalización en muchos países intermediarios. Si se suma el hecho de que muchos de estos países tienen tratados de libre comercio o menor escrutinio con Estados Unidos, el incentivo es doble: mantener acceso comercial y reducir costes.
Mientras tanto, China ya ha asegurado sus suministros esenciales (especialmente petróleo y gas) desde Rusia y Asia Central, fortaleciendo su autonomía energética ante un eventual conflicto o una escalada en la guerra arancelaria de la que ahora mismo no se atisba un punto y final.
Imagen | Kyrgyzstan
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La noticia Si China quiere esquivar los aranceles de Estados Unidos, Rusia puede enseñarle un atajo: Kirguizistán fue publicada originalmente en Xataka por Miguel Jorge .
Fuente: Xataka
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