La "escafandra Herrera": el traje espacial de caucho, lana y acero de la España de los 30 que abrió camino a la NASA
Marcaba 15 de septiembre el calendario, postrimerías del verano de 1928, y en Nerpio, provincia de Albacete , la noche era mortaja. El cielo salpicado de estrellas bajo el que solían cenar los lugareños —la mejor de las carpas para las ferias de verano— había mudado en crespón, un telón fúnebre tras el que incluso los menos dados a supercherías empezaban a intuir funestos presagios al acecho. Y no era para menos. Del firmamento, así, sin más, se había caído un cadáver . El suceso había empezado horas antes como un remedo chusco de milagro mariano . Desde los campos de la Sierra del Segura, cerca de Caravaca y Nerpio, un grupo de pastores había seguido el descenso pausado de un globo aerostático. El ingenio apareció de la nada, se descolgó de las nubes e, igual que un mirlo torpe que se hubiese caído del nido, fue perdiendo altura hasta tocar tierra en un pinar. Cuando los vigilantes de una carbonera cercana se asomaron a la barquilla se encontraron —¡Sorpresa!— con que dentro, como