"Dentro de dos años va a ser imposible saber lo que es realidad y lo que no": el reto de regular los deepfakes
A principios de año, una campaña publicitaria de una empresa de cerveza consiguió resucitar a la mismísima Lola Flores . La inteligencia artificial usada obtuvo un resultado tan realista que durante semanas miles de usuarios de redes sociales se preguntaron en qué momento pronunció La Faraona palabras como “empowerment” o cómo habían logrado sincronizar esas expresiones tan actuales en un video antiguo. Pero no, el vídeo nunca se grabó. Lola Flores nunca prestó su imagen ni su voz para el spot, ni mucho menos, dio su consentimiento. Se trataba de una secuencia artificial , hecha con el permiso de su familia a partir de más de 5.000 imágenes de la artista superpuestas en otra actriz y que, tras largas horas de producción, consiguió un resultado final capaz de suscitar fascinación y controversia, a partes iguales. El uso de algoritmos e inteligencia artificial han propiciado la aparición de los deepfakes, manipulaciones que son capaces de tergiversar el pasado, los hechos o suplantar...