iPad Pro (2018), análisis: el futuro es imparable
Estáis leyendo esto desde un mundo que no existía hace quince años. Comenzamos el milenio ubicándonos dentro de nuestra vida digital gracias a Internet , que ya llegaba prácticamente a todas las casas - pero dentro de ellas sólo a un mismo sitio: aquel ordenador sobre la mesa, monolítico, imponente, ruidoso. Durante todo este tiempo nos acostumbramos a él. Esa apariencia poderosa casi reposando como en un altar - donde sintonizábamos con nuestros mundos digitales reforzaba aún más la idea de una máquina poderosa, compleja, un punto de entrada. Casi un portal. Queríamos conectar con algo o alguien y para eso íbamos a él. Casi era parte del ritual de cada día, pero no era parte importante de él. No se entrelazaba con nuestras necesidades, sólo las resolvía en un momento puntual. Y no todas de ellas, porque no lo llevábamos a todas partes. Y de repente, tres dispositivos en uno. Un teléfono móvil, un iPod con pantalla táctil, un navegador de Internet. Apple lo llamó “iPhone”, el re...