Ingeniería neuromórfica: qué es, para qué sirve y cómo puede salvarnos la vida el chip de Intel que es capaz de oler
La ingeniería neuromórfica no es una disciplina reciente. Es relativamente poco conocida más allá de los ámbitos académico y de investigación, pero, en realidad, existe desde hace más de tres décadas. Su invención se atribuye a Carver Mead, un ingeniero eléctrico estadounidense formado en el prestigioso Instituto de Tecnología de California (Caltech) que a finales de los años 60 empezó a coquetear con la idea de diseñar circuitos integrados y algoritmos capaces de imitar el comportamiento del sistema nervioso de los animales. Nuestro cerebro, que es, sin duda, el órgano más complejo de nuestro cuerpo, procesa la información de una manera extraordinariamente eficiente. Mead tuvo la habilidad de intuir hace más de medio siglo que algún día los ordenadores podrían inspirarse en él para desarrollar capacidades que los algoritmos que utilizamos en la informática clásica difícilmente podrían igualar. Su idea comenzó a tomar forma en los laboratorios dos décadas después de aquella primera