Por qué hay tantos problemas para llegar a un volumen de producción adecuado con las carnes "falsas": el caso de Impossible Foods
El marketing, de vez en cuando, juega malas pasadas. Cuando en 2011 Patrick O. Brown , profesor de bioquímica de la Universidad Stanford, decidió fundar en California una empresa dedicada a la elaboración de carne con base vegetal se planteó un objetivo no apto para escépticos: producir hamburguesas que tuvieran el mismo sabor, olor y textura, la misma apariencia e incluso sangraran igual que una buena y jugosa pieza de vacuno recién salida de la barbacoa. En un guiño "50% marketing-50% sorna", Brown bautizó la compañía como Impossible Foods . Y a su hamburguesa sin proteína animal, que llegó en 2016 a los menús de los primeros restaurantes de EE. UU., Impossible Burger . Ironías del destino, hoy lo imposible no es fabricar “carne sin carne” (la firma ya elabora hamburguesas y salchichas e intenta ahora recrear el sabor del cerdo); sino, y con más frecuencia de lo que le gustaría reconocer a Brown, darle un bocado. El problema no es el precio. O no tiene por qué serlo, a